¿Y si te encuentro? - CAMREN

By anazch

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¿Qué hubiese pasado si Camila Cabello no hubiese podido audicionar para TXF?, ¿Qué pasa si jugamos un momento... More

Capítulo #1
Capítulo #2
Capítulo #3
Capítulo #4
Capítulo #5
Capítulo #6
Capítulo #7
Capítulo #8
Capítulo #9
Capítulo #10
Capítulo #11
Capítulo #12
Capítulo #13
Capítulo #14
Capítulo #15
Capítulo #16
Capítulo #17
Capítulo #18
Capítulo #19
Capítulo #20. Camren [1/2]
Capítulo #21. Camren [2/2]
Capítulo #22
Capítulo #23
Capítulo #24
Capítulo #26
Capítulo #27
Capítulo #28
Capítulo #29
Capítulo #30
Capítulo #31
Capítulo #32
Capítulo #33
Capítulo #34
Capítulo #35
Capítulo #36
Capítulo #37
Capítulo #38
Capítulo #39
Capítulo #40
Capítulo #41
Capítulo #42
Capítulo #43
Capítulo #44
Capítulo #45 (Final)
Epílogo. Parte #1
Epílogo. Parte #2

Capítulo #25

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By anazch

Hermosas(os) míos, ¡FELIZ AÑO NUEVO!

Deseo de corazón que éste año sea mejor y más feliz para cada uno de los que lleguen y lean ésto. Que las heridas sanen, que lo que venga sea maravilloso. Sean muchos o pocos lo agradezco y soy plena cada que uno hace señal de vida de donde sea que estén.

Si el 2016 fue duro, déjame decirte que las cosas sanan y en cierto momento estarás bien, más fuerte, feliz y si un día lo necesitas, desde donde seas, puedes contar conmigo (una completa extraña), siempre obtendrás respuesta, pero recuerda NO ESTÁS SOLA(O). No cierres la puerta, no cierres el corazón, sonríe que tu sonrisa es hermosa y le haces un favor al mundo.

Ahora, maratón de 3 capítulos para ustedes por inicio de año. Será uno por día. ¡Espero los disfruten!

******

- Y así fue como pasó – Camila se encontraba recostada en el regazo de Lauren, llevaba cerca de una hora hablando acerca de cómo sucedieron las cosas.

- Entonces tú fuiste a audicionar. – se acomodó para poder ver los ojos castaños que tanto adoraba, Camila asintió.

- Yep, el peor día de mi vida, a la vez que bueno. – explicó. – Lo positivo es que te escuché, pero también fue el peor porque tenía sueños, ¿sabes? Se rompieron y ahora debo concentrarme en la vida real.

- ¿No es ya la vida real, Camz? – sonrió suavemente.

- Hablo de que soñar con cantar siempre, triunfar, tener fama, ser escuchada por el mundo, son cosas que suceden a unos pocos. Yo seré parte de los que tienen que destacar en una profesión, que elige una masa grande, para sustentarme. – se incorporó para mirarla de frente. – Seré dentista algún día y no una del montón, eso puede consolarme.

- ¿Puedes imaginar que todo esto fuera diferente?

- No, Lauren. – se encogió de hombros. – La vida es como tiene que ser.

- Una sola acción podría cambiar el rumbo de todo.

- Estoy de acuerdo, pero no me pondré a pensar qué hubiese pasado si cantaba frente a esos jueces, simplemente eso ya no existe. – Lauren asintió.

Esa tarde fue de revelaciones, después de recrear un suave primer beso, Camila pidió a Lauren hablar antes de cualquier otra cosa y eso habían estado haciendo. Era cierto que en distintas ocasiones estuvieron tentadas a volver a besarse, pero supieron contenerse para no dejar de hablar.

Camila le contó desde el día de la audición hasta el actual sin brincarse detalles, le contó ella misma cómo la buscó, a lo que Lauren se mostró enternecida. De vez en cuando la ojiverde dudaba entre tomar o no tomar la mano de Camila y aunque al final no fue capaz, sonrió cuando la morena terminó recostada en sus piernas como había estado hasta momentos antes.

- Lauren. – la sacó de sus pensamientos. – Si algo me alegra de no haber cantado, es que quizás de hacerlo no hubiese podido buscarte.

- Camila, de todos modos nos hubiésemos encontrado. – afirmó segura. – Por nada del mundo me perdería conocerte.

- Ni yo a ti. – confesó.

- Lo sé. – sonrió de lado. – ¿Quién no quisiera conocerme? – bromeó.

Camila rodó los ojos y negó con la cabeza mientras Lauren reía de su mal chiste, ese sonido era su favorito en los últimos meses. De pronto se sintió en medio de uno de esos sueños donde Lauren recurría constantemente y no podía creer lo que estaba pasando. Realmente la ojiverde estaba a su lado, la había besado y sentía lo mismo que ella. En un reflejo de confirmar que no estaba dormida, llevó su mano directamente a la mejilla de Lauren que dejó de reír para pasar a sólo poner una sonrisa y cerrar sus ojos dejándose llevar por la sensación que producía el tacto.

Sentía cosquillas en la sensible yema de sus dedos al tocar la suave piel de Lauren mientras que la palma se posaba sobre su mejilla. Pero no era suficiente, si no estaba soñando debía hacer más que eso. Con esa misma mano acarició hasta posarla sobre la nuca, cuando Lauren abrió los ojos se encontró con el color verde más intenso que nunca. Camila la atrajo a ella y se atrevió a besarla de nuevo, nerviosa porque no tenía experiencia en el tema, pero ansiosa por no desaprovechar el momento. Si no era un sueño tenía que disfrutarlo lo que durase siendo realidad.

Aún con los labios unidos, Lauren acarició su brazo con los nudillos y cuando llegó hasta la mano, por fin se atrevió a tomarla. Al entrelazar los dedos, Lauren hizo un primer movimiento muy suave con su boca, a lo que el corazón de Camila respondió inmediatamente. Un segundo movimiento y la morena decidió imitarlo después, ganándose una sonrisa de la ojiverde. Se estaba volviendo adicta a sentirla sonreír entre sus besos y apenas era el segundo en el que la sentía hacerlo.

Se separaron para verse un momento.

- Yo no sé hacerlo. – dijo sonrojada.

- Nos faltan muchos besos por delante para que practiques. – guiñó, ese gesto que enloquecía a la menor.

No demoraron en volverse a besar y ésta vez fue Camila quién inició con pequeños movimientos que Lauren no tardó en corresponder. Sus respiraciones se combinaban y esa ocasión el beso amenazaba con ser más largo, si seguían así quizás en algún momento serían incapaces de separarse, pero daba igual, no querían hacerlo, si pudieran habrían elegido quedarse así siempre.

Era indescriptible lo dulces que se sentían los labios de la otra, lo suaves, lo tiernos. Era simplemente inexplicable la perfecta conexión que se creaba, como si fueran partes adyacentes de un rompecabezas.

Se separaron a falta de aire y Camila rio incrédula de que eso le estuviera pasando a ella, rozó los labios de Lauren con los dedos de su mano libre y la miró a los ojos.

No era posible de ninguna manera que estuviera soñando. Esa boca, esa mirada, eran suyas, en ese momento le pertenecían sin duda, pues estaban ahí única y exclusivamente para ella, la elegían a ella justo ahí, en ese instante y sintió que su corazón explotaba de felicidad cuando Lauren acarició su pulgar con el suyo.

Dio un rápido beso incapaz de dejar pasar tanto tiempo sin besarla y Lauren sonrió.

- Gracias. – fue lo único que salió de la ojiverde.

- No entiendo por qué, Lo. – Camila frunció el ceño.

- Por haberme encontrado, por no haberme olvidado.

- Yo jamás te olvidaría, Lauren Jauregui. – prometió.

Y el problema con las promesas es que no sabemos si las podremos cumplir, pero las hacemos de corazón o las hacemos sin pensar. Por otro lado, curiosamente las únicas promesas que escuchamos son aquellas que son grandes.

Nadie pone atención a esas promesas pequeñas como cuidarnos para volver a casa después de salir afuera, asearse cada día, mirar a los dos lados al cruzar la calle tal como indicó mamá, no robar, no mentir, dormir temprano al saber que despertaremos antes de que salga el sol. Son cosas que prometemos silenciosamente, pero no alimentan una esperanza.

Aquellas promesas que alimentan el alma, que dan ilusiones, que parecen imposibles son las únicas que se quedan en nuestra mente, son las únicas capaces de destrozarnos. Son las únicas que escuchamos porque de eso depende el corazón.

Y las creemos. A pesar de todo, son en las que creemos y depositamos nuestra fe.

¿Cuánto lucharía una persona por cumplir una promesa que es difícil de mantener?, aún peor, ¿cuánto lucharía una persona por cumplir una promesa de la que su resultado no está bajo su control?

Hay muchos soñadores que esperan que la persona elegida pueda mover el mundo por ellos porque ellos intentarían moverlo también, pero no se dan cuenta que eso no es posible. Entonces de ahí nacen las promesas.

Exacto, no basta con que existan promesas que nacen del corazón o promesas que se hacen sin pensar, si no que existen promesas que se hacen sin pensar por amor.

¿Pesimismo?, podría ser. Pero no es tan malo, si mal no recordamos alguna vez se habló de que nuestro única eternidad es el instante.

Entonces podemos prometer un "para siempre", un "nunca", un "jamás".

Podemos hacerlo porque justo el momento, en que se hace esa promesa, ya es infinito. Podemos hacerlo porque esas palabras son válidas en el momento en que se dicen, ya que han sido grabadas en nuestra historia para siempre sin poderse borrar y sólo por eso ya han sido cumplidas.

El error de las personas es que esperamos que una eternidad sea toda la vida, ligamos esas promesas con la muerte como límite. Muchas veces hemos dicho "Carpe diem" sin realmente entender el significado.

Pues, amigos, Carpe diem. No dejen que esa promesa se ligue al resto de sus días, hagan que se cumpla cada momento hasta que ya no haya más razones para cumplirla, de todos modos ya es eterna por el hecho de sentenciarla. Es eterna mientras se mantenga viva la ilusión de ese amor.

Vivan en infinidad constantemente. No vuelvan una atadura la palabra "eternidad".

¿Todo esto es producto de una divagación? Sí.

¿Perdieron el tiempo leyendo? Tal vez.

Lauren y Camila continuaron en la habitación de la menor hasta que el toque de queda de la ojiverde se acercó. Compartieron algunos besos más, dejando que Camila tomara su propio ritmo que también encajaba con el de Lauren. No había prisas, no había presiones.

Cuando la pelinegra tenía que irse, la despedida fue más difícil que nunca antes. Una vez que había tomado el valor para salir por la puerta, Camila se aferró desde su espalda, rodeando con sus brazos la cintura de Lauren y apoyó sus manos fuertemente sobre su vientre, quebrando la voluntad de la mayor por abrir la puerta.

- ¿De verdad tienes que irte ya? – recargó su cabeza en la espalda.

- Vendré mañana, Camz. – sonrió girando para ver de frente a la más pequeña.

- Está bien. – dijo finalmente por enésima vez.

- Ahora puedes soltarme. – señaló las manos de la menor con una sonrisa.

- Ah, cierto. – se separó sonrojada. – Hasta mañana, Lo.

- Hasta mañana, Camz. – dio un beso casi fugaz y abrió la puerta, saliendo por fin. Caminó escaleras abajo mientras la otra la seguía de cerca. Lauren agradeció silenciosamente que no había nadie en la sala.

Una vez que cruzó el umbral de la puerta principal, se giró para mirar por última vez a su... ¿qué eran? Frunció el ceño. Camila se despidió con la mano y cerró la puerta, dejando a una pensativa Lauren de pie en medio de la calle.

Comenzó a caminar de regreso a casa.

Con todo lo que había pasado no había hablado con Camila del tipo de relación que tendrían de ese día en adelante. Tomó su celular y marcó un número.

- ¿Lauren? – contestó Alexa de inmediato. – ¡Qué carajos!, ¿de verdad estás viva o me hablas del más allá? – su sarcasmo hizo reír a Lauren.

- Hola, Alex.

- ¿Qué pasa contigo? – suspiró. – No puedes pretender desaparecer así.

- No me reclames, por favor. – torció la boca. – ¿Podrías responderme algo?

- Claro. – se escuchaba confundida.

- ¿Qué tipo de relación tienes con alguien con quien te besas, era tu amiga y hay sentimientos de por medio? PERO no es tu novia.

- Esto... - dudó. – No lo sé, Lauren. – se irritó al no saber responder. – Sólo tú desapareces días y apareces preguntando cosas tan... ex-tra-ñas. – Lauren rio cuando la última palabra fue dicha con pausas. – Es Camila, ¿verdad?

- Sí. – dijo con una sonrisa.

- ¡Carajo! ¿la buscaste?, ¿se besaron?, ¿qué pasó?

- La busqué, sí. Nos besamos, sí. Lo que pasó es una larga historia, pero responde lo que te pregunté.

- Lauren, ella ya no es tu amiga. – declaró. – ¡Pero ahora definitivamente debes hacerla tu novia! – chilló feliz.

- Exacto. – sonrió ante la idea. – Voy a necesitar ayuda.

- Llamaré a las chicas. – eso era lo que Lauren quería. – Mañana te veremos.

Alexa colgó y la ojiverde sonrió satisfecha. Debía pedírselo, debía pedirle a Camila Cabello que fuera su novia. Siguió caminando bajo el manto fresco de la noche recordando cada instante, estaba feliz, plena, sus ojos brillaban de felicidad.

Al llegar a casa se hizo una guerra de preguntas entre sus hermanos y sus padres que luchaban por saber qué había sucedido. Y con sólo ver la cara de la ojiverde y su sonrisa como respuesta, saltaron de alegría.

Les contó que se habían reconciliado, que habían pasado la tarde juntas, la corta pero terrorífica charla con Sinuhe y también les dijo que pronto le pediría que fuera oficialmente su novia. Quería hacer todo bien.

Esa noche la paz volvió a su cuerpo. Al momento de comenzar a caer dormida, pensó en Camila hasta el último momento con la esperanza de que ésta la encontrara entre sueños y así continuar abrazándola. No sabía que Camila ya la soñaba también.

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