Después de haber terminado el entrenamiento con el Maestro José, y haber logrado convencer a Kassidy de no esperarme en los vestidores, me dirigí hacia mi casillero para tomar los libros de la clase siguiente. Durante el trayecto, algo llamo mi atención, la mayoría de los pasillos se encontraban totalmente desolados.
Y créanme que cuando digo desolados, es que enserio, ni una mosca pasaba por allí.
Por un momento creí que había salido tarde, que era yo el que estaba mal. Hasta que demostré todo lo contrario cuando vi la hora que marcaba mi celular, eran diez minutos antes de mi próxima clase. No entendía nada de lo que pasaba, hasta que vi correr a Chease, un viejo amigo.
Mi curiosidad no resistió más, y pregunté.
-¡Oye tú, Cheto!- grité, haciendo que dejara de correr y volteara a mirarme.
-¿Eh?, ¡ah!, Zak.- exclama, estaba agitado, como si hubiese corrido todo un maratón.
-¿A pasado algo de lo que acaso no me haya enterado?- interrogué.
-¡Oh, algo bastante épico!- me dijo él. -¡La pelea del siglo!- rie. -Cloe contra Kassidy, tu novia.- dicho eso, se fue.
Y fue lo único que necesité oír para salir corriendo en dirección hacia ellas.
No fue difícil encontrarlas, ya que los gritos se iban incrementando conforme iba avanzando. Al llegar, se me dificultaba un poco el paso entre las personas, por lo que me resultaba casi imposible continuar avanzando.
No me quedo otra opción más que quitar a todo aquel que se interpusiera en mi camino.
-Skuzs.- dije comenzando a quitar a la gente.
Tarde un poco en llegar a ambas, pero lo había logrado.
Cuando por fin pude estar lo suficientemente cerca, no dude ni un segundo en separarlas. Tome a Kassidy, ya que alguien más había tomado a Cloe.
Y ese alguien era Lon.
-¿Se puede saber, que carajos pasa aquí?- pregunté molesto.
-¡Amor, que bueno que llegaste!- gritó Kassidy. -¡Cloe!- la señala. -¡Ella ha empezado todo!-
-¿Enserio?.- inquiere, alzando una ceja. -Todavía tienes el descaro de decirlo.- protesto. –Que hipócrita.-
-Mejor cállate.- dije dirigiendo mi vista hacia ella. –Eres la menos indicada para hablar.-
-Uh...- se escucho la bulla de las personas a nuestro al rededor.
-¡Ja!- exclama Lon. -Mira quien habla.- me voltea a ver.
-Ni si quiera han preguntado por tu opinión, mugroso de quinta.- habló Kassidy a mi lado.
-¡Con él no te metas!- advierte Cloe.
-¿Acaso te gusta?, o ¿Por qué lo defiendes?- pregunté a la defensiva.
-¿Y a ti que te importa si me gusta o no?- respondió.
-Ay cariño, eres tan falsa.- la miro mi novia.
-Y tú tan fácil.– le respondió Lon.
-A ella no le vuelvas a habar así.- advertí acercándome un poco a él.
-Por dios, ambos aquí sabemos que solo estas con ella para intentar olvidar a Cloe.- me dijo de la misma manera.
-Uh...- volvieron a exclamar las personas.
-Lon...- interrumpió Cloe.
-Cloe, no te metas.- le dirigió una rápida mirada, para después volverla hacia conmigo.
-¿Qué se siente saber que prefiere a su ex antes que a su mejor amigo?- sonreí triunfante.
Y sin previo aviso, el primer golpe se hizo presente.
-¡Pelea, pelea, pelea!- gritaba el resto.
-¡Lon!- escuche protestas a lo lejos.
Esto es el colmo.
∞
Las palabras es algo que definitivamente no se les da a los hombres.
En estos momentos nos encontramos en la oficina mayor, Zak y Kassidy estaban sentados al lado derecho, mientras que Lon y yo nos encontrábamos en el lado izquierdo, todos nosotros en la espera del director.
No pasaron más de cinco minutos, cuando él entro por la puerta principal.
-Vaya, 2 peleas en una.- comenzó a mirarnos a cada uno de nosotros. -Acaban de romper nuevo récord chicos.- dijo sarcásticamente. -Ahora, ¿pueden decirme que acaba de suceder allí afuera?- preguntó.
-Claro, verá.- dijo Kassidy poniéndose de pie. -Me encontraba caminando tranquilamente por los pasillos de la bella institución, cuando está.-
-"Está", tiene un nombre.- la interrumpí, sin siquiera mirarla.
-Si, como sea.- continuó hablando. –Me empujó agresivamente haciendo que cayera al piso, y de repente, ¡comenzó a golpearme!- gritó. -¿Puede creerlo?–
-¿Es cierto eso señorita Estefan?– cuestiono, volteando hacia mí.
-Por supuesto que no.- reclamé. -Lo que en realidad paso, fue que simplemente choque con ella por accidente.- hablé.–Después comenzó una discusión, y fue ella, quien soltó el primer golpe, es todo.–
-No me sorprendería encontrarme con la señorita Smith en tales casos.- dijo girando su vista hacia Kassidy. Ella solo se limito a rodar los ojos y continuó mirando el esmalte de sus preciadas uñas. –Pero, ¿de usted?– inquirió extrañado volteando a mirarme. –Usted más que nadie conoce el reglamento de la institución, así como también sabe qué hacer en estos casos.- recordó. -¿O me equivoco?-
Quería decirle mil y una cosas sobre ella, expresarle mi verdadero sentir por esa cosa, pero la mirada de los tres hombres en la sala puesta sobre mí, no ayudaba en mucho.
Suspiré. –No.– contesté, dejándome caer en el respaldo de la silla.
Era cierto que mis impulsos me había ganado, pero cuando estas en medio de una pelea en lo ultimo que piensas es en las consecuencias que eso va a traer.
Lo único en lo que pensaba en esos momentos era en ganar.
-Bien, por lo tanto eso significa que la sanción correspondiente será acreditada para ambas. –advirtió señalándonos. -¿Entendido?-
-Si.– respondimos ambas con el mismo tono de resignación.
-Ahora, vamos hacia el segundo caso.- dijo volteando a ver a Zak y Lon. -¿Qué problema a ocurrido como para que sea lo suficientemente capaz de generar otra disputa?-
-Él provocó todo.- habló Zak molesto.
Lon solo soltó un bufido en forma de burla y rodó los ojos. Para que después ninguno de los dos continuara hablando.
-¿Es todo lo que van a decir?- interrogo el Director.
-No tengo por qué comentar algo de lo que ya es más que obvio.– dijo Lon.
-Entonces en ese caso, les asignare su sanción.- ordeno. -Tendrán que quedarse a ayudar con el aseo de las instalaciones.-
-¡Eugh!– exclamó Kassidy.
-Ahora, pueden retirarse.–
Nadie dijo nada, y todos salimos de la oficina.
∞
Después de clases no me quedo otra opción mas que quedarme a cumplir el castigo.
Preferí no llamar a Ana, y simplemente pensar en alguna excusa lo suficientemente creíble que decirle al llegar a casa. Aun que podría haberle avisado a mis padres, sabia que ellos no atenderían el teléfono.
Intentaba apresurarme para acabar lo más rápido posible, pero los diversos quejidos de Kassidy y su poca ayuda dificultaban las cosas.
Dos horas más tarde, tuvimos que salir de la institución, el castigo se pospuso para la semana entrante, hasta que todos hubiesen acabado su jornada.
-¡Hey!.- me llama. -Levanta esos ánimos.– dice Lon alegremente. –Ven, vamos por un helado, yo pago.–
-Estoy en graves problemas, y tu única solución es... ¿el helado?- pregunte incrédula. -¡Debe de ser una jodida broma!– grité molesta.
-¡Oh vamos! –exclamó él.– Solo fue un problemita, cosa de nada.– continuo hablando. -Además, ¿qué tan malo puede ser?-
-"¿Qué tan malo puede ser?"– lo imité con tono sarcástico. – No lo sé, tal vez el hecho de que ¡me castiguen por el resto de mi vida!-
-Pero valdrá la pena.- lo fulmine con la mirada. –El privilegio de golpear a Kassidy no lo tiene cualquiera.- se excusó.
Suspiré.– Estoy muerta.- comenté resignada. –Mis padres pasan la mayor parte del tiempo en su trabajo, y si tan solo los llego a ver es por que me he metido en un problema.–
-Todos cometemos errores.– dijo él.
-Justamente Ana me dijo esta mañana que no me metiera en problemas.- recordé. -Y mira nada más a lo que he llegado.- tape mi rostro con ambas manos.
-Tranquila– dijo colocando una mano sobre mi hombro. –Todo saldrá bien.-
∞
Todo saldrá bien.
Eso me repetía mentalmente mientras ponía un pie dentro de casa, sinceramente no sabría cómo responder a las preguntas o reacciones que tuvieran Ana o mis padres.
Al estar completamente dentro, con extrema cautela entre y comencé a cerrar la puerta, una vez completamente sellada, suspiré de alivio y giré dispuesta a ir a mi habitación del mismo modo.
Aun que eso no duró por mucho.
-¿Qué son estás horas de llegar Estefan?- inquirió mi madre alzando una ceja.
¿Acaso las cosas podrían empeorar?
∞
Después de todo lo ocurrido el día de hoy terminé exhausto, así que la mejor manera de recompensarlo era en una de los encuentros que Chase organizaba. Pasaron varias horas en las que reíamos y bebíamos de cosas sin sentido, hasta que decidí que era hora de regresar.
Sin mucho cuidado, entré a casa, mis padres sabían que la mayoría de las veces llegaba tarde, así que ya no se molestaban en esperarme.
Sin más me dirigí hacia mi habitación, dispuesto a dormir lo más que pudiese. Me recosté sobre la cama y mire la hora en el reloj de la mesita de noche.
Marcaba las 3 de la mañana.
Vaya que se me había pasado el tiempo allá afuera.
Justo entonces, es cuando una fuerte y cegadora luz hace que mis ojos se vuelvan a abrir. Desconcertado comienzo a mirar a todas partes tratando de averiguar de donde proviene y cuando lo hago, quedo totalmente sorprendido.
No puede ser.
Era el brazalete. Hace años que esa cosa dejo de funcionar.
-¿Eh?– me preguntó a mí mismo acercándome a paso lento hacia él.
La caja que lo contiene esta guardada dentro de mi armario, me dirijo hacia ella y tomo el brazalete entre mis manos. Tal y como la primera vez, este se adhiere a mí muñeca.
Eso solo significaba una cosa.
No lo dudo ni un segundo más, y salgo de mi casa para dirigirme hacia la colina. Es raro volver a los viejos tiempos, trae varios sentimientos consigo. Simplemente es una sensación inexplicable.
Al llegar, me encuentro con el resto de los chicos.
Sin decir nada, todos estiramos nuestros brazos y gritamos esa peculiar frase.
-¡SEN–DO–KAI!–
Dicho eso, somos elevados por una luz violeta y esta nos teletransporta hacia otra dimensión.
Al llegar, puedo distinguir que todo ha cambiado; algunas de las estructuras están más deterioradas de lo común, los lagos secos, algunos árboles y plantas ya no cuentan con frutos y en el suelo se puede comenzar a apreciar un color oscuro griseo, como si no tuviese vida.
-¿Pero qué demonios?– logro pronunciar.
A lo lejos logro visualizar una pequeña silueta, comienzo a acercarme y conforme lo hago, noto que lleva una bata, bastante deteriorada a mi parecer, y un bastón con el que se apoya, continúo caminando y me sorprendo por lo que veo.
-¿Tampö?– preguntó sorprendido.
-Senkuns.– dice él, alegremente.
Hace más de dos años que no sabíamos nada de él, simplemente desapareció.
Esa fue una de las razones por las que ya no pudimos venir a seguir entrenando. Además de que los brazaletes perdieron toda su energía, el equipo se rompió y cada uno siguió su propio camino.
-¿Qué ha pasado?– pregunté.
-La nueva era, eso ha pasado.- habló.
-¿A qué se refiere?– ahora fue Cloe quien preguntó.
-¿Tiene algo que ver con los Zorn?– interrogué.
-No precisamente.- dice. -Ellos fueron los causantes de lo sucedido estos últimos dos años, absorbieron el sen de la mayoría de las dimensiones.-explico. -Incluyendo está.– señaló.
-¿Por esa misma razón, dejaron de funcionar los brazaletes?– cuestiono Kiet.
-Así es, Kiet.- respondió. -Tuve algunas complicaciones a lo largo del tiempo.- habla. -Ocupe realizar algunas cuantas investigaciones, me costó y tomo bastante tiempo, pero cuando por fin lo obtuve necesite volver a mi dimensión.- nos miro. -Fue entonces cuando me di cuenta de la realidad de las cosas. -
-Eso quiere decir, que durante todo este tiempo no existió nada de energía sen en las dimensiones.– dijo Fenzy.
-Lamentablemente, sí.– asintió Tampö. –Necesite la ayuda de muchos, para recolectar la energía suficiente y poder llamarlos.- nos mira seriamente. -Tiene que saber, la tierra está en grave peligro.-
-Eso quiere decir que...- lo miré.
-Hay una nueva amenaza.– pronunció. -Y es la nueva era.-
∞