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Por la tierra.
Por la tierra.
Necesitas hacerlo, es solo una misión.
Solo una misión.
Una sola.
Pero, ¿realmente necesitaremos esas armaduras?
Mis pensamientos eran un completo desastre en estos momentos, y mientras eso ocurría, debatía internamente entre ir o no ir a la colina el día de hoy.
Después de lo sucedido en la cafetería, realmente comenzaba a pensar que la idea de ir por las últimas armaduras quizá no era tan necesaria. Es decir, Zak conocía la ubicación exacta de ellas, no veía el problema en que él fuese solo hasta allá.
Fácilmente podría hacerlo, pero no, somos un equipo y debemos de ir todos juntos. Además, podría ocurrir algo, y sin un líder que guié, ningún equipo puede funcionar correctamente.
Basándome en eso, entonces por más excusas o pretextos que quisiera ponerme, sabía que la única alternativa era ir. No podía estar evitando todos los entrenamientos o misiones que vinieran en camino solo por él.
Bufo y me recuesto sobre mi pupitre.
De entre todas las personas del mundo, ¿por qué debía de ser específicamente yo la seleccionada para ser una guerrera dimensional?
El apetito se había ido, y lo mejor que podía hacer en estos momentos era esperar a que llegara el profesor de mi última clase.
-¿Aún nada?- inquiere alguien entrando al salón.
Rápidamente tomo uno de mis libros e intento utilizarlo como camuflaje.
-No lo entiendo.- chilla. -Solo debían encontrar un estúpido saco, ¿qué tan difícil es crear la humillación pública?-
Kassidy.
Deseaba con todas mis fuerzas que no me viesen, la verdad es que mis ánimos en estos momentos no eran los mejores como para un próximo enfrentamiento.
Bastante había tenido ya con todo lo ocurrido en la mañana.
-Debes pensar en otra cosa.- chasquea.
-¿Yo?- inquiere su compañía.
-¿Crees que dejaré que se salga con la suya?- brama. -¡Por su culpa Zak me dejó y ahora todos se preguntan por quien me ha cambiado!-
El timbre suena, y el resto de las personas no tardan mucho en llegar.
Alzo la vista intentando disimular, pero fallo. Kassidy me mira, y era de sobra decir que sabía que había escuchado su conversación.
-¡Todos a sus lugares!- anuncia el profesor entrando al aula.
A pesar de que ninguna pudo decir nada, ambas sabíamos que significaba aquello.
