Cuando te encuentre

By Carol_Ney24

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Volver a comenzar, redimir el pasado...decir "te amo" cuando es necesario. TaeMin todavía recordaba las pala... More

Capítulo 1: Así como es.
Capítulo 2: Ese dulce momento contigo.
Capítulo 3: Mentiras.
Capítulo 4: ¿Dónde está el amor?
Capítulo 5: Un maldito cobarde.
Capítulo 6: Dolor y fuerza.
Capítulo 8: Tú eres.
Capítulo 9: La chica de ojos miel.
Capítulo 10: Buenos deseos.
Capítulo 11: Confianza.
Capítulo 12: ¿Me dejarías entrar?
Capítulo 13: La persona que amo y a quien debo amar.
Capítulo 14: Llegaste a mí.
Capítulo 15: Justo aquí.
Capítulo 16: Un lugar para tres
Capítulo 17: En realidad nunca te fuiste.
Capítulo 18: Una gran familia.
Capítulo 19:Estamos juntos, es lo que importa.
Capítulo 20: Detrás de las nubes grises está la luz del sol.

Capítulo 7: El lobo y el cordero.

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By Carol_Ney24



— ¿TaeMin?

MinHo logró ver como el castaño escondía algo en su espalda.

—Hola —ahí iba de nuevo, esa sonrisa que trataba de engañarlo.

— ¿Qué tienes ahí? —señaló con el dedo índice hacia él.

—Ah...no, no es nada.

TaeMin dejó ver sus manos libres por un momento, luego giró hacia la cama dónde terminó de colocar la ropa sucia en el cesto sobre el colchón. Su cuerpo temblaba ligeramente, pudo percibirlo desde que había entrado a la habitación.

—TaeMin —le advirtió con la voz cuando lo vio pasar a su lado y ni siquiera lo miró. El castaño quedó inmóvil un par de segundos pero continuó con su camino hasta el cuarto del baño.

MinHo le siguió con pasos de plomo, lo alcanzó justo antes de que entrara en el cuarto, lo tomó del brazo, haciéndolo girar rápido. En cuanto hizo contacto visual con él confirmó que le estaba ocultando algo.

TaeMin no era un misterio, al menos no para él después de conocerlo de tanto tiempo, pero, en los últimos días, le parecía tan ajeno que le preocupaba.

— ¿Qué sucede?

— ¿De...de qué hablas?

Frunció el ceño, señal obvia de que no estaba contento con las evasivas que recibió.

— ¿Es que no confías en mí?

Oh Dios mío.

El castaño no pudo reprimir el gemido que soltó al escuchar esas palabras, MinHo sabía que algo pasaba y fue directo al grano, sintió su corazón punzar de dolor, por un momento pensó que debía decirle sobre Ian y sus extrañas coincidencias pero al final no pudo, el temor de que algo malo sucediera cuando le contara la verdad estaba desequilibrando su juicio.

—Min...

— ¿Es que no hemos pasado ya por mucho? ¿No he hecho lo suficiente para poder tener tu amor y sinceridad?

Amor y sinceridad.

¿Desde cuándo MinHo había madurado tanto? Hace menos de un año seguía siendo el tonto que flirteaba con su mejor amigo, ahora...vaya, ahora es padre, eso sin duda cambia la forma de pensar de cualquiera.

—No...no...es eso...

No lo estaba mirando, tenía la cabeza gacha, apretando el borde de la cesta de ropa entre sus dedos. Se tomó su tiempo para ordenar o al menos tratar de ordenar sus pensamientos y emociones, y como solo MinHo podía, esperó paciente por sus respuestas.

—Yo...hace un tiempo...

¿Debería decirle?

Sí, sí, hazlo, acaba de una vez con esas dudas en tu cabeza, MinHo entenderá.

Pero ¿y si no? ¿Qué haré si él...?

Era tan molesto tener tantas voces en su cabeza hablando a la vez, cualquiera pesaría que estaba loco y puede que lo estuviera. Desde la visita de Ian al departamento no había momento en que no se sintiera culpable cuando miraba a MinHo por dejar que un desconocido profanara su hogar, más que Ian no era cualquier desconocido. Detestaba ser tan cobarde, detestaba que Ian lograra que hiciera cosas que no quería.

Cerró los ojos por un momento, preguntándose desde cuando dudaba tanto sobre algo, nunca fue un chiquillo asustadizo, siempre fue intrépido y rebelde, pero ahora parecía un hombre totalmente inseguro de sí mismo. Y le dio coraje.

—Lo siento —susurró.

Se dio la vuelta, librándose del agarre de MinHo sobre su brazo, corrió hacia el cuarto del baño dejándolo confundido. Pero no tardó en aparecer de nuevo, con los ojos un poco irritados y cristalinos.

— Estás asustándome —Que le dijera eso no ayudaba, pero ya no quería ocultarle la verdad.

Se acercó tan rápido que cuando lo abrazó tuvo que mantener equilibrio para que no cayeran ambos al suelo.

—Hace tiempo, aquel día que despertaste y no me viste —tragó saliva—, me encontré con alguien.

Bien, la información empezaba a salir, el alto pensó que era algo bueno. Aunque el insistía en saber lo que sucedía, realmente le asustaba lo que TaeMin pudiera decir.

— ¿Con quién?

Su voz era seria, expectante. Hizo sentir a TaeMin un poco intimidado.

—Con el padre de SooJin.

Eso no lo esperaba en absoluto.

La expresión en el rostro de MinHo no era agradable, había fruncido las cejas hasta casi unirlas, sus brazos se pusieron rígidos alrededor de su cuerpo, el castaño creyó por un instante que le gritaría, que arremetería en su contra.

Y sus miedos se hacían reales cuando el alto se alejó de él.

—MinHo —gimió cuando el calor de su cuerpo desapareció.

El silencio que abrazó la habitación fue horrible, TaeMin se arrepintió de haberle dicho sobre Ian, se mordió el labio inferior retrocediendo un paso, con las lágrimas queriendo desbordarse en segundos.

—No me importa.

Esa simple declaración lo hizo quedarse inmóvil. Su corazón latía como una locomotora.

—Quiero decir, ese bastardo —enseguida la mirada de MinHo se hizo intensa, como si ardiera fuego en ella—. ¿Qué fue lo te dijo? ¿Te hizo algo malo?

La distancia entre ellos fue cortada de inmediato por dos zancadas de las largas piernas del alto. Acorraló a TaeMin hasta chocar con la mesa de centro, sus fosas nasales se abrían y cerraban con dificultad, sus manos, sus enormes manos acunaron el rostro de TaeMin, mirándolo directo a los ojos, cambiando su expresión de ira por una llena de angustia.

— ¿Qué fue lo que hizo TaeMin?

El chico no entendió muy bien esa pregunta, es decir, la sensación que corrió por su cuerpo no era solo por percibir enojo y preocupación en la voz de su novio, había algo más. Conocía a MinHo y sabía que estaba reprimiéndose las emociones con respecto al padre de SooJin.

MinHo lo detestaba aún sin haberlo conocido alguna vez.

—No hizo nada.

Puso las manos sobre las de MinHo, llenándolas de calor.

—Fue una casualidad —una media sonrisa apareció en sus labios—, desde el día que le dije que estaba embarazado no lo había viso, hasta ese día.

— ¿Y luego? —Los ojos de MinHo reavivaron su fuego—. ¿Te has vuelto a encontrar con él?

TaeMin dudó, su labio inferior empezó a brincar y de inmediato se lo mordió.

—En el parque, un día que salimos a pasear los tres.

MinHo permaneció en silencio, esperando paciente a que le contara sobre la otra vez, cuando vio a un tipo parado en la puerta del departamento y luego irse de ahí. Nunca antes había visto chico, al que se supone ser padre bilógico de SooJin, nunca le interesó investigar sobre él porque TaeMin parecía haber enterrado al hombre en su pasado, entonces entendió que debía hacer lo mismo.

Seguir con sus vidas, amándolo siempre.

Pero la negativa de TaeMin a un "tercer encuentro casual" tan solo hizo que una duda creciera más y más.

Nunca antes su novio le había mentido, no con asuntos tan delicados como esos, y lo conocía tan bien, que sabía que morderse el labio además de ser una señal de nerviosismo en el castaño, también significaba que le estaba mintiendo.

Sintió su corazón doler.

—MinHo, ¿podemos sentarnos?

Asintió, realmente necesitaba sentarse, clavar las unas en el sofá debería servir de algo, así no trataría de sacudir a TaeMin hasta sacarle la verdad.

En el momento en que ambos se sentaron en el sofá, algo hizo corto circuito en el cerebro de MinHo.

—Lo vi —TaeMin se quedó perplejo—, lo vi salir de aquí.

No había nada que pudiera justificar su mentira y TaeMin lo sabía. Se sentía derrotado, se tragó las lágrimas. Tenía que actuar rápido antes de que el asunto fuera demasiado lejos. Rápidamente tomó las manos de MinHo entre las suyas, dejando un tierno beso en sus nudillos.

—Perdóname, no quería mentirte, yo no... quería lastimarte.

Sus ojos cristalinos aplacaron la ira del alto.

—Fui un tonto, debí haberte dicho, pero no me atrevía —Tengo que mirarlo. Se repetía, así que alzó la mirada, lo confrontó con franqueza—. No pasó nada, tan solo fueron coincidencias, él...al parecer...entendió que hizo mal dejándome solo con lo del embarazo.

Cuando MinHo hizo soltó sus manos se asustó, entendió que estuviera enfadado y esperaba que lo regañara, así que tan solo guardó silencio.

Pero el repentino toque de su mano tomando la suya lo sorprendió, las entrelazó, él se deslizó por el sofá acercándolo, dejando caer su cabeza sobre su hombro. Cuando sintió su aliento cálido sobre su cuello sintió su piel erizarse de cabeza a los pies.

—No me vuelvas a mentir TaeMin, no cuando se trata de ese...bastardo.

Su voz lastimera le golpeó como un puño.

—Lo siento.

—No me ocultes nada. Yo ...—tragó saliva—, ese tipo no tiene nada que hacer cerca de ti —se enderezó, mirando de frente al castaño—, te dejó, no le importó cuando sufrías, no sabe lo que has pasado, lo que has tenido que hacer y lo que has tenido que dejar.

Su mandíbula se tensó, apretó los labios tratando de no gritar.

—Ni una maldita coincidencia —desvió la mirada hacia el suelo, pensando tan profundo que dolía—, tuvo más de un año para acercarse a ti y pedirte perdón —regresó hacia el castaño—, no le creas nada de lo que diga TaeMin.

—MinHo...el no hizo nada malo, de hecho me pidió perdón y...

— ¿Y?

De nuevo se mordió el labio inferior, MinHo lo acuchilló con la mirada—. TaeMin —le advirtió de nuevo.

El castaño revoloteó las pestañas, nada de mentiras ni nada de ocultar la verdad—. Él...él me pidió dejarlo ver a SooJin.

De nueva cuenta el moreno se alejó rápido de su cuerpo, sus ojos que de por sí ya eran grandes se agrandaron aún más.

—No, no, no... maldita sea ¡NO! —MinHo se levantó de un salto, soltando maldiciones aquí y allá, cuando su atención se concentró de nuevo en TaeMin su furia amenazaba con explotar—. Le dijiste que no ¿verdad?

TaeMin desvió la mirada.

— ¡Demonios TaeMin! ¡No! No tiene derechos, te dejó, abandonó a SooJin, ustedes no le importaron, ahora no puede venir y pedir una oportunidad, no va remediar nada con sus palabras.

—MinHo —TaeMin se levantó, caminó hacia él—. Ya sé que es una estupidez, y no sé si sea una coincidencia o no.

—Claro que no lo es —gruñó, TaeMin se paralizó—, a menos que tú le hayas dado la dirección del departamento no sé cómo rayos pudo llegar hasta aquí.

—Yo nunca le dije dónde vivíamos...

Al notar la extraña mirada en MinHo, TaeMin tuvo miedo de lo que sea que estuviera pensando.

—Yo no le dije dónde vivimos —afirmó con aspereza.

—Entonces en un maldito acosador. La próxima vez que se aparezca —apretó sus manos en puños.

—MinHo por favor no digas esas cosas.

Eso era precisamente lo que TaeMin quería evitar, que MinHo acarreara un sentimiento de crueldad y furia en su corazón, si bien estaba de acuerdo en que era sospechoso como es que Ian dio con él, eso no aseguraba sus verdaderas intenciones. No quería que ese problema se hiciera más grande. No quería a MinHo yendo de casería por todo Seúl en busca de la cabeza de Ian.

—No puedo, no lo haré, si lo veo, lo mataré a golpes, no dejaré que se acerque a mi familia.

—MinHo, es el padre de SooJin.

En el mismo momento de decir aquello supo que no debió hacerlo. La mirada de incredulidad de MinHo no tuvo palabras para describirse.

—Tú eres el único y legitimo padre de SooJin y será así siempre —se apresuró aclarar—, pero sabes a lo que me refiero, Ian es su padre, yo...

—Seguro que la vio en el parque aquella vez —le dijo con enojo—, eso debió haberle bastado. No conseguirá nada más.

—MinHo no estoy diciendo que...

—Dices que no te hizo nada pero no es así —le interrumpió—, estás defendiéndolo. Todo lo que te dijo ha cambiado tu manera de pensar, ¿o me equivoco?

—No estoy defendiéndolo —contratacó, la voz de TaeMin iba elevándose de frustración al ver que MinHo no estaba comprendiendo lo que deseaba—, estoy diciendo que aunque nos pese tiene derechos sobre la bebé y no estoy diciendo que se la voy entregar solo porque así lo quiere.

— ¡¿Entonces qué demonios es lo que pretendes?!

La duras y recias palabras de MinHo lo hicieron sentir pequeñito. Las discusiones que había tenido nunca llegaron a esas maneras.

—Entender por qué hace lo que hace.

MinHo bufó—. No seas tonto TaeMin, ese idiota solo quiere fastidiarte la vida. Y te voy a decir algo —se plantó de nuevo frente a él, ahora más amenazante que antes—, sobre mi cadáver verá a SooJin, no dejaré que incluso tú la expongas a las garras de ese bastardo.

—Él no la reclamará, solo quiere tener un momento con ella —chilló.

— ¿Cómo sabes que así es? ¿Solo porque te miró con un perro abandonado en busca de cariño? Por favor.

—Incluso si es un maldito bastardo, SooJin seguirá siendo su hija hasta que él muera. No pretendo entregarla solo porque me habló bonito. Tan solo quiero darle una oportunidad para que le pida perdón a ella, a NUESTRA BEBÉ MinHo, tuya y mía. Luego puede desaparecer, irse por donde vino.

El silencio de nuevo, MinHo estaba reacio a razonar ni una palabra.

—Lo único que sé es que te vas a arrepentir de dejar que se acerque tanto a ustedes. SooJin es mi hija, MIA TaeMin, él perdió todo derecho cuando te mandó a la mierda con ella.

El repentino llanto de SooJin hizo eco en la casa, sus reclamos y gritos la despertaron.

—Piensa en lo que haces TaeMin, mientras yo iré a cuidar a MÍ bebé.

Las pisadas de MinHo zumbaron en sus oídos como golpes fuertes en una pared. TaeMin sentía su cabeza explotar, se había dejado caer sobre el sofá, llorando, pensando en todo el alboroto formado por su culpa.

Esa noche no se dirigieron la palabra, no hubo conversaciones en la cena, a la hora de acostar a SooJin MinHo no lo miraba, apenas cruzaban las palabras necesarias y al momento de dormir, cada uno lo hizo en su lado de la cama, sintiendo el frio de la noche colarse en sus cuerpos.

El sabor de esa pelea auguraba un camino lleno de espinas y dolor.

~

La duda estaba ahí, MinHo tenía muchos puntos válidos.

—TaeMin.

Cuando miró a Ian, deseaba que fuera la última vez en su vida.

No le había sido fácil armarse de valor para confrontar Ian, pero tenía que dejar los puntos claros, la idea de que el chico estuviera acosándolo lo asustaba, si no ¿Cómo es que había dado con su departamento?

—Necesitamos hablar —TaeMin permanecía fuera, sus pies bien plantados frente al hombre de ojos miel. No entraría a su estudio de baile que es dónde había ido a verlo.

—Claro, pasa.

—No, esto no tardará.

Y para reafirmar sus palabras se cruzó de brazos.

El brillo que había adquirido la mirada Ian desapareció en cuando vio la rígida postura del castaño. Se aclaró la garganta, antes de salir y cerrar la puerta detrás de él, encerrando la música a todo volumen en el salón.

TaeMin lo observó atento, sabía que debía ser claro y que no debía tardar, después de todo, aprovechó que sus padres cuidaban de SooJin mientras él "salía de compras" para la despensa de la semana.

MinHo me estrangulará si sabe que vine.

Claro, su novio no lo haría literalmente, pero las consecuencias de este encuentro serían más terribles que una estrangulación. Fue con la firme idea de ponerle fin a lo que sea que Ian estuviera planeando.

—Ian... ¿Cómo supiste donde vivía?

La mandíbula del chico se tensó, algo así como un tic lo atacó en la ceja derecha. El ruido del tráfico en la calle de enfrente amortiguaba el sepulcral silencio entre ellos. El de ojos claros medio sonrió.

—Ya sé por qué lo preguntas.

—Entonces habla de una vez. No pienses que porque llegaste llorando a mi departamento te permitiría ver a mi hija. No soy tan estúpido.

El castaño no permitiría más de sus intervenciones en su vida, suficiente había tenido con las discusiones con MinHo. Sin embargo sostenía la validez del arrepentimiento de Ian, lo percibió, solo que además de eso había algo más y ese "algo" era lo que validaban las palabras de MinHo y acrecentaban sus miedos.

Ian sintió la intensa mirada de TaeMin sobre él, como si quisiera desaparecerlo tan solo tronando los dedos. Pero eso no iba a suceder, guardó silencio un buen rato, hasta que ladeó la cabeza y una media sonrisa apareció en sus labios. Y esa sonrisa, el castaño la conocía muy bien.

Maldito bastardo.

—Por supuesto que no eres estúpido TaeMin, eres la excepción al arquetipo de persona bella que a la vez es idiota.

Dos pasos hacia adelante.

—Dime...ya hablaste con MinHo sobre mí, ¿verdad?

El rostro de TaeMin palideció, él nunca mencionó a MinHo ni su nombre en las pláticas anteriores, ni siquiera le dijo que estaba con alguien más.

—Claro, ya lo hiciste.

— ¿Cómo sabes de MinHo? ¿Cómo sabes su nombre?

—Haciendo mi tarea, TaeMin —el sarcasmo no le iba al castaño, el rumbo que la conversación estaba tomando le puso lo vellos en punta.

—De...de qué estás hablando —dejó sus manos caer a sus costados, su mirada se volvió turbia.

—Sabes, es verdad que me arrepentí de haberte botado cuando estabas embarazado, realmente me sentí mal por ello, y me hiciste sentir tan mal que todo a mí alrededor empezó a caer como una torre de naipes.

—No entiendo.

Ian sonrió—. Pequeño, tu última mirada antes de salir de mi puerta se quedó incrustada en mi cerebro, cada noche te recordaba, haciéndome sentir pésimo, cada que veía a un tipo parecido a ti me recordaba que estarías por ahí vagando con mi hijo...bueno hija.

>>>Necesitaba concentrarme en mi trabajo, y tú no me dejabas, ¿recuerdas del estudio de baile en California? El proyecto fracasó, negaron mi petición de traslado y la financiación, porque no estaba rindiendo al ciento por ciento —frunció la nariz—, los socios que habían firmado conmigo se dieron cuenta, pero por más que trataba de salir adelante, tú recuerdo siempre llegaba, era un infierno. Creí que sería una especie de castigo o algo parecido, así que un día me dije "debería buscarlo", "debería disculparme" y créeme, sinceramente quería hacerlo.

Empezó a caminar de nuevo, acorralando a TaeMin hacia una columna de concreto detrás de él. El mayor podía sentir la respiración agitada del castaño.

—Seúl no es tan grande como se podría pensar, aunque las casualidades existen. Y una de esas casualidades pasó una tarde que fui a hacerme un examen médico al hospital al que tú ibas para tus citas. Ahí estabas, sonriendo estúpidamente a ese tipo de ojos saltones.

El corazón de TaeMin latía aceleradamente. Algo así como el vértigo lo llenó.

—Choi MinHo, así lo llamó una de las enfermeras —Ian chasqueó la lengua—, se me hizo conocido en cuanto lo vi. Luego recordé que una vez me lo topé saliendo de una de las empresas de inversiones más grandes de este país. La misma a la que había ido a pedir apoyo —enfatizó las últimas palabras.

—Ian —la habló entre dientes. Estaba comprendiendo poco a poco hasta dónde terminarían esa charla.

—Te veías muy feliz con él TaeMin, mientras yo me iba al carajo pensando en lo mal que podría estarte tratando la vida.

¡Pero qué demonios!

— ¡¿Qué?! —Balbuceó por un momento, buscando las palabras adecuadas, cuando llegó a una sola conclusión habló con total asombro—. ¿Envidia? ¿Te molestó verme feliz mientras a ti e iba mal? ¿Solo por envidia? —Jadeó—, estabas...

—Entiéndelo como más te convenga —cortó sus labras. Inhaló fuerte—, en fin, como parecía que no tenías ningún problema, me dije "tal vez algún día le haga una visita", aunque primero me día a la tarea de investigar un poquito sobre tu novio.

—Él no es un millonario Ian —tenía que hacer polvo las ideas locas del chico, si le pediría lo que estaba pensando.

—Claro que no lo es, pero parece que podría ir en camino. El hombre se esfuerza TaeMin, se rompe la espalda para dártelo todo y de eso se pude dar cuenta cualquiera que los mirara solo una vez. Su amor profundo por ti da nauseas.

—Te da nauseas porque no lo comprendes, no tienes a nadie que pueda amarte como él lo hace conmigo.

Ian se carcajeó.

—Sabes, en estos momentos dónde parece que eres tan valiente me agradan. Esa es una de las tantas cosas que me gustan de ti.

Tenía ganas de vomitar, ahí estaba ese monstro, mirándolo con lasciva. Supo que había sido una estupidez haber ido solo.

— ¿Pero a quien engañas TaeMin? —su voz fría lo atravesó—. Le estás quitando todo al hombre, él se desvive por ti, vive por ti, me imagino cuanto batalló para que un mocoso inmaduro como tú entendiera su realidad.

TaeMin se paralizó, sus ojos marrones abriéndose ante la verdad.

—Claro, así fue como paso —sonrió—, y encima de eso le enganchaste un hijo que no es suyo. No perdiste el tiempo, supongo que por eso no necesitabas nada de mí.

TaeMin apretó las manos en puños, obligándose a ignorar las palabras que salían de esa boca venenosa.

—Déjanos en paz Ian, y entérate de una vez, no voy a dejar que veas a mi hija, ella ya tiene un padre que la proteja, es mía.

—No, ella es nuestra, y puedo demandarte por separarme de ella.

— ¡Tú nos botaste! —gritó con horror.

—Pero no tienes como comprobarlo —rio—. Yo sé actuar muy bien TaeMin, creo que puedes darte cuenta de ello.

¡Dios mío!

— ¡Ah! Entérate de algo también, MinHo fue parte del grupo que se encargó de evaluar mi ambicioso proyecto de vida, según me enteré por él fue que rechazaron mi propuesta. Así que sí TaeMin, es personal, pero ya no contigo, o al menos no tanto.

Sentía que las lágrimas le picaban los ojos, pero se resistió, no lloraría, no lo haría frente a ese bastardo.

—Aléjate de él TaeMin

— ¿Qué?

—Voy a decirte algo, después de que mi proyecto fuera rechazado tuve que quedarme un rato más en Corea como puedes darte cuenta, y eso me dio tiempo de hacer algunos amigos en esa misma empresa, amigos que no le tienen buena voluntad a tu novio.

— ¿Qué estas tratando de decir? —preguntó con temor.

—Tu novio tiene una bonita familia contigo, así como la tiene en Jeonju.

Los ojos de TaeMin se abrieron a la par, totalmente pasmado por lo que estaba escuchando. El miedo se hizo presa de él y esta vez no pudo reprimir sus lágrimas.

—Aléjate de él, o te quito al bebé —se acercó lo suficiente para susurrarle en la oreja—, o también debería decirle a mis amigos que visiten el negocio particular de su familia.

Asqueado TaeMin lo empujó tanto como pudo, pero Ian fue más rápido y lo tomó de la cintura con un brazo, le dio la vuelta hasta estamparlo contra una de las paredes y lo besó tan fuerte que el castaño soltó un doloroso gemido.

Lucho y lucho pero no pudo apartarlo de él, y en un momento de descuido al querer tomar el aire que le estaba faltando, Ian metió su lengua, haciéndolo sentir violado.

—Sabes igual, eso me gusta —le dijo una vez que dejó de atacar su boca, sonrió al ver la mezcla de ira y confusión en TaeMin—, no te mentí, todavía me gustas.

TaeMin le dio una patada en el empeine, aprovechando que se apartó salió bajo su prisión, tratando de correr pero tropezándose a los pocos pasos. Pudo escuchar las risas de Ian a su espalda.

—Sera mejor que te deshagas de ese Idiota lo más pronto posible TaeMin, no estoy concentrando toda mi ira en ti, si no en él, pero eso no hace que pierda el deseo de querer a MI HIJA conmigo.

El castaño se levantó, mirándolo con odio, con repulsión, se abalanzó a él tratando de golpearlo pero fue inútil, fue derribado al suelo de nuevo.

—No me hagas repetirlo dos veces —le dijo con furia. Abrió la puerta del estudio de baile y la música llenó el silencio que antes los había acompañado—. Te probaré que no estoy jugando.

La puerta se cerró y TaeMin apenas pudo levantarse de nuevo, corrió y corrió, las lágrimas derramándose, pesando en como la situación podía haberse agravado de esa forma y por qué estaba pasándole todas esas cosas.

Pero sobre todo, pensando en que si Ian hablaba en serio, no deseaba que nadie lastimara a MinHo.

~

— ¿Cómo que te despidieron?

Los ojos marrones de TaeMin miraban con dolor a MinHo.

—En realidad no lo sé TaeMin, el jefe solo me llamó y dijo que estaba haciendo recorte de personal.

—Pero no están en quiebra ¿o sí?

—No, no lo están. Yo supongo que como soy relativamente nuevo ahí, me vieron como un blanco perfecto. Al menos pegaron la indemnización.

TaeMin no lo soportaba, mirar así a MinHo y ver como se angustiaba, le dolía tanto. Y para colmo de males no se atrevía a decirle lo de Ian por miedo a que este hiciera algo en contra de SooJin o la familia de MinHo.

Ian está cumpliendo su palabra.

Se retorció las manos sobre la mesa, mordiéndose el labio inferior, demonios, quería gritar, se sentía tan impotente.

—Vamos a estar bien —MinHo se había levantado, besándole la coronilla, enjugando sus lágrimas—. Soy bueno en lo que hago, no será un gran problema encontrar otro empleo, además sé a quién pedirle ayuda.

—Min —le tomó las manos con impaciencia. Quería decirle, quería advertirle.

— ¿Qué sucede TaeMin?

El repentino toqueteo de la puerta lo asustó. Y por un acto reflejo se levantó de un salto, caminado apresurado hacia la puerta principal, si se trataba de ese demonio de ojos claros se encargaría de matarlo a golpes.

Pero no era Ian, era algo peor.

Al mirar la puerta pudo ver un sobre blanco bajo ella, con temor se inclinó y la tomó. Su labio inferior comenzó a temblar en cuanto leyó lo que tenía escrito con tinta negra.

"Ya te tardaste mucho"

En realidad solo había pasado una semana, ¿eso era mucho? Para Ian parecía que era una eternidad.

Con los nervios a todo lo que da, abrió el sobre y apenas alcanzó a mirar lo que había dentro soltó un doloroso jadeo.

— ¿Qué es eso TaeMin?

Se dio la vuelta, sorprendido y asustado. MinHo no podía ver lo que contenía el sobre, de ninguna manera.

—Nada interesante, solo publicidad.

Dobló el sobre y lo metió detrás de sus pantalones.

—TaeMin, por favor, sé que estás mintiéndome —aunque su voz era suave, percibió el enojo y la frustración—. Ya hablamos sobre ocultarnos cosas.

Hizo una muy breve pausa cuando algo le cruzó por la mente—. ¿Ese bastardo está molestándote de nuevo?

—No...no —tenía que tranquilizarse, no podía decirle, ahora sabía que no. sin embargo, de solo pensar en dejarlo por culpa de Ian...—no es eso.

Con toda naturalidad se acercó y lo atrapó en un abrazo. Su tiempo estaba contado, él lo sabía, y tenía que decidir rápido antes de que sus problemas se incrementaran.

—Solo estoy un poco estresado. Ahora con lo de tu despido, bueno eso me alteró un poco.

Sintió la mano de MinHo sobre su espalda baja—, ya te dije que no te preocupes por eso.

Sí, tenía que preocuparse y mucho. No tenía muchas opciones.

—Te amo, MinHo, nunca olvides eso.

Las palabras del castaño se sintieron como una especie de despedida, pero el sentimiento le pareció tan absurdo que sacó la idea de su cabeza tan rápido como apareció. Frotó lentamente sus manos sobre la espalda de su novio.

—Estás extraño.

—Solo estresado no es nada.

Durante esa noche y las dos siguientes TaeMin estaba tratando de buscar una solución a ese enorme problema llamado Ian, no podía creer que alguien alguna vez quisiera vengarse de semejante manera, se rompía la cabeza tratando de entender como era que la maldad de una persona podía llegar hasta ese punto.

No dejaré que le hagas daño, no lo permitiré.

¿Pero cómo? ¿Qué debo hacer?

Decirle a MinHo...varias veces lo pensó, pero tenía miedo de lo que pudiera suceder, TaeMin nunca se sintió tan impotente como ahora. Haber hecho que MinHo perdiera su trabajo fue solo el comienzo, ahora no podía encontrar uno. Además estaba lo de las fotos que le fuero enviado por correo. Había hecho trizas cada una de ellas, todos mostraban como Ian lo besaba y por el ángulo en la que se tomaron, daba a entender que TaeMin lo estaba disfrutando.

Cosa que nunca sucedió.

No solo estaba haciéndole daño a MinHo, aunque dijera que él es su objetivo, podía sentir como se estaba desquitando con él también, por ¿tener una vida feliz? ¿Qué clase de persona ansia tanto destruir la felicidad de dos personas como ellos? Que Ian no fuera feliz no era su culpa, TaeMIn decidió seguir con su vida, tener a su hija.

SooJin.

Tenía miedo por todos ellos.

Y se estaba quedando sin opciones. Sabía que las cosas malas seguirían pasando si no tomaba una decisión y lo último que soportó fue cuando MinHo recibió una llamada de su hermano desde JeonJu. Al parecer estaban teniendo problemas con el negocio de la familia.

TaeMin sabía qué clase de problemas eran esos.

~

Cuando el timbre de la puerta sonó tan inesperadamente soltó un respingo. Le había tomado un temor cuando alguien tocaba la puerta, miró a SooJin mientras dormía en su cuna, luego miró la habitación, de alguna manera sabía que tal vez sería la última vez que estarían ahí.

Salió por el pasillo hasta el corredor, retorciéndose las manos. Cuando llegó hasta la puerta y la abrió, descubriendo lo que había del otro lado, intentó cerrarla de golpe pero la mano de Ian fue más veloz.

— ¡Vete!

Él ganó la batalla con la puerta.

—Estás tardándote mucho TaeMin.

— ¡No voy a dejarlo! —Gritó, a esas alturas no le importaba si los vecinos lo escuchaban, a decir verdad, era mejor así, tal vez alguno llegaría a su rescate y el quitaría al demonio que tenía enfrente.

—No más tiempo —gruñó. Empujó a TaeMin dentro del departamento—, sabes conseguí un excelente abogado, está dispuesto a llevar mi caso por la custodia de SooJin.

— ¡No puedes! —Gimió—, no he hecho nada malo como para que un juez te de la custodia de SooJin. Si lo llevamos a juicio perderás.

Ian sonrió—, has investigado, por si acaso —se encogió de hombros—, ya te lo dije TaeMin, soy bueno mintiendo y actuando, y sé cómo hacerte ver mal delante de un juez. "Él siempre fue precoz, mientras salíamos se veía con otros chicos incluso estando embarazado" —comenzó a recitar. El castaño sintió que el corazón se le salía—, "Quien sabe con qué gente ha dejado a mi bebe...él no es un buen ejemplo para ella..."

— ¡¿Por qué estás haciendo esto?! —Habló con los dientes apretados—, ¿Qué se supone que hice para que quieras hacernos tanto daño?

Ian negó con la cabeza—, tú no, MinHo, ya te lo dije, él estaba a cargo, él tomó la decisión, el me cerró las puertas.

— Estás enfermo —TaeMin sintió pánico cuando el rostro del hombre se transformó. Ni le dio tiempo de gritar al momento en que lo tomó de los hombros y lo derribó hacia el sillón, ambos cayeron, Ian encima del castaño.

—Nunca me conociste lo suficiente TaeMin, tu error fue meterte con el primer tipo al que te pareció atractivo su trasero.

Y TaeMin se lamentaba cada vez que lo recordaba, así era en el pasado, si había un tipo lo suficientemente atractivo para él, se acercaba, cuando miró a Ian la primera vez su exuberante diferencia entre las demás personas lo cautivó, sumado a eso que ya tenía varios tragos en su sistema simplemente no razonó lo que hacía.

—No te preocupes, mi capricho por ti no durará. Pero hasta entonces...

Escucharon el chirrido de la puerta y todas las pesadillas de TaeMin tomaron forma. La sonrisa triunfal y malévola de Ian confirmaba exactamente lo que le había dicho.

Estaba enfermo.

Estaba jugando.

Y tener a MinHo como espectador era lo último que esperaba.

—Decide entonces TaeMin —le susurró oído—. MinHo o SooJin. ¿Con quién de ellos quieres quedarte?

Lo maldijo y lo maldijo cientos de veces por haberle hecho esa pregunta.

— ¿Qué demonios sucede aquí?

La voz de MinHo era lava en erupción.

Su mirada era de ira.

Sus pasos acercándose eran el inicio de su sufrimiento.

¿SooJin o MinHo?

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