"Mi mejor venganza siempre ha sido sonreír como si nunca me hubieran lastimado"
Carolina Herrera
Al entrar en la Agencia el aire festivo y emocionado se percibe por doquier, me imagino lo feliz que se ha de sentir Erick. En la mañana le envié un mensaje felicitándole en su día y se emocionó mucho, conversamos por bastante tiempo y manifestó lo triste y apenado que está por no haber hecho su protocolar fiesta de todos los años. No imagino lo feliz que se va a sentir cuando vea todo lo que su familia ha hecho para él esta noche. Me emocionará estar allí para verlo.
Erick es el diseñador de planta y desde mi punto de vista el mejor, puede hacer de dos piezas de tela un hermoso y elegante vestido. Pero el talento no es lo único que posee, es un excelente ser humano, siempre es evidente el gran amor que le tiene a su familia y un amigo excepcional.
Quienes hacemos oficina llegamos un poco antes que los demás lo que incluye a Erick, aquello le da tiempo para que Anita tenga todo listo. Me acerco a la habitación donde siempre se hacen las celebraciones para conocer si no hace falta algo.
—¡Hermoso como siempre, Anita! —digo al ver tan festivo y elegante el lugar, el color dorado y negro combinaba muy bien. Me sorprende como siempre que en tan poco tiempo haya hecho el nombre de Erick en grande y otras decoraciones que se ven increíbles a pesar de ser algo sencillo —. Te has lucido como siempre.
—Gracias, Mille. ¿Crees que ha quedado bien? —pregunta un poco dudosa, ella siempre es tan modesta.
—Por supuesto, cada arreglo te superas a ti misma. Eres sensacional, naciste para esto.
Anita es una de las maquilladoras y tiene el arte en sus manos no solo al maquillar sino en todo lo referente a la decoración. Por eso, en muchos eventos es de gran ayuda sobre todos los que se celebran internamente.
Me quedo en el lugar hasta que lleguen los bocaditos que he encargado para la celebración porque luego tengo que ir a la oficina a seguir con el trabajo del día. El trabajo empieza a aumentarse y eso es una muestra que tengo que empezar a quedarme las horas extras que me había sugerido Nelson. Para ser sincera no sé cómo va a reaccionar hoy conmigo, espero con todo mi ser que no cambie porque me rompería el corazón. Sé que ya está aquí porque su auto yace en el parqueadero, siempre tiene esa costumbre de llegar antes de mi cuando hemos tenido algún problema el día anterior.
Miro el reloj y veo que aún hay tiempo para imprimir ciertos documentos que necesitan su aprobación. Reviso los últimos detalles del contrato para el lugar de la expo feria de los diseñadores que no pudieron alcanzar un puesto en el Fashion Week, me hace sentir orgullosa de él cuando sus decisiones benefician a los demás.
Aunque no sé cuál sea su reacción o su trato tengo que enfrentarlo, así que voy directo a su oficina con todos los documentos pertinentes, me aliso el vestido y aclaro mi garganta antes de entrar. No pido permiso porque siempre tengo la costumbre de ingresar sin llamar.
—Nelson...—digo su nombre después del nudo en la garganta que aparece al mirar aquella escena.
Nicolle está sentada a espaldas de mí en su regazo y al momento que me escucha voltea hacia mi rostro para darme su horrible sonrisa victoriosa. En ese momento parece halarla de los cabellos y arrastrarla en toda la oficina y echarla de la Agencia hasta que se le borre esa sonrisa. No sé qué hacer, así que decido quedarme ahí parada mirándolos, Nelson aclara su garganta y la aparta delicadamente para levantarse. Ella exageradamente arregla su ropa y escote para que perciba que los he interrumpido mientras estaban a punto de tener sexo en la oficina. Nelson me mira como pidiéndome disculpa y en ese momento Nicolle hace un intento de quitarle el labial que le ha dejado esparcido en su boca. Él le atrapa su mano antes que llegue a su boca dándole una mirada reprobatoria. Se encoje de hombros y sonríe triunfante porque ha logrado que vea su gran escena. Ahora empieza a delinear delicadamente sus labios para quitar el exceso en ella.
Nelson se va directamente al baño sin decir nada mientras las dos nos quedamos mirándonos impasibles. Su sonrisa maliciosa se extiende en su boca y a mí me dan ganas de romperle la cara, pero no me dejo en evidencia así que le sonrío escasamente.
—Lamento que hayas tenido que presenciar este momento tan íntimo entre nosotros. Nos olvidamos de colocar el seguro. Pero no va a volver a ocurrir, lo prometo —exclama con falsa expresión fingida mientras sigue arreglándose la ropa innecesariamente.
—Tranquila, no tienes que disculparte —Hago un ademan restándole importancia —. Ya estoy acostumbrada a ver todas las mujeres que llegan aquí y terminan haciendo cosas peores por rogar una mísera muestra de cariño de parte de él.
—No te soporto mosca muerta, te hace la victima delante de Nelson —Su cara de inocencia se transforma en furia —. Se nota como babeas por él, pero sabes que nunca te va a corresponder. De mi cuenta va que logro sacarte de la Agencia ―asegura.
—Pues haz y piensa lo que quieras. Por cierto, si yo quisiera las dejaba a todas ustedes sin pan ni pedazo. Deberías de agradecerme mi gesto de bondad.
—¡Já! ¿Acaso estas soñando? ¿Crees que se fijaría en ti? Pues despierta mamita del sueño que estás. ¿Has visto cual es el tipo de mujer que le gustan a Nelson? Tú estás fuera de su cadena alimenticia.
Como nunca quiero decirle tantas cosas para herirla, pero no voy a caer en sus provocaciones porque sé que eso es lo que desea. Aunque me muestre débil, según ella, lo cierto es que soy más inteligente.
—Además, deberías estar haciendo tu trabajo ¡Tráeme un café¡
La miro incrédula ante su petición y quiero hasta reírme, piensa que esa es la mejor forma de atacarme, me da pena ajena.
—Disculpa, pero al único que le sirvo café es a Nelson y es sencillamente porque quiero y no porque él me lo pida. Él es autosuficiente, cuando desea un café va a servírselo, así que tú puedes hacer lo mismo. ¡Oh! Se me olvida que muchas veces tu limitado cerebro no te permite comprender varias cosas a la vez.
—Idiota, eres una perra.
—¡Nicolle! —La voz autoritaria de Nelson resuena en la oficina —. No te permito que te expreses de esa forma y mucho menos que le hables así a Millena.
—Pero Nelson, fue ella la que empezó y se hace la que no hace nada —Intenta acercarse a él para tocarlo, pero él la aleja.
—Déjanos solos, Nicolle. Después hablaremos de tu y yo ―amenaza.
El malestar se le nota, pero lo disimula muy bien para no quedar en ridículo delante de mí. Toma su bolsa y da la vuelta saliendo de la oficina con sus tacos rechinando más de lo normal.
Nelson se sienta en la silla de su escritorio y con su dedo pulgar e índice aprieta el puente de su nariz junto a sus ojos como si estuviera agotado. Me siento en la silla frente a su escritorio hasta esperar que decida empezar a trabajar, pero mejor decido interrumpirlo.
—Este es el contrato que envía el Centro de Convenciones —se fija en mí apenas le hablo y aprovecho la oportunidad para entregarle el documento —. Dicen que nos comuniquemos con ellos lo más ante posible si no estás de acuerdo en alguna parte del contrato.
Revisa minuciosamente el documento, aprovecho para deleitarme con el gesto de concentración que hace, es un hombre demasiado guapo y simpático.
No pude evitar sentirme mal al verlo junto a Nicolle. Un día dice que me ama y al otro día lo encuentro besándose con ella. Si no los hubiese interrumpido es muy probable que hubiesen terminado lo que estaban empezando. Creo que ha sido lo mejor rechazar su proposición, nunca va a dejar a Nicolle ni a las otras modelos.
—Parece que está todo en orden, ¿lo leíste? ¿Qué te pareció?
—Concuerdo contigo, me parece una buena oferta. Los diseñadores ya están enterados de la propuesta y me comunicaron que están deseosos de participar. Te lo agradecen mucho
—Ay Mille si el crédito es tuyo, deberían de agradecértelo a ti. —Mi respiración y angustia se normaliza cuando pronuncia «Mille» aquello y su gesto me dan a entender que es mi Nelson, el de siempre.
—Yo te di la idea, pero tú lo hiciste posible. Además, yo solo dije que ellos se merecían el reconocimiento por su buen trabajo y propusiste la expo feria que les viene muy bien. Tampoco te quites méritos.
—Bueno —sonríe —. Está bien, admitamos que hacemos una buena dupla. Espero que sigamos siéndolo, aunque tengas a alguien más a tu lado, lo digo por Rodrigo.
Solo a él se le ocurre nombrar a Rodrigo y hacerme sentir más mal de lo que estoy por involucrarlo.
—Nada cambiará, Nelson —asevero.
—Lo mismo digo Millena, nada ha cambiado sigo pensando y sintiendo lo mismo.
Sus palabras revuelven mi más profundo ser y me hace perder el control de mi cuerpo. Lo veo levantarse y me pongo muy nerviosa. Empiezo a temblar cuando se acerca y me toma de las manos para levantarme, me acerca tanto él que percibo su aliento. Instintivamente mis labios se separan para recibir a los suyos. Dolorosamente posa su boca en mi mejilla logrando que me avergüence por quedar como una tonta.
—Te quiero mucho mi querida, Mille —Sonríe y presiento que se ha dado cuenta que esperaba un beso. No puedo evitar sonrojarme.
—Yo también te quiero, Nelson.
—Vamos —toma mi mano, acariciándola brevemente —. Ya Erick debe estar a punto de llegar.
Sin saber lo que ha ocurrido en este segundo camino guiada por él mientras mi cabeza es un lío tratando de averiguar lo que ha acontecido. Nelson me va a hacer perder la razón.