C10

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Capítulo 10, ¿Amigos?

Desde lo sucedido en Port Angeles las cosas en casa se habían vuelto muy sobreprotectoras. Y es que ahora si quería salir siempre tenía que hacerlo acompañada. Sabía que lo hacían porque se preocupaban por mí, pero a veces era agobiante.

Había intentado razonar con ellos diciéndoles que sabía defenderme yo sola, pero todo era inútil.

Los tipos que habían intentado violarme salieron en las noticias, tal y como yo les había ordenado se habían entregado. Nadie daba crédito a que unos delincuentes se entregaran todos juntos y a la vez, confesando todo lo que habían hecho (su lista de delitos no era corta, todo lo contrario, pasarían una larga temporada en la cárcel). Otro dato curioso, que habían dicho en las noticias, era que los policías que les tomaron declaración habían comentado que todos parecían bajo algún tipo de sugestión mental, porque cuando les preguntaban que qué les había llevado a confesar sus crímenes nadie sabía qué contestar. De hecho, cuando durmieron y al día siguiente despertaron ninguno de ellos recordaba qué había pasado ni qué hacían en la comisaria. Intentaron negar todo lo que habían confesado el día anterior, pero ya era inútil, las cartas ya estaban sobre la mesa.

º º º

Me encontraba ahora mismo en el salón viendo la tele, estaban haciendo Los Simpson. Yo estaba tumbada en el sofá tapada con una manta porque hacía algo de frío.

De repente Edward entró en el salón, desde lo sucedido en el prado le había estado evitando, a pesar de que él había intentado acercarse a mí para hablar de lo de Port Angeles, pero yo siempre me las ingeniaba para escabullirme y no hablar con él. Había sido él quien había empezado este juego del gato y el ratón, así que no se podía quejar si ahora era yo quien le evitaba.

Me planteé levantarme del sofá e irme, pero realmente no me apetecía levantarme y preferí optar por la opción de ignorarle desde el sofá. Además, yo estaba antes que él ¿por qué tenía que irme yo?

-Bella, ¿podemos hablar? -me preguntó mientras se sentaba en el sillón de al lado.

Le ignoré y puse más volumen a la tele.

-Bella, siento mucho todo lo que ha pasado entre nosotros. No tenía ningún derecho a confundirte de esa manera y entiendo que estés molesta. Pero, por favor, olvidémonos de lo que sucedió y volvamos a ser amigos.

¿Amigos? ¿Edward quería que volviéramos a ser amigos? ¿cómo se hace para volver a ser amiga de alguien que acabas de descubrir que amas? Y, para añadirle más inri, cuando ese alguien te ha confesado que también te quiere pero que, por algún motivo desconocido, no quiere estar contigo.

Bueno... desconocido, desconocido... tampoco. Tenía mis sospechas. Y es que yo era muy poco para él. A pesar de que él decía que eso era falso no le creía. Seguramente no quería hacerme sentir mal y por eso decía que no era eso.

Aunque, la verdad... sí que le extrañaba. Extrañaba nuestras conversaciones, extrañaba pasar tiempo con él. Pero si aceptaba su propuesta tenía que ser consciente de que de él solo obtendría una amistad. Nada más. ¿Podría volver a ocultar mis sentimientos y verle como un amigo? Eso era lo que él quería.

Y mientras meditaba en eso me di cuenta de una cosa. Estaba siendo injusta y muy egoísta. Tampoco podía obligarle a que me quisiera, y desde que me había rechazado estaba actuando de forma infantil. Tal vez lo mejor para los dos era olvidar lo sucedido y retomar nuestra amistad, tal y como él quería.

Y, a pesar de que yo no quería ser sólo su amiga, acepté su propuesta. Mientras en mi mente se formaba la firme determinación de olvidarme de Edward.

La hija del diablo (terminada)Where stories live. Discover now