MICHELLE
- ¿Nathan? – pregunto pero el solo se dedica a irse y dejarme con la intriga.
¿Cómo él puede decir eso?
¿Acaso él le conoce del todo?
Salgo de la cafetería, llena de curiosidad y camino hasta mi auto.
- ¿Pensativa? – preguntan a mis espaldas.
Doy un brinco en mi lugar y me giro bruscamente, encontrándome con un hombre de cabello negro, ojos azules y una hermosa sonrisa.
- ¿Tengo una hermosa sonrisa? – pregunta el desconocido, agrandando su sonrisa.
Instantáneamente me sonrojo y le miro con vergüenza.
¿Lo acabo de decir en voz alta?
No, no puede ser.
El desconocido ríe y le miro con una ceja alzada.
- ¿Te conozco? – me animo a preguntar.
- Puede ser. – se encoge de hombres.
- Jamás te he visto en mi vida.
- No soy de aquí realmente, solo estoy de paso. – me mira con intensidad y mis mejillas vuelven a calentarse.
- ¿Entonces, porque me estás hablando si no me conoces?
- Te vi pensativa y quise acercarme.
- Ah, entiendo. – le miro con desconfianza y él se apoya en el árbol, buscando sombra. – ¿Te molesta el sol? – él sonríe y niega con la cabeza.
- ¿Entonces?
- Me gusta la sombra. – asiento con mi cabeza y el desvía su mirada a mis espaldas.
Su cuerpo se tensa y después sonríe maliciosamente.
- Nathan, hola. – le escucho decir con alegría.
¿El conoce a Nathan?
Un Nathan muy molesto pasa rápidamente por el lado y le golpea la mandíbula.
Chillo de la impresión y me acerco al desconocido, revisando que este bien.
Michelle, es un desconocido.
¡No hagas tanto drama!
- ¿Estas bien? – pregunto y el asiente sonriente.
¿Por qué sonríe en estos momentos?
¡Le acaban de golpear!
- ¿Qué demonios haces aquí, Loyd? – pregunta Nathan.
¿Loyd?
¿Dónde he escuchado ese nombre antes?
- ¿De verdad no te conozco? – Loyd ignora mi pregunta y se levanta del suelo, acercándose amenazante a Nathan.
- Te atreves a golpear a tu rey. – habla amenazante.
- No frente a ella, Loyd. – me señala.
- Le hare olvidar todo esto. – abro mis ojos asustada. – Volveré a Mystic Falls esta noche, quería verla a ella.
- Ella no es Ciara. – contesta Nathan.
- Ni tampoco Milo.
¿Quién es Ciara?
¿Quién diablos es Milo?
Loyd se acerca a mí a paso lento y retrocedo.
- ¡No te acerques!
- No podré volver a verte, Michelle.
¿Qué?
¿Cómo sabe mi nombre?
- Lo siento. – y en plena calle, a la luz del dia, soy obligada a cerrar mis parpados y a caer en un profundo sueno.
(..)
Abro mis ojos, estirándome en el sofá y miro a mi alrededor confusa.
¿Cuándo llegue a casa?
- Que extraño. – me hablo a mí misma.
Miro la hora y me levanto del sofá.
- ¡Demonios, dormí toda la tarde!
Camino hacia mi habitación y me cambio por algo mas cómodo, miro hacia fuera y me percato que ya es de noche.
Decido hacer un poco de trabajo de la universidad y cuando termino, mi móvil suena.
Lo tomo rápidamente y frunzo el ceño al ver que es un número desconocido, descuelgo la llamada y dirijo el móvil a mi oído.
- ¿Hola? – contesto.
- Hola, preciosa. – contestan al otro lado.
- ¿Quién habla?
- ¿No me reconoces? – pregunta la voz masculina, ofendido.
- ¿Debería? – contracto y el ríe.
- Vaya, deberás bebiste demasiado en la fiesta. – su respuesta me provoca escalofríos y trato de recordar.
- ¿Eres Nicholas?
- ¡Bingo! – exclama divertido.
- ¿Qué quieres de mí?
- Verte.
- No creo que eso sea posible, querido Nicholas.
- Lastimas mi frágil corazón, nena.
- Exagerado. – el ríe una vez más y después suspira.
- ¿Me dirás tu nombre?
- ¿Debería?
- Completamente. – contesta con rapidez.
- Michelle.
- Michelle, guarda este número desde ahora porque yo seré el hombre de tu vida. – contesta y comienzo a reír por su respuesta.
- ¿Cómo estas tan seguro?
- Ya lo veras, bella dama. – siento como sonríe del otro lado y sonrió por inercia. – Debo colgar, nos veremos.
- Adiós. – y cuelga.
Sonrió, a la vez que guardo su número y después me pregunto a mí misma;
¿Cómo demonios consiguió mi número?
Una pregunta ronda por mi cabeza y continúo con mis pensamientos.
- ¿Qué hice hoy? – me pregunto a mí misma.