Capítulo 23. "Cínico e irritante es diferente".

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– No me vas a creer lo nervioso que estaba –dijo Harry, con una risa alegre, cuando llegamos juntos al camerino. Yo todavía estaba asumiendo el hecho de que había dado mi primer beso y que había sido una farsa. Solo me dejé guiar por Harry hasta el sofá de cuero, y ambos nos sentamos en él– ¿Estás bien?

– Yo... sí –asentí, sin verle. No fue a propósito, simplemente estoy pensando en eso.

¿Es normal sentir eso cuando besas a alguien? Nunca he tenido un beso antes, así que no tengo para comparar. Pero supongo que, por la sensibilidad de los labios, cuando entran en contacto con otros labios debes de sentir eso que yo sentí. Un tipo de cosquilleo infinito.

– ¿Estás segura? –me preguntó– No. No estás segura, ¿te sientes mal? ¿o quieres hablar de algo?

– Es sólo que yo... –luego de un segundo, decidí voltear a verle– Me besaste.

La preocupación se fue de su rostro casi al instante, y él soltó una pequeña risa que dio paso a una gran sonrisa.

Y vaya que tenía que ganar ese premio.

Pero al notar que no estaba sonriendo, borró su sonrisa.

– ¿Qué está mal?

– Fue mi...

¿Qué demonios? ¡No voy a decirle eso ni muerta!

– Nada, nada está mal, tenías que hacerlo, es sólo que no pensé en eso. –frunció el ceño– Es decir, ya sé que las parejas se besan, pero me tomó desprevenida, no había pensado en los besos. Obviamente tenemos que besarnos en público –reí, nerviosa–, pero no lo había... ¿sí me entiendes, no?

– Eso... creo –él seguía con el ceño fruncido. Decidí cambiar el tema.

– Oye, ese discurso estuvo genial. Supongo que estuviste pensándolo –sonreí– Fue genial. Eres un gran actor, Harry –le felicito. Y el ceño fruncido de Harry fue reemplazado por una expresión neutral– ¿Dije algo...?

– No, no, no es nada –niega con la cabeza, y aparta sus brazos de mí. Hasta entonces no me había dado cuenta de que él tenía sus brazos a mí alrededor, como una especie de abrazo.

De hecho, ahora que lo pienso, él no me había soltado ni un segundo desde que me besó. Había tenido sus brazos a mi alrededor cada segundo, incluso cuando el guardaespaldas intentó separarnos para poder pasar con más facilidad entre las personas.

Fruncí el ceño, pero lo dejé pasar. Me dio igual.

– Es media noche, ya van a acabar los premios –me informó, levantándose del sofá– ¿Te molestaría si nos vamos ya? Me iría yo solo, pero Molly dijo que teníamos que salir juntos. Y si queremos hacer esta farsa creíble, deberíamos hacerlo. Se vería extraño que te deje sola justo ahora.

Él sonó como el viejo Harry. Cínico, irritante.

– ¿Qué demonios te ocurre? Pensé que estábamos llevándonos bien –le dije, sonando algo más agresiva de lo que me hubiera gustado. Pero no me eché para atrás.

– ¿Y yo qué hice? –preguntó Harry, bufando– No recuerdo haberte dicho nada malo, amor.

– ¿Es en serio?

Quería decir muchas cosas más, pero sólo... es que KJDBAJASJK AHG LO ODIO

– Vámonos ya. –dije de mala gana, tomando mi bolso del sofá (había pasado allí toda la noche, sólo tenía conmigo mi celular).

– Si te vas a poner así podemos quedarnos hasta que acaben los premios –suspiró.

Lo miré sin creerlo. ¿A parte me acusa de "ponerme así"?

– Llamaré a Molly para decirle que mande al auto –le dije, resoplando molesta, y me alejé marcando el número de Molly.

– ¿Hola? –contestó ella.

– Soy yo, Molly.

– ¿Aria? ¡Lo siento, no vi el identificador! ¡ESO ESTUVO FABULOSO! ¡Quiero besar a Harry, lo hizo mejor de lo que teníamos planeado! Al principio lo iba a matar por no seguir el plan, ¡pero lo hizo tan creíble!

– Molly, ahora no –le dije, y se hizo el silencio– El princeso Harry desea irse ya –dije algo más alto, esperando que me escuche.

– ¡Ya dije que podíamos quedarnos si quieres!

– ¡No dijiste eso! –me volteé, enojada de verdad. Él insinuó que podíamos quedarnos, de una manera totalmente diferente y descortés. Pero al diablo, que haga lo que quiera, en serio. Decidí que él, que ese Harry, no era nadie para hacerme perder los papeles, así que me aclaré la garganta– Así que, Molly, apreciaríamos que enviaras al coche ya.

– Oh, estás furiosa –dijo Molly. Ella, Caitlin y mis padres son las personas que entienden que no soy la mejor persona con la que discutir cuando estoy furiosa. Molly lo descubrió el día en que discutimos sobre mi manera de vestir y peinarme, y sobre mi filosofía de menos-maquillaje-posible. Creo que me gané todo su respeto ese día.

– Sí, lo estoy –contesté.

– El auto está allá en cinco minutos –aseguró– Llamaré a Mike, él irá a buscarlos y los sacará de allí por la puerta trasera.

– Vale –contesté– Gracias, Molly.

Mike es mi guardaespaldas desde hace ya bastante tiempo. Ya había confianza entre nosotros, él es muy buena onda, de hecho.

– Vendrán a buscarnos –le dije a Harry–, en unos minutos.

Él asiente, sin mirarme. Metió las manos en sus bolsillos y se quedó observando el camerino, evitando mirarme. Rodé los ojos y me senté en el sofá. Coloqué una pierna encima de la otra, como de costumbre, y decidí avisar a las chicas que me iba por WhatsApp. No me contestaron, estarían ocupadas en los premios por supuesto. Pero me quedé leyendo los mensajes anteriores de todas formas.

Alguien tocó la puerta, y cuando Harry abrió, Mike estaba allí. Cuando lo vi sonreí.

– ¡Mike! –me levanté del sofá y me acerqué a él. Él sonrió amistosamente y lo abracé para saludarlo.

– ¿Qué tal, Aria? Me enteré de lo que sucedió –miró a Harry, sonriendo– Bien hecho, chico.

Harry asintió, forzando una pequeña sonrisa.

– Ahora vamos, los sacaré de aquí, el auto los está esperando.

Enamorada de la competencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora