14 de febrero del 2014.
-¡Lee Sungyeol! ¡Joven Lee Sungyeol! Si no tiene pensado poner atención, hágame el favor se salir de mi clase.
Más que una sugerencia, fue una petición, de todas maneras no podría concentrarme en lo más mínimo, suspire y salí de aquel salón, caminando hasta el jardín trasero del instituto, ahí me tire en el pasto al pie de unos grandes arboles, cerrando mis ojos, intentando no volver a llorar.
-Myungsoo...
Debía dejar de pensar en él, ni siquiera se había preocupado por enviarme un mensaje diciéndome que estaba bien, seguramente estaría tan ocupado abriendo todos sus chocolates, que ni tiempo de pensar en mi tenia.
Había cometido el error de enamorarme de él, de ese ser perfecto que nunca se fijaría en mí.
La campana sonó una hora después, había logrado contener el llanto, ahora solo tomaría mi mochila y saldría de ahí, iría directo a casa y no saldría de la cama durante todo el fin de semana, por suerte era viernes.
Tomé mi mochila y salí, estaba cruzando el enorme portón del instituto, cuando alguien grito mi nombre.
ㅡ¡Lee Sungyeol!
Me giré y me encontré frente a frente con un chico de un curso menor al mío, Niel, o algo así se llamaba, solo habíamos cruzado palabras una o dos veces, llevaba un gran caja en las manos y cuando se acercó más a mí, me la entrego, echándose a correr luego, dejándome con cara de idiota y rodeado de un montón de mirones.
El ruido de un motor acelerando sin moverse de su lugar, llamó mi atención, conocía ese motor, era de la moto de Myungsoo, giré el rostro y lo vi ahí, frente al instituto, con su chamarra negra de cuero y su casco, sabía que me miraba solo porque tenía el rostro girado hacia mí, me señalo la parte trasera de la moto, indicándome que subiera y yo obedecí, sin chistar.
Guarde los chocolates que Niel me había dado en mi mochila y me la acomode bien en la espalda, tome el otro casco y me lo puse, subiendo a la moto de Myungsoo, con un poco de trabajo pude escucharlo.
-Sujétate bien.
Rodee su cintura y yo me sentí derretir cuando mis fosas nasales se llenaron con el delicioso aroma del mayor, aun con el casco puesto podía percibirlo, era tan masculina su fragancia, mis manos se aferraron con más fuerza alrededor de su cintura, nos detuvimos frente al edificio donde vivía, un gran edificio de apartamentos un poco... muy lujosos.
Myungsoo venía de una familia rica, aunque ahora él trabajaba como modelo y acababan de darle su primer protagonico, algo sencillo pero yo esperaba que triunfara, ganaba su propio dinero, el acababa de graduarse de la universidad.
No me hablo durante todo el camino en el elevador, ni siquiera me miraba y eso solo me hacía querer llorar más; había estado así de raro estos días, llevaba más de una semana sin hablarme y antes de eso se había portado cortante conmigo, sentía que pronto me pondría a llorar, mis ojos ardían, las puertas del elevador se abrieron y el salió primero, estuve a punto de presionar el botón para que estas se volvieran a cerrar y yo me escaparía y regresaría a casa.
Pero no lo hice, salí tras él y entre cuando abrió la puerta del apartamento, mire alrededor, todo estaba perfectamente ordenado, olía bien, ¿pollo?, mi estómago gruño y Myungsoo se paró frente a mí.
-¿Quién era ese?
-¿Eh?
-Solo responde Sungyeol, ¿quién era el de los chocolates?, ¿estas saliendo con él? ¿Te gusta?
-?No me hablas por más de una semana y lo único que me preguntas es quién era el chico que me dio los chocolates?... ¿Y eso a ti que te importa?
Iba a irme de ahí, ya no podía contener el llanto, fue cuando sentí sus brazos rodearme la cintura por la espalda, pegando sus labios a mi oído.
-Me importa porque me gustas, porque... sino te he hablado estos días, es porque estaba aclarando mis ideas, porque me enamore de ti, de mi dongsaeng, porque puedo ir a la cárcel si te pongo una mano encima ya no me importa, por ti correré cualquier riesgo.
Sus palabras me descolocaron por completo, ¿estaba hablando en serio?, tuve que pellizcar mi brazo para asegurarme de que esto no era un sueño, pero los labios de Myungsoo sobre la piel descubierta de mi cuello, me trajeron a la realidad de golpe, acaricie sus manos y entrelace nuestros dedos, girándome poco a poco, hasta quedar frente a frente, el mantuvo rodeada mi cintura en todo momento, sus mejillas estaban rojas, nunca lo había visto sonrojarse por nada, excepto una vez que por accidente me vio en bóxer, mis manos tomaron su rostro y lo atraje hacia mí, juntando nuestros labios por primera vez.
Sentía pequeñas descargas en mis labios, mis manos terminaron rodeando su cuello atrayéndolo más hacia mí, deslizando mis dedos por sus cabellos, ese cabello rebelde que era extrañamente suave, sus manos me quitaron la mochila con cuidado, dejándola caer al piso.
Nuestro primero beso fue tierno, yo era inexperto, nunca había besado a nadie, pero Myungsoo me guio, yo sabía que él ya había tenido varias parejas antes, dos o tres, no muchas, cuando me lo conto, me puse tan celoso que deje de hablarle como dos días, con el pretexto de que tendría exámenes.
Pero ahora era mío, ¿lo era verdad?, nos separamos luego de un rato de pequeños roces, pequeñas mordidas, suaves caricias con la lengua, o al menos lo intentaba.
Myungsoo se alejó lo suficiente como para poder mirarme a los ojos, delineando la línea de mi mandíbula con su mano, hasta que la poso en mi cuello y sonrió, esa maldita sonrisa que me mataba, esa que marcaba su hoyuelo.
-Entonces Sungyeol, ¿te gusta ese chico?
-Serás tonto... ¿por qué te correspondería el beso si me gustará alguien más? Me gustas tú hyung, me gusta mi hyung Kim Myungsoo.
-Eso era todo lo que necesitaba escuchar, eso y la respuesta a mi pregunta, Lee Sungyeol, ¿quieres ser mi novio?
-Si quiero, quiero ser tu novio Kim Myungsoo.
-En realidad había planeado esto más romántico pero... ya ves, lo celos no me hacen pensar bien.
-¿Estabas celoso?
-Aun lo estoy, ahora saca esos chocolates y deja que yo me los coma todos.
-¡Eso es injusto!
-¡Sin replicar!
No dije más y con una enorme sonrisa, le di los chocolates al mayor, el cual guardo estos en un cajón de uno de los muebles que había ahí.
Me había hecho de comer mi comida favorita, pollo frito con papas, obviamente todo preparado al estilo coreano, no sabía si realmente Myungsoo lo había hecho o lo había pedido, pues hasta donde sabía sus cualidades en la cocina, no eran muy buenas.
Pero la comida, hecha o no hecha por Myungsoo, era deliciosa, me comí todo, el mayor me miraba con una enorme sonrisa en los labios, acercándose a limpiarme el rostro cuando termine, aunque en realidad fueron sus labios los que terminaron limpiando la comisura de los míos, luego su lengua se deslizo por en medio de estos y este beso fue mucho más apasionado que el otro.
No supe en que momento habíamos terminado en su habitación, el recostado sobre mí, ya sin camisa y yo había sido quien se la había quitado.
Estaba nervioso, nunca había tenido ninguna experiencia sexual que no fuera yo, mi mano y algunos vídeos de internet.
-Yeollie, realmente quiero que esto sea especial, sino te sientes listo, por favor dímelo ahora que puedo detenerme, en cuanto te desabroche el primer botón y un poco de tu piel quede expuesta, dudo mucho que pueda detenerme.
-Quiero hacerlo Myungsoo, he venido fantaseando con esto desde que me di cuenta que me gustabas, si con alguien quiero perder mi virginidad, es contigo.
-Luego de mí no habrá nadie Sungyeol, ¿entendiste?, serás mío para siempre, te amo, estoy tan enamorado de ti, quiero que entiendas eso, quiero que entiendas que no solo es calentura, quiero que sepas que te quiero bien, como para pasar el resto de mi vida a tu lado.
-Demuéstramelo, demuéstrame cuánto me amas.
Nuestros cuerpos poco a poco fueron quedando desnudos, el mayor se encargó de besar cada centímetro de mi piel, poniendo especial atención en la zona de mis lunares, esa que marco con cuidado, mientras sus manos se deslizaban hábilmente por mi cuerpo, sintiendo su miembro rozar con el mío, el ya un poco despierto, yo no, estaba nervioso y eso no ayudaba mucho, pero ese simple contacto, me hizo jadear, Myungsoo me hizo descubrir algo... la zona de mi cuello era uno de mis puntos débiles, pues apenas comenzó a besármelo, mi erección se levantó entre mis piernas, haciéndome jadear aún más alto; me resultaba tan extraño escucharme, Myungsoo me beso esa zona hasta que sentí un poco de líquido preseminal escapar de mi miembro.
-¡Ngh! Myung...soo.
-Dios Yeollie, tus jadeos son lo más hermoso que he escuchado en mi vida, eres tan perfecto.
No pude responder, pues justo cuando iba a hacerlo, el mayor atrapo uno de mis pezones entre sus labios, el otro lo comenzó a maltratar con sus dedos, yo no sabía que hacer, mis manos se aferraron con fuerza a las mantas de la enorme cama, el sudor hacia que estas se me pegaran en la piel, solté una mano solo para enredar mis dedos en los cabellos del mayor, impidiéndole que se alejara, aquello se sentía demasiado bien, se sentía jodidamente bien.
Pero él se apartó y siguió su camino, sintiendo mis mejillas arder cuando me di cuenta de lo que Myungsoo quería hacer.
-No... no es necesario, Myung... es~ ¡Agh!
No me dio tiempo para terminar de hablar, simplemente se metió parte de mi miembro a la boca, comenzando a jugar con su lengua alrededor de él, yo intente cerrar mis piernas, pero él me las separo con sus rodillas, dándome una pequeña palmada en medio de los muslos.
-¡Agh! Myung... ¡ngh!
El mayor continuo hasta que casi hizo que me corriera, pero se detuvo, lo saco de sus labios, dejándolo completamente lleno de saliva. Separó aún más mis piernas y esta vez realmente sentí que el rostro me explotaría de la vergüenza, cuando lo vi lamerse los labios y jalar mi cadera, mientras separaba mis nalgas con sus manos, buscando algo en específico, tome una almohada para cubrirme el rostro, pero él me la quito.
-Quiero ver tu rostro Yeollie, no hagas eso, no tienes idea de lo hermoso que luces justo ahora.
-Es... vergonzoso.
-Eres hermoso mi amor, muy hermoso.
Y sin decir más, su lengua se deslizo desde mis testículos hasta encontrar mi agujero, comenzando a darle pequeñas lamidas, haciéndome gemir más alto, era una sensación extraña, no desagradable, simplemente extraña y placentera, muy placentera.
Pero lo doloroso vino después, cuando el mayor comenzó a dilatarme para poder penetrarme, uno a uno sus dedos se iban abriendo paso en mi estrecho agujero, dolía, dolía como los mil demonios, intentaba respirar como el mayor me lo decía, pero no podía, varias lagrimas escaparon de mis ojos, el dolor disminuyo, pero no se fue.
-¿Duele mucho amor?
-N...No, estoy bien.
Mentí, no quería arruinar esa primera vez con Myungsoo, él fue cuidadoso, muy cuidadoso cuando me penetro, pero sentía pequeñas punzadas de dolor, así que me aferre con fuerza a su cuello, hundiendo mi rostro en este, perdiéndome en su dulce aroma, fue lo único que me ayudo a relajarme lo suficiente, como para llegar a sentir placer mientras Myungsoo se movía lentamente en mi interior, mis uñas se enterraron en su espalda, no tarde mucho en llegar a mi orgasmo, manchando ambos vientres con mi esencia, Myungsoo tardo un poco más, unas cuantas embestidas más, ya no dolía, pero la molestia y el ardor seguía.
El uso condón en nuestra primera vez, Myungsoo fue lo suficientemente consiente como para usarlo, y no porque tuviera miedo de que me contagiara algo, no... sino por el simple hecho de que eso ayudo a que la penetración no fuera más dolorosa.
-¡Te amo!
-Te amo más.
Luego de eso me metió a la bañera con sales aromáticas, para relajarme el cuerpo, el me abrazaba, sentado detrás de mí, acariciando mis piernas con suavidad.
-Dejara de doler, con el tiempo, lo prometo.
-Aun así, fue maravilloso.
Otro beso, un beso que sello nuestra promesa de seguir juntos por mucho tiempo, un beso que nos llevó a una segunda vez en la bañera y esta vez, como Myungsoo prometió, no dolió tanto.
17 de septiembre del 2016
-¿Puedo saber por qué esa sonrisa?
Me había perdido tanto recordando mi primera vez con Myungsoo que no había escuchado cuando regreso a casa, le sonreí y me puse de pie, abrazándolo con fuerza.
-Nada, solo estaba recordando cuando nos hicimos novios.
-Más te vale que Niel no estuviera en esos pensamientos.
-Es inevitable.
-Inevitable, claro... Eres mío, todo mío.
-Solo tuyo.
-Te amo Sungyeol.
-Te amo Myungsoo.
Y así abrazados, fuimos a la habitación a recordar nuestra primera, segunda, tercera y cuarta vez.