Esposa de mi jefe © (Borrador...

By R1Aguirre

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Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratad... More

Importante leer:
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
NOTA
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Parte 45
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 65
NOTA
Parte 66
Parte 67
Parte 68
Parte 69
Parte 70
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 79
Parte 80
Parte 81
Parte 82
Parte 83
Parte 84 (Capítulo final)
♥Importante leer♥
♥IMPORTANTE♥
Esposa de mi jefe con Contenido Inédito

Parte 13

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By R1Aguirre


Llamo a Natalie para preguntarle si puede salir, necesito su ayuda para este tipo de cosas. Yo no sé mucho de elegancia, diseñadores y esas cosas, estoy en el apartamento empacando mis cosas, cuando los tacones de Natalie resuenan por el piso de nuestro apartamento.

—¡Dios mío! —exclama, con sus ojos brillando de emoción, la miro con mi entrecejo fruncido pero ya sé a qué se refiere.

—¿Y cómo estuvo ese beso? —dice, de una manera sensual golpeando suavemente mi antebrazo.

—... No estuvo mal —aclaro mi garganta, no le puedo decir que besa estupendo, ya de por sí está riendo como loca.

—Yo de ti aprovecho estos días —me lanza esa típica mirada traviesa que me hace verla con desaprobación, lo que yo quiero es estrujar ese trasero, solamente.

Le muestro mi tarjeta platino de crédito ilimitado y suelta un grito que me deja ensordecida, intento taparme los oídos y ella me toma de la mano y literalmente corre y me lleva a arrastres, no sé cómo le hace con esos enormes zapatos.

Odio salir de compras, pero Natalie ama salir de compras, así que puedo distraerme viendo otras cosas mientras ella busca algo bueno para mí. Confío en sus gustos.

La miro venir a toda carrera y sus ojos exaltados de emoción, sostiene un vestido rojo en manos y me lo extiende. Lo tomo y lo miro de cerca, esto se debe meter con manteca.

—Pruébatelo —insiste, no tengo de otra, me voy hasta el vestidor e increíblemente me queda a la medida, salgo y me paro frente a un enorme espejo, Natalie está distraída viendo unas bragas de encajes que no se percata que ya estoy aquí, me reviso el vestido una y otra vez, y se mira bien, pero por lo que veo es anti-sostén. Un grito detrás de mí resiente mis tímpanos y llevo mis manos a mis oídos por instinto.

—¡Estás preciosa! Definitivamente, ese es —Frunzo el ceño y ladeo mi cabeza mientras me miro en el espejo otra vez.

—¿E iré sin sostén? —pregunto, encontrándome con su mirada en el espejo.

—Por supuesto, así si el Anderson te lo quiere quitar, va a tener una gran vista de bajo —me volteo de inmediato y la observo, contiene una risa y yo estoy a punto de lanzarla por el ventanal de este lugar, enserio que esta mujer nunca se va a componer.

—Y..... esto es lo que llevarás por debajo —me extiende una braga color piel que casi no cubre nada, la miro con asco y observo el precio, joder, tanto dinero para un pedazo de tela.

Espero Oliver no revise la cuenta y mire estas cosas, haré que se borre este historial comprando decenas de libros.

Le regalo un vestido que la observé viendo desde que llegamos, Oliver me dijo que no podía comprarle nada a un amante pero no mencionó a Natalie, saco mi tarjeta y mi identificación para pagar lo que habíamos comprado y se la entrego a la cajera.

—¿Alexandra Anderson? ¿La esposa del señor Anderson?—¡Diablos! Adiós anonimato —no lo puedo creer, otra Anderson vistiéndose con nosotros—¿Otra Anderson?

—¿Señora Anderson? Es un gusto conocerla, soy Melanie Wang —una señora de mediana edad, alta, con el cabello negro y corto se me acerca sonriente —nosotros también vestimos a la señora Margot Anderson el año pasado, por favor, la casa invita.

—¿Ah? Estupendo, y no, por favor, yo pagaré por esto —insisto, no me agrada la idea de comprar cosas tan caras e irme sin pagar. ¿La señora Anderson aceptará algo así?

—No, insisto, tómelo, enserio, es un honor para nosotros —ella acomoda sus lentes, Natalie la mira con emoción, a ella le gusta este tipo de atenciones, a mi no.

Me costó unos buenos minutos pero terminé pagando por todo, yo no puedo irme así.

Ya en mi apartamento tengo todo listo, tamborileo mis vans contra el piso de madera, me desespero cuando me toca esperar tanto, tocan la puerta, es el chofer de Oliver, me despido de Natalie y me voy, nunca había estado en Italia ¡Que emoción! llegamos al jet, desde largo se divisan unas letras que forman la palabra "Anderson", no sabía que Oliver tenía un jet privado, llego y ahí está él sumergido en su computadora, su padre tiene razón, Oliver tiene que darse un descanso y dejar de trabajar.

—Hola señor jefe —digo, tomando lugar a la par suya, ni siquiera levanta la mirada.

—Hola "CARLIN" —menciona haciendo énfasis en mi apellido, sin querer me paro sobre su cara zapatilla y ahí si... quita de inmediato sus ojos de la laptop para clavarla en mis zapatos y luego en mis ojos ¡Joder! Sonrío porque no tengo de otra mientras él me fulmina con la mirada.

Solo íbamos él y yo en ese gran jet, y bueno la azafata privada que le coquetea a Oliver todo el tiempo, no puedo evitar reír.

—¿Puedo saber que te causa tanta risa, Alex? —pregunta con un tono serio, despegando su mirada de su laptop para postrarla en mí.

—Tu azafata... ¿Enserio no sabe que tu esposa va a la par tuya? —susurro, él frunce su entrecejo y voltea a ver a la morena.

—No lo sé. Espero que no porque está guapa —murmura, aquí es dónde yo como esposa hago un berrinche y corro a la tipa ésta pero esas cosas no me salen sin que me suelte a reír.

No sé a qué hora me quedo dormida, despierto cuando el jet está aterrizando, es Italia y es más de media noche, el chofer nos lleva al hotel donde nos vamos a hospedar.

—¿Vamos a compartir habitación? —pregunto, quiero que me diga que no.

—Si —¡Ah! ¡Maldita sea! —porque mi hermano también está hospedado aquí, y el no pide habitación separada con su esposa —contesta, mientras un joven hombre abre la puertas del hotel, agradezco. Dos hombres llevan nuestras maletas, no había visto que Oliver lleva sólo una camisa blanca, sin sus sacos característicos, había doblado la manga hacia arriba, según él, está informal.

El hotel es inmenso, lujoso, solo gente rica debe hospedarse aquí. Y Oliver reservó la suit presidencial, es más grande que todo mi apartamento, blanco y alfombrado, en la parte del techo se miraban unos decorados como el cielo, como era de noche, parecía que estabas viendo las estrellas, el baño es enorme, las toallas tenían el nombre del hotel bordado a mano, hay un balcón del que se podía ver toda la capital, al menos el lugar es bastante grande como para no tener que compartir el mismo espacio con Oliver y terminar peleando.

Oliver se quita la camisa y se va a tomar una ducha, luego sale solo con el pantalón de pijama, le gusta andar sin camisa provocando con su cuerpo musculoso, me tendré que poner a jugar ese mismo juego.

Estoy cansada por el viaje, luego de deshacerme de mi ropa en el baño, dejo que el agua cálida recorra mi cuerpo, siento alivio de inmediato, luego de unos minutos me visto y salgo al exterior, esta vez no dejé que Natalie metiera su ropa de dormir en mi maleta, mis shorts de Garfield son más sexy, Oliver sigue sumergido en su computadora, enserio que no deja de trabajar nunca.

—¿Porqué no dejas de trabajar? Mejor descansa —digo, acercándome a él y cerrando su laptop, enserio que necesita descansar.

—Odio que cierres mi laptop, Carlin —almenos no usó ese tono grosero esta vez—y no estoy trabajando, estoy viendo que te regalo por nuestro primer mes de matrimonio.

—¿Qué? ¿Porqué me regalarías algo?—frunzo el ceño y me cruzo de brazos.

—Los esposos les regalan cosas a sus esposas todo el tiempo. Además mi padre me preguntará que te he regalado.

—Bueno, ya me diste un bentley, es suficiente.

—Un bentley que ni usas. Ven, siéntate aquí —palmea suavemente el espacio a la par del sillón en el que está. Lo hago por curiosidad, quiero saber que es un regalo para él.

—¿Qué prefieres? ¿Un yate o un helicóptero? —pregunta, mostrándome ambos en una página de internet, enarco una ceja.

¿Esto es enserio? ¿Yo para qué puedo querer esas cosas? "Oe Natalie, vamos a comprar bragas de encajes" "sí, claro, vayamos en tu helicóptero" ¡Puff!

—¿Qué? Ninguno ¿Por qué no me regalas algo más normal? No sé, un oso de peluche, chocolates o rosas.

—¿Enserio? Eso no es un regalo, Alex —me mira, de la forma más natural posible ¡Claro que son regalos! Y son detalles pequeños pero los mejores cuando lo hacen como sorpresa.

—Oliver, yo no quiero que me regales ese tipo de cosas —es que también no entiendo por qué tenerlas.

—Cualquier mujer moriría por un regalo como este y ¿Tú lo rechazas? —él me mira intrigado, yo no soy cualquier mujer.

— ¿Yo parezco cualquier mujer? Para mí hay cosas más importantes que las cosas materiales. Dicen que el dinero no compra la felicidad y es cierto —miro fijamente sus preciosos ojos azules y tiene una ceja ligeramente arqueada.

—Pero compra este tipo de cosas, y es también felicidad –Oliver y su filosofía.

—Eso no es felicidad ¿Sabes que es felicidad? Tener a alguien que cuide de ti, alguien a quién abrazar, besar, amar, alguien que te ame incondicionalmente, alguien que esté contigo en las buenas y en las malas —sí, suena cursi pero es cierto —Tu puedes tener todo lo material que desees, pero te despiertas todo los días solo, no tienes quien cuide de ti, quien te diga que te ama, quien se preocupe por ti, tienes encuentros con chicas solo una vez ¿Y luego qué? todas esas chicas sólo están ahí por interés, alguna vez te has preguntado ¿Quién estaría contigo si no fueras Oliver Anderson? .

Él se queda pensativo por unos instantes sin decir una palabra, ni siquiera me mira, sólo observa hacia un punto de la habitación.

—Si quieres mostrarle a tu padre que eres un buen esposo, tienes que actuar como tu padre actúa con tu madre —ahí si reacciona y clava sus ojos en mí.

—¿Enserio quieres que sea así? Porque mis padres hacen muchas cosas que tu y yo no hacemos muñeca — ¿me llamó muñeca? —Y que tú no me dejarías hacerte, me querías matar solo porque te di un beso.

—¡Porque no me lo preguntaste primero! ¡No me tomas en cuenta! Y además depende que tipos de cosas son las que quieres hacer conmigo, porque puedo patearte el trasero.

—¿Lo ves? ¡Te conozco! —exclama, como el más obvio.

—No me conoces —Oliver simplemente sonríe.

—Te gusta la comida chatarra, el color negro es tu favorito, te gustan las comedias y las películas de terror, el Rock&Roll, sabes Kick-boxing, aparentas tener carácter fuerte pero eres bien cursi.

¿Cursi? ¿Yo? ¡Para nada! Sólo quiero conocer al hombre de mis sueños en un campo lleno de jazmines, que nuestras miradas se encuentren por casualidad en un atardecer y corramos en cámara lenta hasta fundirnos en un beso de amor con la canción "I will always love you" de fondo. Pero nada más. ¡Pufff! Algo muy normal.

—¿Cómo diablos sabes todo eso? —enarco una ceja, no es que tampoco sea recelosa con mi vida privada, pero tampoco me gusta que anden preguntando por mí a cualquier maníaco que puede contar que a los 12 años yo quería ser el Power Ranger rosa.

—Te investigué —por mi mente comienzan a pasar todo tipo de imágenes de hombres con gavardinas siguiéndome por todos lados.

—¿Como que me investigaste? —ahora siento temor, hasta en mi baño pueden haber cámaras, luego saldré en al saber que página porno bailando el Gangnam Style ¡desnuda! —¡Eso es invasión a la privacidad, Oliver!

Oliver simplemente ríe y me mira con sus cejas arqueadas.

—No te investigué, son cosas que he notado en ti estos últimos días—se recuesta en el espaldar del sillón y se cruza de brazos —¿Y tú que sabes de mí?

—Que tienes un carácter pésimo, que eres superficial y materialista, eres mujeriego, dominante y posesivo, haces las cosas sin consultar, no te importa si eso molesta o no, o si afecta o no, piensas sólo en ti todo el tiempo.

Oliver frunce el ceño y me observa intimidantemente. Se pone de pie de un salto y por un momento siento que me va a atacar, pero yo no pienso dejarme.

—¿Yo tengo carácter pésimo? ¿Quién es la que todo el tiempo está buscando como pelear? —me mira fijamente mientras está de pie —estoy intentando poner de mi parte para hacer esto funcionar un poco más de tiempo pero tú te molestas por todo, si yo no fuera con este carácter tú no me respetaras, y lo sabes, sólo porque te di un poco de confianza cierras mi laptop a la hora que se te da la gana, me gritas, me ofendes, si esto no fuera por mi padre yo no me casaría contigo.

Pues yo tampoco jefecito.

Se aparta de mí, molesto, poniendo una camiseta en su cuerpo, "vengo por ti mañana" —exclama, tomando su maleta.

—¿Dónde vas? — me pongo de pie —no puedes irte, tu hermano puede venir mañana.

Ni siquiera contesta, cierra la puerta a sus espaldas de un portazo, no sé si ir tras él y detenerlo, ¿Tengo que disculparme? Lo llamo varias veces y no contesta ¡No! él tiene que disculparse, tal vez tiene razón pero tampoco iré a buscarlo si eso es lo que él quiere.

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