CAPITULO 18

18.4K 484 131
                                    

Llegamos ambos a casa y papi y yo bajamos del auto hacia su bella casa, que ahora también es mía. Dejé mis cosas en el suelo y mi abrigo lo colgué en el perchero.

-Nena, creo que es hora de tu castigo. -susurro de pronto en mi oído.

-¿Castigo? -pregunté temblando un poco. No quería otro de esos.

-Te fuiste de aquí.-dijo intentando contener la calma, se podía ver la sangre hervir por sus venas. -¡Me dejaste cuando no sabías que era lo que pasaba! -gritó enfadado mientras rompía un jarrón de vidrio que estaba en la mesa de el centro.
Esta sonó muy fuerte mientras yo me cubría para evitar lesiones.

-¡Me engañaste con una chicos que dijo ser mi amiga¡ ¡¿Querías que me quedara a verte fornicar con ella?¡ -grite furiosa mientras el caminaba fulminando mi ser con su mirada. Colocó sus manos alrededor de mi cuello y me estranguló.

Sentí como sus dedos se clavaban en mi piel y la manera en la que me miraba era mortal. Perdía el aire poco a poco mientras pedían piedad y que me soltara, me agito varias veces mientras sentía como mi rostro se ponía pálido y mi cuello ardía como si de un cable se tratarán.
Me soltó por fin y me arrojó al piso mientras recuperaba en aire por completo.
Me tomo del brazo y me puso de pie, pegándome por compelo a su cuerpo mientras lo miraba aterrada y temblaba.

-Vamos arriba, te doy unos cuantos azotes en tu lindo y gordo trastero y bajamos a almorzar. -ordenó. Asentí aterrada, tome mis cosas y subí hacia su habitación con el siguiéndome por detrás.

Llegamos a su habitación y de inmediato baje mi falda siguiendo por mis pantaletas ajustadas. Papi me comía con la mirada mientras el solo buscaba su fuete.
Lo tomo entre sus manos y con el señaló la cama indicando que yo fuera a ella. Obedecí y me puse sobre la cama boca arriba. Papi subió sobre mí y comenzó a besar mi cuello, mientras yo gemía de placer. Rozaba su erección contra mi desnuda feminidad, que para entonces ya estaba muy húmeda.

De un movimiento se quitó los pantalones junto con su playera y la mía junto con el sostén. Devoro mis pezones mientras yo enredaba mis dedos en sus rizos largos. Sus manos bajaron a mi entre pierna donde jugaron miles de veces con mi clítoris, había tenido mucho sexo pero como el de él era único.

-Papi, follame. - exigí rápidamente mientras todo sucedía tan rápido.

No espeto y lo hizo. Me penetro, era el mismo cielo. Gemía con cada embestida de su parte, el gruñía con fuerza al verme llenas de placer. Sus pupilas se dilataron hasta el puño de este oscuras de lujuria, y me fascinaba.

-Papi... -gemí cuando sentía mi cuerpo contraerse cuando el orgasmo se acercaba de poco a poco, aún más. Y al parecer el igual. Gruñimos al unísono en un desgarrador orgasmo por parte de ambos.

Me dio vuelta de inmediato y tomo si fuete. Yo solo respiraba y me libraba del placer poco a poco. Sentí un ardor insoportable cuando golpeó mi trasero con su fuete, podía doler, pero se sentía tan bien. Golpeó un poco más mientras al parecer hablaba consigo mismo en susurros que más bien parecían maldiciones.

Arrojó el fuete contra un muro y talló su rostro con frustración. Lo mire algo aterrada dándome vuelta para ver lo que le sucedía. Él me miró algo molesto y sus manos volvieron a rodear mi cuello con fuerza, el susto mantuvo mis manos sobre las suyas intentando alejarlas, pero era imposible, si fuerza era mayor a la mía. Sus dedos ardían en mi cuello y sentí el pulso disminuir.

-¡Me dejaste! -gritó mientras soltaba mi cuello y me dejaba respirar de nuevo.

-Sabes que lo lamento. -dije poniéndome a su altura mientras el solo agachaba la mirada y lloraba un poco. Tome su rostro entre mis manos y lo mire. Sus ojos verdes se habían tornado algo irritados y me miraban con dolor, me hizo sentir una mierda .

-Bésame. -pidió. No lo pensé dos ves s y lo hice de la manera más fugaz que yo supiera para darle la confianza de que aquí estaré.

Nos separamos lentamente y nos miramos a los ojos. Los suyos estaban mejor y me sonreía de la manera más grata que tenía.
Me perdí en su mirada hasta que hablo.

-Vamos a almorzar, linda. -dijo mientras se ponía de pie y me tendía su mano. La tome y caminamos hacia mi habitación, el iba a vestirme con uno de mis lindos vestidos que siempre conserve. Llegamos a mi habitación y me sentó en la cama mientras me daba mi chupete y jugaba con mis cojines.

Busco en mi armario y encontró y lindo y apropiado atuendo que serviría de mucho. Aunque ambos estábamos desnudos.

-Papi, vístete. -dije mientras reía un poco.

-Cierto. -dijo cubriéndose y corriendo fuera de mi alcoba.

Reí un poco mientras seguía jugando con mis peluches y mis cojines. Mi chupete estaba en mi boca jugando con mi lengua.

Papi volvió con unos pantalones de chandal y una camisa color negra. Me sonrió y siguió en lo suyo. Tomo el vestido anterior y algo de ropa interior.
Me tomo entre sus brazos y me acomodo mejor en la cama, me coloco mi ropa interior y luego colocó el lindo vestido color fucsia sobre mi cuerpo, seguido de mis lindos zapatos.

-Papi, muero de hambre. -lloriquee mientras colocaba algo de loción de Victoria's Secret en mi.

-Bien, vamos a almorzar. -dijo tomándome entre sus brazos.

Repose mi cabeza en su hombro mientras él se movía hasta llegar a la cocina y depositarme en mi sillita alta. Fue hacia la cocina a preparar algo misterioso para comer. Mientras yo jugaba con mi muñeca Barbie y veía a papi hacer mi almuerzo. Pasaron uno minutos y luego el se acercó con un pequeño plato con rodajas de plátano y fresas, me conoce tan bien.

-Sii, papi. -chille de emoción mientras el se sentaba frente a mí junto con una pequeña cuchara en su mano.

-Abre. -dijo haciendo su boca justo como debía hacerlo, y así lo hice.

Me daba poco a poco de bocados por mi digestión ya que es algo lenta. Además de mis sorbos de jugo de naranja recién hecho con una gota de jugo de fresa para evitar la indigestión. Papi me prepara dietas estrictas que debo seguir al pie de la letra, además de que me prohíbe consumir azúcar, solo una vez a la semana y son pequeñas porciones.

-Listo, nena. -dijo mientras dejaba mi plato a un lado y besaba mi frente.

-Quiero mi leche. -dije lloriqueando. El sonrió y la tomo de la isla de la cocina.

Puso en bote en mi mano y estaba tibia. Destape el biberón y succione de él mientras saboreaba la deliciosa bebida que papi preparaba mejor que nadie. Papi me vigilaba mientras yo bebía mi biberón y el almorzaba su comida. Cuando papi acabo dejó los platos en el fregadero y ordenó a Sarah que limpiara todo mientras el se encargaba de algunas cosas del trabajo. Me dejo en mi habitación y encendió el televisor donde estaba empezando Blanca Nieves y los 7 enanos, mi película favorita.

-Mira, papi. -chille de emoción señalándole la pantalla plana de 32 pulgadas.

-Creo que estarás entretenida. Solo un poco de televisión y luego vas a dormir. Vendré en un par de horas para inspeccionar que estés dormida. -dijo mientras me lanzaba un beso en el aire y salía de mi habitación.

Me quede literal embobada con el filme, simplemente me fascinaba cada escena. Encontré mi chupete y lo succione mientras el sueño comenzaba a expandirse en mi cuerpo hasta que el filme acabo. Papi entro a la habitación y me sonrió, camino hacia mí y me arropo de manera correcta mientras besaba mis labios.

-Descansa, linda. -dijo mientras besaba mi frente y se alejaba poco a poco hasta irse de mi habitación.

Solo unos cuantos minutos fueron necesarios para que me quedara completamente dormida bajo los efectos de el biberón, aunque mañana tengo colegio, espero que por la mañana las marcas del cuello hayan mejorado.

Daddy's Little Princess (j.b) (h.s) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora