Capítulo 3: Deberíamos formar un dúo.

29.2K 1.9K 748
                                    


Capítulo 3: Deberíamos formar un dúo.

Jane

¡Oh Dios, y luego me preguntaba por qué no conseguía novio!

Lo siguiente que sentí fue frío de la cintura para arriba, bajé la cabeza y, con horror, comprobé que toda la camiseta estaba empapada por una sustancia que ahora mismo no identificaba, pero que olía muy mal.

-Lo siento mucho, estaba con el móvil y no te he visto -oí que decía una voz masculina delante de mí.

Subí la mirada y me encontré con unos enormes ojos grisáceos que me miraban fijamente con arrepentimiento. Se trataba de un chico más o menos de mi edad con el pelo marrón claro tirando a rubio, finos labios rosados y un lunar en la parte baja del cuello.

-No, ha sido mi culpa por no prestar atención de por dónde iba -respondí avergonzada frotándome los brazos para entrar en calor.

-En serio, no es tu culpa, si quieres te dejo mi chaqueta y te la pones en vez de esa camiseta -dijo al notar que empezaba a temblar.

-Ya me cambio en mi casa, que el concierto está por empezar -contesté. Llevaba esperando meses para el concierto y no me lo iba a perder por nada del mundo.

-Insisto, te vas a enfermar si no te la quitas, además, cuando se seque va a apestar aún más a Coca-Cola -respondió cruzándose de brazos haciendo que se le marcasen los bíceps. Resultaba que la sustancia que había en mi camiseta era Coca-Cola, lo peor era que la odiaba.

-Está bien -accedí suspirando-. ¿Dónde están los baños? -le pregunté. No me pensaba cambiar delante de todo el mundo y, si me daba prisa, sólo me perdería el vídeo de entrada y una o dos canciones.

Esperaba que las primeras canciones no fuesen de mis favoritas.

-Tú sólo sígueme -comentó de espaldas abriéndose paso entre la gente.

-Espérame -contesté andando detrás de él apresuradamente para no perderle de vista. Después de subir las escaleras, avanzamos por un pasillo y doblamos una esquina hasta llegar a las puertas con los muñequitos de hombre y mujer.

-No tardo nada -le dije entrando al baño de chicas que consistía en cinco cubículos y lavabos con sus respectivos espejos.

-Tú entra en algún cubículo y yo me quedo aquí -comentó entrando al baño de chicas-. Oye, a ver si va a venir un guardia o algo y me ve en el pasillo -respondió a mi mirada de incredulidad.

Rodé los ojos y entré. Me empecé a quitar la camiseta pero recordé que no me había dado su chaqueta.

-La chaqueta -dijimos los dos a la vez en cuanto salí. Se quitó la chaqueta dejando ver una camiseta de manga corta azul oscura y me la tendió haciendo que nuestros dedos se rozasen por unos segundos.

-Pero abróchatela que esto no es un concierto de rock -comentó guiñándome un ojo y no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa.

Tomé la chaqueta vaquera entre mis manos y volví a entrar.

Ya con la chaqueta en mi poder me empecé a quitar de nuevo la camiseta con dificultad ya que se quedaba pegada a mi cuerpo.

-Oh, mierda -exclamé mirando mi sostén.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien? -interrogó desde fuera.

-Sí, sólo que tenía el móvil en el sostén y ahora está empapado -respondí intentando secar inútilmente el móvil con papel higiénico.

-¿Y por qué te habías guardado el móvil en tu negro sostén? -preguntó fuertemente ya que había empezado a sonar la primera canción.

-Porque así no me lo pueden robar y... espera, ¿cómo sabes el color de mi sostén? -cuestioné frunciendo el ceño.

Más allá de la música © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora