C17

964 48 1
                                    

Capítulo 17, Traición

Me sorprendí al ver que esos misteriosos individuos nos llevaban de vuelta a la casa de los Cullen.

Mi mente recordó algo sobre una fiesta y cuando intenté hacer memoria recordé la fiesta de graduación, ¿acaso eran ellos invitados a la fiesta?

Pero cuando entramos a la casa me di cuenta que ahí ya no había invitados, sólo estaban los Cullen y más encapuchados con túnicas negras que parecían esperarnos.

Todos estaban reunidos en el salón y a pesar de haber asientos de sobra todos estaban de pie. No fue hasta ese momento que comparé a los Cullen con esos individuos y me di cuenta de que eran como ellos, vampiros. La única diferencia que encontré fueron sus ojos, tenían un extraño color rojo, a diferencia del color dorado de los Cullen.

Entonces recordé uno de las tantas conversaciones que había tenido con los Cullen en las que me contaron que ellos tenían los ojos dorados al beber sangre de animal, pero que quienes se alimentaban de humanos los tenían rojos.

Tragué saliva, nerviosa, sin entender qué estaba pasando.

-Bella... -susurró Esme espantada, como si no esperara que volviera ¿tantas ganas tenía de que me largara?

Luego intercambió una pequeña mirada con Edward y éste negó levemente con la cabeza. No entendí de qué hablaban, pero tampoco me importó, sólo quería que terminara esto pronto y poder ir a confesar a la policía lo que había hecho. Luego me mataría y al fin encontraría la paz.

-Bueno, bueno, así que al fin tengo el placer de conocer en persona a la famosa Isabella -dijo uno de los encapuchados, pero su túnica era un poco diferente, la de él y la de dos personas más, eran como túnicas más preciosas y elegantes que las otras. Y no tardé en darme cuenta del porqué. Al parecer esos tres individuos eran los que mandaban allí.

Sólo bastaba con echar un vistazo y ver los rostros de todos, desprendían aires de superioridad y autoridad. En cambio los otros eran como si fueran guardias o algo parecido.

El que parecía liderar incluso a los otros dos fue el que se acercó a mí mientras me hablaba.

-¿Famosa? ¿nos conocemos? -solté sin importarme sonar maleducada.

Pero él no se molestó, más bien todo lo contrario, se rió.

-Oh, llevas razón, Isabella. Aún no nos hemos presentado. Soy Aro Vulturi y estos son mis hermanos, Marco y Cayo -explicó señalando a los otros dos. A los restantes ni siquiera se molestó en presentarlos, afirmando más mi teoría de que eran como su propia guardia personal.

No entendía por qué unos vampiros necesitaban guardia que les protegiera cuando eran invencibles.

-Y, respondiendo a tu anterior pregunta, sí, por supuesto que eres famosa. He oído tanto de ti que no veía el día de conocerte, si no fuera por mi estimado amigo Carlisle habría venido a buscarte mucho antes. Pero insistió en que merecías al menos terminar la escuela primero.

Aro sonaba jovial mientras hablaba, todo lo contrario a los demás. Especialmente los Cullen, casi podría jurar que los Vulturis eran personas no gratas en esa casa.

Pero, por algún motivo que desconocía, tenían que aguantar su presencia.

Todos guardaban silencio, dejándonos hablar a Aro y a mí y me sentí rara. Era como si todos supieran que este momento iba a llegar tarde o temprano y estaban observando cómo se desarrollaba.

Pero no entendía porque toda la atención estaba puesta en mí. ¿Qué querían los Vulturis de mí?

-¿Primero? ¿primero de qué? -exclamé, Aro hablaba como si ya todo estuviera dicho y planeado, sólo que se olvidaba del pequeño detalle de que yo no sabía nada.

La hija del diablo (terminada)Where stories live. Discover now