CAMILA
Treinta minutos para las diez salimos Edi y yo de la casa, yo como siempre algo triste por dejar a mi hijo alejado de mi tanto tiempo del día, nunca podía evitar una pequeña lagrima que salía de mis ojos cada mañana.
-Cam, precisamente por eso necesitas el apoyo de otras personas, tanto económico como emocional, tu deberías ahora estar descansando un poco y disfrutando de tu hijo.
-¿Crees que no lo se? Claro que lo se pero no necesito la ayuda de ese tipo, entiendeló Eduard.
Le aclaré y le dije su nombre completo para que captará mi enfado como segundo intento del día.
-No te entiendo.
-¿Qué no entiendes? Conducía por vía rápida y no ponía mucha atención a sus preguntas.
-Hasta hace unos meses jurabas aún quererlo y ahora que él intenta saber de ustedes decides ya no quererlo más.
-No es eso, ya no lo quiero ni sentimentalmente, ni mucho menos cerca de mi hijo, Eduard es algo que no perdonaré y además ahora que puedo hacer esto yo sola no quiero caer de nuevo.
-No lo harás pero..
-Ya baja. Sin notarlo y en medio de la discusión llegamos al sitio donde tomaba su aventón a la universidad.
-Edi no hablaré con el pronto, lo pensaré y toma.
Le entregué un sobre con el pagó por el coche. Lo abrió con duda y al ver su contenido intentó regresarlo.
-¿Y esto?
-Es por lo del auto, seguro que tuviste que cambiar algo.
-No fue asi, de todas formas ¿De donde lo sacaste?
-Mi jefe me dió un poco de ahorro por cumplir un año trabajando en la cafetería.
-¿Y cuánto te dio? Preguntó Eduard insistente y abriendo la puerta del auto para salir.
-¿Eso importa? Solo un poco para comenzar a ahorrar.
Metió el sobre en la guantera del coche y salió.
-Precisamente por eso, debes conservarlo.
-Edi ya me voy es tarde, por ultimo recuerda...le dices donde estoy y te olvidas de mi.
Se alejó para que arrancara y así lo hice, subiendo un poco la velocidad para llegar pronto a mi trabajo.
Mi tarde pasó bastante normal asi que sin más a la hora de salir me dirigí al pequeño estacionamiento trasero para sacar mi coche, la noche comenzaba a enfriar de a poco, aunque no era un frío intenso provocaba que mi piel se erizara, además mi blusa era bastante ligera. Caminé abrazandome a mi misma a prisa y tratando se proteger mi cara que no me fije que alguien caminaba por la acera.
Chocamos hombro con hombro y debido al fuerte golpe deduje que se trataba de un hombre alto.
-Venga, fijate por donde caminas. Me dijo de forma poco amable. Giré para tratar de verlo pero solo miré su espalda, aún seguí caminado y algo golpeo mi pie.
-Estoy aqui.
Miré hacia la voz que dijo eso y mi sorpresa fue encontrarme con los ojos verdes más lindos.
-Si te veo. Contesté y su ceño fruncido me hizo sonreír.
-Tu otra vez. Su voz ronca me gustaba.
-Supongo que yo... ¿A donde vas?
Le pregunté algo dudosa, otra vez la miraba sola por la calle y estaba apunto de oscurecer.
-Yo sigo...
Un gritó desde la esquina nos interrumpió.
-Venga Lauren no tengo tu tiempo.
Lauren comenzó de nuevo su camino.
-Adios. El chico que anteriormente me había topado esperaba impaciente que Lauren se guiará solo con el bordón sobre la acera. Un pequeño escalón para salir del estacionamiento es lo que me preocupaba. Caminaba directo a el y el tipo que la acompañaba miraba su celular sin darse cuenta.
Miré como su bastón no tocaba el sitio y dando casi el paso tuve que gritarle.
-Espera ¡Lauren!
El chico pusó atención en Lauren pero aún asi regresó a lo suyo esperando, solo estaba a 3 metros de ella y no se digno a decirle nada. Me acerqué rápido a ella.
Confusa ella solo esperó recargando sus manos en el bastón y con su misma cara de molestia.
-Un escalón pudo pasar desapercibido.
Le dije esbozando una sonrisa, luego me di cuenta como siempre que no la vería.
-Claro que lo note. Dijo enfadada.
Tomé la confianza que no debía y me acerqué a susurrarle cerca al oído.
-¿Quién te acompaña?
Ella negó decidida a dejarme ahi sin respuesta.
-Es mi hermano Taylor. Lo miré de nuevo y no ponía atención hacia nosotras.
-¿De donde vienes o a donde vas?