Capítulo 60
Tenemos que hablar.
-¡Bienvenidos a la semifinal de The X Factor UK 2013!
Las personas se volvían locas. Gritaban, lloraban, saltaban, chillaban…
Definitivamente ese no era mi estado de ánimo ahorita… ni en las últimas semanas tampoco.
Y en el cuarto timbrazo de la sexta llamada ya, por fin contesto.
-Hola.- su tono era frío y seco.
-¿Harry?- pregunté extrañada. Ese definitivamente no era Harry, no era mi Harry.
-Sí.- dijo. ¿Qué demonios le ocurría?
-¿Cómo estás?- le pregunté, tratando de que respondiera de buena manera.
-Bien. ¿Pasa algo?- habló con el mismo tono.
-No sé, dímelo tú.- le pido.- ¿Te pasa algo? Te he llamado seis veces ya en las últimas tres horas. Me preocupé, pensé que…
-Estoy bien.- dijo tan solo.- Si para eso era tu llamada, puedes cortar ya.
-Harry, ¿Qué rayos ocurre contigo?- le pregunté enfadada. Pero en vez de una respuesta de su parte, conseguí un “BEEEEP”, lo que anunciaba el final de la llamada.
Después de aquel día en el que hablé con Harry sobre Teo, le conté la historia, aclaramos todo… y estábamos bien… no había visto más a Harry. Tres días después, le llamé para saber cómo estaba, sabía que debía tener reuniones importantes, por eso no quería molestarlo, pero creí que si le marcaba a Harry luego de tres días sin saber nada de él, no le molestaría.
Obviamente no fue así.
Luego de esa llamada, me enfadé con él y decidí no hablarle hasta recibir unas disculpas de su parte. Yo y mi orgullo. Pero a la semana, me desesperé y le volví a llamar, pensando que quizá su tono y actitud anterior fueran producto del estrés, o algo así.
-Hola.- dijo igual de frío y seco que en la otra llamada.
-Harry, soy yo.- fue lo único que se me ocurrió decir. Siendo sincera, ese tono de voz me intimidaba un poco, me hacía sentir insignificante, fastidiosa… como si fuera una niñita acosadora de la cual Harry estaba cansado.
-Eso ya lo sé.- contestó de mala manera.
-¿Cómo… estás?- pregunté temerosa de su próxima respuesta.
-Bien. ¿Qué quieres?- preguntó y dio un suspiro cansón. Daba la impresión de que no veía el momento en que corte la llamada. Gran error.
-Saber cuál es tu maldito problema y por qué jodidos descargas toda tu mierda en mí.- exploté. Creo que olvidé comentarles que odiaba ser intimidada… y no iba a permitirle a Harry que me hiciera sentir así.- No sé qué te hice para que vengas a…
“BEEEP”. Ahí ese tono de nuevo. Otra vez, había cortado la llamada.
La situación no mejoró luego. Tres semanas después, recibí su llamada.
-¿Hola?- saludé neutral, estaba molesta aún, pero esperanzada de recibir una disculpa de su parte. Pasaron unos segundos, y nadie contestó.- ¿Harry?
“BEEEP”.
Decidí marcarle de vuelta.
-¿Qué quieres?- preguntó al responder la llamada. Ni siquiera un “hola”. Bien, como quiera.
-Me llamaste hace unos segundos. ¿Tú que quieres?- le dije en el mismo tono con el que él me había hablado.
-No te he llamado, ¿para qué querría llamarte?- . Y esa fue la gota que derramó el vaso. Le colgué la llamada sin esperar nada más, e inmediatamente mis ojos comenzaron a aguarse.
Cada jodido día me despierto y recuerdo lo que habían dicho en aquel programa de televisión. Ahora es verdad, nos estamos derrumbando. Ya ni siquiera sé qué somos. ¿Novios? No sé, no tengo la más puta idea de lo que le ocurre. Y eso es lo que más me frustra, ni siquiera sé qué hice mal.
Dejé mis problemas a un lado, porque cuando menos me lo esperé, ya era mi turno de salir cantando mi parte de Madhouse.
Era la semifinal, debíamos cantar – al igual que en la final – canciones propias. Decidimos Madhouse. El video lo íbamos a grabar en un castillo de España, pero llegó Simon a arruinarlo todo con su “Tienen que volver a The X Factor y blah blah blah”.
La presentación sería lo que teníamos planeado para el video. Estábamos vestidas con ropas rasgadas y algo sucias, se suponía que nos tenían encerradas o algo así. Yo tenía un pantalón alto, negro, rasgado, y una ramera holgada blanca, también rasgada, y llena de tierra y polvo. También nos habían maquillado especialmente, con la intención de que quedáramos como secuestradas psicópatas.
…
Aquí estoy. Aparqué el auto enfrente de la casa de Harry. Él mismo me había citado aquí, por lo que lo más lógico es que quisiera disculparse, y darme alguna explicación.
Ansiaba que todo volviera a ser como antes. De verdad que sí. Había esperado bastante, un mes de hecho, para que se dignara de hablarme. Estaba muy enojada, pero también muy, muy triste.
En unos días, fácilmente podían confundirme con un zoombie. Llegué a temer que Brat Pitt aparezca de la nada y me asesinara brutalmente.
Toqué la puerta un par de veces, y apareció Harry detrás de ella. Tenía ojeras muy acentuadas debajo de sus ojos, pero fuera de eso, parecía Harry.
-Hola.- dice neutral. Al menos ya no es frío, eso es una buena señal.
-Hola.- digo yo seca, sin mirarlo a los ojos.
-Adelante.- me dejo pasar y cerró la puerta luego. Caminamos en medio de su pequeño jardín delantero hasta llegar a la entrada hacía la casa. Entro y todo parece estar en orden.
-¿Cómo has estado?- pregunta cortés.
-Al punto, Harry. Sin rodeos.- le digo evitando su pregunta. ¿Qué le responderé? “Oh, muy mal, realmente mal, no puedo vivir sin ti”. No gracias, no quiero parecer una patética dependiente.
-Tenemos que hablar.- dice.
Esa es una de las peores frases que puedes escuchar. De niño temes a esa frase cuando viene de tus padres. De adolescente le temes a esa frase cuando viene no de tus padres, si no de cualquier persona. Cuando tienes amigos, ese “tenemos que hablar” puede significar cualquier cosa, quizá necesite de tu ayuda en algo, o puede haber una discusión, no sabes exactamente qué puede pasar.
Pero cuando tienes novio, ese “tenemos que hablar” no significa cualquier cosa. Significa una sola cosa. No he tenido novios antes de Harry, pero Caitlin si ha tenido muchos novios antes de Niall. Como dice ella: “Tuve que besar a muchos sapos para encontrar a mi príncipe”. Pero en secundaria, siempre que escuchaba esa frase de algún novio de ella, tiempo después Caitlin venía a mí llorando y buscando consuelo.