3 semanas y 2 días después...
Los días estaban contados, el momento se acercaba cada vez más, mi corazón palpitaba a velocidad inimaginable cuando pensaba en ese momento glorioso; yo, caminando por el corredor de la iglesia hasta el altar, y el, ahí enfrente con un hermoso esmoquin que el eligió con sus amigos para esta ocasión especial, con una bella sonrisa en su rostro lleno de orgullo. Mi familia y la suya, mirándome caminar poco a poco usando el vestido de novia más hermoso que he visto, y que Esther junto con Jenny me ayudaron a elegir, y les pareció fabuloso, al igual que a mí. Consta de un vestido corte de sirena con escote de corazón, el corsé esta repleto de piedras brillantes, de diferentes tamaños que cubren por completo la parte delantera. Cuando lo vi, supe de inmediato que ese era mi vestido ideal.
Siempre que lo pensaba todo era fantástico. Y así sería.
Jerek planificó la mejor boda de los tiempos, todas sus recomendaciones fueron un éxito así como sus elecciones, el lugar es un enorme salón en el centro de la ciudad. Todos los decorativos que he elegido con anticipación se ven estupendos, decidí ir a hecharle un vistazo al lugar y me pareció perfecto con el espacio, al igual que las decoraciones, se veían fantásticas ya acomodadas.
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A estas alturas del partido, todo mundo en casa se ha vuelto loco. Desde el día de ayer solo los veo ir de un lado a otro como desquiciados, papá y Esther yendo por sus atuendos, Maddie y Mindy molestas por la modista, Max sin querer usar el esmoquin que papá le ha elegido, Marcel y Jenny intentan buscar su vestimenta a tiempo, Jenny es mi dama de honor así como Lulu y Esther. Los chicos son padrinos de Justin, y decidieron quedarse hasta el día de la boda, hay casa llena, y más cuando no tiene interés alguno por su traje, solo están en su habitación mirando televisión y masturbandose con los programas para adultos de media noche. Es asqueroso, pero prometieron que irían por sus trajes, que están en la tintorería. Sucede que cuando fueron a recoger sus trajes, les fascinaron tanto que se los dejaron puestos incluso cuando fueron a cenar costillas a la BBQ. Creo que deben imaginarse cómo acabó.
Estoy en la cocina ayudando a Lulu con los platos sucios, mientras se escuchaban las quejas de las niñas desde la sala de estar. Les molesta que las modistas se pasen todo el día tomándoles medidas, así que se quejan, pero deben aguantar un poco más, solo unos días más.
-Y ¿Cómo se siente el pequeñín? -preguntó Lulu secando sus manos con un pañuelo. Se acercó y puso sus manos sobre mi vientre casi nada abultado.
-Un poco más grande. -reí mirándola hacer mimos a mi abdomen. -Y más malestares. -me queje.
-No te preocupes. Todo se sentiría mejor si tan solo Justin supiera. -dijo con sarcasmo, suspiro y pestañeo.
-Que discreta eres. -dije fastidiada. -Le diré cuando yo sienta que es correcto. -explique mientras cerraba la llave del fregadero y secaba mis manos con una toalla a la mano.
-¿Cuándo es correcto? -preguntó. -¿Cuándo tengas contracciones? ¿Cuándo vea tu vientre crecer de la nada? -me reprendió molesta esta vez
-No lo sé. -respondí apenada. -No sé si hacerlo antes de la boda. -conteste revolviendo mi cabello con frustración.
-No sé cuando lo hagas, pero no te tardes. -aconsejo. Guiño su aojo hacia mí antes de dejar la cocina.
Odio admitirlo, pero tenía razón, necesitaba que alguien me ayudara y estuviera conmigo en estos momentos, necesito a Justin conmigo.
Camine de vuelta a la sala de estar, y como supe, estaban las niñas apuntó de llorar mientras las modistas batallaban con ellas.
-Solo unos momentos, nenas. -me acerqué a ellas y acaricie sus cabezas con amabilidad.
-Okay. -murmuraron molestas asintiendo con sus miradas perdidas.
Sonreí y me dirigí hacia las escaleras, donde encontré a Jenny y a Esther bajando por las escaleras. Me detuve a preguntarles a donde iban, ya que se veían algo arregladas junto con papá.
-¿Saldrán? -pregunté mientras los veía a todos bajar las escaleras, seguidos.
-Iremos por lo que usaremos. -dijo papá con una sonrisa besando mi mejilla al pasar a lado mío.
-No tardamos. Mandy se quedará. -aviso Jenny antes de salir por la puerta, asentí y ellos solo se fueron.
Volví decidida a subir a mi habitación a cambiarme, pero en eso vi a Justin bajar con los chicos.
-¿Ustedes también saldrán? -pregunté haciendo un puchero con mi labio inferior.
-Nuestros trajes están listos. Iremos por ellos. No tardaremos. -dijo pasando a mi lado, beso mis labios rápidamente.
Los chicos bajaron de poco a poco, pasaron besando mi mejilla. Excepto Marcel, él no había bajado.
-¿No llevarán a Marcel? -pregunté a Justin antes de que se fuera.
-El tiene su traje. No tardamos, te amo. -dijo guiñando un ojo y sonriendo antes de irse junto con la parvada de chicos detrás de él.
Me decidí esta vez por subir a la habitación. Subí cada escalón con pereza, hasta llegar al pasillo. Observe a Marcel en el pasillo, frente al espejo del corredor. Parecía que peinaba su cabello.
-Hola. -salude amablemente llamando su atención. El giro la cabeza y me miró con una sonrisa.
-Hey. -dijo caminando hacia mi dirección.
-Veo que te dejaron. Ojalá todos fueran responsables con sus cosas así como tú. -dije metiendo las manos en mis bolsillos delanteros de los jeans.
-Creo que si. -sonrío incomodo. -¿Qué hacías? -preguntó cruzando los brazos bajo su pecho.
-Pues solo subía un momento. -admití agarrando mi coleta y acomodándola.
-¿Quisieras? No se... ¿Beber algo? -ofreció sonriendo un poco.
-Suena bien. Podemos beber algo y charlar. -él asintió y se dispuso a seguirme. Camine de vuelta y hacia las escaleras rápidamente hasta ir a la cocina.
Por lo que he conocido de Marcel, el adora beber vino tinto. Siempre.
-Vino, ¿no? -pregunté segura.
El asintió y se rió.
-Parece que me conoces. -se rió.
-Creo que así es. -me reí con el de la misma manera.
Serví el néctar en una copa de cristal. Guarde de nuevo la botella en el armario y tome una botella de agua de la nevera para mí. El solo se quedaba parado en su lugar si decir nada.
Camine hacia el para entregarle su copa de vino. Pero... Parece que había un pequeño charco de agua en el piso, lo pise y resbale hacia enfrente, caí sobre Marcel.
El logro sostenerme, claro, pero la copa se derramó en su camina y luego se rompió en pedazos.
-¿Estás bien? -preguntó aún sosteniéndome en sus brazos.
-Si, lo estoy. Lo lamento mucho. De verdad. -me disculpe sumamente apenada.
-No pasa nada. -dijo ayudándome a incorporarme, teniendo cuidado por los vidrios rotos. -Dios, mi camisa. -miro su ropa cubierta por una enorme mancha.
-De verdad lo siento, no fue mi intención. -me sonroje y me apene aún más.
-No pasa nada, enserio. Solo que mi ropa se está lavando, y era mi única camisa limpia. -dijo más apenado de lo que yo parecía.
-Espera, ven. -dije tomando su muñeca y corriendo escaleras arriba.
Subí cómo podía, ya que Marcel no se movía muy rápido, pero aún así subimos a mi habitación. Entre rápido y cerré la puerta.
El se quedó en su lugar por un largo tiempo mientras yo rebuscaba en mi armario.
-No sé qué haces. -murmuro algo tímido.
-Aquí está. -dije tomando entre mis manos una camisa de Justin.
Avance hasta Marcel y el solo miraba que hacía con miedo.
-No tienes que hacer esto. -se negó. Pero yo insistí.
-Anda. -dije mientras dejaba la camisa sobre la cama. Tome el borde de la camisa de Marcel, la tire hacia arriba descubriendo su torso.
Mire unos segundos. Tenía tatuajes, pero no cualquieras, parecían los mismos que tenía Harry. Pero descarte ese pensamiento.
-Tus tatuajes. -dije casi riendo. Pero no fue así. Algo tomo sentido. -Y tienes... 4. -dije mirando sus pezones, tenía 4.
Como Harry... Dios.
Lo mire de pies a cabeza, lentamente deteniéndome en su mirada, su rostro estaba serio, y preocupado, parecía que algo le temía. Sus ojos, esos ojos, no sé cómo pude confundirme.
Sentí mis ojos llenarse de lagrimas, pero aún ninguna era expulsada, solo mi vista se nublaba, podía sentirla.
-Harry... -susurre casi inaudible.
Se escucho un suspiro cueste de su parte. Mire de nuevo a sus ojos. Seguía serio.
-Aria... Lo siento. -dijo intentando acercarse a mí.
Me aleje dando unos pasos atrás con cuidado, choque contra una cómoda que estaba a mis espaldas casi provocando que un jarrón se cayera.
La verdad es que no sabía qué decir, no lo podía creer, mi garganta se cerro y se hizo un nudo en mi estomago, no quiero creer que sea el, y si lo fuera, no sé qué hace aquí, no sé si quiero verle.
-Aria. -murmuro una vez más mientras una lágrima se escapó de mis ojos.
Corrí hacia el. Tenía que abrazarlo, me refugié en sus brazos, el correspondió en el abrazo, y enrollo sus brazos alrededor de mi. Yo lo sostuve, lo apreté contra mi cuerpo. De verdad, necesitaba verlo, quería verle y pensé que no volvería a verlo de nuevo. Y el está aquí.
-Te extrañe demasiado. No puedo creer que seas tú. -susurre cerca de su oído aún sin soltarlo.
-También te extrañe. -susurro besando mi mejilla. El tacto de sus labios contra mi piel me hicieron volver a la realidad.
Me separé con cuidado de el, tome su rostro entre mis manos y lo observe por cuestión de largos segundos, si era el.
-¿Por qué me hiciste esto? ¿Sabes por lo que pase cuando pensé que te habías ido? ¿Cómo fue que pasó esto? ¿Por qué? ¿Qué pasó? -dije preguntando cientos de cosas que volaban de mi mente, y es que tenía miles de dudas en mi mente.
-Por qué te amo. -dijo de pronto una vez que me callé.
Mire hacia abajo y suspire. Limpie las lágrimas que estaban en mis mejillas. Estaba incluso asustada.
-Ven siéntate. Está todo bien. Tendré tiempo de explicarte y prometo responder todas las preguntas que tengas.
Le hice caso y me senté a su lado en la cama, nos sentamos frente a frente, él me observaba a mí y yo a él, cruce mis piernas al igual que el restando el espacio.
-¿Cómo fue que hiciste todo esto? No entiendo que hice como para que quisieras parecer muerto, sé que no fui la mejor persona pero no fui mala contigo en ningún momento. -hable con la voz rota. Me dolía.
-Pues... El día de mi cumpleaños, cuando dijiste que estabas embarazada. -sonrío débilmente. -Supe al instante de que ese bebé no era mío. -dijo con los ojos cristalizados, sé que quería llorar.
Lo mire con confusión, no entiendo cómo fue que lo supo, y parece que leyó mi mente.
-Había padecido una enfermedad tiempo antes de volver contigo, y el doctor había dicho que era estéril, no podía procrear. -dijo cuando una lágrima corrió por su mejilla. Me sentí estupida, él sabía todo y yo simplemente lo use. -Lucí feliz por qué no quería arruinar nada, pero no me importaba de quien fuera el bebé, quería una familia contigo, ese tema pensé hablarlo después. -nunca pensé prestar más atención a alguien.
-Continúa. -dije con los ojos rojos.
-Cuando fingí todo, estabas en el hospital, los doctores lograron hacer algo para salvarme y lo lograron. La enfermera que me atendió fue mi cómplice, le pedí información sobre ti, incluso llevó a Maddie a verme. -sonrío esta vez con felicidad. -Era Jenny, días después lo descubrí. Reconoció el apellido y me dijo quién era. -se calló por un momento, parecía pensar en algo. -Cuando salí le pedí que se quedara conmigo, tiempo después vino Mandy. -sonrío juntando sus manos. Aunque la sonrisa se borro de su rostro.
-¿Por qué no volviste conmigo? ¿Dónde estabas cuando te necesitaba? -dije casi gritando y algo molesta con la voz rota y lágrimas en mis ojos.
-Lo siento mucho. -dijo sollozando. -Quería que vivieras con las personas que querías, y yo no era una de esas personas. -hablo con la voz hecha trizas peor que la mía.
-Claro que te quería... -no me dejó terminar de hablar.
-No te engañes a ti misma, princesa. -dijo sonriendo débil.
Tenía años que alguien me llamaba así, solo lo había hecho el, y escucharlo de nuevo me hizo erizar.
-No sabes lo que sentía. Probablemente sí sentía algo por Justin, pero yo quería algo contigo, quería una familia, quería casarme contigo. -sollocé fuerte.
El se acercó y me abrazo de nuevo, me dejo llorar en su hombro desnudo por la falta de ropa en su torso.
-Quería que fueras feliz. Y no lo eras a mi lado. -dijo en un hilo de voz, besado mi cabeza.
-Te necesitaba. -sollocé una vez más, con mi mejilla sobre su piel.
Me soltó del abrazo y limpio las lágrimas en mis mejillas. Puso cada una de sus manos sobre las mías y luego miro mis ojos húmedos.
-¿Puedo pedirte algo? -dijo. Yo asentí algo confusa. Puso sus manos sobre mis hombros. -Olvídate de Harry. ¡Ya! -hablo firme mirando fijamente mis ojos.
Me quedé paralizada. No sé por qué decía esto.
-Supéralo. Harry se fue, pero Marcel será mejor. Tome años de terapia, y créeme, no soy el mismo de hace años. Todo yo soy una persona nuevo. -dijo aún mirando mis ojos. -Quiero que vivas tu vida, Aria. Tienes una hermosa familia, un hombre que te ama, unos amigos maravilloso, deja de seguir estancada en el pasado. Vive la vida, Aria, eres joven y hermosa como para vivir de luto toda tu vida por una persona que te lastimo, una persona horrible, que no te merecía en absoluto. -esto último lo dijo llorando, sollozando. -Harry murió, Aria. El ya no volverá, debes entenderlo. - dijo antes de soltar mis hombros.
Me quede quieta con lo último que dijo, creo que lo que en realidad necesitaba no era escuchar a los demás o le apoyó de la gente, necesitaba que él me dijera que lo olvidara, necesitaba que él me dijera que ya no volvería, y parece que funcionó, algo se compuso en mí y se puso en marcha. Pensaba hacer lo que me pidió , de verdad lo haría.
-Lo haré. -dije con una pequeña sonrisa. -Prometo que lo haré. -dije acercándome para abrazarlo de nuevo.
Me acogió en sus brazos y beso mi mejilla cientos de veces. Me repitió una y mil veces mientras estuvimos así que me calmara y que todo estaba bien, que él estaría ahí para mí. Estuvimos así alrededor de 17 minutos, sino es que más, y no quería moverme, a su lado me daba seguridad y confianza, él fue la persona que se encargó únicamente de conocerme y aceptarme como soy, y fue la primera persona que ame en mi vida.
Me incorporé y me pide de pie. El imito mi acción, tomando entre sus manos la camisa que había traído para el, la puso sobre su torso, y nos quedamos mirándonos de pie el uno al otro por largos minutos.
-Regresa conmigo. -dijo de golpe dejándome asombrada con su petición.
-Marcel, no. -dije negando con una sonrisa como si de un mal chiste se tratara.
-Vamos, te amo. Y no sólo como un amigo. -dijo tomando mis manos entre las suyas.
-No. -negué de nuevo. -Quiero que estés conmigo como un amigo, no dejaré esto por ti. -dije soltando sus manos despacio.
-Bien. Se respeta. Pero si quieres volver conmigo cuando sea, estaré ahí. -ofreció con cariño besando mi frente.
Asentí con una sonrisa amable. Era dulce pero no iba a ser falta que lo dijera. No dejaría a Justin por nada. Lo juro. Mucho menos por una persona que me dejo, sin importarle que pensaba o que sentía. Pero una vez mi mamá me dijo "el perdón es la mejor manera de sanar el corazón" y ahora mi corazón está más sano que nunca. Pude perdonarlo.
-Gracias, por la oferta. -sonreí. -Mejor vamos afuera. -dije dándome la vuelta y saliendo, y el detrás mío.
Bajamos a la planta baja y decidimos ir a la cocina y charlar mientras bebíamos algo.
El volvió a tomar una copa de vino y yo serví algo de limonada. Nos sentamos en los bancos de la isla y comenzamos a charlar.
Me comentaba de su vida con Jenny mientras yo le comentaba sobre las cosas que habían pasado con Cameron y con mamá.
Me alegra que él haya entendido, incluso se rió cuando le dije que deje plantado a Cameron antes de su boda, me pareció gracioso viéndolo bien.
-Pero después de eso somos buenos amigos, y parece que ahora está entablando una relación con Lulu. -hable dando un sorbo a mi vaso.
-¿Hablas enserio? Santo cielo. -se rió de nuevo.
Me quede callada un momento.
-¿Por eso actuaban raro todos cuando invitamos a la gente a mi fiesta de compromiso? ¿Todos sabían que tú eras..? Ya sabes. -pregunté mirando el néctar dentro de el vaso, moviéndolo en círculos con un palillo.
-Creo que si. Nadie podía creer que era yo, en tu fiesta, según dijo Jenny. Incluso tu padre y Esther lo saben, pero le pedí silencio a todos en esta casa. -dijo dando un trago. -Debía decírtelo yo mismo.
-¿Justin...? -dije mordiendo mi labio y jugando con mis dedos.
-Si, él lo sabía. Le platiqué estando en California, sabía que si estaría con ustedes él debía saberlo. -admitió rascando su nuca.
-¿Cómo lo tomo al principio? -pregunté con más interés esta vez.
-Soy honesto al principio quiso golpearme al saber "qué casi mato a su mujer e hija" -dijo riendo al principio haciendo comillas con sus dedos. También reí. -Pero después de hablar y explicarle todo con detalle, comprendio todo y ahora nos llevamos bien. -dijo con orgullo en su voz. Era una etapa que pasó.
-Me alegro. Ahora que eres parte de mi nueva vida, me alegra que se lleven bien. -sonreí mientras comía un poco de nueces que había en un recipiente cerca.
-¿Qué tal el bebé? -preguntó con interés acariciando mi viente plano.
-Bien. Cada ve crece más pero aún no lo noto. Pero sé que está por ahí. -dije riendo mientras tomaba su mano y la guiaba por todo mi abdomen.
El río al igual que yo. Retiró su mano con cuidado y luego seguimos charlando. La puerta se escucho abrirse, pero ninguno de los dos le tomó importancia, seguimos riendo.
Justin se apareció con una bolsa en una mano y las llaves del auto en otra. Gire mi cabeza para verlo, estaba en el umbral de la puerta, Marcel lo miró de la misma manera.
-Hola, cielo. -dije poniéndome de pie y recibiéndolo con un eso en los labios. Sus manos me abrazaron y me levantaron sin separarse de mis labios.
-Regresamos. Por cierto. -dijo alzando la bolsa a mi vista. -Trajimos la cena. -dijo con una sonrisa mientras caminaba hacia el comedor para dejar el alimento.
Sonreí mientras caminaba detrás de él para seguirle, pero sentí el agarre de alguien sobre mi antebrazo. Gire mi cuerpo y me encontré a Marcel. Lo mire algo confusa hasta que hablo por fin.
-Actúa normal, tú aún no sabes nada. -me pidió. Yo solo asentí y pegue mis labios en los suyos rápidamente antes de zafarme de su agarre.
Él me miró sorprendido, rozó sus propios labios con sus dedos, se quedo inmóvil, pero no quería que esto se contuviera, si en algún momento explotaba, terminaría en algo más grave y preferí que fuera algo mínimo, un beso, no quiero empezar a enamorarme de él otra vez.
-Anda, vamos. -lo invite a ir conmigo hacía la mesa donde se reunían todos para cenar.