C27

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Capítulo 27, Una nueva era

Tras soldarme de nuevo el brazo al cuerpo salí de nuevo, pero se me ocurrió utilizar lo que Lizz había hecho en mi favor.

Me metí en la mente de los guardias de los Vulturis más cercanos y les hice creer que Bella, es decir yo, estaba cerca y que me buscaran para matarme.

Por lo que serían los mismos guardias los que acabaran con la vida de Aro. Daría lo que fuera por ver la cara que pondría Aro cuando sus mismos guardias se acercaran a él para matarle, seguramente pensaría que iban a protegerle, se llevaría una buena sorpresa.

De todas formas quería que la ilusión de Lizz desapareciera, tenía que encontrarla, sólo esperaba que de mientras los guardias hicieran su trabajo y le mataran, de otra forma escaparía haciéndose pasar por mí.

Me metí en las mentes más cercanas, pero no lograba encontrar la mente de Lizz por lo que debía andar lejos, había tantas mentes que era prácticamente una locura encontrar una mente en especifico.

Decidí que debía hacer algo para reducir el número de personas que había luchando.

Así que cerré los ojos y busqué la mente de mis enemigos, una vez controladas les ordené que se quedaran quietos y fue cuestión de segundos que acabaran muertos.

Sólo esa orden sirvió para acabar con el cuarenta por ciento de los guardias de los Vulturis, y ya habían muerto antes de eso muchos más.

Pero... también sabía que los Vulturis no eran los únicos que estaban muriendo en esta batalla... muchos vampiros estaban luchando ya a la desesperada por vengar a sus amigos caídos...

Y mientras seguía buscando a Lizz vi como cuatro guardias tenían acorralada a Esme, a punto de matarla, corrí hacia ella y arranqué la cabeza de dos de ellos de tirón, y a los otros dos los obligué a que se mataran entre ellos.

Esme abrió los ojos asustada y sorprendida, pensó que era Aro y se dispuso a matarme, pero antes de que lo hiciera entré en su mente y le dije que era yo. Se sorprendió aún más, pero me creyó y se sintió aliviada de verme viva, había pensado que me había pasado algo ya que hacía rato que no me veía. Y mientras me alejaba de ella pude ver en su mente que estaba sorprendida por lo que podía llegar a hacer y, a decir verdad, mi don tampoco dejaba de sorprenderme a mí.

Tiempo atrás apenas era capaz de meterme en una mente con todo el tiempo del mundo y ahora podía meterme en centenares con presión incluida y manipularles a todos.

Me llegué a preguntar qué habría pasado si un don como este lo hubiera tenido Aro... toda la humanidad hubiera acabado esclavizada por toda la eternidad, ni siquiera se habrían dado cuenta de que les controlaban la mente.

Yo misma podría hacer que todos me amaran con meterme sólo unos segundos en sus mentes, podría hacer que olvidaran cuánto me odiaban, pero no lo haría.

Tras esta batalla serían ellos quienes decidieran mi futuro.

Porque yo no era Aro, yo nunca utilizaría mi don para esclavizar a nadie. Que pudiera hacerlo no quería decir que debiera hacerlo.

Pero salí de mi distracción momentánea cuando vi a Tommy, pero no era Tommy, me di cuenta por su mente que era Lizz, estaba de espaldas a mí y tenía una oportunidad de oro para matarla. Aunque antes de nada quise saber si los guardias habían matado ya a Aro, pero no conseguía encontrar sus mentes y no quería desaprovechar la ocasión, así que me lancé a su cuello y separé su cabeza de su cuerpo. Por lo que volví a ser Bella.

Lo que hizo que, antes de que pudiera darme cuenta, los guardias a los que había hipnotizado vinieran hacia mí desesperados por matarme, intenté meterme en sus mentes pero cada vez me costaba más y es que decir que estaba exhausta por usar tanto mi poder era quedarme corta, me producía un terrible dolor de cabeza utilizarlo y no conseguí entrar en sus mentes.

Podría haber pedido ayuda a mis aliados que estaban cerca, pero tampoco conseguía entrar en sus mentes, mi cerebro había llegado a un punto en el que no podía más y me di cuenta que estaba sola.

Debería matarlos a la antigua usanza, así que me preparé para luchar con ellos y cuando creí que iba a enfrentarme a cinco guardias sola Emmett y Jasper aparecieron en mi ayuda, matándolos a todos en un santiamén.

Pero lo que ahora me preocupaba era Aro.

¿Dónde se había metido?

º º º

Con la cabeza de Sulpicia en las manos fui hasta donde me habían dicho que habían visto a Aro. Éste era mi regalo para él. En realidad no pensaba arrancarle la cabeza a su esposa, pero ella misma había intentado matar a Leah y aproveché para devolverle el regalo que su esposo me había hecho a mí.

Salí afuera y allí le vi, rodeado de licántropos, había intentado escapar pero eran demasiados contra él.

Cuando me vio llegar con la cabeza de su esposa en las manos me miró con un odio y una ira tan potente que perdió la cordura.

No sólo había ayudado a acabar con su reinado, sino que acababa de matar a su esposa, eso le hizo perder la compostura y se lanzó contra mí, por primera vez ensuciándose las manos por sí mismo.

Me mordió varias veces intentando arrancarme pedazos, pero antes de que lo consiguiera le apartaba con un golpe, aunque estaba segura que me quedarían cicatrices, pero no me importaba, de hecho eso era lo que menos me importaba en ese momento. Estaría gustosa de llevar todo el cuerpo lleno de cicatrices si eso significaba que Aro estaba muerto.

Aprovechando un momento de despiste de Aro le arranqué ahora yo a él ambos brazos, a ver si le gustaba que le mutilaran.

Rabioso y colérico por lo que le había hecho intentó apartarme con los pies, pero él tenía la desventaja.

Me levanté sonriendo de encima de él y lancé sus brazos a los licántropos, para que los despedazaran, y Aro gritó para intentar impedirlo.

Pero sus gritos de nada sirvieron, los licántropos ya estaban destrozando sus brazos, Aro se puso de pie, con las únicas extremidades que aún le quedaban y me lancé sobre él para arrancarle al fin la cabeza.

Dando fin así al gobierno de los Vulturis.

Este simple gesto daba comienzo a una nueva era, una nueva era donde ya no existiera la esclavitud entre los de nuestra especie. Una nueva era donde fuéramos dueños de nuestro propio destino.

Y una nueva era en el que las personas con dones no tuvieran que convertirse en asesinos para poder sobrevivir.

º º º

Una vez la batalla finalizó todos prendimos fuego al castillo de los Vulturis, nos quedamos observando hasta que no quedaron más que cenizas.

Habíamos ganado. Al fin eramos libres.

Los Cullen estuvieron a mi lado, me sentí aliviada de que ninguno de ellos hubiera muerto. Otros no habían tenido tanta suerte y habían perdido a seres queridos en esta batalla.

Tal vez por eso las llamas nos atraparon a todos, ninguno podía dejar de mirar cómo se venía abajo el castillo de los Vulturis, era como si necesitáramos ver que esto se había acabado para siempre y mientras lo veíamos consumirse entre las llamas muchos encontramos la paz.

Entre ellos yo.

Ya no más esclavitud.

Ya no más asesinatos.

Ya no más Vulturis.

Pero cuando noté la mano de Sam en mi hombro supe que ahora era hora de mi juicio.

º º º

Terminé de soldarme las extremidades cuando oí como alguien entraba en los calabozos donde me retenían.

Era Alec, uno de los perros falderos de los Vulturis.

-Es inútil, lo único que consigues con esto es que te castiguen ¿no has tenido ya suficiente? -me preguntó, pero me sorprendí al notar tristeza en su tono.

No me esperaba eso viniendo de él.

-Déjame en paz, ¿por qué no vas a lamerles el culo un poco más y me olvidas? -contesté malhumorada.

Alec suspiró y se apoyó contra la pared mientras me miraba.

-Es mejor que te adaptes rápido a este lugar.

-No pienso adaptarme a este lugar, sois unos asesinos -exclamé con desdén, les odiaba a todos-. Sólo quiero morirme y ni eso me permitís.

Ya era la segunda vez que intentaba matarme y la segunda vez que me lo impedían. Y esta vez me habían mutilado para darme una lección y que no lo volviera a intentar. Pero seguiría intentándolo hasta conseguir morir.

No soportaba pensar en lo que les había pasado a los Cullen por mi culpa, ya daba igual lo que yo hiciera, ellos estaban muertos y ya no tenían contra quién vengarse si me mataba.

Si tan sólo no hubiera intentado huir... ellos aún seguirían vivos.

Puede que me traicionaran, pero no merecían morir como lo habían hecho. Eran unos sádicos hijos de puta y no pensaba trabajar para ellos.

-No te negaré que matamos si hace falta, pero no todos somos tan malos como nos pintas. Muchos sólo obedecemos órdenes para sobrevivir aquí, deberías hacer lo mismo.

Dicho eso se fue dejándome sola, me tuvieron retenida en el calabozo dos semanas más y todos los días Alec me visitaba. A cada visita mi antipatía por él desaparecía cada vez un poco más hasta el punto en el que llegué a considerarle un amigo.

Cuando al fin me quitaron el castigo y pude salir Aro me dijo la verdad, me confesó que los Cullen no estaban muertos. Me sentí aliviada hasta tal punto que no sería capaz de describirlo con palabras y desde ese momento decidí que nunca más volvería a intentar huir. No quería que lo que me mostró aquella vez se cumpliera.

Así que seguí los consejos de Alec para sobrevivir en este lugar.

Él me enseñó a aparentar conformidad con mi nueva vida, seguía despreciando a los Vulturis, pero no hacía falta demostrarlo, eso sólo traía consigo castigos. Y el tiempo fue pasando y me volví una Vulturi más.

Pero no pasé por alto que en el proceso había perdido mi humanidad. Pero Alec me hacía sentir bien, era con el único que me pasaba, cuando estaba con él estaba a gusto, no me sentía un monstruo y tampoco una asesina a su lado, eramos iguales, tal vez por eso nos entendíamos tanto.

Sólo hacíamos lo que hacía falta por sobrevivir.

Y nuestra amistad dio paso a algo más entre nosotros. Si tenía que pasar el resto de la eternidad con los Vulturis sólo esperaba que Alec siempre estuviera a mi lado, sin él no podría aguantar en este lugar del infierno...

Salí de mis recuerdos cuando me di cuenta que ya estábamos llegando a La Push, había sido un viaje largo, pero ya estábamos aquí.

Donde se realizaría mi juicio mañana por la mañana.

Yo estaba siendo custodiada tanto por vampiros como por licántropos, como si temieran que escapara.

Pero allá ellos si querían desperdiciar sus primeros momentos de libertad y victoria vigilándome, yo no pensaba ir a ningún lado, pero si se sentían mejor vigilándome que así fuera.

Yo pensaba disfrutar estos momentos recordando a las personas que quería. Porque tal vez ésta sería la última noche de mi existencia.

Si mañana me declaraban culpable mi cabeza sería separada de mi cuerpo antes de que el sol se pusiera. Así que si eso llegaba a suceder, que era lo más probable, quería irme con buenos recuerdos en mi mente.

Por lo que dejé vagar mi mente a aquella época en la que era una niña y mi padre aún seguía a mi lado...

La hija del diablo (terminada)Where stories live. Discover now