TRATA de no enamorarte [YoonM...

By MateoKim92

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A diferencia del resto de chicos, YoonGi era el único oriental en el mercado, siendo generalizado y apodado c... More

CAPITULO 1: Nuevo ✓
CAPITULO 2: Ojos vacíos ✓
CAPITULO 3: Hetero & Homo ✓
CAPITULO 4: Odioso ✓
CAPITULO 5: Tóxico ✓
CAPITULO 6: "Suga" ✓
CAPITULO 7: Frío ✓
CAPITULO 8: Un trocito de sonrisa ✓
CAPITULO 9: Peligroso ✓
CAPITULO 10: Roto ✓
CAPITULO 11: Aléjate ✓
CAPÍTULO 13: Egoísta ✓
CAPÍTULO 14: Honesto ✓
CAPITULO 15: Mariposa ✓
CAPITULO 16: Viejo inicio ✓
CAPITULO 17: "Hun" ✓
CAPITULO 18: Jeon ✓
CAPITULO 19: Entre ángeles y ex demonios ✓
CAPITULO 20: Fuera ✓
CAPITULO 21: Cielo ✓
CAPITULO 22: Remolino ✓
CAPITULO 23: Huracán ✓
CAPÍTULO 24: Ayer (1/2) ✓
CAPITULO 25: Caer y perder (2/2) ✓
CAPITULO 26: Aturdido ✓
CAPITULO 27: Reflexiones y heridas ✓
CAPITULO 28: Cede a perderme ✓
CAPITULO 29: Otro más frágil ✓
CAPITULO 30: Impacto✓
CAPITULO 31: Más cerca ✓
CAPITULO 32: Doblegar y envilecer ✓
CAPITULO 33: Realidades ✓
CAPITULO 34: Desmantelándo mentiras ✓
CAPITULO 35: Idiota ✓
CAPITULO 36: Puto ✓
CAPITULO 37: Envenenado ✓
CAPITULO 38: Inútil ✓.
CAPÍTULO 39: Heredero ✓
CAPITULO 40: Cerca de perder ✓
CAPITULO 41 El comienzo del fin
CAPITULO 42 Sumiso
CAPITULO 43 - Anochecer
CAPÍTULO 44 Súplicas
CAPITULO 45 Relleno
CAPITULO 46 Esperanzas
CAPITULO 47 Sincero
CAPITULO 48 Consciente
CAPITULO 49 Aquí y allá
CAPITULO 50 Desprotegido
CAPITULO 51 Huellas
Nota

CAPITULO 12: Herido ✓

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By MateoKim92


Cuatro días después de que Yoongi enviara al diablo a Jimin, junto con todos los pocos avances que habían logrado (que perdió inicialmente para ganarlos más tarde y actualmente volver a perder) en cuanto a la convivencia con su compañero y que ésta sea llevadera, dentro de todos los "pero" en su relación social; Jimin se sintió inevitablemente herido y degradado de tal forma, que fueron noches las cuales no se presentó al cuarto en común compartido, y en cambio se quedó a dormir en la habitación de su nuevo amigo de origen argentino. Sin consentimiento del mismo amigo, claro.

En cualquier otro momento le habría resultado gracioso la sola mención de que él podría echar de menos alguna otra persona que no fuese Chaerin, su madre, o hasta Alexandra, pero para su ingrata sorpresa, fueron noches heladas las que acontecieron sin Jimin cerca, pese a que no tenía nada que ver su presencia con la temperatura del ambiente; solo era él sintiendo el vacío del cuarto.

Entonces el rubio, por fin, se dió cuenta que comenzó un proceso de costumbres nuevas junto a Park, aún cuando se repetía todos los días que no le convenía. Comenzó inconscientemente acostumbrarse a ciertas mañas, tendencias y actitudes de Jimin, que todavía siendo insignificantes detalles, le hacían notar su ausencia a pasos agigantados.

Alguno de tantos ejemplo podía  ser: dormir con la luz del baño encendida porque Jimin era el último en ir y olvidaba apagarla, buen podía Yoongi levantarse para apagarla con todo el pesar de su pereza, pero Jimin se levantaba nuevamente por la madrugada y se chocaba con todo a su paso, semidormido. Esperar a dormirse a medianoche o pasada esa hora, porque su compañero no regresaba temprano a descansar,  siempre despertandole aún en su profundo sueño y cansancio, cuando encendía la luz para cambiarse la muda de ropa a una de cama. Tapar la pasta dental porque el aniñado despistado e idiota de Jimin lo dejaba todo así nada más. Cerrar adecuadamente el grifo  del  baño que impacientaba hasta el desquició a  Yoongi, porque Park, en su apuro por hacer lo que sea, hacía la simple tarea a medias en cualquier hora del jodido día, perturbando la calma, paz o somnolencia del rubio; yendo al baño después de Jimin solo para cumplir con esa pequeña y tonta función. Levantar las prendas que el chico dejaba desperdigadas por doquier, porque pese a ser un mocoso recluso de su vida y prostituido, todavía tenía desórdenes de adolescente quisquilloso y solo por eso Yoongi lo dejaba ser. Tirar la cadena del trono cuando el menor lo olvidaba y solamente orinaba (gracias al cielo, olvodandolo solo en esa ocasión). Oírlo roncar levemente a las dos am, para cerciorarse de que sería una buena noche para él, susurrando un pequeño "buenas noches" que nunca era respondido, sintiéndose secretamente complacido al estar acompañado. Noches en las que le tocaba oír los balbuceos incoherentes que robaban más de una risilla discreta al Yoongi como caballos azules que cambiaban de color sus colas de acuerdo a la comida y él siempre le daba moras; que la luna era tan bonita que si fuese un chico él sin dudas lo besaría, aún si la danza se ponía celosa (especulando que era personificada el arte por igual); que Nutella y cebolla fácilmente podrían ser veneno, Yoongi se cuestionaba en qué momento y qué clases de circunstancias le harían comer tal mezcla; o los jadeos extenuados y caminos  tras "correr" porque la señora de junto  le forzaba a comer sus dulces galletas, y él ya no quería  continuar criando mejillas para que la misma mujer las pellizque.

Pero como los sueños divertidos, también tocaban las pesadillas hórridas y vividas, posiblemente reflejos de lo que le ha tocado pasar en su vida; y solo el simple pensamiento le dañaba a pequeños pinchazos de aguja, el corazón que no era tan de acero como creía: sollozos asustadizos y quéditos, acobachado en sus mantas; toser como si estuviese siendo asfixiado o suplicar pequeños y lastimeros "por favor, por favor" y "no me lastimes más" estremecían hasta el último de sus cabellos poniéndolo de punta, entristeciendo su lúgubre pero cómodo espacio cuando  la habitación quedaba en silencio, obligado por una fuerza involuntaria a ponerse de pie y acariciar la cabellera castaña con delicadeza hasta que el cuerpo moreno perdía tensión y él regresaba a su cama; lanzando zapatos o despertando a Jimin cuando pedía auxilio desesperado y sin aire, despertando a un asustadizo y traumatizado Yoongi cuando le oía, de pronto, aullar de dolor entre sueños y llorar escapatoria. No quería ni siquiera imaginar la mierda que le hicieron en Rusia, y sin embargo lo lamentaba como si fuese él quien lo condenó.

También se había acostumbrado a cosas tan poco significativas, creyó en algún determinado momento, que ahora le resultaba estúpido el pensamiento de extrañar abrir los ojos y que lo primero que veía por las mañanas era un durmiente Jimin de rostro impasible y sereno; la sonrisa  inconsciente y tranquila que se desplegaba en sus carnosos e hinchados labios cuando soltaba para Yoongi un casual y ronco "Buenos días"; el perfume natural de su cuerpo y jabón que traía encima cuando recién salía de la ducha; la armoniosa voz del joven cuando cantaba a solas en su intimidad, y se echaba un concierto para él mismo en el baño, aseandose, Yoongi el único espectador y anónimo fanático de sus dotes para el canto; el olor particular a césped y tierra cuando regresaba por las tardes, a la hora del despertar vespertino de Yoongi, dando la impresión de un pequeño cachorro Yorkshire terrier, juguetón y travieso recién traído del jardín porque había estado revolcándose.

No tomó demasiado, sino que al segundo día Yoongi comenzó a sentir que la habitación se volvía un poco más grande a cada hora, silenciosa, y mucho más solitaria de lo que jamás le pareció que era.

Cuatro miserables días y 5 noches, en las cuales se la pasó pensando en el maldito mocoso, como mascota a la espera de su dueño, no necesitaba entender cuánto le había comenzado a gustar para saber que lo extrañaba malditamente demasiado, y lo preocupado que estaba por el, porque dormía con otro hombre cerca y el sé no era él, sin poder protegerlo. No era que desconfiara en su totalidad de Jonathan, ni que para Yoongi todos fuesen como Julián, pero le resultaba imposible de olvidar aquella primera semana de la llegada de Jimin, sus pesadillas jadeantes llenas de sudor y lágrimas, su despertar en alerta, su forma casi violenta de apartar a quien lo forzará abrir los ojos para que cese.

No olvidaba la impresión y el dolor que los lloriqueos de Jimin le causaron, cuando susurraba débiles "No me toques" o los incontables y angustiantes "No me hagas daño". Esas jodidas pesadillas que le recordaban a Yoongi lo pequeño que era el chico y cuan bestia era Choi; que lo ataban a Jimin y lo aturdía del corazón pensar en sus "beneficios" a costa de la virtud y humillación, por no decir infierno, de otros.

Otros como Jimin, que no estaba con él para ser cuidado y contenido por Yoongi.

¿Como fue a caer Park, en las garras del mal nacido de Choi?

La puerta se abrió de repente, el rubio aflojó el agarre inconsciente que estaba haciendo sobre sus sábanas, sorprendiéndose de ver a Jimin en frente suyo, con un bollo de prendas bajo su brazo; simuló no inmutase por el regreso pese a que anhelaba preguntar, pero todavía debía alejarse de él, y solo por eso no sucumbió a sus innegables deseos de ir tras el chico y pedirle de manera grosera o indirecta (como le era de costumbre) que volviese al cuarto. Cualquier pretexto era válido para abandonar este sentimiento continuó de culpa y preocupación mezclados en sí, que lo envolvían con el otro.

Jimin contempló la miraba expectante del rubio, a la vez que Yoongi fruncía el ceño para mantener su fachada, pero la pregunta estaba impresa en la dirección de su mirada hacia las ropas que cargaba Park consigo.

—   Me echó - se limitó decir, refiriéndose a Calleri y yendo a su armario donde arrojó el manojo de arrugadas telas.

Yoongi asintió conforme, ignorando el hecho de que obtuvo respuesta a su pregunta muda, y una diminuta pero perceptible sonrisa se acomodó en sus finos labios. Ahora podría dormir tranquilo.

Tan pronto como llegó, el pensamiento lo abofeteó violentamente por la importancia y el peso de aquel alivio. Apretó sus ojos con molestia, sorprendido de mala forma de sí mismo, y se regañó mentalmente por consentir sus sentimientos en creciente.

Desde su lado, Jimin se mantuvo distante y poco comunicativo, de cuclillas frente a las cajoneras de su armario, centrando su atención única y exclusivamente a re acomodar todo lo poco que le pertenecía. El rubio quiso ofrecer su ayuda pero no se lo permitió, y estranguló su propia voz para no preguntarle si había dormido bien con Calleri, si supo manejar sus terrores nocturnos, si mencionó alguno de todos sus desperfectos en cuanto a la convivencia y lo malcriado que podía llegar a ser Jimin... Manifestar la interrogante de por qué le corrió el argentino de su habitación...

La imagen de Jonathan sobre el cuerpo bajo y tonificado, pero que no era competencia, de Jimin, le asaltó y nubló el juicio casi al instante, llenándo de coraje una vez más a Yoongi que se envenenaba por las suyas con lo que posiblemente no sucedió, peleando con aquella vocecilla que le reprendía por preocuparse de más en quien no era su familia, diciéndole que no le concernía lo que aconteció o no entre Park y el de Argentina porque si fue o no forzado, a Jimin no parecía importarle realmente...

Con un jodido demonio.

Que molesto era consigo mismo cuando se ahogaba en las dudas de su propio razonamiento, sentimientos disparados al aire y cayendo en picada sin destino, cólera e indiferencia empapando como lluvia a quien se cruzara en su camino porque no podía lidiar con una tonta pregunta de respuesta inmediata, si utilizaba las palabras adecuadas... Era todo un doncello. No quería saber cómo carajos lo tenían en cuenta el resto de putos con los que alguna vez cruzo una mínima palabra, Si ni siquiera se soportaba a sí mismo.

La peor parte de ser un jodido loco y contradictorio pozo de pensamientos desordenados, es que también era un engreído bastardo y prepotente. Él no cedería primero...

Pasaron alrededor de cuarenta y cinco minutos en ese completo e incómodo silencio, hasta que Jimin aparentemente terminó su labor, se puso de pie con el rostro serio y seguro, seguramente preparado para encarar a Yoongi; pedirle  disculpas tal vez, y exigirle unas a cambio.

Jimin entendía que el rubio fuese un cabrón con él, algún polvo escondería debajo de su tapete, pero no importaba cuanto se lo negara a Jimin y a sí mismo, se atraían mutuamente. Lo más degradante es que Jimin estaba bien con dar el primer paso aún si debía agachar la cabeza después de dieciocho años vividos con orgullo de ser quien era, con toda la mierda que eso le trajo y todo, pero todavía continuaba siendo un pequeño romántico cuando no podía pensar con otra cosa que no sea el corazón (aunque estuviese ligeramente ataviado y confundido), tenía que madurar y avanzar.

Solamente esperaba que valiese la pena ser el perdedor en esta ocasión, pero sinceramente prefería ceder su posición y apostar por una buena reconciliación o pases, porque ya no toleraba la indiferencia de Yoongi un puñetero día más; lo estaba marchitando cuando pensó que podría ser relativamente normal nuevamente, y le carcomía la existencia que el rubio lo hiciese un cero a la izquierda.

Y se odiaba, ¿Para qué mentir? Se odiaba porque no podía dejar de ser un asqueroso lame botas cuando la otra persona le interesaba.

Después de lo que vivió en corea, luego de haber sigo engañado y traído a este sitio, Jimin encontró a Yoongi, quién le hacía recordar al hijo de perra que le ultrajó el corazón, y es que esto debía ser una señal; Jimin se lo pensó demasiado y tenía ganas de aceptar los palos que le lanzaba el destino y construir un puente para salir de este aislamiento emocional.

Si tuviese un gramo de maldad en sus intenciones, cuando menos pensaría en una venganza contra el rubio (en nombre de su última disputa y el pasado que lo espantaba entre pesadillas y bonitos recuerdos que ardían en su mente); pero no era así, Jimin quería entregar todo el amor que le negaron tener y demostrar frente a otros, él quería amar a esa persona que le gustaba y que lo amaran de vuelta si era posible. No importaba si sentía amor por el rubio pensando en alguien más, con el tiempo el aceptaría que Yoongi no era el horrible sujeto que jugó con su cariño y salud mental; si las estrellas se alineaban a su favor él sería amado, todo sería medianamente perfecto, dentro de este limbo que estaba más cerca del infierno que de la tierra, o eso queria creer.

Porque Yoongi le hacía sentir tal atracción y seguridad, que creyó que jamás volvería a sentir nada así... No después de él. Sonaba estúpido hasta para Jimin, pero sinceramente había olvidado qué se sentía ser tocado con aprecio y delicadeza, como si él fuese algo precioso y frágil, quería concentrarse en eso únicamente, en ser especial y valorado para alguien por primera vez, con genuino sentimiento.

Lo emocionaba de una forma tal, que estremecía su cuerpo el pensar que por fin había conectado con alguien, lo hacía sentir ansioso, quería tenerlo ahora, quería ser amado cuanto antes olvidándose del pequeño detalle del desencuentro emocional y espiritual de Yoongi consigo mismo.

De primera mano, Jimin temió a lo que pudiese sentir por el rubio ya que lo encontraba tan parecido al hombre  pelinegro que lo condenó a esto: sus ojos fríos y rasgados con altanería, la forma ruda en la que miraba cuando se molestaba, las palabras agudas y despreocupadas para tratarlo sin filtros, la distancia que impone cuando se enerva en vez de correr a disculparse porque fue él quien hizo mal, su voz áspera lenta y segura, firme como cimientos de una pared recién levantada, su sonrisa espontánea y el humor extrañamente cruento, la seducción innata que sudaba solo con ser monótono y uranio... Todo eso le recordaba a Jung, y no quería perderlo de nuevo aunque no fuese realmente el, lo esperó por tanto tiempo sin importar el irreparable daño (homicida) que le hizo, y ahora el cielo cumplía  con los deseos de su eterna  espera juntando su camino con el de Yoongi, quien no podía ser tan semejante y fortuitamente entrar atractivo  en Jimin. Fácilmente podría amarlo y era un milagro que Yoongi pudiese corresponder.

Y sin embargo, algo muy en el fondo de su corazón le decía que el cariño obsesivo que desarrollo por aquel hijo de puta, podía mas que toda la basura que tuvo que pasar por quererle, por confiar... Por seguirle a donde el fuese si sonreía y afirmaba que lo amaba.

Lo guardaba con dolor y rabia, pero todavía lo amaba condenadamente muchísimo, porque dijo quererlo cuando nadie más lo quiso. Se sentía asqueroso y demente por ello, por eso debía dejarlo.

Y aun reconociendo todo esto como malo e injusto, quería ahogar el amor en Yoongi, en el rubio que a pesar de ser físicamente un plano opuesto, le recordaba todo lo bueno que el moreno hizo por él, y en todo lo que le acompañó, todo lo que le ayudó a confesar...

Estaba enfermo, lo sabía, era un masoquista enamorado del recuerdo que más le perjudicó, aun estaba enamorado de la persona que más le dolió y ni siquiera de él, sino de todo lo que le mintió y el entendía que nunca fue verdad. Ni sus palabras, ni sus sonrisas, ni su amor...

Lo triste no era saber que todavía lo amaba, sino aceptar que inconscientemente, y dejando pasar por alto toda la humillación, daño físico tanto como me tañ mental, todavía lo esperaba.

Era sucio y deshonesto proyectar el pasado en Yoongo, quien seguramente sentía algo genuino por él, le agradeció internamente por fijarse en una persona tan rota y enferma, pero Jimin sólo podía tomarlo de esta manera como comienzo; quizás, cuando más adelante consiguiese fijarse en el por ser quien era, por ser Yoongi, le confesaría todo esto que ahora le apretaba el pecho y le hacía sentir embarrado hasta el cuello de basura y mierda, le pediría perdón por quererlo en un principio de una forma tan egoísta, y confesaría que ya lo amaba con sinceridad.

Más adelante... Porque actualmente tenía que disculparse por otra cosa y  esperaba unas disculpas también, por ofender y atacar a su compero, siendo ofendido como pago, de vuelta.

Lástima que su suerte no era tan acertiva como sus intenciones.

Una tercera persona ingresó con total confianza al cuarto, estaba trajeado de negro, el cabello azabache sin una hebra de rebeldía y unos ojos de perlas negras, párpados rasgados con mirada de tiburón; su presencia espontánea pasó por la puerta acaparando la atención de ambos, la de cualquiera que viese llegar a tremenda e imponente persona.

El nuevo sujeto escrutó la habitación, mirando con un rápido paseo de sus ojos y encontro con asco a Jimin, que estaba petrificado en su sitio por alguna razón, y luego posó los fríos orbes sobre Yoongi, sonriendo al encontrarlo una expresión cargada de desinterés.

Sus miradas se encontraron y eso no le agradó para nada a Jimin, el escudo que Yoongi levantó entre él y el nuevo personaje contaba su propia historia, y Park hacía lo posible por no mal interpretar nada cuando su cerebro solo funcionaba para equivocarse.

—   ¿Qué? - cortó aquel silencio, el rubio.

—   Nos vamos - alegó el extraño.

Su diminuta y repugnante sonrisa complacida que no se borraba, estaba comenzando a cabrear a Jimin. Así que esperó ansioso el rechazo de su compañero.

—   Quiero ducharme primero - sorprendió a Jimin la inmediata y sencilla respuesta.

Normalmente, Yoongi escupía un sinfín de vulgaridades cuando irrumpían de esa manera en la habitación, los rostizaba con la mirada más afilada que jamás creyó ver en su vida, y les trataba con tal superioridad que asemejaba una persona importante, o como si Yoongi fuese el guarda y no el sujeto que venía a buscarlo para lo que sea... generalmente renegaba de las órdenes  pero en esta ocasión había aclarado con total naturalidad.

Esta valoración, sumando el hecho de que aquel alto y (para su desagradable aceptación) atractivo hombre, no le quitaba los ojos de encima, sonreía como si el rubio fuese su juguete, una presa, su maldita propiedad que debía ceder con facilidad su tiempo y buen humor cuando lo dispusiera, después de que Jimin estaba planteándose ceder ante Yoongi. Esto lo encolerizó. Su enfado solo fue en ascenso cuando el extraño extendió su expresión y se negó a dar "permiso" para que el pálido se duchara; Yoongi simplemente refunfuñaba por lo bajo, pero asintió con sumisión sin dirigirle la palabra directamente.

Como si le debiera un respeto que Jimin no reconocía y prefería ignorar.

Sin siquiera responder para sus adentros preguntas como: ¿Por qué estaba siendo tan dócil? ¿Por qué no era como siempre? ¿Por qué no lo enviaba al carajo? ¿Por qué él quería interceder entre ellos?... ¿Por qué estaba tan jodidamente molesto? Su boca ya había soltado su cólera contra el extraño moreno de varios años mayor a Yoongi y él.

—   ¿Quién eres tu para darle ordenes? - espetó, quitando por fin la sonrisa al desconocido - Si Yoongi se quiere duchar, cambiarse, cantar una canción o rascarse el trasero, antes de irse contigo, lo hará ¿De acuerdo?.. No eres nadie para mandarle como si fuese tu hijo... Ni mucho menos tu novio - de ánimo a exteriorizar su descontento

—   Tú... hazte aun lado, rata - simplemente dijo, resaltando la última palabra.

—   Park - musitó suavemente Yoongi, tratando de llamar su atención.

—   Aquí las ratas son ustedes, pedazo de excremento mal sintetizado, sanguijuelas abusivas odiosas y prepotentes que se creen mejor de lo que son, ocultándose detrás de varios camaradas para amedrentar a uno solo cuando se revela. Muy gallitos en compañía.

—   Park - trató nuevamente, pero más audible, Yoongi.

La expresión en el rostro del más alto pasó de inflexible y poderosa a malvada y llena de intenciones desagradables que fácilmente podían palparse en el aire. Pero estaba loco si pensaba que Jimin se intimidaría con sólo eso.

—   ¿Me ves con alguien ahora mismo, muchacho? - sonrió sádicamente, impresionando a Jimin por el semblante espontáneamente peligroso, pero sin cohibirse - ¿Crees que necesito ayuda de nadie, para aplastar una insignificante cucaracha sucia y desagradable como tu?

Jimin se enfrentó con una actitud  envalentonada, atípica de él en estas circunstancias cuando se sentía amenazado, pero aún así, despegó el mentón de su pecho, alzando sus ojos para derramar su osadía en las perlas negras y profundas que lo escudriñaban con soberbia.

—   Estoy muy seguro, señor, que si me arrojo a usted y lanzo un puñetazo, seria su cara de asesino serial quien lo recibiría. No tendría oportunidad alguna de esquivarlo y aullaría como hiena  - declaró, poniendo sumamente tenso al rubio - Y aprenderías que con Yoongi, nadie se mete, mucho menos si yo estoy aquí.

El aire estaba tan viciado que era necesario abrir las ventanas, la puerta, el techo, la presión en la aparente calma de Choi alertó a Yoongi, y le hizo temblar como hoja.

El alto simplemente enarcó una ceja, apretando sus puños de una manera insana, porque en menos de segundos se tornaron blancos; Jimin podía jurar que había fuego en sus ojos, y pese a que sentía temor un momento atrás, ahora dejaba de importarle porque se sentía envenenado por ese sujeto, por su forma cómoda y libre de ordenar al rubio y reducir fácilmente a su compañero que lo trataba con confianza desganada y relajada obediencia.

A Yoongi, quien lo tenía marginado al silencio de su voz áspera y el filo de su mirada; el Yoongi con el que Jimin quería reconciliarse. SU Yoongi, había decidido antes de que Calleri lo corriera del cuarto, por ruidoso.

Choi sonrió con despectiva ironía, labios presionados que forzaban en su rostro un hoyuelo por la compresión de músculos; recorrió con la lengua sus dientes visiblemente mientras soltaba aire casi imperceptible y terminó por chasquear. Yoongi reconoció las señales y respiró el peligro tan abruptamente que casi llora de miedo por la seguridad de Jimin, y él que estuvo provocando al loco éste tras mencionar lo preocupado que estaba por el chico; qué idiota fue, a sabiendas de que estaba zafado de todos los tornillos le dió inconscientes motivos para deshacerse de Jimin, luego de que Choi mencionó lo prescindible que eran todos menos Yoongi. Debió salir del cuarto y llevarse a Choi muchísimo más rápido.

¡Joder, Jimin!

Si todavía cojeaba al andar y su rostro no estaba bien, ni por asomo, no se veía horrible y mutante pero no era el chico atractivo que llegó a palace con seguridad.  No competía para fenómeno de circo pero tampoco para "atractivo" normal, si hasta lo excluyeron  de otros "eventos" menos  glamorosos  pero que no dejaban  de ser importantes, por si apariencia.

Y él todavía tenía ánimos para pelear ¿Por qué? Yoongi no tenía tiempo para ser halagado por los intentos innecesarios de Jimin al defenderlo.

—   ¿Lo ves? No puedes negar que eres un condenado aprovechado y malandrín, te recuerdo viejo, eres el cerdo que pateó mi rostro cuando ya estaba fuera de combate, gracias a tus amiguitos simios - recordó, llenándose ahora de odio, tras tener presente todo el daño que rezaba su cuerpo todavía - Fuiste el más puto mal nacido de todos, cuando arremetiste contra mi rosto porque mi cuerpo no estaba en condiciones de nada. Mierda con patas, ¿qué tan macho eres ahora?

—    El niño rico tiene agallas - admitió el mandamás, la sorpresa grabada en el rostro de Jimin. Nadie sabia su procedencia, ni quería que se mencionara nada al respecto - ¿Mierda yo? Cuando eres tú, todo el chiquero. Deberías estar agradecido de que no te asesiné allí mismo, pendejo incordio de los mil demonios - se acercó un paso, amenazante. Jimin no se echó atrás, la rabia estaba dejándolo ciego a esas alturas, y lo pagaría caro pero golpearía a ese maldito guarda - Me debes la vida, y la integridad de tu culito de puto obsceno y lujurioso que seguramente ya extraña las pollas de los múltiples abusos que sufrió, o que gozó, diría yo...

—    Cierra la boca - susurró, los puños apretados, temblando de cólera y vergüenza. Yoongi todavía estaba ahí.

Y sin embargo, el mayor continuó dilatando su herida y pisoteado su imagen, con esa sonrisa psicopata en su semblante que contaba lo satisfecho que se sentía de humillarlo...

—   No me digas que te apena despues de haberlo disfrutado tanto, a tal punto de que se estrangulaba tu voz por tanto gemir de éxtasis y complacencia, satisfecho y lleno pero hambriento, morboso y cargado de gula, como una puta que no sabe cuándo parar. Cuándo ha tenido suficiente... Siempre llorosa como la mierda, sin importar que pedías más, pequeño bastardo lividinoso, descarado trasero estallado...

Jimin no lo soportó un segundo más y se lanzó contra ese monstruo bocazas que lo tenía al borde del dolor y la angustia, jodido desgraciado, había tirado en su cara toda la mugre que quería olvidar, estaba rabiado y eufórico de tanto odio que se acrecentaba en su pecho. Si pudiera lanzar fuego en vez de gritos, lo haría, pero tampoco podía denigrarse a levantar la voz, más sí el puño para callar toda la pestilencia que vomitaba en su contra, que lo exponía y le hacía sentirse sucio e inseguro de sí mismo cuando no fue su culpa.

Quería hacerle tanto daño,, físicamente, que no se arriesgaría a llamar la atención de más vigías con sus gritos, cuando le estuviese partiendo la cara a este chupa pollas hablador.

Iban a matarlo una vez su puño le arrancara, como mínimo, tres dientes, pero moriría satisfecho de haber accionado en favor a su orgullo.

Pero mucho antes de que alcanzasra ponerle un dedo encima al sujeto, quién aun sonreía encantado y despreocupado de su furiosa mirada, sintió un jalón desde la parte trasera de su camiseta, ahorcándolo brevemente con el cuello de esta prenda. Una fuerza violenta lo arrojó al suelo y consiguió hacerle gemir de dolor cuando el coxis golpeó el extremo de una de las camas, porque tropezó con sus propios pies y fue a parar justo allí. Jimin pensó que los compañeros de este perro asqueroso llegaron antes de lo previsto y se lamento por no actuar de inmediato, trató de ver el rostro del guarda que lo escarmentó, pero un puño duro y pesado encontró cobijo con demasiada comodidad en la quijada del menor, chocando el labio contra sus dientes y la presión del golpe le cortó y sangró; lo supo porque reconocía el sabor metálico y salado que se paseó por todo su paladar, aturdiendo a Jimin.

En cuanto abrió los ojos, lo primero que notó fue que la reciente herida en su labio inferior, no era tan leve como pensó ya que su ropa estaba manchada de su propia sangre también. Se enfureció por ser agredido hasta que se viera el rojo que llevaba por dentro, cuando no llevaba ni dos semanas que se había sanado el magullon anterior, y ya se encontraba con el belfo partido e hinchado nuevamente.

Intentó ponerse de pie para defenderse a costa de todo, sintiendo cómo un rayo le atravesaba la espalda y lo incapacitaba; fue mucho peor que cuando lo abusaban brutalmente personas muy "competentes" de allí abajo en posiciones extremadamente incoherentes. Maldijo por lo bajo y le dedicó la mirada más rencorosa que encontró en el repertorio a su atacante.

Y el corazón se me cayó a los pies, cuando encontró a Yoongi en guardia para someterlo a él, anteponiéndose al hijo de puta que recién lo estaba menospreciando y que había herido de muerte a Jimin, sólo con traer de nuevo su pasado delante de Yoongi.  Se sorprendió de la actitud y accionar del rubio cuando Jimin simplemente trató de protegerlo del sujeto de cabello azabache, pero más que sorprendido sintió que le faltaba el aire y que escocían sus ojos por la impotencia y más que nada, decepción.

—   Ya estoy listo - cortó filosamente el ambiente, si no lo hubiese lesionado y volverlo un idiota. Por su lado, Yoongi dió la espalda a Jimin y le miró colérico al más alto, intentando que su odio le quemara el alma  - Siempre trayéndome problemas - susurró.

Choi, entonces lo tomó con posesión de la muñeca, bajo la atenta y herida mirada de Park que todavía no caía en cuentas de lo que acontecía frente suyo, sintiendo incómoda sensación de estremecimiento entre su garganta y la boca, sin entender nada y doliendo demasiado.

Lo había escogido ¿Por qué?

Para terminar de romper su ilusión, el  moreno atrajo a Yoongi hacia su cuerpo, mirando con triunfo a Jimin, y jalo desde la parte posterior el cuello de Yoongi para besarle la cima de las hebras rubias.

Yoongi tembló del rencor y la culpa, cayendo la cabeza entre sus hombros. Quería apartarlo, pero esto era parte del juego perverso de superioridad del mandamás, y apartarse solo sería peor... Peor para Jimin.

—    Que no se entrometa en mis asuntos y lo que me pertenece - bramó poderoso y de forma audible - Que quede claro lo más pronto posible que tú eres mío.

Jimin literalmente se sintió como si una cubeta de agua helada se vaciaba sobre su cuerpo, y jamás deseó con tanto fervor que Yoongi negara algo tan desesperadamente; quería que se apartara del hombre, que lo empujara y corriera a  él, que mirase con súplica a Jimin pidiendo auxilio para zafarse del tipo... Quería que le mirara con un perdón atorado en su garganta, si no era capaz de exteriorizarlo en palabras... Pero eso nunca paso.

En vez de ello, Yoongi inclinó la cabeza, como un niño bueno que no contradecía a sus padres, sin negar absolutamente nada de lo que el maldito había dicho...

Agachó la maldita cabeza y se marchó, todavia sin romper contacto con la piel del hombre, ni mucho menos girando para dedicarle una última mirada a Jimin, ni siquiera de reojo, que todavia se hallaba en el suelo, desorientado 

Se fue con el sujeto, dejándolo a él atrás.

***

—   No tienes ni una pequeña idea de cuando aprecio cuando me elijes - confesó de repente.

Yoongi se zafó de su agarre con una fuerza desmedida, pero siguiendo sus pasos, caminando detrás suyo. El moreno le dedicó una miraba intrigante de lado, sin expresar sus interrogantes, mentalizandose para lo que venía.

—    ¿De qué infiernos estás hablando? Jamás te elejiría. Ni aunque tuviese que escoger entre morir ahogado o tomar tu mano - declaró - me dejaría hundir como una roca sin dudarlo, a gusto de perderte.

—    Basta - cortó, deteniendo su andar -  La hora de la rebeldía y el chiste, se acabó.

—    ¿Quien está bromeando? Cabron.

—    Está comenzando a tocarme los cojones toda ésta actitud indiferente tuya.

—    ¿Recién a estas alturas comienzas a cansarte? - se burló de Choi - Y yo qué tan esperanzado creía que ya estabas harto de mi. Ha pasado un largo tiempo desde que no me arrastrabas contigo; y mucho mas de que no pidas el lodo para venir a buscarme personalmente.

—    ¿Te estaba haciendo falta, cariño?

—    Me deleitaba con tu ausencia. Comenzaba a llenarme de ilusiones que encontraste algún pobre diablo más para entretenerte. ¿Sabes? Rogaba internamente porque nunca volvieras por mí - se sinceró, bajando el tono de su voz - Me creaste los rumores más odiosos y menos acertados, que habría querido que me envolvieran; tantos y tan descabellados, que me dan ganas de vomitar.

—    ¿Cómo cuales?

Yoongi tenso su mandíbula, rechinando los dientes como caricatura animada, cabreado, porque no había palabra que éste idiota no supiera que se lanzará a Yoongi, probablemente complacido con el sello de pertenencia con el que etiquetaron al rubio.

—    Como que soy tu puta - espetó molesto, cientos de recuerdo en los que Julián se lo decía en varias ocasiones lo sacudieron, y que, incluso, ilustro a Jimin para que lo ofendiera de igual forma.

Jimin... Dios quiera que esté bien pese a todo, y no tan herido en el cuarto que compartían.

Pero después de reparar en el puñetazo y azote que le propició, seguramente no tendría heridas visibles de tal gravedad como la ocasión anterior, pero probablemente  le estarían escociendo las irracionales e ilógicas idea de que prefería mandamás, si se guiaba por reacción, y él no tendría margen para negar nada en lo absoluto luego de ese arrebato calculado, pero incomprensible para Jimin.

¿Cómo le haría creer que lo protegía por su imprudencia? Nadie lo haría, mucho menos un mocoso que solo se fiaba del daño, más no de las intenciones ocultas del hecho.

Maldito el día que Choi se fijó en él, de esta asquerosa y retorcida manera.

—    Y para ti, Min ¿Sería conveniente que yo me hartara de ti? - cuestionó frívolo, en respuesta al filo de Yoongi, sacándolo de sus pensamientos.

—   Por supuesto que no, pero sé que jamás te cansarás de mi - confesó, haciendo sonreír a Choi.

No sonrio por su descaro, sino por lo consciente que era el rubio de cuánto significaba para él, cuánto adoraba las respuestas altaneras y déspotas que le daba, cuánto extrañaba a Jiyong cuando Yoongi le despreciaba salvajemente y sin filtros, tal y cómo lo hacía Kwon cuando se enteraba de algún nuevo secreto que jamás debió conocer.

Así como lo extrañaba, lo odiaba por dejarse matar despiadadamente sin buscar escapatoria, por confiar ciega y tontamente en él condenandolo a vivir una vida sin su sonrisa, buscándolo en vestigios de éste pequeño y arrogante rubio.

Si Jiyong lo hubiese conocido más, o quizás un poco menos, no habría tenido tanta fé en la voluntad que jaló del gatillo la tarde que lo vio morir, si se hubiese reservado más y confiado menos continuaría con vida. Quizas por eso ponía expectativas en Yoongi, porque tenía la esperanza de tenerlo y no comenter el mismo error.

No, ya no cometería el mismo error nunca más.

—    No creo que la vida te regale muchas más oportunidades - declaró el rubio, lastimándose así mismo con aquellas palabras. Nada le daba tanta indignación como sentirse usado, un sustituto, una condenada copia del pobre desgraciado que ocupó aquel hueco achucharrado, frío y vacío, que Choi denominaba corazón - Alguien como tú, que toma por lucro la vida ajena, no se las merece.

«Quién supiera de ti y tu repugnante existencia, llena de tráfico, trata de blanca e ilegalidades a montón, psicópata y asesino indiscriminado; moriría de risa al saber que le rindes amor al recuerdo de un amor retorcido. A un maldito homosexual»

Lo atacó para sus adentros, sintiendo que alimentaba su desprecio por el hombre, un poco más a cada inspiración de oxígeno, llenándose de ácido en los pulmones.

«Y luego esperan que tenga buenos juicios para con los maricones. Cómo  si no comprobase cada minuto de mi vida que son unos malditos enfermos.»

—    Soy consciente de que no lo merezco y que tú eres un milagro para mí - aceptó Choi, acariciando el rostro pálido con delicadeza, tocando a tientas los párpados con su pulgar - Por eso trato de no ser tan animal.

—   Ten cuidado, no vayas a convertirte en fresa cuando toque la media noche - comentó irónico y distante, robando una risa sincera del mandamás.

Yoongi se sorprendió de la naturaleza agradable que tenía su tono barítono al reír, y admiró ese gutural sonido que le llenaba los tímpanos, y le hizo sentir un algo que pro primera vez no fue desagradable. En otro momento de su vida, si Choi no fuese tan hijo de la gran perra y no le recordara cada dos minutos que estaba ocupando el lugar de un recuerdo que él mismo se encargó de aniquilar, si no fuese tan cínico, ventajero, indiferente, sádico, monstruoso; entonces Yoongi habría creído que aquella risotada, era la más adecuada para una telenovela o película romántica que nunca pensó ni creyó oír (Después de su amada, claro), para el galán que se quedaba con la protagonista y  la salvaba.

Se veía tan normal y mundano, pero tan inalcanzable y lejano; la mutación de sus cuerdas al reír no le quitaba el mérito a la profunda y atrayente voz, sus facciones se volvían suaves pero maduras, los pómulos se pronunciaban y se alzaban en lo alto de su rostro, regordetes, la delgada línea que se dibujaba a cada lado de sus ojos y que quitaba la aterradora mirada depredadora de su semblante todavía de ojos intensos pero amables... Su sonrisa, cálida de labios finos, abrazando esa hilera perfecta de perlados dientes.

«El no es inofensivo» se recordó.

Quizás si no le conociera como ese monstruo de personalidad amorfa y ensombrecida, sino como un hombre común conservando sus gustos cultos y muy poco masculinos, a su parecer; si Alexandra jamás se hubiese presentado en su vida para darle razón y luz, y sin rechazar tan repulsiva-mente la homsexualidad como le nacía instantáneamente. Yoongi, quizás, en un universo paralelo y alocado, muy distante a este, se habría fijado en él... Quizás.

Se habría fijado en este hombre apuesto, y no en la bestia que lo representa.

Pobre del chico que cayó como un imbécil por la apariencia de Choi... Éste animal enjaulado en la sensualidad de un tipo irreal, de un hombre que no existía más que para aparentar.

Negó con su cabeza lentamente para esclarecer sus ideas; eran pocas, y contadas, las ocasiones en las que lo escuchaba reírse de esa manera y por eso todavía no se acostumbraba, y por el contrario lo confundía, así como las ocasiones que él buscaba hacer reír (nunca porque no existía esa intención en él), siendo casualmente ésta una de ellas.

Definitivamente Choi estaba de muy buen humor, si Yoongi tenía suerte, al regresar de esta pseudo salida acompañados, tal vez podria no mandarle hacer nada malo a Jimin, solo debía continuar siendo ligeramente agradable; de algo le tuvo que servir el tragarse su odio con cada palabra venenosa que revelaba el mandamás, y que se tradujo como un golpe certero y mordaz a la autoestima e imagen de Park. Además de que lo enfurecía a él también que dijese esas cosas del menor.

Fue dificil contenerse y pensar en ayudar a Jimin, con lo retorcido y astuto que era Choi, después de que le faltó el respeto de esa manera; golpearlo él mismo fue la solución más rápida que encontró y tomo esa escapatoria  donde  él era el malo. Nunca espero que Jimin se estrellara contra la cama, pero el muy torpe se trastabilló con sus propios pies, y Yoongi no midió la fuerza con la que lo jaloneó, en su desespero por detenerlo para salvarlo de sí mismo y de la abominable irá del "capo".

Cuando lo apartó se dió  cuenta que Choi no estaba satisfecho, y con todo el pesar de su corazón se arriesgo a empuñar su mano y violentarlo. Era esto o su descenso, Yoongi escogió rápidamente que viviera aún si podía llegar a odiarle. Estaba bien para él recibir desprecio, pero cargar con otra muerte entre sus manos de alguien que apreciaba, no lo podría tolerar.

Él no quería que pasara por la tortura que llegó a sus oídos sobre "Johnny", no lo soportaría nunca más por los enfermizos y violentos caprichos del mandamás en cuanto a protegerlo. Solo por eso, se disculparía y explicaría su reacción y accionar frente al mayor a Jimin, sin importar que esa consideración lo alejara de su plan original para crear distancias con su compañero. Yoongi quería alejarse pero no a ese costó, no de Jimin. Si lo odiaba con la idea perseverante de que él realmente le pertenecía y rendía cuentas al "capo" que hacía un infierno de la vida de tantos (como si él lo aprobara y aceptara), y que especialmente explotó la sexualidad y cuerpo de Jimin a motivo de crueldad y avaricia, no lo podía conciliar.

Pero más que el odio por ser "el puto del jefe", no se perdonaría el corte abrupto y frío de la vida de un joven adolescente por su culpa.

Muchísimo menos se lo perdonaría a Choi.

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Voto y comentarios.

El mafioso favorito de todos 💕 (al menos el mío, con seguridad)

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