C18

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Capítulo 18, Bella Vulturi

10 años después...

Caminé por los pasillos subterráneos del castillo en dirección a mis aposentos. Ya me sabia de memoria cada rincón de este castillo. Aún recordaba la primera vez que lo pisé, atemorizada y sintiéndome traicionada, por aquel entonces no podía ni imaginar lo que me esperaba entre estas paredes.

No sólo me utilizaban para ganar poder en el mundo vampirico, sino que me habían convertido en toda una máquina de matar.

Y ya no sólo con mi poder, que había aumentado en gran medida desde que me habían transformado en vampira, sino también con mis propias manos. Mi vida ahora era la de una asesina.

Porque yo siempre lo había sido, desde que maté por primera vez, sólo que ahora era utilizada como tal profesionalmente y esta vez no eran accidentes, esta vez mataba porque ese era mi trabajo.

Ya no era esa niña que lloraba cada vez que moría alguien por su culpa, ahora seguía teniendo el mismo cuerpo de adolescente, pero había madurado y cuando mataba a alguien había dejado de sentir lástima o cualquier rastro de humanidad.

Mi tiempo con los Vulturis me había deshumanizado. Bella Swan ya no existía. Ahora era Bella Vulturi, una máquina de matar. Y nunca mejor dicho, porque desde hacía diez años había dejado de tener sentimientos.

Desde que llegué aquí me habían entrenado para matar, nada más despertar de mi conversión empezaron los entrenamientos para aumentar el poder de mi don y poco después empezaron los encargos de trabajo.

Antes siempre llevaba guardaespaldas conmigo para asegurarse de que no me escapara. Ahora ya se fiaban de mí, más que nada porque llevaban años comprobando que yo ya no quería ir a ningún lado, que había asumido mi destino y ya me daba igual.

Esa era la verdad. Había llegado a un punto que me daba igual mi destino, si moría bien, si vivía también bien. Si mataba bien, si torturaba bien, si me mataban o torturaban a mí también bien. Es que ya me daba exactamente igual mi vida.

Era como un robot sin sentimientos y es que tuve que adoptar ese rol para sobrevivir aquí. No fueron fáciles mis inicios en este lugar, pero una vez te deshumanizas eres una más.

Llegué al fin a mis aposentos y Alec seguía tumbado leyendo un libro, tal y como le había dejado horas antes cuando había salido para atender un llamado de Aro.

-¿Aún sigues con ese libro? -le pregunté mientras levantaba una ceja incrédula.

Él se rió por mi tono.

-No seas mala, sabes que me gusta y disfruto releyéndolo -dijo mientras dejaba el libro a un lado.

Yo rodé los ojos sarcástica.

-Pues ala, sigue releyéndolo todas las veces que quieras, yo iba a proponerte que jugáramos a cosas de adultos -solté sonando traviesa mientras me mordía el labio inferior-, pero está bien, si estás ocupado lo dejamos.

Alec se rió descaradamente.

-Sabes que para el sexo nunca estoy ocupado y mucho menos si es contigo.

Me quité la ropa rápidamente y me metí en la cama, donde Alec aún seguía desnudo desde esta mañana.

º º º

-¡No, por favor! ¡Es un malentendido! ¡Yo nunca conspiraría contra vosotros, tenéis que creerme! -suplicaba el pobre infeliz mientras Felix y Demetri le sujetaban.

Yo estaba detrás de los tronos de los maestros, junto a Alec y Jane. Yo ahora también portaba una capa negra a mis espaldas, era ya parte de mi vestuario y me había acostumbrado. Al principio se me hacían incómodas, pero como todo en esta vida es acostumbrarse.

El maestro Aro se levantó y se acercó a él.

-Lamentablemente no te creo -le dio unas palmaditas como si le estuviera diciendo adiós y me hizo el gesto para que me acercara.

Fui hasta ellos y el pobre infeliz me miró como si fuera el mismísimo Satanás, ya todos en el mundo vampirico me conocían. Me había convertido en un verdadero diablo hasta para los vampiros, me temían más que al mismo Satanás.

"¿Cómo quiere que lo haga, maestro?" le pregunté mentalmente, a veces querían que los matara rápido, otras lento y otras torturándolos hasta la saciedad. O incluso si eran pareja mataba primero a uno y mientras lo hacía obligaban al otro a mirar.

"Divierteme, hoy ha sido un día algo aburrido y a todos nos vendrá bien algo de diversión" me respondió en su mente y guiñándome un ojo se sentó en su trono mientras Felix y Demetri le soltaban.

Ahora las mentes humanas y las mentes vampiricas no tenían ningún secreto para mí. Las controlaba por completo y podía meterme en ellas a mi antojo.

Ya no sólo hipnotizaba, sino que me metía directamente en los pensamientos de la gente y sólo con pensar algo la otra persona lo oía en su mente y lo cumplía. Pero eso no era nada más que una pequeña parte de las mejoras de mi don desde que me había convertido en vampiro.

Decidí jugar un poco con mi victima, así que me metí en su mente y creé un escenario. Le hice creer que estaba en un campo verde, libre, sin ataduras.

Sus ojos se habían vuelto completamente negros mientras estaba perdido en la ilusión que le había creado en su mente. Ya no se le veía ni el blanco del ojo.

Empezó a reír sintiéndose libre y noté que intentaba recordar qué había sucedido, mientras él intentaba recordar busqué en su mente sus recuerdos.

Vi a su compañera y la puse delante de sus ojos a lo lejos. Pero no sólo se lo hice ver a él, sino que les mostré a todos los presentes en la sala la ilusión que había creado, antes sólo podía meterme en una mente a la vez, pero ahora conseguía meterme en todas las mentes cercanas mostrando la misma ilusión. Cansaba mucho más y me agotaba rápidamente, pero con el tiempo cada vez conseguía que mi poder aumentara un poco más. Era sobretodo experiencia y práctica.

En cuanto Charles, quien estaba sentenciado a muerte por traición, vio a su compañera empezó a correr hacia ella llamándola.

Luego puse a su amada en peligro y él empezó a luchar contra ellos por defenderla, pero no lo consiguió y terminaron matándola delante de sus ojos. Lo que él no sabía es que ni ahí estaba su amada ni tampoco había enemigos, pero él así lo creía y sentía real lo sucedido. Podía sentir que ya estaba planeando cómo quitarse la vida, no quería seguir viviendo si ella estaba muerta. Pensé que ya iba siendo hora de terminar y di la orden.

"Matate"

Y empezó a mutilarse él mismo, y esta vez permití que se moviera también en la vida real, por lo que sus mutilaciones hacia si mismo fueron reales. Por lo que pocos segundos después el mismo Charles se había mutilado a sí mismo y Felix y Demetri tiraron sus restos al fuego.

Aro y Cayo me aplaudieron al terminar. Marco se veía ausente como siempre, sé que él no disfrutaba con estos espectáculos, por eso siempre evitaba a él mostrarse las ilusiones que creaba, excepto cuando él me pedía lo contrario.

Marco era diferente a sus hermanos. De los tres él era el único que parecía tener sentimientos y tal vez por eso no terminaba de encajar en este lugar. Y es que en este sitio los sentimientos no existían, todos eramos monstruos y lo sabíamos.

º º º

-Jaque mate -exclamó el maestro Marco en una de nuestras tantas noches de ajedrez.

Se había convertido como en una costumbre, todas las noches, después de cumplir con los quehaceres diarios, echábamos durante horas unas cuantas partidas al ajedrez. Al principio ni siquiera sabía jugar y ahora, aunque me había convertido en una experta del ajedrez, nunca conseguía ganar a Marco. Lo de él eran ya muchos siglos de práctica, yo apenas llevaba diez.

Todo empezó cuando llevaba dos años en este lugar, me mandaron a que fuera a llevarle una cosa a Marco y le vi jugando solo, me contó que antes siempre jugaba con su difunta esposa, pero que ahora no tenía con quien jugar. Se ofreció a enseñarme y desde entonces llevábamos jugando.

No hablábamos apenas, sólo jugábamos. Ese era como el único momento de relax para desconectar de nuestra realidad que teníamos y no queríamos estropearlo con palabras.

Marco asintió y yo hice lo mismo levantándome del asiento. Por hoy ya había habido suficiente ajedrez.

Alec debía de estar en su habitación así que fui hasta allí, entré sin llamar y ahí estaba él. Sentado delante de la chimenea ojeando con gesto despreocupado el periódico del día, deduje que esperándome.

-Siento el retraso, ¿nos vamos ya? -le pregunté haciendo que alzara la vista del periódico.

Él sonrió y salimos del castillo a cazar. Los ojos de ambos estaban ya negros desde la última vez que habíamos cazado. No cazábamos en Volterra, estaba prohibido, salíamos fuera de la ciudad para saciar nuestra sed.

Años atrás intenté ser vegetariana como los Cullen, pero no podía, no tenía suficiente fuerza de voluntad para alimentarme sólo de animales. Por lo que me rendí y me alimentaba de humanos, por lo que mis ojos eran de un rojo brillante.

º º º

Después de cazar y regresar a Volterra decidimos dar una vuelta por la ciudad, era de noche y estaba todo precioso. Oímos sonar música en la plaza del pueblo, por lo visto un chico joven se estaba declarando a su novia con baladas y tras aceptar casarse los músicos se habían quedado tocando toda la noche. Por lo que las parejas de Volterra empezaron a bailar todos reunidos en la plaza.

Alec me pidió bailar y yo acepté.

Y se podría decir que este había sido un buen día.

Al menos hasta que volviendo al castillo pasamos por un bar y lo oí. Oí ese nombre que llevaba tanto tiempo sin escuchar.

"-El reverendo Greene se ha ganado un lugar en los corazones de la gente de Seattle. Este buen hombre no sólo ha dedicado su vida a su comunidad, sino que ahora se encarga de ayudar a niños con problemas".

Era una entrevista televisada y reconocí de inmediato las calles de Seattle, donde se estaba grabando esto, era en el parque central de la ciudad, ambos sentados en un banco.

"-Cuéntenos ¿cuál diría usted que ha sido el caso más difícil al que ha tenido que enfrentarse?

-Bueno, a lo largo de mi vida me he encontrado con muchos casos difíciles, pero sin duda el peor fue el de una muchacha que estaba poseída por el diablo. Intenté ayudarla, su madre estaba desesperada, pero ella no se dejaba ayudar y terminó huyendo. Sólo Dios sabe dónde estará ahora y qué cosas horribles habrá hecho desde entonces... Es por eso que me decidí a abrir este centro, para que los padres no tengan que pasar por lo que pasó nuestra pobre vecina la señora Swan..."

Empecé a temblar y no porque tuviera frío, sino porque por primera vez en diez años un sentimiento me invadió.

El más puro odio.

La hija del diablo (terminada)Where stories live. Discover now