La Apuesta.

By MaraLopz

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GANADORA PRIMER LUGAR PARANORMAL EN LOS PREMIOS PLUMA 2016 La Apuesta más grande de la humanidad ha comen... More

Prólogo.
Capítulo I || Inicio de Era.
Capítulo II || Los Angeles.
Capítulo III || Contraste.
Capítulo IV || Primera vez.
Capítulo V || Plan de Acción.
Capítulo VI || Vacilantes.
Capítulo VII || Crimen Pasional.
Capítulo VIII || Sana Curiosidad.
Capítulo IX || De las drogas.
Capítulo X || Alma Redimida.
Capítulo XI || Astartea.
Capítulo XII || HOLLYWOOD Sign.
Capítulo XIII || Cazadores.
Capítulo IVX || Perdón.
Capítulo XV || Almas.
Capítulo XVI || Audiencia.
Capítulo XVIII || Autopista al infierno.
Capítulo IXX || Astaroth.
Capítulo XX || Bufones.
Capítulo XXI || Anatema.
Capítulo XXII || Epifanía.
Capítulo XXIII || Divinidad.
Capítulo Bonus: Anatema (Astaroth POV)
Epílogo.
Dedicaciones y Agradecimientos.
Guía de Personajes.
Playlist
Apéndice: Demonología - Exorcismo Católico-Cristiano.

Capítulo XVII || Lilith.

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By MaraLopz

En un abrir y cerrar de ojos, ambos nos hallabamos volando, apresuradamente, por entre los altos edificios. El batir de nuestras alas, amortiguado por los sonidos de la ciudad. Con cada kilómetro avanzado, el paisaje citadino se alejaba más y más para darle la bienvenida a las copas de los árboles, las montañas y los sonidos de la naturaleza. Astaroth iba adelante, guiándome con su vuelo aparatoso y problemático; cuando su cuerpo empezó el descenso, hice lo mismo.

A la distancia, un aullido de dolor se escuchó, proviniendo de lo que parecía ser un viejo establo en una antigua granja abandonada. Para cualquier persona que escuchara podría tratarse de un animal herido y moribundo, pero ambos, Astaroth y yo, sabíamos mejor.

El pasto caliente y las pequeñas rocas crujieron tras nuestro aterrizaje, y continuaron acompañando nuestra caminata hasta el establo casi en ruinas.

—¿Qué crees que pasará allí dentro? —preguntó Astaroth.

—No tengo ni idea —admití, un poco avergonzada—. Algunos ángeles han estado presente en exorcismos y todos han dicho cosas diferentes.

—Es que no todos los rituales funcionan con todos los demonios —una sonrisa ladina se dibujó en su rostro—. Eso es lo divertido. Ver a los sacerdotes intentar y fallar.

Pisadas se oían en nuestra dirección y al voltear, un hombre rechoncho y de baja estatura, con bigote y barba mal cortados, una sudadera gris y un pantalón de jean, con manchas intermitentes de lo que parecía ser tierra y aceite automotriz, pasó a nuestro lado, caminando rápidamente, casi trotando, y empujó la puerta de madera fuertemente. La estructura chilló ante la rudeza del hombrecito.

—¿Qué se supone que están haciendo? —preguntó alzando la voz.

Astaroth y yo nos adentramos en el establo, quedándonos apartados del centro del espectáculo.

El lugar se encontraba sucio, y desordenado, con maleza creciendo en todas direcciones y libremente, la madera, raída dejaba que estelas de sol iluminaran el lugar. Particulas de polvo flotando a su merced, visibles en los penetrantes rayos de luz que formaban intrincados diseños abstractos.

En el centro del lugar, estaba una chica de mirada furiosa, sucia y con moretones por todo su cuerpo. Tanto en el piso, como en el techo del establo, habían dibujos esotéricos. Trampas demoníacas. No se habían tomado la molestia de amarrarla, ella no iría a ninguna parte gracias a su estado de rehén en la trampa.

—A-auxilo, por favor —lloró la poseída en cuánto vio al hombre entrar, cayendo de rodillas contra el suelo.

—¿Cuándo pensaban decirme que iban a exorcizar en mi propiedad? —el hombre, con los brazos cruzados, movía su cabeza de un lado a otro, hablándole a ambos hermanos, ignorando completamente la súplica de la demonia.

—¿Dónde más lo haríamos, Billy? —el más bajo respondió, rodando los ojos.

—En la iglesia de Murray, con Vincent. Necesitan un paramédico.

—Ella está muerta de todas formas —soltó el más alto.

Hubo silencio en el ambiente tras la declaración del chico. Lentamente, el hombre se acercó al hermano más bajo, quien parecía ser el que estaba enfrascado en hacer el exorcismo a cualquier costo.

—¿Me estas diciendo que ella está muerta? —señaló a la chica semidesnuda con un movimiento de cabeza. Ambos asintieron.

—¿Y qué planeas hacer con el cuerpo? —el silencio del más bajo hizo que el hombre levantara una ceja.

—Lo dejaremos en una carretera y llamaremos a la policía.

—No empiecen sin el padre Murray. Iré a llamarlo —el hombre se dió la vuelta, iniciando su marcha hacía la salida.

—No podemos esperar tanto, Billy.

—Si pueden. Y lo harán —sentenció el hombre antes de salir.

Tan pronto como los pasos del hombre se dejaron de escuchar, ambos hermanos se miraron durante unos segundo.

—Hazlo —ordenó el más bajo.

El otro, con un asentimiento de cabeza, se agachó y sacó de un gran bolso de cuero, que yacía en el piso, un libro de aspecto antiguo y pesado.

Con cautela se acercó a la trampa del demonio y dibujó en el aire frente a ella una cruz.

Señor Jesucristo —inició el más alto, en latín perfectamente pronunciado—, Verbo de Dios Padre, Dios de toda criatura que diste a tus santos Apóstoles la potestad de someter a los demonios en tu nombre y de aplastar todo poder del enemigo; Dios santo, que al realizar tus milagros ordenaste: "huyan de los demonios"; Dios fuerte, por cuyo poder
Satanás, derrotado, cayó del cielo como un rayo; ruego humildemente con temor y temblor a tu santo nombre para que fortalecido con tu poder, pueda arremeter con seguridad contra el espíritu maligno
que atormenta a esta criatura tuya. Tú que vendrás a juzgar al mundo por el fuego purificador y en él a los vivos y los muertos.
Amén.

—Amén —repitió el más bajo.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Lilith, con una sonrisa torcida, respondió a la oración con el correspondiente "Amén", burlándose descaradamente del ritual que llevaban a cabo.

—¿Le está haciendo siquieras cosquillas? —pregunté en dirección a Astaroth, sin dejar de mirar el exorcismo.

—Ni un poco —respondió Astaroth con una pequeña carcajada. El más bajo sacó del bolso un cuenco y una botella de agua— Ahora se pondrá bueno.

Dios, que para la salvación del género humano, hiciste brotar de las aguas el sacramento de la nueva vida, escucha —el bajo vertió el agua en el pequeño cuenco mientras el otro oraba—, con bondad, nuestra oración e infunde el poder de tu bendición sobre esta agua, para que sirviendo a tus misterios, asuma el efecto de la divina gracia que espante los demonios y expulse las dolencias y así, al ser rociados, tus fieles sean liberados de todo daño;
que en el sitio que será aspegido con esta agua, no resida el espíritu del mal y se alejen todas las insidias del oculto enemigo;
haz que tus fieles, manteniéndose firmes por la invocación de tu santo nombre
sean libres de todas las asechanzas. Te lo pedimos, por Cristo, nuestro Señor.

Y al unísono ambos dijeron "Amén".

Rápidamente, el alto sumergió su mano libre en el cuenco. —Esta es el agua que Dios ha bendecido. Que ella sea para nosotros fuente de salvación y de vida.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. —Y luego de hacer la señal de la cruz, salpicó el cuerpo dentro de la trampa, profiriendo esté un chillido inhumano.

Dios y Padre nuestro, que nos ves quebrantados por nuestra fragilidad —continuó el alto. Lilith se levantó frente a él y profería susurros en lenguaje demoníaco. Maldiciéndole—, te rogamos suplicantes por esta criatura, para que apartes de ella el espíritu del mal y la restituyas a la plena libertad de tus hijos para que así, te alabe siempre con la multitud de tus santos. Por Cristo, nuestro Señor.

El cuerpo se curvó hacía atrás de forma imposible, y luego soltó una queja seca seguida de una carcajada, dejando claro que aún seguían tratando con el demonio.

Esto, por lejos, era lo más fascinante, escalofriante que había visto en toda mi existencia. Había algo en la fé ciega de los hermanos en que funcionaria que no les dejaba ninguna otra posibilidad. Un demonio no podía estar mucho tiempo atrapado en una trampa. Los hermanos lo sabían, eso explicaba la premura con la que necesitaban hacer el exorcismo.

—Señor, tú eres nuestra defensa y nuestro refugio; te pedimos que libres a tu hija de la trampa de los demonios y de la palabra cruel de los perseguidores. Protégela bajo la sombra de tus alas rodéala con el escudo de tu fortaleza y muéstrale la clemencia de tu salvación. Por Cristo, nuestro Señor.

Lilith regresó a su posición erguida, moviéndose de un lado a otro dentro del círculo en el que estaba encerrada cual fiera en un circo.

—Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe —Lilith escupió al más alto, y éste, luego de una mueca de asco, se limpió—. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron —el hombre leía con voz imponente, seguro de sí mismo y de que aquello funcionaría—, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.

El alto le ofreció el libro al más bajo, y éste lo tomó.  El más alto, entoces dió un paso dentro de la trampa y luchando contra los movimientos violentos de la poseída, impuso sus manos en la cabeza de Lilith.

—Hágase tu Voluntad, Señor, sobre nosotros del modo como todos esperan de ti. Envía tu Espíritu y las cosas serán creadas, y renovarás la faz de la tierra. Salva a tu sierva que espera en ti, Dios mío. Sé para ella, Señor, una torre de fortaleza frente al enemigo, que el enemigo no se aproveche de ella, y que el hijo de la impiedad no añada más dolor —Lilith cayó de rodillas precipitadamente. El sonido, sordo y crujiente de los huesos rotos indicaba que el cuerpo estaba cediendo ante los vestigios de su habitante—. Envíale, Señor, tu auxilio y cuídalo desde tu morada.

—¡Maldita sea! —todos estábamos tan absortos por el ritual que no nos dimos cuenta de que el hombre rechoncho, Billy, había vuelto— ¿Habrá un día en el que me escuchen?

—No ahora Billy —soltó el más bajo, casi en un gruñido.

—Unidos como hermanos y junto a tu hija atormentada, invoquemos a Dios como Jesucristo nos enseñó para que Él nos libre de todo mal. —El alto ni se inmutó por la llegada de Billy.

Haciendo la señal de la cruz en la frente de Lilith, quién seguía de rodillas, continuó rezando. — Ante la Cruz de nuestro Señor
aléjense de aquí,todas las fuerzas enemigas.

Forzando la cabeza de Lilith a mirar hacia arriba, el hombre alto sopló en su dirección y mientras el cuerpo caía de espalda contra el piso, el demonio salía despedido de la coraza humana y chocaba contra la pared contraria de la trampa.

El alto salió de la trampa inmediatamente, sin quedar expuesto a ser poseído.

—Deben parar —ordenó Billy al ver como el cuerpo en el piso empezaba a convulsionar—. Lo único que la mantiene viva es el demonio dentro de ella.

—Ayúdame, Astaroth —Lilith, el cuerpo convulsionante en el piso, susurró—.

—No puedo —respondió Astaroth de inmediato. Pude sentir la sonrisa en su voz.

—¿Cómo puede hablar por la humana? —Pregunté, frunciendo el ceño.

—Lo sabemos, va a morir —respondió el alto.

—Terminalo —la orden del bajo era severa, sus dientes apretados y su vista fija en Lilith.

—Va a morir, Dean —el tono de voz de Billy era casi suplicante.

—La vamos a sacar de su miseria —le dió la  espalda a toda la escena y al llegar a la pared del fondo, recostó su espalda contra ella, mirando desde la distancia—. Terminalo, Sam.

Sam, con un asentimiento, finalizó el ritual de exorcismo.

—Con el Espíritu de tu boca, Señor expulsa los espíritus malignos, mándales alejarse porque se aproxima tu Reino.

Un chillido agudo, un destello demasiado brillante, incluso para mí, y una sacudida violenta de la cascara humana siguieron a esa oración. Y ya no había rastros de vida en el cuerpo que yacía en el piso, sangriento, roto y lleno de tierra.

--

Este es el capítulo más largo de mi vida, pero valía la pena. El ritual es real (la mayor parte), es un exorcismo católico romano, y fue extraído de una página real dedicada a la demonología.

En otras noticias: HEMOS ALCANZADO LOS 400 VISTOS 🎉🎉🎉🎉

Muchas gracias♥ Son lo mejor♥

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