Capítulo 35: El maquillaje es la solución

18.1K 1K 153
                                    

Capítulo 35: El maquillaje es la solución.

Jane

Estaba en esa etapa del sueño en la que no estaba dormida del todo, pero no al cien por cien despierta. Además, notaba como algo, o alguien, me observaba desde la distancia y, tras intentar conciliar el sueño, desistí y abrí los ojos con pesar.

—¿Por qué me observas? —pregunté frotándome los ojos, ya que mi vista estaba borrosa y no podía deslumbrar a Elliot con claridad. Sin embargo, apostaba que estaba con su sonrisa habitual.

—¿Por qué no observarte? —respondió Elliot con otra pregunta, sin responder a la mía. Bostecé de una forma nada elegante y me estiré.

—¿Porque es de acosador? —pregunté de forma cínica. Sí, no era la persona más agradable por las mañanas.

—Ya te lo he dicho, no puedo apartar la mirada de ti. Eso no me convierte en un acosador, me convierte en... ¿un enamorado acosador? —respondió inclinándose para besar mi mejilla. No me gustaba madrugar, pero para esto definitivamente valía la pena.

—Idiota —murmuré con las mejillas sonrojadas. Como odiaba que con unas simples palabras de él, yo me volviera como un tomate.

—Sé que me amas —Elliot se desplazó hasta llegar a mi altura y enrolló sus brazos alrededor de mí. Eché mi cabeza hacia atrás para besar sus pecosas orejas. A él no le gustaban, pero a mi me parecían adorables.

—Nadie ha dicho que no lo haga.

—Tú no me has dicho que lo hagas —comentó Elliot delineando mis pómulos,para luego pasar a mis labios. Era cierto lo que decía, no sé lo había dicho. Y lo hacía, lo amaba. Pensaba que no se podía llegar a amar por completo a alguien que no formara parte de tu familia. Y menos, que pudiera amar a otra persona con 17 años, lo creía impensable. La sociedad establece que en la adolescencia es imposible sentir esa clase de amor, yo también lo pensaba el año pasado. Había salido con algunos chicos antes, pero terminaba cortando yo la relación, porque acababa cansada o porque no me aportaban nada. A algunos les llegué a coger cariño, pero no llegué a querer a ninguno, y menos amarlo.

Elliot había cambiado todo eso. Había cambiado mis pensamientos, mis acciones y, sobre todo, mis sentimientos.

En realidad, no me había cambiado. Era difícil de explicar, gracias a él había conseguido ganar confianza en mi misma y perder parte de la timidez que me caracterizaba. Era por esas razones por las que sabía que Elliot no iba a ser un amor pasajero o una corta relación. Iba más allá. Todo con Elliot iba más allá.

—Es hora de levantarse, ¿no crees? —cambié de tema. Aunque en realidad si que era hora. Según su móvil, eran un poco más de las siete. Noté la decepción en sus ojos, pero fue solo un breve instante, ya que estos recuperaron su habitual confianza.

—Me podría pasar todo el día aquí, contigo. Besándote, acariciándote, peinando tu rubia cabellera —susurró poniéndose encima de mí para besarme. ¿No había empezado a hacer mucho calor? Yo seguia sólo con su camiseta puesta y el cuerpo de Elliot estaba prácticamente pegado al mío. Su camiseta ajustada a su entrenado abdomen encajaba con mi pecho. Normal que hiciese tanto calor.

-Si sigues besándome, seré incapaz de moverme de aquí —suspiré besándole yo esta vez. Era muy irónico que dijera algo y luego hiciese lo contrario, pero no me podía resistir a Elliot, en general.

—Deseo que lleguen ya las vacaciones para poder estar más tiempo contigo. Estar en diferentes institutos no es tan bueno —opinó Elliot que jugueteaba con mi camiseta para nerviosismo mio. Él no pareció ver lo que provocaba en mí, o sí lo sabía y por eso continuaba.

Más allá de la música © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora