-¿Por qué no despiertas ya? Estabas mucho mejor que yo, Keyla. Abre los ojos, preciosa.
De a poco, comencé a abrir los ojos para buscar esa voz que tanto conocía.
-¡Eso es, Kely! Hola, cariño.
-¿Efren?
-Vaya, hola, señorita Clark. -Me saludó el doctor que me había atendido la otra vez. –¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?
-Respondele, Kely. -Miré a Efren para luego mirar al doctor.
-Cr-creo que estoy bien. ¿Qué pasó? ¿Por qué estás herido? -Le pregunté esto último a Efri que no dejaba de sonreír.
-Tuviste un accidente de tráfico junto con su novio, señorita Clark. Y respecto a su otra pregunta, no sé a que se refiere con que estoy herido.
-¿Qué? -Volví a mirar hacia Efren para abrir bien los ojos. -No, no, no, no. Dime que no estás muerto, Efren. ¡Dímelo!
-Lo siento...
-¡No!
-Tranquilizate, Keyla. –Comencé a llorar al ver como Efren había desaparecido del cuarto sin decir nada más. ¿Pero qué diablos? ¡No entiendo nada!
Seguí moviendome para soltarme de los agarres del doctor, pero me fue en vano ya que sin darme cuenta, me había inyectado algo para dejarme dormida inmediatamente.
•••
-¡Oh, hola! ¿Me recuerdas?
-¿Mmm...? -Abrí los ojos lentamente para encontrarme con Alben de frente. -¿Qué haces aquí? –Miré a mi al rededor para darme cuenta de que estábamos en un precioso bosque con cascada. –¿Dónde estamos?
-Ni idea, este sitio lo creaste tú.
-¿Yo? –Asintió mientras que se sentaba cerca del agua.
-Como se nota que no estás acostumbrada a esto.
-No te entiendo... –Me senté a su lado para meter los pies en el agua. –¿Dónde está Efren? Él me dijo que...
-Está vivo. Bueno, en coma, pero vivo.
-¿Qué? –Lo miré sorprendida sin saber que decir.
-¿No recuerdas el accidente?
-Yo... Él... Discutíamos y...
-Un coche chocó por su lado haciendo que vosotros dieseis vueltas hasta chocar contra un árbol.
-Dios...
-Si, gracias a Dios estáis vivos.
-¿Qu-qué hago yo aquí? Recuerdo haber hablado con el doctor...
-Él muy idiota te inyectó algo tan fuerte que volviste a quedarte dormida, pero tranquila, se pasará dentro de unos minutos.
-Es-esto es mucho... Quiero ver a Efren. ¿Por qué él no está aquí?
-No lo sé. –Dijo encogiéndose de hombros sin dejar de mirar el agua.
-Hola, princesa. Me alegra saber que ya despertaste, aunque el doctor te haya vuelto a dormir...
-¿Papá? –Pregunté mirando hacia todos lados al oír su voz.
-Ya es la hora, Keyla. Nos vemos en el otro lado. –Alben me sonrió justo antes de que todo se volviera negro y yo abriera los ojos viendo a Marco frente a mi.
-¡Keyla! –Me abrazó con fuerza como si hubieran pasado años desde la última vez que lo haya hecho. –Me asusté mucho cuando una enfermera llamó diciendo que habías tenido un accidente.
-Quiero ver a Efren.
-No sé si puedes ir a su cuarto, cariño. Él...
-Lo sé, está en coma. Alben me lo dijo, incluso lo ví antes de que el doctor viniera.
-¿Viste a Efren? –Asentí. –¿Cómo?
-No sé como, pero también puedo hablar con los que están en coma, papá.
-Es... extraño.
-Si... –La puerta de la habitación se abrió y por ella entró el doctor nuevamente. –Quiero ver a mi novio. ¿Puedo?
-Por supuesto. Justo venía a decirle que ya está dada de alta. Puede retirarse cuando quiera.
-Gracias, doctor. –Respondió Marco estrechandole la mano.
-Eso sí. Recuerda tener que tomarte los medicamentos cada ocho horas y no mover mucho el brazo. –Fruncí el ceño para darme cuenta de que mi brazo izquierdo estaba escayolado. –Me lo supuse, ni te habías fijado ¿no? –Me encogí de hombros oyendolo suspirar. –Bueno, por suerte no te pasó nada más grave, Keyla. Si durante hoy o mañana te sientes mal o te duele algo que no sea el brazo, vuelve a pasarte por aquí.
-Está bien.
Papá me dejó ropa limpia y pronto me cambié para ir a firmar el alta e ir hacia el cuarto donde estaba Efren, encontrándome en el pasillo a Alice y a... Noelia. ¿Pero qué hacía ella aquí?
-¡Keyla! –Abracé a la mamá de Efren. –Oh, mi niña, me alegra tanto que estés bien.
-Gracias, Alice. ¿Ya viste a Efren?
-Si, él... –Sin esperarlo, comenzó a llorar mientras que me abrazaba fuertemente.
-Tranquila, Alice. Se pondrá bien. –Dijo Noelia apoyando su mano sobre el hombro de ella.
-¿Qu-quieres entrar a verlo?
-Me gustaría. –Respondí y ella asintió para limpiarse la cara.
Le sonreí tristemente antes de entrar al cuarto de Efren donde ví a Jordan sentado junto a su cuerpo.
-Jordan...
-Hola. –Se levantó enseguida para venir a abrazarme. –Menos mal que al menos tú estás bien.
Asentí sin saber muy bien que decir para mirar a Efren y sentir como las lágrimas salían.
-Tranquila, amor, estoy aquí.
-Efri... –Levanté la cabeza para verlo de pie apoyado junto a la ventana.
-¿Quieres que te deje a solas con él? –Asentí sin dejar de mirarlo a los ojos. –Vale, estaré afuera con los demás.
-Esto es ilógico ¿no? Yo riéndome de ellos y ahora soy ¿uno de ellos?
-Tú no eres uno de ellos, estás vivo.
-Bueno, pero soy algo parecido. –Sonrió antes de acercarse a mi para abrazarme. –Estoy tan contento de que no te haya pasado nada.
-No digas eso mientras que tú estás ahí.
-Por eso lo digo, Keyla. –Se sentó en la cama sin soltarme la mano. –Daría mi vida por ti.
-Efren... –Las lágrimas volvieron a cubrir mis mejillas.
-No llores, Keyla. Estoy bien, bueno, al menos es lo que pienso. No me importaría estar así toda mi vida siempre y cuando pueda verte y hablarte.
-Pero yo quiero que estés bien. –Me acerqué aun más a su cuerpo tumbado sobre la cama para acariciarle la cara. –Prefiero que estés a mi lado siendo tú.
-Te amo... –Sentí un suave cosquilleo en mi cintura para darme cuenta de que me estaba abrazando por la espalda.
-Yo también te amo.