Cuando te encuentre

Av Carol_Ney24

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Volver a comenzar, redimir el pasado...decir "te amo" cuando es necesario. TaeMin todavía recordaba las pala... Mer

Capítulo 1: Así como es.
Capítulo 2: Ese dulce momento contigo.
Capítulo 3: Mentiras.
Capítulo 4: ¿Dónde está el amor?
Capítulo 5: Un maldito cobarde.
Capítulo 6: Dolor y fuerza.
Capítulo 7: El lobo y el cordero.
Capítulo 9: La chica de ojos miel.
Capítulo 10: Buenos deseos.
Capítulo 11: Confianza.
Capítulo 12: ¿Me dejarías entrar?
Capítulo 13: La persona que amo y a quien debo amar.
Capítulo 14: Llegaste a mí.
Capítulo 15: Justo aquí.
Capítulo 16: Un lugar para tres
Capítulo 17: En realidad nunca te fuiste.
Capítulo 18: Una gran familia.
Capítulo 19:Estamos juntos, es lo que importa.
Capítulo 20: Detrás de las nubes grises está la luz del sol.

Capítulo 8: Tú eres.

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Av Carol_Ney24



Era como estar en un sueño, como si él lo hubiera hechizado; como sí lo hubiera tomado y escondido solo para él, como si estuviera protegiéndolo.

Los suaves labios que tanto amaba besar habían vuelto, como si nunca hubieran dicho "Adiós", se había embriagado de su sabor a tal grado que ni se dio cuenta de cuando lo había acorralado contra aquella pared fría, ni cuando había dejado caer sus manos sobre las caderas que chocaban con las suyas; tocaba su cálida piel bajo la sombra del edificio, como si fueran un par de amantes en pleno encuentro furtivo.

Pero no eran ese tipo de amantes, en realidad nunca lo fueron.

El beso que TaeMin comenzó como un deseo puro de reconciliación, se convirtió en uno abrazador, tan caliente, tan necesitado. Una parte de él ansiaba con todo su corazón ese momento, pero otra parte, le gritaba sobre la poca voluntad que tenía.

Un beso no lo solucionaba todo, mucho menos borraba el pasado que ambos compartían.

Pero si tan solo MinHo supiera, la verdad sobre ese pasado, tal vez no lo trataría como lo hace, mirando desde lejos todo ese espantoso episodio de sus vidas, cualquiera le gritaría lo idiota que era por mirar con desprecio al castaño, pero MinHo no tiene ni idea. ¿Cómo iba a saber todas las cosas que le sucedían a TaeMin si este mismo no supo cómo hablarle de ello?

¿Es justo culpabilizar a TaeMin de todo lo sucedido?

—No...no... —a pesar de haber detenido aquel beso que le quemaba por dentro, su voluntad estaba a poco de romperse y si quería salir ileso de la trampa en que lo había envuelto el castaño tenía que irse lejos, para apagar el fuego que lo consumía hasta los huesos—, basta.

—MinHo por favor escúchame —sus manos tomaron su rostro, sus labios todavía hinchados y brillosos, su corazón palpitando como el metal al yunque—. Te...

El alto le cubrió la boca con la mano, obligándolo a callar, no quería escuchar nada más. Tardó un par de minutos en controlar su respiración y un poco más en dejar libre las caderas de TaeMin. Dio un par de pasos hacia atrás, al mirarlo a la distancia soltó algo así como un gruñido.

—No te me acerques TaeMin.

El castaño frunció el ceño, algo dudoso acortó la distancia entre ellos, intentó tomarlo por el brazo pero MinHo se echó hacia atrás de nuevo, tambaleándose un poco. Tenía ocultó el rostro con el cabello y se preguntó si realmente el moreno sentía tanta aberración por él.

—Escucha...

—No. No escucharé nada que venga de ti.

—No voy detrás de MinSeok —aclaró rápidamente—, ni por nadie más. ¡Dios santo! Jamás podría ir por nadie que no...—que no seas tú—, de alguien más.

—Eso no parecía cuando estabas tan cariñoso con mi hermano.

— ¡¿Cariñoso?! —no podía creer que le dijera eso, a pesar de su conmoción se impuso control para no gritarle una que otra palabra de las que su madre, de haberle escuchado, le hubiera dado un revés por bocón—, ¡Él estaba bromeando!

—No, no lo hacía.

El castaño frunció el ceño—. Si lo hizo —habló con voz cansada, no quería pelear, no más, no quería aparentar algo a sus ojos, algo que no era—. Sé que me crees un monstruo.

—Sí, lo creo.

Bien, eso no ayudó a calmar los nervios de TaeMin, fue muy doloroso escucharlo de su boca, pero tenía que sacar fuerzas de dónde sea. Contuvo sus lágrimas todo lo que pudo, intento buscar las palabras adecuadas, pero se dio cuenta de que no acertaba a ninguna, solo que quedaba ser sincero.

Absolutamente sincero.

—Y tienes derecho de creerlo. Pero no lo soy, no lo soy —dio un trago grueso al sentir un nudo formándose en su garganta—. Si tan solo pudieras...escucharme un momento, hay tantas cosas que quisiera decirte.

—Ya he escuchado mucho de ti —MinHo parecía haber recobrado su calma, en cambio TaeMin tenía que luchar por no derrumbarse ahí mismo, a sus pies—. El día que me dijiste que —apretó sus manos en puños—, amabas a "ese", supe mucho más de ti de lo que hubiera deseado saber.

—Es una mentira—susurró.

—No, tú eres la mentira —un breve momento de silencio los abrazó, MinHo decía esas cosas pero realmente quería hacer otras. Y si no quería terminar haciendo algo de lo que arrepentirse, ese era el momento adecuado para retirarse—. Solo aléjate de mi hermano, no te atrevas a hacerle daño, no te lo voy a permitir.

De inmediato MinHo se dio la vuelta, moviéndose por inercia. Se sentía mareado.

— ¡Te extrañé! Cada día, cada momento...

El repentino grito de TaeMin lo hizo detenerse, pero se negó a voltear. Luego escuchó pasos acercándose, la calidez de otro cuerpo tras el suyo.

—Y sé que también me extrañas —su voz era chillona a pesar de que ya no lloraba—. Me correspondiste el beso. No puedes engañarme.

Apenas pudo acariciar la tela de su abrigo con los dedos antes de que MinHo se alejara y siguiera su camino, dándole la espalda hasta desaparecer en la esquina del edificio. Se quedó parado ahí considerando la posibilidad de ir tras él, pero no lo hizo, no quería abrumar a MinHo con su presencia. A pesar de que tenía unas ganas inmensas de tenerlo cerca, no era el momento.

—Me correspondiste el beso —susurró al momento que el viento sopló, revolviéndole los cabellos castaños. Un ligero rubor tiñó sus mejillas al recordar el choque de algo duro contra su ingle mientras lo tenía contra la pared—. Hay ciertas cosas que no se pueden esconder MinHo.

A pesar de toda su tristeza y su aparente desdicha, en medio de tanto dolor y exceso de dramatismo en su vida; ahí había encontrado la pasión y el amor que MinHo siempre le daba sin medidas. Y admitía que tener de vuelta al hombre enamorado que una vez fue su ex pareja, era algo que entraba en la categoría de "lo más difícil" pero no en la de "imposible".

Caminó hasta estar sobre la acera, miró de lejos la fachada del restaurant, sabiendo que MinHo se encontraba allí dentro y que no podía ir en su encuentro, al menos todavía no.

Suspiro pesadamente.

No debería darme tantas esperanzas.

Sí, tal vez no debería, pero lo hizo. Algo en su interior le decía que no todo estaba perdido y que a pesar de todas cosas horrendas que hizo, MinHo todavía lo quería. Pero era ese mismo sentimiento lo que terminaba de hacerlo mezclar su felicidad con amargura.

Cuánto no habrás sufrido por mi culpa, MinHo.

Por mucho tiempo imaginó, todas las maldiciones que el alto pudo dedicarle, todos los insultos y gritos, todo el odio, sabiendo que debía aceptarlas y cerrar la boca. Su soledad y la de MinHo, había sido como una especie de castigo por no ser valiente, por ser tan idiota en dejarse atrapar por Ian y sus malas intenciones.

Pudo haber luchado, hacerlo mejor, pero se dejó envolver por la lengua viperina de Ian y las consecuencias fueron por demás catastróficas de las que hubiera imaginado. Desde el momento en que decidió no decirle nada a MinHo, en el mismo instante en que soltó la primera mentira, lo condenó al sufrimiento que hasta ahora no ha podido aliviar con nada.

Se echó a la espalda una carga pesada, un costal lleno de llanto y soledad. Estaba consciente, que fue un inesperado buen verdugo para él.

—Perdóname —las mejillas se le llenaron de lágrimas que no hizo por detener. Las dejó correr libres, lo necesitaba—. Quisiera reparar tu corazón, déjame hacerlo.

Se dio la vuelta, caminando de vuelta a casa, ya no tenía ganas de ir a la universidad, de todas maneras, si iba a truncar la carrera no tenía prisa por hacerlo.

Desde la ventana lo vio marcharse, sus manos estaban a sus costados, apretadas para contener su deseo de ir corriendo y tocarlo de nuevo. Se sentía como idiota, se había dejado arrastrar por la nostalgia y cedió sin dificultades a las caricias de TaeMin.

Vergonzoso, dejar que me hiciera eso.

Aunque pensara de esa manera, lo había disfrutado y de no haberse frenado, todo se hubiera hundido en el caos.

— ¿Estás bien? —la tranquila voz de MinSeok lo hizo parpadear y darse cuenta que solo miraba a la nada.

—Sí —se aclaró la garganta, dándose la vuelta y mirar a su hermano con una expresión de total y absoluta calma —, estoy perfecto.

MinSeok rio.

—Mentiroso.

MinSeok se acercó, apoyándose de costado sobre el vidrio de la ventana, miró el camino por el que despareció TaeMin. Luego regresó hacia su hermano menor y se cruzó de brazos. En su mirada había un brillo que MinHo no supo adivinar de qué era.

— ¿Por qué lo tratas así?

Las mejillas de MinHo se coloraron ligeramente. Se preguntó qué tanto habría visto para hacerle esa pregunta tan directa.

Bufó desviando la mirada, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón.

—Así ¿cómo?

MinSeok rodó los ojos, seguidamente lo señaló con el dedo índice—. No te hagas el tonto conmigo, no me creas un idiota, TaeMin no es alguien ordinario, al menos no en tu pasado.

Bien, las palabras que usó su hermano lo pusieron alerta.

— ¿De qué estás hablando? —sabía que le estaba tendiendo una trampa y si TaeMin estaba involucrado no podía significar nada bueno.

—Te lo voy a decir solo una vez MinHo. TaeMin me gusta.

Los ojos de MinHo casi se salen de sus cuencas al escucharlo. Los celos que hacía tiempo no sentía de una forma tan exagerada lo invadieron.

—Se lo dije a TaeMin, y luego que era una broma. Pero esta es la verdad, sí me gusta y se me hace una persona muy encantadora.

—Hermano —buscaba las palabras adecuadas, pero no había ninguna que fuera agradable para decirle que realmente pensaba que era un idiota—, no lo conoces, no tanto como...

— ¿Cómo tú? —completó la frase.

Ambos hermanos se miraron por largo rato, dejando que el silencio apenas fuera amortiguado por el pasar de los autos por la carretera.

—Pero por respeto a ti, hermanito, te preguntaré de nuevo antes de aventurarme a hacer algo. ¿No sientes nada por TaeMin?

Esa era una pregunta que nunca imaginó que MinSeok le hiciera, y para lo que consideraba una mala fortuna, tenía la respuesta inmediata en la punta de la lengua.

Pero no se la diría. Un sentimiento de posesión creció en él y no hizo por detenerlo.

—Estás cometiendo el error más grande de tu vida queriendo involucrarte con TaeMin.

—Responde mi pregunta —su voz se elevó apenas un poco—. Si no sientes nada por él es fácil contestar esta pregunta.

No, no podía, no lo diría.

—Basta de esto —le dio la espalda, yendo hacia la puerta y abriéndola—, estás loco hermano, ya te lo advertí, pero si tú quieres ir detrás de ese chico...

Cuando la sonrisa de MinSeok apareció se sintió como un tonto. Estaba jugando con él como cuando eran un par de mocosos y eso le molestó mucho.

—MinHo, has aclarado mis dudas. Gracias hermanito.

El mayor se enderezó, estiró los brazos al tiempo que soltaba un enorme bostezo, sin más que decir se encaminó hacia la cocina, como si no hubiera casi-amenazado-con pretender a TaeMin; el ruido de trastes, ollas y sartenes moverse llenaron el vacío en el que se encontraba sumergido MinHo.

Deseaba decirle tanto a su hermano, pero de su boca no salió nada. El repentino golpe de la realidad lo había abofeteado.

Su hermano quería a su ex pareja, la pareja que no hace pocos minutos había correspondido ese beso tan ansiado. Furioso pateó la puerta tan fuerte que sus dedos se retorcieron dentro de sus zapatos.

La necesidad de golpear a MinSeok lo llenó.

Maldita sea.

~

—Entonces... ¿Qué harás? ¿Iras con el sexy hermano mayor al restaurant o irás a la empresa disquera de su amigo?

—Ambas opciones son buenas.

—Pero estar en la oficina puede que sea menos cansado. Claro todo de pende de que tanta carga de trabajo te den.

TaeMin le limpió la comisura de los labios a SooJin, se le había pegado un trocito de fideo, la niña no dejó de masticar cuando sintió el toque de su padre.

—Es una decisión importante, no quiero precipitarme con eso.

—Papi ¿Ya no vas a trabajar con el señor Cho? —le dijo con la boca llena, TaeMin le apretó la nariz en un gesto de reprensión.

—No hables mientas comes.

SooJin sonrió, mostrando hueco dónde antes había un diente.

—No lo sé todavía cariño, le han ofrecido a papá otro trabajo que parece muy bueno.

—Pero si te vas del restar... del resauran...

—"Restaurant" —le susurró KiBum al oído, como si fuera algo meramente confidencial entre ellos. Era lindo ver a SooJin batallar con las palabras que todavía no podía pronunciar bien.

— ¡Restaurant! —chilló feliz—, si te vas del restaurant vas a extrañar mucho a los chicos y al señor Cho.

No le extrañaba que su hija hablara tan naturalmente de sus compañeros y jefe, en más de una vez la había llevado al restaurant en su día libre, sus compañeros estaban encantados con la niña de ojos miel, tan linda y risueña, tan bonita como su padre.

Incluso al señor Cho lo consideró casi como un abuelo al cual llenar de besos y abrazos.

—Los extrañaría —le acarició el cabello—, pero si fuera necesario irme lo haría.

—Pero eso te dejaría triste, ya eres bastante triste, yo no quiero que seas más triste.

La mirada afligida de TaeMin pasó de su pequeña hasta su amigo que estado sentada junto a ella. Ambos sonrieron, aunque esa sonrisa no era de felicidad.

SooJin había acertado en decirle todo eso, aunque utilizó la palabra tristeza, claramente se refería a su infelicidad. Suspiró, mirando dentro de sus ojos color miel, curiosamente ese color nunca lo asocio a cierta persona nefasta, y eso se lo agradece a MinHo por siempre alagar a SooJin diciendo que sus ojos claros era significado de su pureza, casi como una princesa.

Él la había amado tanto.

La idea de reencontrarlos ambos había rondado su cabeza desde el día que coincidieron en la discoteca. No sabía si SooJin lo recordaría, pero estaba seguro que no lo rechazaría, como en el pasado, MinHo se robaría el corazón de su pequeña y de paso el suyo.

De nuevo.

—Los extrañaría, pero haría nuevos amigos amor, eso es bueno, ¿no?

SooJin ladeó la cabeza, sus espesas pestañas se mecieron y finalmente sonrió —. Sí, es muy bueno que tengas nuevos amigos papi.

—Gracias bebé, ahora —se levantó, tomando el plato vació de SooJin y dejarlo en el fregadero—, ve a lavarte, puedes ver la televisión un rato antes de acostarte.

— ¡Gracias papi!

SooJin bajó velozmente de su silla y corrió en dirección al cuarto del baño. Cuando los adultos se quedaron solos empezaría la conversación seria. Pero antes de eso.

— ¿Café? —Le dijo de espaldas a KiBum, mientras maniobraba con la cafetera.

—Sí, gracias.

Minutos después, dos humeantes tazas en la mesa los llenaban de calor.

KiBum observó atento a TaeMin, de hecho lo había hecho desde que llegó al departamento y había notado un atisbo de felicidad en él.

Interesante.

—Entonces, ¿Qué pasó?

—El ofrecimiento de MinSeok es generoso...

—No estoy hablando de él, a menos que esté involucrado —las delgadas cejas de TaeMin se fruncieron.

— ¿De qué hablas?

—Estas un poco risueño, toda esta semana de hecho.

— ¿Es malo que sea risueño?

—No, no lo es. Pero si interesante y magnifico —le dio un sorbo a su café—, ¿Me preguntó que habrá hecho MinHo para hacer que volvieras al TaeMin de antes?

Las mejillas del castaño se coloraron al recordar el beso.

— ¡Ajá! —el grito de KiBum lo asustó—. Tus mejillas no mienten.

— A veces eres insoportable ¿lo sabías?

—Sí, me lo han dicho otras veces, pero no desvíes el tema, estamos hablando de ti y de MinHo —sonrió con un poco de picardía, lo que hizo que su amigo no pudiera esconder una sonrisa.

Miró su taza de café, suavizando su expresión—. Debió pasar algo bueno —su voz era menos escandalosa, su mirada hacia el castaño era condescendiente y cálida—. La sonrisa que ha puesto en tu rostro me gusta mucho.

—Ojalá todo fuera felicidad —le contestó de inmediato. Se miró las manos alrededor de su taza—. Pero no es así.

—Oye —KiBum alcanzó su mano para apretarla con la suya—. Primero cuéntame que pasó.

—Pasó... —trató de no sonrojarse hasta las orejas, un risita se le escapó al notar lo impaciente de su amigo por saber lo que sucedía—. Qué...hum....yo —soltó un suspiro.

— ¡Ya! —Chilló—, vamos, dilo de una vez.

—Lo besé —dijo sin más—, lo besé y él me correspondió el beso y me sentí muy malditamente feliz de que lo hubiera hecho.

La sorpresa en el rostro de KiBum hizo que se sintiera avergonzado. Pocos segundos después una sonrisa se expandió por los labios del pelinegro, haciendo que pareciera un felino por completo, así como una pantera negra al asecho.

—Lo besaste —repitió como si todavía no lo creyera—. Y MinHo...vaya tonto, seguro que te acorraló en algún lugar, sé que se ha estado muriendo por tocarte.

— ¿Cómo rayos puedes suponer eso? —KiBum chasqueó la lengua.

—No hace falta ser un genio para darse cuenta. Pero, me alegra que haya sucedido, así puedes entender de una maldita vez que él todavía te ama.

—No podemos estar seguro de ello, yo...así como percibí su deseo, también sentí su ira, no puedo culparlo por sentirlo, fui un idiota en el pasado, nunca debí ceder a las peticiones de Ian —hizo un gesto amargo, ese nombre casi no era pronunciado en la actualidad, siempre le provocaba una desazón en el estómago—, por mi estupidez lastimé a MinHo, eso no debe pasar de nuevo.

—Y no lo harás, porque no eres el mismo de antes, ahora eres mejor y más fuerte.

—No lo soy, alguien que escapa de su pasado no es fuerte, es débil.

—No regresemos a lo de "ser un mártir" —frunció el ceño—, sí, tienes la culpa por dejarte llevar por el miedo, pero has criado una hija solo, no cualquiera hace eso. Piensa que esta puede ser una segunda oportunidad para ti, para recuperarlo.

—Me odia, me lo dijo —sintió las lágrimas al borde, un nudo formándose en su garganta—, me odia.

—No lo hace —KiBum apoyó sus codos en la mesa, sosteniendo su cabeza con una mano—, nadie que bese como lo hizo contigo puede sentir ese odio, está confundido.

—No es tan fácil —suspiró, miró sus manos de nuevo—. Ha sufrido mucho por mi culpa.

—Tae —miró al pelinegro, la intensidad de esos ojos verdosos lo hipnotizaron por un momento—, ¿de verdad estás dispuesto a dejar que MinHo simplemente te olvide? ¿Por qué no tomar esto como una segunda oportunidad? Ambos ya han sufrido mucho, si de verdad crees que el beso no significo nada para él entonces, bien, déjalo, sigue con tu vida, finge que no lo extrañas y que no lo necesitas.

—KiBum —su voz suplicaba comprensión.

—Pero, si dentro de tu corazón sabes que existe un poco de esperanza, ¿por qué no hacerlo? ¿MinHo no vale el riesgo? ¿Piensas negarle a SooJin el derecho de conocer al único verdadero padre que ha tenido?

TaeMin se quedó atónito y por un largo tiempo se sumergió en el silencio, KiBum seguía bebiendo su café despreocupadamente, respetando su silencio y momento de reflexión. Cada palabra que dijo había hecho revuelo dentro de su mente y corazón, pero nada comparado con la realidad, esa dónde sabe que el beso entre ambos fue efectivamente, como un rayo de esperanza.

—MinHo vale mucho más que un riesgo, vale más que todo. Solo... tan solo parece que no quiera darse una oportunidad.

—No esperes a que decida si quiere o no acercarse, no te quedes simplemente siendo un espectador.

Una sonrisa sincera en el rostro del castaño.

—Parece que siempre tienes las palabras adecuadas.

—Nací con esa habilidad, ¿Qué puedo decir? —sonrió ante su descarado alardeo.

Era cierto, KiBum siempre tenía las palabras adecuadas, siempre un concejo, un hombro en el que llorar y sonreír. Y ahora no era la excepción.

Y no estaba equivocado cuando dijo que había una esperanza, TaeMin la sintió quemando su piel, a pesar de las palabras de odio bien fundamentadas, en las caricias y aquel beso no había más que un anhelo, una ansiedad que consumía a MinHo desde sus adentros.

Bien, ahora podía decir que existía ese amor que alguna vez ambos se juraron, la pregunta era:

¿De verdad iba a rendirse y dejar a MinHo irse?

¿Podría soportarlo una segunda vez?

~

Los pasillos olían a lavanda, una señora empujaba un carrito dónde tenía sus productos de limpieza, cuando pasó junto a ella está le sonrió haciendo que las arrugas en su rostro se reafirmaran.

—Buenos días señor Choi.

—Buenos días Min.

—Se ve un poco cansado señor, ¿ha estado durmiendo bien?

MinHo sonrió, aquella señora siempre actuaba tan amable y preocupada, sobre todo con él, desde que había puesto un pie en aquella compañía había sentido cierto cariño hacia ella, la veía algo así como una tía, alguien en quien podías confiar y pedir concejos.

—Solo mucho trabajo Min, gracias por preguntar. ¿Sabe si está Jonghyun en su oficina? —la mujer asintió.

—Llegó temprano, está un poco loco por el capricho de una de las cantantes.

MinHo hizo una mueca, su amigo no era de las personas que lograran alterarse con facilidad, era muy centrado y no se dejaba arrastrar por la ira o por la desesperación, claro tenía sus días, pero eso era en contadas ocasiones.

—Gracias Min.

—Hasta luego joven Choi —le regaló una cálida sonrisa.

Ambos tomaron rumbos diferentes, Min siguió por el largo pasillo y él dobló al siguiente corredor, adentrándose a un área dónde un par de escritorios eran ocupados por la secretaria y la recepcionista. Cuando lo divisaron ambas sonrieron e hicieron una inclinación de cabeza.

—SooYoung, por favor que no nos interrumpan —le dijo a la secretaria al caminar directo a la oficina de su amigo.

No le dio tiempo de responder, ya había tocado una vez a la puerta y acto seguido abrió para adentrarse a la oficina, encontrándose a JongHyun con el ceño fruncido cuando se percató de su presencia, frente a él había una chica de largo cabello castaño que enseguida reconoció como la cantante de la que se refería la señora Min.

—Buenos días —dijo en tono cantarín para ambos, la chica le sonrió con un atisbo de provocación y arrogancia. Jessica Jung sabía cómo incomodarte en una habitación con solo mirarte.

Jonghyun no le respondió el saludo, devolvió su atención a la chica todavía con el ceño fruncido. MinHo no se ofendió por ser ignorado, su amigo en primer lugar, estaba acostumbrado a sus interrupciones, no era la primera vez que pasaba y segundo, entendía toda la presión que estaba pasando gracias a esa chica.

Jessica era realmente atractiva, como el sueño de cualquier hombre, pero lo que tenía de bonita, lo tenía de insoportable.

—Por última vez, no.

— ¿Ni siquiera lo vas a considerar? —Chilló—, vaya profesional que eres.

—No hay nada que considerar, lo que quieres es una locura.

—Tienes los recursos, ¿por qué no hacerlo?

—Porqué es innecesario —Jonghyun se levantó y caminó hacia la puerta.

La chica bufó—. ¿Crees que no puedo encontrar a otro productor, uno mejor? Tus canciones no son lo mejor del mundo —le dijo con una sonrisa burlona en los labios.

Jonghyun la miró indiferente, eso daba escalofríos, normalmente siempre tenía sonrisa y ojos cálidos para todos, pero cuando lograban sacarlo de su paz mental todo se iba al carajo.

—Cariño, te recuerdo que tú eres quien vino a mí pidiendo que te escribiera una canción para el lanzamiento de tu nuevo álbum y sí, puedes ir y buscar a otros productores mejores que yo, así que —abrió la puerta y le hizo un ademán con la mano, indicándole que saliera.

—Idiota —le dijo al levantarse y salir de ahí, cuando ella salió Jonghyun cerró despacio la puerta y se giró hacia MinHo—. Lo siento, Jessica ha estado demasiado caprichosa últimamente.

— ¿Últimamente? —dijo con sarcasmo. Eso logró sacarle una sonrisa a Jonghyun—, te demandará amigo.

—Lo sé, pero es una batalla legal que perderá, cree que está tratando con un inexperto.

—Es un dolor de cabeza ¿eh?

—No tienes ni idea. ¿Necesitas algo? —Jonghyun caminó de regreso a su escritorio, MinHo lo observó, su amigo era como unos diez centímetros más bajo que él, tenía la piel igualmente morena y su cabello castaño oscuro lo hacía lucir realmente joven.

Cuando Jonghyun se sentó en su silla de cuero, fue directo al lugar que minutos antes ocupaba Jessica.

—Un favor —Jong enarcó una ceja.

— ¿Qué tipo de favor?

—Sobre alguien —los ojos café oscuros de Jonghyun se clavaron en los de él.

—No la hago de detective MinHo, ya no. ¿Es un lio de faldas? Porque sabes...

—Jaja gracioso —le miró molesto—, sabes que desde hace mucho...tan solo hazlo —le dijo con fastidio.

—Bien, bien, ¿Qué es lo que necesitas en específico?

—MinSeok te ha recomendado a alguien para trabajar aquí, ¿cierto? Solo quiero confirmar la identidad de esta persona.

Había escuchado mientras MinSeok hablaba con su amigo hace un par de días, los primeros minutos hablaron sobre trabajo y familia, luego su hermano le había dado referencias sobre alguien para ocupar una vacante en el administrativo de la compañía disquera.

La descripción solo le hizo pensar en TaeMin a pesar de que no había escuchado su nombre. El corazón le latía de solo pensar en el castaño, no sabía exactamente qué era lo que le impulsó a salir de casa e ir con Jonghyun por este tipo de información, se suponía que lo odiaba, que no quería saber más de él, pero ahí estaba al asecho de algo que sacie su curiosidad.

¿Por qué su hermano lo recomendaría con Jonghyun? Si le gustaba tanto como decía, ¿no sería mejor tenerlo cerca en el restaurant?

Hoy era la cita, así que decidió hacer trabajo de investigación antes de que el castaño apareciera.

—Sí lo hizo, creo que su nombre era...—guardó silencio un momento mientras recordaba—, TaeMin, sí, ese es su nombre —sonrió—, es curioso, por alguna razón su nombre me suena.

—En realidad si lo conoces —susurró.

— ¿Cómo dices?

—No nada, solo... ¿tú piensas contratarlo?

El intercomunicador sonó. Jonghyun apretó un botón y la suave voz de su secretaria se escuchó en la línea.

— ¿SooYoung?

Señor, lamento interrumpirlo, discúlpeme también señor Choi por esto. Le recuerdo señor Kim que a las tres tiene cita con la señorita Kwon, su representante llamó hace un minuto parece que algo importante salió y quieren hablarlo con usted. ¡Ah! Y un chico ha venido a verle, dice que viene de parte del señor Choi MinSeok.

Jonghyun desvió la mirada hacia MinHo, sonriendo de lado al contemplar la incomodidad que de repente se hizo presa de él —Bien hazlo pasar y gracias por recordarme la cita con Kwon.

Cortó la comunicación, entrelazó las manos sobre el escritorio. Los nervios de MinHo y su demanda por saber acerca del desconocido que estaba a punto de entrar lo divirtieron, olvidando rápidamente el berrinche de Jessica hace un rato.

— ¿Quieres que lo entreviste en tu presencia?

—Idiota —le gruñó al levantarse y correr hacia la puerta en una de las esquinas detrás de Jonghyun, la que daba hacia la sala de juntas; al mismo momento que MinHo desaparecía la delgada figura de TaeMin entró a su oficina.

—Buenos días —inclinó la cabeza y sonrió—, lamento si lo interrumpo —una expresión de sorpresa cruzó el rostro del castaño, pero desapreció tan rápido que el mayor ni se dio cuenta.

—Bueno días —le con respondió la sonrisa—, por favor siéntate —señaló la silla delante de él.

Cuando tuvo su rostro un poco más de cerca JongHyun se sintió curioso.

— ¿Nos hemos visto antes? —TaeMin sonrió.

—De hecho, creo que sí, usted... ¿solía dar clases de canto?

Jonghyun frunció el ceño—. Lo hice, hace unos cinco o seis años...—pareció recordar algo—, ¿TaeMin? —se aventuró a decir. El castaño asintió.

La voz de Jonghyun sonaba a alegría pura y MinHo, que escuchaba desde el otro lado de la puerta lo maldijo en voz baja. Le resultaba molesto la facilidad con la que TaeMin se ganaba el cariño de la gente, quería alguien neutral en todo el problema que representa su vida amorosa y para eso Jonghyun no debía ser el mejor amigo del castaño.

Era ridículo, no le importaba.

—Francamente no creí que me recordara —sonrió, extendiéndole la mano para estrecharla, Jonghyun le correspondió gustoso—, a decir verdad ha sido una sorpresa saber que usted es el director de la compañía.

—Y francamente alguien como tú es difícil de olvidar, tu nombre no está fuera de lo común pero tu rostro se me hizo familiar.

Claro, hace unos seis años tenía varios alumnos que asistían con él a sus clases particulares, un trabajo que había emprendido como un proyecto personal y porque el dinero extra era bienvenido; TaeMin estuvo poco tiempo a su lado, tal vez unos tres meses, luego se mudó, buscando nuevas oportunidades el mundo de la música.

—Es una alegría encontrarme a un viejo alumno, ¿sigues cantado?, si no mal recuerdo tenías varias cosas que practicar, tenías potencial para desarrollar tu habilidad.

TaeMin se removió incómodo en el asiento, pensando en cómo decir lo que ha sido de su vida sin entrar en demasiados detalles, aunque Jonghyun es algo así como un viejo conocido, también es un extraño y si las cosas salían bien, su futuro jefe.

Había pensado mucho sobre ese trabajo, necesitaba un cambio de aires, así que ir y preguntar no estaba de más.

—Yo, no tuve muchas oportunidades para seguir practicando —sonrió con tristeza—, tengo una hija, mi atención completa está en ella.

—Oh, ya veo —El mayor asintió, entendiendo que muchas cosas pasaron en su vida—, y tu esposa...—al notar que el rostro del castaño se ensombrecía, probó con otra palabra—, tu esposo...

—Soy padre soltero —se encogió de hombros—, mi bebé y yo estamos bien.

El corazón de MinHo dolió al escucharlo decir eso, para ese entonces se había sentado en el suelo con la cabeza reposada sobre la puerta.

No serías padre soltero si no hubieras sido un bastardo conmigo.

Bien, ese pensamiento no ayudaba a calmarlo, pero era su forma de desahogarse, además de que era la verdad. Si TaeMin no lo hubiera botado las cosas serían diferentes, le entristeció saber que ya no practicaba el canto, era de las cosas importantes para el castaño, luego se preguntó qué otras cosas debió dejar para dedicarse por completo a SooJin.

No debió ser fácil para ti.

Los recuerdos del beso que se dieron detrás del restaurant lo abrumaban, se entercaba en no pensar en ello y no darle importancia pero a veces no podía. Así como ahora, no podía evitar sentirse preocupado, anteriormente bastaba con acercarse, abrazarlo y decirle que todo estaría bien. Pero eso era el pasado.

Suspiró.

TaeMin tenía razón, lo extrañaba, solo Dios sabe cuánto.

—Me alegro de escuchar eso —Jonghyun asintió, no le haría de policía para averiguar de su vida, tan solo quería arreglar la metida de pata que estaba haciendo, la declaración firme de TaeMin le dijo mucho más de lo que pensó—, así que, supongo que buscas una oportunidad aquí.

—Yo, supongo —Jonghyun enarcó una ceja.

—MinSeok estaba muy entusiasmado con la idea de que trabajaras conmigo, ¿Se conocen de hace mucho tiempo?

—No mucho, pero ha sido muy amable ayudándome.

Jonghyun sonrió ampliamente, MinSeok era así siempre, tenía un corazón bondadoso. A diferencia del espía que escuchaba detrás de la otra puerta; MinHo podía ser un idiota y un poco arisco, no cedía tan fácil como su hermano pero no dudaba que compartieran esa misma misión de ayudar a los demás.

—Debes de haberle caído muy bien para que te haga este tipo de favores, no lo mal interpretes —se apresuró a decir cuando el castaño frunció el ceño—, podría jurar que le gustas.

El ruido de algo caer hizo eco en toda la oficina, TaeMin miró extrañado alrededor, fijando la mirada en la puerta marrón detrás de Jonghyun, cuando devolvió la mirada hacia este, se dio cuenta de que sonreía.

Supuso que no era nada malo, Jonghyun no parecía preocupado.

Y del otro lado MinHo se sobaba el trasero mientras hacía muecas para contener su dolor. Lo último que le dijo Jonghyun a TaeMin le parecía innecesario y ridículo, pero tanta fue su sorpresa que se había levantado en un salto solo para perder el equilibro y aterrizar en el suelo.

Sentía vergüenza de sí mismo, agradeció que no había nadie en la sala de juntas para burlarse de él.

Estúpido Jonghyun, se repetía una y otra vez, ¿Qué clase de conversación es esa?

—Bien, entonces, ¿te parece que comencemos con la entrevista?

—Sí.

—No suelo aceptar gente por recomendación y no entrevistarlas, normalmente esto lo hacen los de recursos humanos y no es que no confíe en ellos, un amigo mío fue quien te encomendó conmigo, sé que MinSeok confía en que puedes con este trabajo, pero quiero que comprendas que precisamente por eso que soy yo quien te evaluará.

—Lo comprendo —dijo sereno, obviamente no esperaba ser aceptado sin que lo pongan a prueba, —. Usted...

—Para comenzar —le interrumpió dejando un poco desconcertado al castaño—. Soy tu hyung, te llevó solo unos años, por favor no me hagas sentir tan viejo.

TaeMin asintió con una agradable sonrisa en los labios—, claro, Jonghyun hyung.

—Bien, quiero preguntar algo primero, no pretendo molestar u ofender, pero dijiste que tenías un bebé, ¿Estás casado? ¿Alguien que pueda cuidar de tu hijo mientras estás aquí? Es necesario dejar claro que tanto tiempo disponible tienes.

TaeMin retorció sus manos sobre sus piernas, no pensaba contarle la larga historia de cómo es que se quedó solo con SooJin, pero podía resumir algunas cosas.

—Yo tuve una pareja, pero...por diferencias entre nosotros nos separamos. Y, para cuidar de mi bebé, tengo una amigo, es casi como un hermano para mí, el me ayuda a cuidar ella.

— ¿Ella?

—Sí, mi bebé es niña —se sonrojó—, no es una bebé pequeña, tiene cinco años ya, pero me gusta referirme a ella así.

—Lo comprendo TaeMin.

MinHo, se mordía el labio inferior mientras escuchaba, sentía una especie de hueco en el pecho, cada palabra que el castaño decía, estaba teñida de tristeza, no supo si Jonghyun se dio cuenta pero él sí y una creciente necesidad de ver a SooJin lo llenó, deseaba salir y preguntarle a TaeMin dónde tenía a su hija.

Cinco años, eso es mucho tiempo, debe ser enorme.

Se imaginó como podía verse SooJin ahora, debía ser hermosa, tanto como TaeMin lo era. Frunció el ceño ante ese pensamiento.

Tonto TaeMin.

—Cómo no tengo un archivo previo de ti, más que lo que el propio MinSeok me ha dicho, ¿podrías hacerme un leve resumen de tu historial académico y laboral?

—Por su puesto.

—Comienza entonces —Jonghyun fue directo a su laptop, empezando a teclear incluso cuando TaeMin todavía se debatía con que iniciar su charla.

—Yo, interrumpí mis estudios den la Facultad de Ingeniería Civil por el momento. A penas terminé mi primer año ahí, fue apenas esta semana que fui a la universidad para la completar la documentación necesaria.

Se sentía un poco apenado por ello, pero al ver que Jonghyun seguía escribiendo y que no había dicho nada siguió hablando.

—He trabajado alrededor de tres años en un restaurant familiar, la paga no es extraordinaria pero me ha ayudado bastante.

— ¿Pero buscar otras oportunidades?

—Así es.

— ¿La falta de dinero te hizo dejar la universidad?

Las mejillas de TaeMin se coloraron levemente—, no es fácil criar a una hija tu solo. Y bueno, pronto no tendré trabajo en el restaurant, así que es mejor salir y conseguir algo. Necesito algo estable antes de decidir retomar mis estudios universitarios.

—El sector alimenticio a la musical difiere bastante, ¿no crees?

El castaño frunció el entrecejo—. Claro que lo es, pero puedo aprender rápido. Sé que me acoplaré al trabajo.

—Cualquiera se acostumbra a la vida de oficina, y se acostumbran tanto que su vida laboral se convierte en algo aburrido. No pretendo tener empleados que actúen como robots, trato de dar un ambiente relajada para mis empleados, algunos logran ser bastante productivos, otros aprovechan para estar de holgazanes.

No entendía muy bien porque se lo estaba diciendo, pero estaba determinado a no convertirse en un holgazán. No lo fue durante sus años en el restaurant, de hecho su trabajo no se lo permitía. Estaba acostumbrado a trabajar con presión.

—No tendrías ese tipo de quejas conmigo.

—Eso espero.

Jonghyun alejó la vista de su computadora para mirar a TaeMin.

—TaeMin —sonrió suavemente—, necesito gente que esté comprometida con lo que hago aquí. Soy productor, director y además —rodó lo ojos—, cantante, escribo para mí y otras personas que lo piden o a quienes considero que es bueno darles una canción. Yo no busco la gloría del dinero, si bien es necesario para manejar ciertas cosas esa no es mi meta en la vida. Quiero producir algo que le haga bien a la gente, mi música es meramente para mí y el goce de quienes quieran escucharlo. ¿Estás de acuerdo con ello?

—Bastante de acuerdo —le sonrió. La idea de Jonghyun le sonaba maravillosa, y afirmaba esa primera impresión que tuvo de él años atrás. Que era una buena persona.

—Empezamos bien —miró de reojo a la puerta detrás de él y de nuevo al castaño, no sabía qué interés en particular tendría MinHo con TaeMin pero quería picarle al misterio frente a él—, MinSeok ha sido muy entusiasta contigo, no quiero ponerte en una situación incómoda, me da la impresión de que le agradas mucho —le dijo de nuevo, pero esta vez con la voz un poco más fuerte.

Algo así como un gruñido se escuchó, fue muy leve pero hizo que TaeMin mirara por todos lados buscando el origen del ruido.

Jonghyun se levantó y rodeó el escritorio, TaeMin le imitó, quedando ambos hombres uno frente al otro.

—Todavía no estás admitido, me gustaría que pases con SooYoung, mi secretaria y le dejaras tus datos personales, ella te dará una hoja para llenarla. Los interesados en un puesto siempre tienen un periodo de prueba. ¿Alguna pregunta?

—En absoluto. Gracias por recibirme —estrecharon las manos.

Jonghyun asintió, lo acompañó a la puerta.

Cuando se quedó solo, escuchó pasos detrás de él.

—Entiendo porque MinSeok se entusiasme con TaeMin —le dijo volteando—. Es bastante atractivo.

MinHo rodó los ojos, fue hasta el sillón pegado a la pared y se dejó caer.

— ¿MinHo que sucede con ese chico? ¿Qué es lo que te obliga a escuchar las conversaciones ajenas como un ladrón?

Se miró las manos, ensombreciendo su semblante. No le había contado nadie sobre TaeMin y su pasado, aunque sabía que podía confiar en MinSeok, fue con Jonghyun cuando apenas lo conocía que soltó todas las frustraciones que cargaba, había sido un acto impulsivo que bien pudo haber sido contraproducente ¿Quién le contaba sus intimidades a personas que apenas conoce?

Pues así fue, se lo contó y Jonghyun escuchó paciente. Después de eso fueron tratándose con frecuencia gracias a la relación de amistad de MinSeok con la hermana de Jonghyun.

—Este chico es "ese TaeMin"

—Vaya —La sorpresa en el rostro de Jonghyun fue clara.

Fue la única vez que le había contado su fracaso amoroso a detalle a alguien. Repetir las palabras una y otra vez era doloroso.

— ¿Lo contratarás?

—Todavía no lo pongo a prueba MinHo, tu ex amante o no, no contrato a personas que no califican en para el puesto. Aunque tengo que admitir que el que lo haya recomendado tu hermano le da puntos a favor —Jonghyun lo miró—. ¿Me pedirás que no lo contrate?

—No, ¿Qué clase de persona crees que soy?

Su amigo sonrió—. ¿O es que lo quieres tener cerca para vigilarlo? TaeMin dijo que no está con nadie.

MinH frunció el ceño—. No me interesa si está con alguien o no. Estoy concentrado en SooJin, yo...quisiera verla de nuevo.

—Sí, pero para eso TaeMIn es quien debe dejarte verla. ¿Por qué simplemente no se lo pides? Sé que te engañó, pero, si me lo preguntas no me parece ese tipo de persona.

—Tú no lo conoces.

—No creo que tú tampoco lo hagas —el alto lo miró ceñudo y molesto—, habla con él. Sacia tu curiosidad o deja que MinSeok se quede con él.

— ¿Qué demonios? —se enderezó para mirarlo como si estuviera loco.

—Crees que no sé qué todavía te interesa, vaya tonto —se levantó, regresando al escritorio—, solo tienes que empezar una conversión con él MinHo, si tu interés es tu hija, no creo que se niegue a dejarte verla.

—Eres horrible —refunfuñó.

—Pero sabes que tengo razón.

~

Realmente no esperaba que lloviera, el cielo lucia limpio cuando entró al edificio, ahora estaba grisáceo. Miró la hora en su celular, eran cerca de las once de la mañana, tenía apenas una hora para ir por SooJin al jardín de niños, así que debía tomar el autobús, esa era apenas lo primero, luego tendría que conseguir una sombrilla para ambos.

Extendió una mano para dejar que el agua fría corriera entre sus dedos. Luego tomó una respiración profunda, no le quedaba opción más que salir de la protección del edificio. Dio un paso hacia delante, determinado a correr hacia el paradero a media cuadra de allí. Pero sintió como tiraban de él hacia atrás chocando con alguien.

Se sorprendió de ver a MinHo ahí.

—Min...

— ¿Tienes mucha prisa por mojarte?

—Yo...necesitaba irme, debo irme ya.

— ¿Con esta lluvia?

TaeMin sonrió con tristeza—. Debo ir a recoger a SooJin al jardín de niños, si no tomo el autobús ahora no llegaré a tiempo, así que —bajo la mirada hacia dónde MinHo lo tenía apresado con la mano.

El alto lo soltó de inmediato.

El castaño quería quedarse a conversar pero con lluvia o no tenía que irse. Lamentando ese hecho a regañadientes retrocedió, sonriéndole a MinHo. Ansiaba poder conversar sobre ellos, pero no se atrevía.

—Debo irme —le dio la espalda preparándose de nuevo para dejarse empapar, pero una mano se posó sobre su hombro.

—Si te llevo... ¿podría ver a SooJin un momento?

Se regañó mentalmente por haber dicho eso. Se escuchó desesperado y era precisamente lo que no quería, de nuevo regresaba a las viejas manías como cuando eran amigos con beneficios.

—MinHo —lo llamó con una dulce sonrisa—, por supuesto que puedes verla. Yo...estaría feliz, es decir, ella...estará feliz de verte.

— ¿Me recuerda? —dijo con esperanza.

—Le he hablado poco de ti —dijo un poco apenado—, pero aunque no te recuerde, sé que será feliz de verte.

— ¿No le hablas de mí? —Habló molesto—, ¿por qué?

—No esperaba que...MinHo...

—Soy su padre —reclamó—, no estoy muerto, ¿Cómo no puedes hablarle de mí?

—No quería que esperara a que aparecieras, en realidad no esperaba si quiera que volvieras a hablarme.

—Es bueno que estés consciente de ello —su tono de voz conciliador desapareció.

Ante el inminente silencio TaeMin entendió que terminarían peleados y no quería. Sin decir más salió de la protección del techo y caminó hacia la calle, dejando que gruesas gotas de agua lo empaparan en segundos.

No se molestó en correr, solo pensaba en que de nuevo había lastimado a MinHo. Era verdad que casi no hablaba de él con SooJin, pero no porque no quiera, sino porque su pequeña solo necesitó un par de charlas para entender que hubo alguien que los amó con toda su alma pero que no podía estar con ellos.

Nunca jamás habló mal de MinHo con ella, a decir verdad, se disculpaba porque no podía regresarle al padre que ella quería, el único que tendría.

Antes de llegar al paradero sintió que algo lo cubría. Segundos después el olor a MinHo lo impregnó.

— ¿Quieres enfermarte? —dijo con voz dura. Le había colocado su chaqueta sobre la cabeza, ahora el empapado era MinHo, las hebras de su cabello se pegaban a su cara.

—Pero.

MinHo lo tomó de la muñeca conduciéndolo de regreso, pero sus pasos apresurados hicieron que TaeMin casi tropezara, si no es que se sostenía del enorme y fuerte brazo de MinHo hubiera caído de bruces al suelo.

MinHo lo rodeó de la cintura, alzándolo de nuevo para levantarlo. Cuando sus ojos hicieron contacto las mejillas del alto se coloraron levemente. Rápidamente se alejó.

—Apresúrate, no quiero seguirme mojando.

Le dio la espalda, caminado hacia el camino del estacionamiento.

TaeMin lo miró desde lejos, pesando en los toques, en las miradas y esas ganas de besarlo que MinHo claramente tenía. Se sintió cálido en su interior.

—Si esta vez yo voy detrás de ti ¿correrás?

Cuando MinHo lo hubo jalado para levantarlo, por unos segundos chocó con su pecho y ahí sintió claramente, el corazón agitado, latiendo duro y fuerte contra su piel. ¿Qué era? ¿Emoción? ¿Odio? ¿La esperanza que había sentido crecer con el besó de días atrás?

¿Por qué caminar bajo la lluvia, protegerlo con su ropa acuestas de mojarse en su lugar y llevarlo en su auto cuando ha dejado claramente que no lo quiere cerca?

TaeMin sintió que debía averiguarlo.

—¿Correrás si voy hacia ti?, ¿Lo harás MinHo? a&

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