MICHELLE
El miércoles y el dia de ayer han sido más lento de lo usual.
Después de la plática con mis padres, decidí ir a comer a un restaurante de comida rápida y desahogar mis presuntas penas en una hamburguesa enorme y unas exquisitas papas fritas.
¿Cómo puedo estar tan normal ante la situación?
No lo estoy.
Cuando mis padres comenzaron a relatarme el resto de la historia, solo comencé a reírme.
Es decir, ¿Cómo mi vida pudo haber cambiado en un abrir y cerrar de ojos?
Salgo de mi burbuja y suspiro, leyendo una vez más el mensaje de mi amiga.
Max se acaba de confesar y me dijo algo que me ha dejado inconsciente.
Comienzo a analizar la situación y determino que el amiguito de Nick es un licántropo.
El licántropo que está detrás de mi mejor amiga.
Aléjate de él, Lis.
Él lo único que respondo y dejo el celular en la mesita de mi antigua habitación.
- ¡Michelle! – la voz de mama se hace escuchar al otro lado de la puerta. – ¡Baja a cenar!
Hoy mis padres se han antojado de hacer una cena familiar e invitar a mi familia.
Es decir, la familia de papa y la familia de Moira.
Bajo, alistando mi vestido y llego al comedor, donde están todos mis familiares.
- ¡Michelle, que grande estas! – la tía Berta es la primera que se abalanza a mí, agarrando mis mejillas de manera dolorosa.
- Berta, deja a Michí. – le regaña Moira, la tía Berta me suelta y me saludan otros tíos y tías que hace tiempo no veo.
Mis primas, Adén y Briden me abrazan con una sonrisa y le correspondo ya que las extrañaba demasiado.
- Hace tiempo no te veíamos, Michí. – me observa Adén. – Esta hermosa.
- Concuerdo con mi hermana. – le apoya Briden.
Un silbido hace que mire para atrás de Briden y sonrió al ver a mi primo, Bryan.
- ¡Bryan! – lo abrazo con fuerza y el ríe.
- ¡Habichuelita! – me alza y da vueltas, haciéndome reír. – ¡Estas más pesada!
Bryan me baja y le doy un zape en la cabeza, él me sonríe divertido.
- Deja de ser tan dramática, Michelle. – la voz irritante de Holly, provoca una mueca en mi rostro y le sonrió falsamente.
- Me alegra que hayas venido, Holly. – le saludo hipócritamente. – Pensé que las zorras no viajaban en avión.
Adén, Briden y Bryan ríen ante mi comentario y Holly se aleja, molesta.
La odio, en verdad lo hago.
- ¡Bien, a comer! – Moira y mi tía Berta traen la comida y nos sentamos, dispuestos a devorar el menú.
(..)
Ya estoy a unas dos cuadras de mi edificio, cuando en eso mi móvil suena.
Trato de buscar mi móvil en mi bolso pero no lo alcanzo, estiro mis dos brazos en un movimiento involuntario y descontrolo el auto.
- ¡Joder! ¡Me voy a morir! – grito asustada.
Trato de esquivar los autos y hago una maniobra cuando veo a unos niños cruzar la calle. Piso el freno con fuerza y este no hace nada.
- ¡¿Por qué el freno no funciona?! – grito confundida, las lágrimas comienzan a salir y comienza a tocar bocina, alertando a las personas. – ¡Demonios!
El auto se estrella contra un camión y el conductor de este, pierde el control. El camión hace un amago de girarse al lado contrario donde está mi auto pero mi suerte es tanta, que se gira lentamente hacia donde estoy.
- ¡Alguien ayúdela! – gritan varias personas pero yo no puedo salir.
- ¡Ayúdenme! – grito asustada. – ¡Auxilio!
El camión gira de momento y cierro mis ojos, esperando morir al instante.
Pero no pasa nada.
- Michelle, abre los ojos. – susurra una voz masculina.
Abro mis ojos temblando y miro a mi salvador.
- Que susto me diste, preciosa. – confiesa como si nada.
- ¿Quién eres? – pregunto aliviada, pero a la vez, asustada.
- Solo una persona que estuvo dispuesta a salvarte. – contesta con una sonrisa.
- ¿El conductor? – pregunto preocupada.
- Lo saque del camión, ya la ambulancia viene en camino.
- Gracias, desconocido. – respondo con una pequeña sonrisa.
- Nos vemos, Michelle.
Y entonces escucho el sonido de la ambulancia, miro otra vez en dirección a mi salvador pero el ya no está ahí.
Nunca olvidare esos ojos.
Esos profundos ojos azules.