Bip,bip,bip... Bip,bip,bip...
Odiaba el sonido del despertador. No había nada peor.
Abrió un ojo y luego el otro. Los entrecerró en cuanto la luz del sol la cegó.
Se incorporó lentamente intentando recordar.
La noche anterior había salido con Beth y Susan. Finalmente ellas habían logrado despegarse lo suficiente de sus novios perfectos como para dedicarle una noche a ella.
¿Por qué no podía ella tener un novio como Ethan o Steve? Un novio al que no se le fuesen los ojos tras cada par de piernas que pasaba por delante.
¿Y por qué ella solo se fijaba en los chicos malos? Pues porque no conocía a ninguno que no lo fuese. Bueno si, pero no estaban interesados en ella. Así de simple.
Se frotó los ojos con fuerza. Le dolía la cabeza.
Demasiados chupitos, pero joder, era su cumpleaños.
Por fin los veintiuno.
Suspiró.
Se levantó de la cama y puso los pies en el suelo.
¿Dónde estaba su alfombra?
Levantó la mirada hacia el resto de la habitación.
¿Dónde coño estaba?
Escuchó el sonido del agua correr tras una de las puertas.
Su ropa y el bolso se encontraban en una silla junto al armario.
Ahora que se fijaba bien, no llevaba nada. ¡NADA!
¿Qué cojones pasó anoche?
Tequila malo.
Se apresuró a vestirse y a salir de allí.
Luego buscaría a sus amigas y las mataría. Lentamente.