C8

1.2K 62 4
                                    

Capítulo 8, Bipolar

La conversación con Emmett me había dejado preocupada. Lo que menos quería era causarles problemas a mi nueva familia, así que tenía muy claro que no iba a acercarme para nada a La Push.

Edward me estaba enseñando a tocar el piano. Aún era muy mala, pero Edward era muy paciente y gracias a eso estaba aprendiendo poco a poco. Al menos cuando tocaba ya no sonaba como un gato atropellado. Ahora, el sonido era medio decente. Pero sólo medio. Aún tenía mucho que aprender. Y es que Edward estaba resultando ser mi maestro en muchas cosas. Sin él estaría perdida.

-Pufff... estoy cansada de tocar. Oye, ¿por qué no salimos a dar una vuelta a algún sitio? Estoy cansada de estar encerrada -exclamé mientras estiraba los brazos y las piernas, y es que los tenía ya agarrotados de estar sentada tanto tiempo.

Edward y yo llevábamos horas sentados delante del piano, el cual se encontraba en el salón.

Edward me miró con una sonrisa.

-¿Y adónde te apetece ir? -preguntó.

Me mordí el labio mientras lo pensaba.

-No hagas eso -me dijo de repente Edward confundiéndome.

-¿Qué no haga el qué?

-Morderte el labio.

Le miré extrañada mientras enarcaba una ceja.

-¿Y eso por qué?

Edward se quedó callado y, sin esperarmelo, me besó. No era mi primer beso, por desgracia, cuando Phil abusaba de mí a veces me besaba, incluso Tommy, mi vecino, me había besado de imprevisto. Aún así, yo quise considerar este mi primer beso de verdad. Porque por primera vez sí disfruté del beso.

El beso no duró mucho, pero fue suficiente para dejarme sin aire. Cuando se separó de mí me miraba con una sonrisa traviesa en los labios, yo en cambio estaba totalmente en shock.

-Porque cuando haces eso me entran unas ganas tremendas de besarte.

Yo aún estaba tratando de recuperar el aliento y de calmar la respiración. En ese momento agradecí que estuviéramos solos en la casa.

Nuestras miradas estaban entrelazadas y ninguno de los dos podía dejar de mirar al otro. Me sonrojé.

Fue en ese preciso momento que me di cuenta de que estaba profundamente enamorada de Edward. Hasta ahora no me había percatado de lo profundos que eran mis sentimientos, pero ahora habían salido a la superficie y no tenían intención de volverse a esconder nunca más.

Me di cuenta de que Edward había sido mi maestro en más de una cosa. En los estudios, en el piano y ahora también en el amor. Porque lo que sentía por Edward era autentico y ahora me daba cuenta.

Sonreí ante ese descubrimiento.

Me volví a morder el labio, provocándolo. Él se dio cuenta de mis intenciones y sonrió a más no poder.

Nuevamente se volvió a inclinar dispuesto a besarme... pero entonces se separó de mí de inmediato.

Le miré extrañada.

-¿Qué ocurre? -pregunté.

Su rostro se había vuelto tenso. Ya no quedaba nada de ese brillo juguetón en su mirada.

-Están aquí. Han vuelto -y sin decir nada más salió del salón, dejándome sola, directo a su habitación.

º º º

Había pasado una semana desde aquel beso con Edward. Y desde entonces aún no había tenido oportunidad de hablar con él al respecto, ya que no habíamos tenido un momento a solas. Siempre había alguien por en medio. Y las clases de estudio y las de piano habían quedado anuladas por el momento, era como si Edward no quisiera saber nada de mí. Es más, parecía evitarme a toda costa. Eso me entristeció. ¿Acaso se había arrepentido del beso?

La hija del diablo (terminada)Where stories live. Discover now