Más allá de la música ©

由 LittleDreamersCM

1.1M 74.8K 22.4K

Jane Parks lleva desde los 15 años siendo fan de Sweet Downfall, una banda de pop alternativo poco conocida... 更多

Sinopsis
Capítulo 1: ¿Qué esperar cuando estás esperando?
Capítulo 2: ¡Auch!
Capítulo 3: Deberíamos formar un dúo.
Capítulo 4: La ladrona de chuches.
Capítulo 5: Creo que amo a tu familia.
Capítulo 6: Háblanos de tu Elliot.
Capítulo 7: ¿Era cosa del destino?
Capítulo 8: Si tú eres mi pervertido yo seré tu coneja.
Capítulo 9: Guerra de pizzas.
Capítulo 10: Eventos y peleas.
Capítulo 11: Cinco palabras.
Capítulo 12: ¿Cómo sería ser su novia?
Capítulo 13: Sustos, entrevistas y vestidos de fiesta.
Capítulo 14: ¿Eso que había visto era un culo?
Capítulo 15: Esto ha sido un error.
Capítulo 16: Visitas y noticias inesperadas.
Capitulo 17: Me odio por no poder odiarla.
Capítulo 18: ¿Traes protección?
Capítulo 19: Me estás corrompiendo.
Capítulo 20: Tú eres mi familia.
Capítulo 21: ¿Jelliot?
Capítulo 22: Un Elliot sudoroso a tu disposición.
Capítulo 23: Quiero saber más de ti.
Capítulo 24: Nervios.
Capítulo 25: ¿Es muy tarde para pedir perdón?
Capítulo 26: De Elliot.
Capítulo 27: De Elliot II
Capítulo 28: De Elliot III
Capítulo 29: Sonrojos y miradas de reojo.
Capítulo 30: Este día está maldito.
Capítulo 31: Nacimientos y canciones de amor.
Capítulo 32: Licenziato.
Capítulo 33: ¿Malas ideas?
Capítulo 34: El mejor equipo
Capítulo 36: Los Stratford y los Parks en acción.
Capítulo 37: Nuestra verdadera historia
Capítulo 38: Tú a Indio y yo contigo
Capítulo 39: Soy tu mayor fan.
Capítulo 40: Tengo que enseñarte una cosa.
Capítulo 41: Nada une más que una hamburguesa.
Capitulo 42: ¿Reencuentros no tan buenos?
Capítulo 43: No tenemos tiempo para lamentarnos
Capítulo 44: ¿Cuándo no tengo yo un plan?
Capítulo 45: Una fiesta y otra en mi cabeza
Capítulo 46: Una última pregunta.
Capítulo 47: Feliz cumpleaños, Jane.
Capítulo 48: ¿Odiar o amar?
Capítulo 49: El impacto de la Navidad
Capítulo 50: ¿Quién rompe el corazón a quién?
Capítulo 51: ¿Ellane?
Capítulo 52: Revelaciones.
Capítulo 53: Mierda y mil veces mierda
Capítulo 54: Los borrachos siempre dicen la verdad
Capítulo 55: La música y el amor: una buena combinación.
Epílogo.
Agradecimientos.
Extra: De cómo...
Extra: De cómo...
Jelliot: Cumpleaños, ¿mejor en familia?
Jelliot: Dar el siguiente paso.
Jelliot: ¿Mi Parks o mi Stratford?
Jelliot: La lentitud es nuestra mejor virtud

Capítulo 35: El maquillaje es la solución

18.1K 1K 153
由 LittleDreamersCM

Capítulo 35: El maquillaje es la solución.

Jane

Estaba en esa etapa del sueño en la que no estaba dormida del todo, pero no al cien por cien despierta. Además, notaba como algo, o alguien, me observaba desde la distancia y, tras intentar conciliar el sueño, desistí y abrí los ojos con pesar.

—¿Por qué me observas? —pregunté frotándome los ojos, ya que mi vista estaba borrosa y no podía deslumbrar a Elliot con claridad. Sin embargo, apostaba que estaba con su sonrisa habitual.

—¿Por qué no observarte? —respondió Elliot con otra pregunta, sin responder a la mía. Bostecé de una forma nada elegante y me estiré.

—¿Porque es de acosador? —pregunté de forma cínica. Sí, no era la persona más agradable por las mañanas.

—Ya te lo he dicho, no puedo apartar la mirada de ti. Eso no me convierte en un acosador, me convierte en... ¿un enamorado acosador? —respondió inclinándose para besar mi mejilla. No me gustaba madrugar, pero para esto definitivamente valía la pena.

—Idiota —murmuré con las mejillas sonrojadas. Como odiaba que con unas simples palabras de él, yo me volviera como un tomate.

—Sé que me amas —Elliot se desplazó hasta llegar a mi altura y enrolló sus brazos alrededor de mí. Eché mi cabeza hacia atrás para besar sus pecosas orejas. A él no le gustaban, pero a mi me parecían adorables.

—Nadie ha dicho que no lo haga.

—Tú no me has dicho que lo hagas —comentó Elliot delineando mis pómulos,para luego pasar a mis labios. Era cierto lo que decía, no sé lo había dicho. Y lo hacía, lo amaba. Pensaba que no se podía llegar a amar por completo a alguien que no formara parte de tu familia. Y menos, que pudiera amar a otra persona con 17 años, lo creía impensable. La sociedad establece que en la adolescencia es imposible sentir esa clase de amor, yo también lo pensaba el año pasado. Había salido con algunos chicos antes, pero terminaba cortando yo la relación, porque acababa cansada o porque no me aportaban nada. A algunos les llegué a coger cariño, pero no llegué a querer a ninguno, y menos amarlo.

Elliot había cambiado todo eso. Había cambiado mis pensamientos, mis acciones y, sobre todo, mis sentimientos.

En realidad, no me había cambiado. Era difícil de explicar, gracias a él había conseguido ganar confianza en mi misma y perder parte de la timidez que me caracterizaba. Era por esas razones por las que sabía que Elliot no iba a ser un amor pasajero o una corta relación. Iba más allá. Todo con Elliot iba más allá.

—Es hora de levantarse, ¿no crees? —cambié de tema. Aunque en realidad si que era hora. Según su móvil, eran un poco más de las siete. Noté la decepción en sus ojos, pero fue solo un breve instante, ya que estos recuperaron su habitual confianza.

—Me podría pasar todo el día aquí, contigo. Besándote, acariciándote, peinando tu rubia cabellera —susurró poniéndose encima de mí para besarme. ¿No había empezado a hacer mucho calor? Yo seguia sólo con su camiseta puesta y el cuerpo de Elliot estaba prácticamente pegado al mío. Su camiseta ajustada a su entrenado abdomen encajaba con mi pecho. Normal que hiciese tanto calor.

-Si sigues besándome, seré incapaz de moverme de aquí —suspiré besándole yo esta vez. Era muy irónico que dijera algo y luego hiciese lo contrario, pero no me podía resistir a Elliot, en general.

—Deseo que lleguen ya las vacaciones para poder estar más tiempo contigo. Estar en diferentes institutos no es tan bueno —opinó Elliot que jugueteaba con mi camiseta para nerviosismo mio. Él no pareció ver lo que provocaba en mí, o sí lo sabía y por eso continuaba.

—Si no nos levantamos ya, vamos a llegar tarde —apresuré a pesar de que no quería separarme de él. No quería resultar una novia pesada, pero estar un tiempo, por minúsculo que fuera, sin Elliot, me afectaba. Había llegado a ese punto y me asustaba, me asustaba como la mierda. Ahora mismo, Elliot tenía el poder de destrozarme si él quisiese.

—No me gusta que seas tan responsable —protestó Elliot retirándose de encima de mí con gesto malhumorado. Me reí de su reacción y yo también me levanté, no sin antes bajar lo máximo posible la camiseta.

He de decir que no estaba preparada para lo que ocurrió unos minutos después. Vale que Elliot era mi novio y le había visto miles de veces sin camisa o empapado, pero otra cosa era verle con una toalla enrollada a su cintura. Esa toalla con un simple movimiento se podía caer y lo peor -o mejor- era que una pequeña parte de mi cerebro quería que así fuese. En serio, Elliot me había corrompido.

Yo no me duché, era demasiado vergonzosa para hacerlo a pesar de que él no iba a entregar al baño, como me había asegurado. Me puse la ropa de la noche anterior. Cabe decir que Elliot se iba a vestir delante de mí, pero se lo prohibí. ¿Es que acaso quería que yo me desmayara o me quedara sin oxígeno?

Poco después, tras coger una manzana, nos montamos en su coche. La ruta consistía en pasar a buscar a Sawyer, pasar por el Lexton, y luego ellos quedarse en el Saint Pointe. Cuando llegamos a la casa de Sawyer, con la música de Sweet Downfall demasiado alta para las horas que eran, este ya estaba parado en la puerta.

Se montó a gran velocidad ya que íbamos tarde y se quedó un poco descolocado, ya que yo estaba sentada en el asiento del copiloto, por lo que contamos, obviando algunas partes demasiado personales, lo que había ocurrido la noche anterior. Sawyer se esperaba un relato porno o algo similar, por lo que cuando escuchó que estuvimos juntos toda la noche estudiando, se decepcionó.

—Tío, ¿te puedo hacer una pregunta? —le preguntó Elliot a Sawyer cuando paramos en el primer semáforo.

-Dispara.

—¿Qué es ese pañuelo tan horrible que llevas al cuello? —yo también me había fijado en el pañuelo azul que rodeaba el cuello de Sawyer, pero no se lo había preguntado. Sawyer era raro y no me sorprendía que hiciera esas cosas.

—Es que ahora están muy de moda, ¿sabéis? —desde luego que no había oído hablar de esa moda, aunque no es que estuviera muy al tanto de las tendencias. Yo hacía, o vestía, lo que me gustaba cuando yo quería, no porque ciertas personas lo dictaran. Yo era la oveja negra del rebaño que constituía la sociedad.

—Cada día hay modas más raras —dijo Elliot que no podía apartar la mirada de ese horrendo pañuelo. Yo no quería juzgar, pero ese pañuelo parecía de mujer.

Elliot aceleró cuando el semáforo se puso en verde, al ritmo marcado por la raspada voz de Oliver. Era inevitable que mi corazón no se rompiera un poquito cuando escuchaba las partes de Oliver en las canciones de Sweet Dowfall.

Girada en el asiento, comprobé cómo Sawyer se colocaba el pañuelo siempre en una zona en concreto. Una idea surgió en mi lectora mente, por lo que comencé a preguntarle para sonsacarle la verdadera razón.

—Me suena que ese pañuelo es de Am, ¿no? —pregunté como quien no quiere la cosa. Mentira, volví la vista al frente para que no viera la sonrisa que se expandía en mis labios.

—Crees mal —aseguró Sawyer aclarándose la voz. Era mala mentirosa, pero buena detectora de mentiras, por lo que pillé a Sawyer en seguida.

—Am me comentó que el miércoles se lo pasó muy bien contigo, pero no quiso entrar en detalles. ¿Estuvisteis viendo Doña Bárbara juntos? ¿O estudiasteis? —Sawyer evitó mi mirada. No paraba de mover la pierna, claro gesto de nerviosisimo. Cada uno teníamos un ligero movimiento que destapa nuestros nervios, solo bastaba con prestar un poco de atención. Elliot estaba callado ya que no sabía a dónde quería llegar, pero nos escuchaba por encima de la música.

—Estudiamos para un examen que tenía Am. Y luego vimos uno de nuestros capítulos favoritos: el de la reconciliación de Alberto y Ángela.

—Vaya, pues no fue eso lo que me dijo Am —la mejor forma de desenmascarar a un mentiroso consistía en hacerle creer que lo sabías, cuando en realidad era todo lo contrario. Para algo habían servido los programas policiales que Carol me obligaba a ver con ella. Hace unos meses, cuando pensaba lo de Elliot y la mafia italiana, me los puso sin parar para informarme del tema.

—Vale, está bien, no es porque éste de moda —reveló Sawyer quitándose ese horroroso fular. Una notoria mancha apareció en la mitad de su cuello. Un chupetón. Elliot se sorprendió al verlo, pero su mirada asombrada fue dirigida a mí.

—¿Como...?

—Los libros —me encogí de hombros para su desconcierto. Utilizar un fular para tapar lo indeseado era ya un truco muy usado.

—¿Am te lo contó? —preguntó Sawyer. No iba a dejar a mi amiga en mal lugar, básicamente, porque ella no me había hablado de eso al respecto.

—Ella no me ha dicho nada. Te hice creer que lo sabía para que lo confesaras —expliqué con una amplia sonrisa victoriosa. Sawyer se quedó boquiabierto al haber caído en mi trampa. Sí, era una genia.

—Por una parte te estoy agradecido, ya que no soportaba llevar esa cosa. Am me lo prestó, pero es que es feísimo. ¿Tienes alguna otra cosa con lo que cubrirlo? —el pañuelo estaba repudiado al otro extremo de Sawyer. Me estiré todo lo que el cinturón me permitía, para observar más de cerca. Es que era enorme. Am y Sawyer no perdían el tiempo, a decir verdad.

—Nunca subestimes a una chica —contesté agachándome para abrir mi mochila. Antes de pasar a recoger a Sawyer, Elliot había parado enfrente de mi casa y yo había tenido que hacerle frente a la bronca de mi madre. Es decir, había pasado la noche fuera de casa sin dar señales de vida, y les había preocupado.

Mi madre en su medida lo entendió, pero me hizo prometerle que la próxima vez la avisaría, ella estaba encantada de que hubiera estado con Elliot. ¿Acaso no había pensado nada fuera de lo normal? Había pasado la noche con un chico y ella no parecía preocupada porque hubiera pasado algo. Menos mal que mi padre no estaba en casa, porque a él si que le hubiera dado un patatús y me hubiera castigado de por vida.

El caso es que aproveché y cogí de mi mochila una bolsa de maquillaje, ya que las ojeras bajo mis ojos eran visibles a simple vista.

Le entregué a Sawyer el corrector que había sacado del estuche y este al principio no sabía como utilizarlo. Los vídeos de Youtube me habían ayudado a hacerme una idea de lo que entendían la mayoría de chicos sobre maquillaje: nada. Así que le estuve informando de cómo debía aplicárselo. Sí, solo consistía en subir la barra y extenderlo por la zona requerida. A veces me sorprendía de la simpleza del sector masculino.

—Se ve interesante, deberíamos practicarlo —me susurró Elliot con tono sugerente cuando me agaché a cerrar mi mochila. Me tensé, provocando que me pillara el dedo con la cremallera.

—Deja de decir estas cosas, Stratford —maldije colocándome de nuevo en mi sitio. Ellliot se río de que me soplara mis propias mejillas para apartar el color.

Odié con todas mis fuerzas que el semáforo se pusiera en rojo. Elliot sopló también mis mejillas, pero eso surgió un efecto equivocado, ya que mi sonrojo aumentó. Por el rabillo del ojo visualicé a Sawyer jugando con mi corrector, pintándose las uñas. No me agradaba el hecho de que alguien nos viera. ¿Estaba mal querer que estos momentos solo fueran para nosotros dos? Pero bueno, Sawyer era muy distraído.

—Tal vez podrías callarme —ofreció Elliot elevando sus cejas. Justo lo dijo cuando le había quitado a Sawyer el corrector, antes de que hiciera alguna desgracia, y se me calló de las manos al suelo del coche de Elliot. No era mi culpa, no era yo la que hacía ese tipo de comentarios.

Elliot solo se rió de mi reacción. Esto era peor que cuidar a Owen y Molly. Era más fácil tratar con niños de cuatro años que con chicos de dieciocho.

—Deberías guardar a buen recaudo ese maquillaje, para futuras ocasiones. Y no hablo de Am y Sawyer —volvió Elliot a la carga. Ya me estaba planteando si saltar del coche en marcha o tirar a Elliot de este. No sabía por cual de las dos decantarme.

—Diuj —nos interrumpió Sawyer que todavía seguía presente—. No me veras pedírtelo más, pero te ruego que subas a Shine Downfall.

-¡Sweet Downfall!- exclamamos Elliot y yo al unísono. Me encantaba cuando Elliot sacaba su lado fan. Al igual que también me gustaban sus comentarios, pero no se lo iba a decir. Al fin y al cabo, lo que importaba eran las acciones y no las palabras, y yo dominaba la primera categoría, mientras que Elliot mandaba en la segunda.

El resto del camino, apenas unos cinco minutos más, fue tranquilo. Elliot y yo nos dedicamos a cantar las canciones de nuestra banda favorita, mientras que Sawyer solo quería huir de nosotros dos.

Le indiqué a Elliot dónde debía aparcar, ya que algunas plazas estaban reservadas para profesores y alumnos con alguna discapacidad.

Elliot y Sawyer parecían examinar a los estudiantes que pasaban al lado de donde habíamos estacionado el coche, es decir, se suponía que eramos "el instituto rival". En realidad, esto solo ocurría con nuestro director y Bill, el suyo. Nosotros, los estudiantes, no éramos como ellos. Nos relacionabamos todos y algunos tenían parejas en el otro instituto, aquí mi caso. Esa rivalidad era estúpida.

Iba a salir tras coger mi mochila pero Elliot me detuvo. Salió y abrió mi puerta, y yo salí detrás de él. Sawyer también salió, por cierto.

La gente que pasaba se me quedaba observando perpleja, estaban acostumbrados a verme con mis mejores amigas, y el hecho de ver con dos chicos -y que chicos- era inusual. Además, debido a la importancia de los deportes en el Sanint Pointe, Elliot y Sawyer eran bastante conocidos entre otros institutos por el mero hecho de pertenecer al equipo de baloncesto y fútbol, respectivamente.

—No hace falta que me acompañes hasta la entrada —no me gustaba llamar la atención, y que ellos dos estuvieran al lado de mí solo hacían más que atraerla.

Elliot me besó en respuesta. Al principio, permanecí cohibida, ya que todos podían vernos, pero era imposible rechazar un beso de Elliot. Mis labios y corazón funcionaban por sí solos.

—Esa es una buena forma de callar rumores —afirmó Sawyer, que se alzaba en sus pies intentando encontrar a Am.

—Jane, no quiero esconder ni que tu escondas que eres mi novia. Quiero que todos sepan que tú eres la chica que ha conquistado a Elliot Stratford —él me había contado que, al no verle nadie nunca con alguna chica a su alrededor, estas se esforzaban al máximo para conseguir algo con él. Sin importarles conocerle o saber sobre sus gustos y pensamientos—. Y si nos miran, que más da, sólo importamos tú y yo. Y Sawyer –añadió Elliot tras el carraspeo del susodicho.

Entendía lo que Elliot me quería decir, él siempre sabía decirme las cosas correctas en los momentos necesarios.

Sawyer se alejó de nosotros con rapidez al ver a Am acercarse por lo lejos. Me gustaba la pareja que hacían, aunque los dos fueran muy efusivos, a juzgar por el beso que en estos momentos compartían.

—No sé que haría sin tus consejos —susurré entrelazando nuestras manos. Él sonrió al ver que era yo la primera que daba el paso.

—Yo no sé que haría sin ti —respondió Elliot besando con delicadeza mis dedos. Escalofríos se dispersaron por todo mi cuerpo.

—¿El mejor equipo?

—Siempre que seamos tú y yo.

Elliot y yo nos besamos en un cálido beso de despedida. Él debía irse a su instituto mientras yo tenía que aguantar varias horas aquí. Este era la peor parte, pero la más dulce a su vez.

—Traición —oí que alguien profirió al pasar a nuestro lado. Vi a mi director encaminándose a la entrada con su ropa de trabajo, que no consistía en un chándal con nuestros colores e ir pintado como un gran hincha. Eso ocurría una vez al año, y ya era suficiente.

Elliot y yo nos reímos y, después de despedirnos con la mirada, él se subió a su coche y yo me quedé parada esperando a Sawyer para despedirme también de él.

Escuché a Am gritar que su fular no era feo, y Sawyer llegó a mi posición con este en sus manos. Puede que a Am no le hubiera sentado muy bien, la verdad. Tras despedirme de él también, me encontré con las chicas.

Todavía no les había contado que había pasado la noche con Elliot, pero creo que, tanto Am como yo, estábamos enfrascadas en la historia de Carol y su cita -aunque ella decía que no- con Jacob.

Mi cabeza ya estaba pensando en un nombre de pareja para ellos dos. Todo esto era culpa de Twitter.

*****

Pasé el paño por encima de la barra. Cuando le había informado a Elliot sobre cuál era la segunda parte del plan que habíamos acordado Maxi y yo, él se negó en rotundo. Los dos le tuvimos que convencer, hasta que terminó cediendo.

Yo me había incorporando en su puesto durante esta semana, en la que él no podía casi respirar de todos los exámenes que se le acumulaban. En cambio, yo los había terminado, por lo que tenía toda la semana libre, y no me importaba devolverle el favor, después de todo lo que él había hecho por mí. Pensaba que iba a ser arduo, pero lo estaba disfrutando. De pequeña había soñado con tener mi propio restaurante y esto se asemejaba bastante a aquel sueño.

Oí las campanillas de la entrada, por lo que me detuve y adopté mi mejor sonrisa. Máxi me había instruido y gracias a él había aprendido varios trucos que jamás se me hubieran ocurrido.

—¿Está Elliot Stratford? —preguntó parándose frente a mí. Se apoyó encima de la barra, dejando a la vista un tatuaje en su brazo. El chico tenía un aire familiar, su cara me sonaba.

—No, no en estos momentos. ¿Quién pregunta por él? —respondí retorciendo mis manos en mi regazo, donde él no podía verlas. Él era intimidante, y su pelo cortado al estilo militar influía en ello.

—Un viejo amigo —y sin más se marchó, lo que no me dio buena espina. No sabía si debía decirle a Elliot sobre que había estado aquí o si iba a volver. Muy, muy, mala espina.

Sus rasgos duros, esa mirada amenazante y su pelo me eran muy familiares. Durante el resto de mi jornada estuve pensando en él, intentando recordar de qué me sonaba. De repente, una escena me vino a la cabeza, de hace unos meses.

¿Él era...?

—¡Jane! —la alegre voz de Elliot me sacó de mis pensamientos. Él era el indicado para hacerme olvidar de ese momento, y solo con ver su sonrisa ya recuperé la calma. No sabía cómo lo hacía, pero siempre conseguía animarme.

—¿Qué haces aquí? —no había oído el tintineo de las campanillas y, al verle a centímetros de mí, mi corazón había latido desbocado. Tranquilízate Jane.

—¿Es que no puedo visitar a mi novia? —Elliot al ver que no sabía qué responder prosiguió—. Ya he terminado de estudiar y tengo un sorpresa para ti. He hablado con Maxi y no ha puesto ninguna objeción.

Parecía que Elliot leía mi mente, porque contestaba a mis preguntas sin siquiera formularlas. Influía también que yo era como un libro abierto y no sabía disimular.

—Dame unos minutos a que me cambie —me apresuré, entusiasmada. De las sorpresas de Elliot nunca sabía que esperarme, y esa era la mejor parte.

Me cambié a gran velocidad, sustituyendo el uniforme rojo de La Rustichella por la ropa que llevaba antes. Me di un vistazo en el espejo, por si estaba presentable, y mis ojos delataban mi euforia. Yo era una biblioteca abierta.

No entendía por qué Elliot había traído su coche, aunque eso le daba un toque más peliculero a la situación. Debería calmarme, ya que estaba desvariando. El coche me dio una pista más: íbamos a un lugar lejos, fuera de nuestro barrio.

—¿A dónde vamos? —inquirí pensando en miles de posibilidades. Miles de ideas descabelladas se agolpaban en mi mente, esperado resuestas.

—Si te lo dijera no sería una sorpresa —contestó Elliot sin apartar la vista de la carretera. Esta vez no había puesto a Sweet Downfall, pero lo entendía. No quería que me pasase lo mismo que con otras canciones que, de tanto escucharlas, me dejaban de gustar y terminaba odiándolas. Por eso escuchábamos, también incluia a Elliot, a Sweet Downfall en cierta medida.

—Pues dame una pista —pedí sin apartar la mirada de él. No entendía si era porque mis sentimientos aumentaban cada día o es que Elliot cada día estaba más guapo.

—No.

—Por favor —supliqué alargando la última sílaba. Elliot se reía de mi comportamiento, el muy maldito.

—No, Jane —ahora había pasado a utilizar mi nombre. Eso sería mala señal si no fuera porque él me llamaba así. A veces utilizaba "Janie", pero ambos preferimos Jane a secas.

—¿Una pequeña pista? —Le acaricié la mejilla para ver si surgía algún efecto. Cada uno utilizaba sus armas a su manera. Elliot ladeó su cabeza para acariciar con su mejilla mi mano. Con él las cosas siempre me salían al revés.

—Está bien. Recuerdo que deseabas conocerles. Digo conocerles porque sí, son dos.

___________________

¡ESTAMOS MUY EMOCIONADAS!

Veréis estamos participando en un concurso, World Of Words Awards, y MADLM ha sido seleccionada de entre miles, literal, de historias. Pero eso no es todo, estamos en la segunda fase del concurso, "el voto del público".

Y ahí es donde necesitamos vuestra ayuda. Se puede dar mg en Instagram (@ /wowawards) en la foto que han subido de nuestra portada. Eso ya contaría como un voto. Se puede votar a través de un link que han puesto en su user de Wattpad (buscad concurso WOWAwards y el user que aparezca). Y por último, nuestro favorito, Twitter. Solo basta con poner: el título, categoría: #NovelaJuvenil, #WOWAWARDS y mencionar a @ / cruelavigne_) Os estaríamos eternamente agradecidas si lo hicierais (:

Entre los muchos premios, se encuentra publicar el libro en Amazon. EN AMAZON. De ahí que sea tan importante para nosotras (advierto que en Amazon se pueden regalar los diez primeros).

Bueno, no me gusta mucho dar mi Twitter por aquí, pero mencionarme, o seguirme u.u y daré RT a todo. Arroba Clarosaes es mi user.

Volviendo al tema del capítulo, ¿qué os ha parecido?

1. ¿Quiénes son esas dos personas? ¿A dónde van Jane y Elliot?

2. ¿Quién es ese chico de La Rustichella?

3. ¿Película romántica favorita? (Se acerca San Valentín ❤️)

¡Por favor, voten!

Se despiden LittleDreamersCM

Besos xx

继续阅读

You'll Also Like

68.3K 11.9K 46
Cinco grandes familias dominan todo Nighthall, el patriarca de una de ellas es engañado y pierde todo lo que posee por ello. Nada de esto es cas...
286K 14K 46
SEGUNDA PARTE DE "Fraternidad de Playboys". Leer obligatoriamente Fraternidad de Playboys para poder entender. (...) Ella esta rehaciendo su vida lej...
Black Suit 由 amdu

同人小说

6K 393 5
Steve recibe una invitación de manos de Tony , pero al leerla su mundo se derrumba ...
52.6K 5.2K 16
-Hm...bakubro eso es una carta? - -¡Es una carta de amor! - -Wow quien lo diría...bakugo recibiendo cartas, Fu, fu ~ - -¡Cierren la boca! - ▁ ❀ ᴄᴀᴘ𝚒...