La hija del diablo (terminada)

By BelenIparraguirre

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La hija del diablo
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Epilogo

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By BelenIparraguirre


Capítulo 26, Una aliada inesperada

"Dividios, tal y como lo hemos planeado y... ¡buena suerte!", dije en la mente de todos y con esa frase todo empezó. Los Vulturis no nos esperaban ni por asomo, íbamos a pillarles por sorpresa.

Ni siquiera sus vigías de las afueras de Volterra habían podido dar la voz de alarma, antes siquiera de que nos detectaran yo misma me había encargado de matarlos.

Ahora nos habíamos dividido en grupos para apoderarnos del castillo de los Vulturis... bueno, excepto yo que iba por libre, yo tenía algo pendiente con Aro Vulturi y quería solucionarlo sola.

Porque de Aro me encargaba yo.

Para empezar cegué a todos los que se encontraban a mi alcance y les hice creer que sus compañeros eran enemigos y empezaron a matarse entre ellos, momento que aproveché para colarme en el castillo por la puerta principal e ir a los aposentos de Aro.

Pero a estas alturas el jaleo ya había empezado y sabía que todos debían haberse dado cuenta de lo que sucedía. Pero tampoco tenían opción de escapar, los licántropos rodeaban el castillo por si alguno intentaba huir, si no morían en nuestras manos morirían despedazados por los licántropos.

Eramos un ejercito mucho más poderoso y numeroso que el de ellos.

Era por eso que a los Vulturis no les gustaba los clanes como el de Carlisle, siempre habían temido un ataque como este, sabían que cuantos más vampiros con dones y más numerosos podían presentar resistencia a su tiranía y ese día había llegado.

Ya podía oler en el aire el aroma de Aro, estaba cerca, el castillo se había vuelto una locura con el ruido de las batallas que se estaban desarrollando, el olor a muerte ya se respiraba en el ambiente y esto apenas acababa de empezar. Pero yo sólo estaba concentrada en encontrar a Aro, pero alguien estaba concentrado en encontrarme a mí.

Jane.

Era sigilosa como pocas y cuando me quise dar cuenta se me echó encima intentando arrancarme la cabeza.

Rodamos por el suelo e intenté ordenarle que se quitara de encima, pero me di cuenta que eso no iba a funcionar porque vi que llevaba puestos tapones para los oídos, se los había puesto para no poder escucharme. Así que intenté manipularla a través de su mente, pero sus violentos ataques hacía mi impedían que pudiera concentrarme en entrar en su mente y es que estaba golpeando mi cabeza salvajemente contra el suelo del castillo, intentando separarla de mi cuerpo mientras no dejábamos de forcejear.

-¡Por tu culpa mataron a mi hermano y yo te voy a matar a ti! ¡Tú eres la culpable de todo! -me gritaba como poseída y yo había podido aguantarle muchas cosas a Jane durante estos años, pero no que me culpara por lo de Alec. Ya había soportado que me echaran las culpas de muchas cosas, pero de lo de Alec no iba a permitirlo.

Así que dejé de intentar separarla de mi con ambas manos y levanté una hacia su cabeza, golpeándola al lado del oído, consiguiendo que uno de los tapones se le cayera.

Esta era sin duda mi oportunidad. Una simple palabra haría que Jane me dejara en paz. Pero sentí que por Alec debía intentar razonar con ella, se lo debía a él.

Pero eso no evitó que el odio se apoderara de cada una de mis palabras al sentir que me hacía responsable de la muerte de Alec.

-¡Yo no fui quien le cortó la cabeza! ¡Él sabía que se arriesgaba a morir si regresaba y regresó sólo por ti, fueron tus amados maestros quienes le asesinaron! -le grité con odio mientras volvía a intentar con todas mis fuerzas separar sus manos de mí (ya que seguía intentando arrancarme la cabeza) y quitarmela de encima.

-¡Le mataron porque nos traicionó por ti! ¡¿De verdad pensabas que se iban a tragar el cuento de que le habías manipulado para huir? ¡Todos sabían que él era capaz de hacer cualquier cosa por ti, incluso de traicionar y mentir a los maestros! Alec ha muerto por tu culpa -lo último lo dijo en un tono que, de haber sido humana, le habría salido con lágrimas.

Y las palabras de Alec vinieron a mi mente.

"Sé que crees que es un monstruo sin corazón, pero aunque no lo creas, ella no es tan diferente a ti, ella sólo era una niña asustadiza cuando los Vulturis nos salvaron. Ella les ve como unos padres y les admira".

-¡¿Cómo es que no te das cuenta, Jane?! ¡Los Vulturis no te salvaron de morir en la hoguera porque era lo correcto, te salvaron sólo porque querían tu don y no les importó esclavizarte para que permanecieras a su lado! ¡Sólo te quieren a su lado para poder utilizarte en sus intereses! ¡Piensas que es lo correcto, que les debes la vida, pero no es así! ¡Nadie tiene derecho a esclavizar a nadie! ¡Alec se dio cuenta de eso y sólo regresó por ti! -le grité con odio, pero enseguida me arrepentí.

No porque no fuera verdad lo que le había dicho, que lo era, sino porque le acababa de echar en cara que su hermano había muerto por su culpa. Por querer regresar por ella. Y por primera vez vi un fugaz rastro de humanidad en los ojos de Jane, dolida, dudando de si yo tenía razón.

Pero bastaba mirarla a los ojos para saber que en el fondo Jane sabía que yo tenía razón, fue como si despertara y viera todo lo que habían hecho los Vulturis. Que eran ellos quienes le habían quitado a su hermano, no yo.

Y fue en ese momento que noté que estaba distraída que conseguí quitármela de encima.

Pensé que iba a volver a lanzarse hacia mí, pero se quedó tirada en el suelo, rota. Y me di cuenta que Alec siempre había tenido razón, en el fondo seguía siendo una niña asustadiza a la que habían utilizado y que ahora estaba viendo como todo su mundo se rompía en pedazos. Empezando por el asesinato de su hermano.

Y por primera vez desde que la conocía sentí pena por ella, porque en el fondo ella y yo no eramos tan diferentes. Durante diez años yo fui como ella, si tenia que asesinar lo hacía, pero como todos en este lugar. Y es que los Vulturis nos tenían esclavizados a todos, era hora de terminar con eso.

Por eso le tendí una mano a Jane.

Ésta me miró confusa.

-Tu hermano también quería luchar para acabar con los Vulturis, estaba harto de la esclavitud en la que vivía, como todos los que estamos hoy aquí. Únete a nosotros y enfrentate a los que te han robado tu vida.

Jane miró mi mano, aún extendida hacia ella, esperando.

Y justo cuando iba a bajarla porque pensé que no iba a unirse alargó la mano y tomó la mía, mirándome con una mirada que nunca le había visto.

-Acabemos con ellos -exclamó con odio y por primera vez su odio no iba dirigido a mí, sino a los que de verdad merecían su odio, a los seres que la habían utilizado para sus intereses durante demasiado tiempo y que encima habían asesinado a su hermano.

Sus palabras y sus gestos estaban llenos de dolor y de odio, bastaba con sólo mirarla para saber que, de ser necesario, iba a morir en esta batalla si hacía falta con tal de vengar a su hermano.

º º º

-La última vez que le vi trataba de huir por las puertas traseras del castillo, no debe andar muy lejos si dices que hay licántropos vigilando los alrededores -me respondió Jane mientras ambas corríamos en busca de Aro, nos topábamos con luchas entre guardias y de los nuestros, pero nosotras sólo buscábamos a alguien en concreto.

Y ese alguien estaba tratando de huir.

Aunque eso no impedía que ayudara a los que encontraba por el camino, metiéndome en las mentes de sus rivales y ordenándoles que se mataran o se dejaran matar sin oponer resistencia.

Y es que Jasper siempre había tenido razón, mi don era lo suficientemente fuerte para ganarles, pero nunca podría haberlo conseguido sola, sin esta alianza que se había creado entre vampiros y licántropos los Vulturis nos habrían hecho pedazos a todos incluso antes de poner un pie en Volterra.

Y al fin le vimos, a lo lejos, como el cobarde que era. Mientras todos sus guardias daban la vida por él ¿qué hacía él? Tratar desesperadamente de huir como una rata.

Él también nos vio y cuando vio mi expresión pude notar cómo se estremecía. Sabía que yo no iba a olvidar lo que me había hecho, ni a mí ni a Alec. Y aún se sorprendió más al vernos a Jane y a mí como aliadas. Sin duda esta era una alianza inesperada para todos.

Sabía que las dos juntas podíamos hacérselo pasar muy, pero que muy mal...

-Jane, acaba con ella, ¡mátala! -le ordenó Aro a Jane desesperado.

Pero ella no le hizo caso y él se enfureció.

-¡¿Se puede saber qué te pasa?! ¡¿Se te olvida quienes son tus amigos?! ¡Eres igual que el inútil de tu hermano! -le gritó colérico y él mismo cavó su propia tumba, eso enfureció tanto a Jane que utilizó su don contra él, ambas sonreíamos al ver a Aro retorcerse en el suelo debido al dolor que Jane le estaba haciendo padecer con su don.

Y como si no fuera suficiente me metí en su mente y puse delante de sus ojos a todos a los que había asesinado. Me sorprendí al descubrir en su mente a la esposa de Marco, su propia hermana, descubrí que él la había asesinado.

Decidí utilizar todo eso en su contra y le creé una ilusión mientras Jane seguía torturándolo en el suelo.

Le hice creer que su hermana seguía viva y que le contaba a Marco que él había intentado matarla, por lo que empezó a luchar contra su propio hermano en su imaginación.

Luego le mostré la decapitación de su esposa, para que sintiera lo que era que te mataran a un ser querido y pude ver por primera vez a Aro sufrir por la muerte de alguien.

Pero eso no era suficiente, iba a ordenarle que se matara cuando de un golpe nos lanzaron a Jane y a mí contra la pared.

Demetri.

Ayudó a Aro a levantarse y mi ilusión desapareció tras el golpe de Demetri, lo que hizo que Aro se diera cuenta que todo lo que le había mostrado era falso, supo enseguida que era yo quien me había metido en su mente.

"Mata a Aro", le ordené a Demetri metiéndome en su mente, pero antes de que Demetri consiguiera cumplir mi orden Aro le arrancó la cabeza, dándose cuenta de lo que estaba intentando hacer.

Así que probé a meterme de nuevo en su mente.

"Mátate".

A Aro empezaron a oscurecérsele los ojos y empezó a quedar atrapado bajo mi orden. Faltaba muy poco para que Aro estuviera totalmente bajo mi control y cuando pensé que había ganado nuevamente otra distracción rompió mi concentración y, por lo tanto, mi hipnosis.

Y esta vez no fue ninguno de los guardias, sino el propio Cayo que había aprisionado a Jane.

-¡Mira a quién tenemos aquí, a nuestra desertora favorita! -escupió Cayo con odio mientras apretaba más el agarre de Jane, amenazando con arrancarle la cabeza.

Jane intentó utilizar su don contra Cayo, pero éste no le dio tregua y giró sus manos para arrancarle de un golpe la cabeza a Jane.

Pero un segundo antes de que lo consiguiera, viendo sus intenciones, me metí en su mente e hice que se paralizara por completo.

Me acerqué corriendo a ellos y solté a Jane del agarre de Cayo.

Habría sido muy fácil terminar con ambos si no fuera porque Jane y yo nos dimos cuenta que venían refuerzos y entre ellos estaban Freddy y Lizz, si llegaban hasta nosotros sería nuestro fin, nos confundirían con sus dones. Aprovecharían que estábamos juntas y nos harían matarnos entre nosotras. Lizz nos transformaría a los ojos de la otra y Freddy aprovecharía para convertirnos en piedra si les dábamos la oportunidad, por lo que tomé una decisión.

La única forma de vencerles era que Jane se fuera, así no podrían confundirme.

-¡Huye, Jane!

Jane me miró como si no creyera lo que le estaba diciendo.

-¡No, quiero ayudar! ¡Deben pagar por lo que le hicieron a mi hermano y lo que nos hicieron a nosotras!

Pero yo no tenía tiempo para discutir y me metí en su mente.

"Huye de aquí bien lejos, es por tu bien. Espera en un lugar seguro hasta que todo pase", tras ordenárselo ella huyó por la misma puerta que Aro planeaba huir y avisé a los licántropos de fuera que la dejaran escapar.

Pero ese momento de distracción pasó factura y noté cómo me arrancaban un brazo de cuajo, cuando giré la cabeza vi a Aro con mi brazo en su mano y a Cayo detrás de mí intentando arrancarme la cabeza.

La mutilación no me dolió, yo ya no sentía dolor, pero sí me enfureció. Y justo en ese momento llegaron los refuerzos, por lo que me concentré y me metí en la mente de Freddy.

"Freddy, toca a Cayo y Aro", le ordené y éste se acercó a Cayo y lo tocó, pero Lizz se dio cuenta y nos transformó a todos, me podía ver a mi misma siendo uno de los guardias y Aro era otro de los guardias, estábamos cambiados aunque seguíamos siendo nosotros, pero ya no sabíamos quién era quién, excepto Lizz.

Había sido astuta, me había transformado a mí en Aro por lo que Freddy vino hacia mí intentando tocarme.

Sintiéndome confundida y acorralada por culpa de Lizz sólo pude escapar de ahí a duras penas, recogiendo mi brazo en el camino.

Me fui a un sitio alejado para poder volver a ponerme el brazo en su sitio, era espeluznante todo esto, pero tampoco era la primera vez que me reponía algún miembro que me amputaban. Al principio no sabía que se podía hacer, pero nuestra propia ponzoña hacía que se volvieran a pegar, era como si soldara de nuevo el miembro al cuerpo.

Lo peor es que Lizz aún mantenía su poder en mí, para ojos de todos yo era ahora Aro Vulturi y todos, tanto amigos como enemigos, vendrían hacia mí para matarme.

Y Aro era yo, por lo que mis amigos le darían la espalda pensando que les protegería, pero Aro aprovecharía para matarles.

Debía encontrar a Lizz y matarla para que su don dejara de tener efecto, de lo contrario este golpe de estado estaba destinado a fracasar.

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