TRATA de no enamorarte [YoonM...

By MateoKim92

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A diferencia del resto de chicos, YoonGi era el único oriental en el mercado, siendo generalizado y apodado c... More

CAPITULO 1: Nuevo ✓
CAPITULO 2: Ojos vacíos ✓
CAPITULO 3: Hetero & Homo ✓
CAPITULO 4: Odioso ✓
CAPITULO 5: Tóxico ✓
CAPITULO 6: "Suga" ✓
CAPITULO 7: Frío ✓
CAPITULO 8: Un trocito de sonrisa ✓
CAPITULO 9: Peligroso ✓
CAPITULO 11: Aléjate ✓
CAPITULO 12: Herido ✓
CAPÍTULO 13: Egoísta ✓
CAPÍTULO 14: Honesto ✓
CAPITULO 15: Mariposa ✓
CAPITULO 16: Viejo inicio ✓
CAPITULO 17: "Hun" ✓
CAPITULO 18: Jeon ✓
CAPITULO 19: Entre ángeles y ex demonios ✓
CAPITULO 20: Fuera ✓
CAPITULO 21: Cielo ✓
CAPITULO 22: Remolino ✓
CAPITULO 23: Huracán ✓
CAPÍTULO 24: Ayer (1/2) ✓
CAPITULO 25: Caer y perder (2/2) ✓
CAPITULO 26: Aturdido ✓
CAPITULO 27: Reflexiones y heridas ✓
CAPITULO 28: Cede a perderme ✓
CAPITULO 29: Otro más frágil ✓
CAPITULO 30: Impacto✓
CAPITULO 31: Más cerca ✓
CAPITULO 32: Doblegar y envilecer ✓
CAPITULO 33: Realidades ✓
CAPITULO 34: Desmantelándo mentiras ✓
CAPITULO 35: Idiota ✓
CAPITULO 36: Puto ✓
CAPITULO 37: Envenenado ✓
CAPITULO 38: Inútil ✓.
CAPÍTULO 39: Heredero ✓
CAPITULO 40: Cerca de perder ✓
CAPITULO 41 El comienzo del fin
CAPITULO 42 Sumiso
CAPITULO 43 - Anochecer
CAPÍTULO 44 Súplicas
CAPITULO 45 Relleno
CAPITULO 46 Esperanzas
CAPITULO 47 Sincero
CAPITULO 48 Consciente
CAPITULO 49 Aquí y allá
CAPITULO 50 Desprotegido
CAPITULO 51 Huellas
Nota

CAPITULO 10: Roto ✓

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By MateoKim92

Tenía que tratar de recuperar el control, debía retener sus impulsos, porque hace mucho había evolucionado la humanidad y él ya no era un jodido animal instintivo y básico, aunque sin cuerpo no estuviera recibiendo adecuadamente las órdenes.

Éste no era él y lo sabía, sus deseos no pensaban por él, así como jamás había estado tan desesperado por el sexo porque nunca fue tan importante, él lo había pracricado a montones, incluso debería cansarse de eso; no llovían corridas en su vida porque lo quisiera, pero aun así aquellos musculosos, exquisitos y degenerados actores que lo poseyeron, eran mucho más pan que el tazón de leche que tenía bajo su cuerpo, restregandose, mirándole lujurioso, gimiendo, volviéndolo malditamente loco.

El sonido delicioso de sus gemidos cantando su excitación, Cristo, Yoongi era lo más cercano a una sirena que Jimin conocía o podía identificar, éste era el poder de aquellas criaturas mitológicas para enloquecer a los marines; siendo de apariencia desagradable (o la actitud del rubio, mejor dicho, lo era) y una voz mortal, o cuando menos para sus oídos y el de la mayoría de los putos y guardas en este sitio, lo serían efectivamente.

Una vez Quintart le dijo que: Choi Seunghyun era el mismísimo demonio.  Jimin lo entendió inmediatamente, aunque  jamás había conocido el rostro que maniobraba a mansalva los hilos de este infierno, sus acciones  eran fácilmente cuestionables. Un claro ejemplo puede ser tener a tantos chicos presos de la lujuria; tenía un capital que mantener y una imagen qué guardar en su turbio y perturbador circulo, lucraba con la venta de cuerpos ajenos, poniendo un precio al pudor, pero tenia alguna ganancio de ello... En cambio ¿qué tenía que ganar Yoongi desquiciando a Jimin de tan jodida manera?

Si no fuera porque en reiteradas ocasiones aquel grupo del belga le aseguró que Yoongi no era  lo mismo que Choi, Jimin habría  tomado la descripción de Julián cómo característica propia de  Yoongi, aquel día. Porque de ser parte del Averno, Park encomendaría su  alma a éste demonio particularmente.

Al rubio de ojos felinos que lo obligaba a hacer cosas que alguna vez creyó innecesarias de hacer, si tan sólo hubiese aparecido Yoongi en cada escena, la mierda que administraban a Jimin habría estado siendo tan mal empleada, no haría más falta que ver los ojos del chico estrella de Palace y su pene estaría listo para martillar clavos con él. No era creíble la química que se desataba con sus cuerpos juntos, jamás le sucedió algo como esto nunca antes.

Es por eso que para Jimin, el rubio debajo de sus brazos, el que gemía cánticos mitologocos que lo guiaría a su propia destrucción (porque era indudable que sería así), el que tenía la sonrisa de un ángel cuando decidía enseñarla y el cuerpo de un sumiso prácticamente nato; era el mismísimo diablo. Lucifer, llegado desde lo más profundo del infierno, no solo para tentarlo, sino que para hacerlo pecar, para que cayera en el pozo más hondo y desesperante nunca antes imaginado, y conseguir que se hiriera otra vez.  Le daba la sensación que mucho más de lo que nunca habría estado, más allá de toda la mierda que acarreaban sus pasos.

Lo peor no era que lo estaba consiguiendo sin gran esfuerzo, ni que tratara de alejarlo con desganados intentos carentes de brusquedad, tampoco que Yoongi estaba entre aceptar el placer y patearlo; no, lo peor radicaba en que Jimin trataba de convencerlo sobre algo que claramente estaba disfrutando para concluir la lujuria que les consumía a ambos, cuando él sabía que todo eso era una locura que no tenía que ser, ya que más tarde la culpa recaería solamente en él.

Pero quería que pasara de todos modos pese a la cantidad de racionalidad que todavía lo abordaba, maldito infierno, los brazos que empujaban débilmente su pecho no iban a conseguirír detener la labor que estaban haciendo sus labios sobre toda la piel que aquella prenda ofrecía, dejando descubierta una porción  erótica  y de vital importancia para Jimin (clavículas), no sería alejado del tierno  trozo de nube que le sabía a pedacitos de cielo en su boca, calentando su propia  piel, asfixiado por las llamas de aquel deseo.

Si su compañero quería verdaderamente terminar con esto, Jimim le estaría agradecido aunque duro como el acero, pero habría conseguido lo que su propio cuerpo no le obedecía hacer; también daría la oportunidad de detener a tiempo toda esta locura, antes de que despojara a Yoongi de alguna prenda... entonces sí no habría marcha atrás, y haría arder el cielo.

Lo dejaba todo en manos de Yoongi, era el mayor y debía detenerlo porque Jimin no podía.

—  Park, por favor - jadeó, mientras la lengua habilidosa del mencionado corrió la playera para succionar más cerca del pecho - Es-esto... No está biennn..

No sonaba a protesta ni mucho menos a rechazo. Jimin se desesperaba por restregar el pene sobre su mayor como un perro. Debía ser más convincente.

—   Si pudiese detenerme - respondió sobre el beso - Pero tu sabor y tus gemidos - paseó la lengua a placer - tu voz y tu respiración, tus latidos - se rindió, acercando su entrepierna a la cadera de Yoongi - Todo lo que haces me está excitando - mordió, robando un ahogado quejido - Todo de ti es una maldita droga ¿O qué?...

—  Te vas arrepentirte de esto - advirtió, pasando una sus manos temblorosas y lleno de dudas sobre el costado del moreno, abriendo un poco las piernas para empujarse contra Jimin que gruñó, temblorosa y con duda, una de sus manos por los costados de Jimin, haciéndole jadear.

El chico trepó con sus codos hasta el cuello y empujó su pene contra el rubio, arrastrando su rodilla hasta que alcanzó rodar la entre pierna de Yoongi, quien tenía ya su miembro excitado, sintiéndose caliente por todos lados.

El menor se animó a rozar con su dedo índice uno de los pezones de Yoongi por sobre la ropa, y frotó la rodilla en su creciente erección, achispandose él mismo también cuando Yoongi soltó un jadeo, casi como una sucia bendición.

—  N-no... Joderrr...

—  Carajo.. Un poco, sólo déjame... - respiró profundo en su cuello, sin saber qué pedir - Déjame probarte.

Luego de esa súplica extendida en un gemido, las palabras fueron acatadas como una orden para el mayor, abandonandose al placer y terminando de disuadir cualquier  intento de forcejeo  para alejarse, a la expectativa de las reacciones de su cuerpo ante las acciones de Jimin, encontrando el rostro del chico y cayendo rendido ante la sonrisa perversa del joven adolescente.

Tanto erotismo en una simple y sencilla mueca no eran sanas para el corazón de nadie, y Yoongi no era la excepción a esa sonrisa atrevida y lujuriosa.

Fue inevitable la sorpresa que incluso picó en el mismo Jimin, cuando se acercó a Yoongi y de improviso posó sus labios rechonchos sobre aquellos finos cerezos. En el pecho del rubio se atorando un suspiro emocionado, como si hubiese deseado el contacto entre sus bocas desde siempre, incapaz de atreverse a lanzarse sobre Jimin, en busca de satisfacer sus  deseos, por cobardía.

Alivio y place lo empaparon cuando sus labios se conocieron de nuevo.

Lento y todavía con dudas, Yoongi fue correspondiendo al roce de sus acolchonados labios, permitiendo a Jimin orquestar aquel contacto, guiandolo incluso a él en todo ese conjunto de locuras que estaban haciendo. A su vez, las manos inquietas del menor recorrían los costados de Yoongi, desesperadas por encontrar calor, deleitándose al meterlas debajo de la tela molesta de la prenda, acarició fácilmente aquel lienzo limpio y pulcro que refería la piel de Yoongi.

Una sensación de dejavú embargó a Jimin, su pene experimentando ésta con un delicioso palpitar en la erección que ya comenzaba a doler por la presión de los jeans; cosa que lo hizo gemir como el hombre frustrado que era en este momento.

Mordió el labio inferior de Yoongi, una pequeña abertura se creó y sin perdida de tiempo alguna ingresó su lengua en aquella enloquecedora, húmeda y caliente cavidad, tragándose los sonidos del mayor con gozo. Recorrio la cavidad con exquisita paciencia, prestando atención expectante a los suspiros breves y ahogados de Yoongi.

Cuando el rubio devolvió entusiasmado  el beso, con la misma pasión  y suciedad con la que lo estaba recibiendo, fue el impulso perfecto que Jimin necesito para abandonar su juego de manosear los pezones de Yoongi y descendiera tentativamente las manos a sus rasgados jeans, desabrochando el primer botón, bajando el cierre, sin advertencia, ahuecando su mano para acunar el miembro ajeno.

Yoongi exhaló con alivio cuando la cárcel que era su pantalón se aflojó, pero inmediatamente le nació la urgencia de empujarse contra los dedos que lo tocaban tan descaradamente, porque joder, Jimin lo tenía hecho un manojo de nervios y sangre mal acumulada justo en su pene.

Los dedos del menor comenzaron a acariciar la intimidad contraria, por encima de la ropa interior, leves círculos con su dedo pulgar sobre la punta hacían a Yoongi boquear palabras sin sentido. Dejó de besar al chico en algún momento, sólo para morderse el dorso de la mano con vergüenza, sus sonidos jamás le hicieron sentir orgulloso cuando se abandonaba al placer. Claro que muy por el contrario, esto excito todavía más a Park por la simple y adorable acción, bebiendo con los ojos esa imagen tan dichosa de un rubio sonrojado, escondiendo malamente su placer, mordiendo su mano porque no soportaba los buenos intentos de Jimin, despeinado con ojos brillosos de tanta lujuria acumulada...

Esto no daba para más.

Relamiéndose los labios bajó con seguridad para liberar el miembro del mayor, y de paso liberarlos a ambos del suplicio.

—  ¿Qué me estás haciendo? - dijo ronco el rubio, su vista empañada, apenado porque Jimin viera su sexo tan cerca, con líquido pre-seminal delatando lo innegable, goteando impaciente.

Tantos años y jamás sintió pudor de exhibir su cuerpo, de pasear desnudo por las casas de tantas mujeres las cuales ni siquiera se aprendía bien su nombre, no por bastardo sino porque luego no serían nada más que un "cliente". Toda una vida dedicada a la prostitución, sólo para enseñarse adolescente e inexperto frente a éste niño. Este mocoso de mierda que lo estaba alejando del camino, que lo confundía y que definitivamente lo estaba perdiendo.

Él mismo se estaba dejando perder y la parte más hórrida del hecho es que le estaba gustando permitírselo, entre los dedos de este muchacho que apresaba su pene desde la base, y le daba un suave y tierno beso a la punta de su glande, mojado, no se veía tan descabellada y desalentadora la escena; ni siquiera podía rechazarlo porque él esperaba que fuera todavía más lejos, que le hiciera más...

—  Santísimo Dios ¿Qué estás haciendo? - preguntó retóricamente, refiriéndose a sí mismo.

—   Te dije que quería probarte - admitió descarado el menor. Sorbió la punta del falo entre sus pequeñas manos, como quien no quiere que se acabe su jugo favorito - No sé si alguna vez lo has oído... pero sabes a cielo - sonrió malicioso, dedicando a Yoongi una mirada traviesa - un cielo salado.

—  Cállate.. Arg, i-diota - exhaló desesperado cuando Jimin rodeó toda la punta con sus labios.

Pero no lo prolongó, aparentemente quería torturarlo porque soltó el miembro con un chapoteo sucio y caliente; solo para continuar hablando.

—  Tan perfecto, y rosado - lamió la rendija, recogiendo gotas amargas de la pre-esencia. Paseó con su lengua  hasta llegar a la base, dedos jugueteando con el glande - Eres tan inesperadamente grueso y estás tan duro como el acero.

—  ¿T-te molestaría hacerlo en... en silencio? Ahh~ Jimin...

Yoongi enterró la cabeza y nuca en la almohada, cuando la boca del menor engulló sin preámbulo su pene, de una manera casi desesperada, como si estuviese dispuesto a hacerle saber a Yoongi lo ansioso que estaba por ello.

Y es que realmente Jimin lo estaba.

El rubio lo tenía tan excitado por su buena disposición para dejarse liberar, por contemplar cómo cambiaría su rostro culo cuando soltara todo el calor amargo y picoso en su boca, qué diría cuando Jimin tragara todo el esperma que Yoongi le arrojara, y cuando.. Mierda, se supo  una verdadera puta  cuando su propio pene se estremeció ante la idea sin tocarse nada, pero de momento no le importó.

El mayor pareció escuchar sus pensamientos, porque le miró de forma ardiente, quemando hasta las pestañas del moreno, y con una voz condenadamente profunda y erótica, le ordenó:

—  Tócate Park... tócate mientras me chupas, y córrete para mí.

No entendió por qué su cuerpo perdió peso ante las palabras, pero así como lo dijo el rubio, quitó una mano de la base de Yoongi, se sostuvo de la cadera pálida con la otra para empujarse contra el pene todavía, y comenzó a masturbarse furiosamente. Todo sin mover un centímetro la boca de la cárcel exquisita que estaba apretando a Yoongi, pellizcando la propia punta de su pene, gimiendo sobre la hermosa polla de Yoongi.

Quería llegar ya, comenzó a tragar cuando la cima de Yoongi golpeaba hasta donde parecía hacer tope, sintió las lágrimas agolparse por la fuerza de los empujes del mayor y su propio esfuerzo por llegar más lejos, pero no le importó realmente. Succionaba duramente pero sin lastimar al otro,ir tras que daba largas tiradas a su sexo, apretando más la punta y embistiendo su propia mano cuando bajaba hasta la base.

Si los camarógrafos que le gritaban y pedían más expresiones, más placer, más lujuria en él (cuando estaba drogado hasta el culo y siendo forzado cabe decir) lo vieran ahora mismo: sonrojado y tan caliente sólo por escuchar y mamar a Yoongi; llorarían de la felicidad y orgullo. Se ganaría hasta una ronda de aplausos.

Infiernos, incluso él se sentía el puto amo de las mamadas, alentado por los suspiros ahogados y palabras incomprensibles que Yoongi balbuceaba, gemidos y quejas ahogadas que hacían a su pecho subir y bajar profundamente, sus caderas temblando seguramente por reprimir su ganas por follar la boca de Jimin como una bestia, agazapando su presa, abusando de sus labios.

«Ojala y se atreviera» pensó Jimin.

Él quería que el mayor enloqueciera, que perdiera los estribos y se volviera tan loco como Yoongi lo tenía a él. Entonces aceleró sus movimientos, y se entusiasmó más en tragó, trató de no gemir con tanta dificultar, deseó que sus cuerdas masturbaran a Yoongi también, ayudándole en su labor. El jodido Yoongi duraba demasiado antes de correrse, y Jimin ya lo quería todo en su lengua.

Segundos después Min ya no lo soportó más, soltó su agarre de las sábanas para dirigirla a la cabellera castaña, cogió con rudeza un manojo de hebras comenzó a empujarse con fuerza hacia adelante. Omitió toda culpa de su sistema solo para no detenerse de alcanzar el climax, importándole muy poco atragantar o ahogar a Jimin en el proceso, buscando con desesperado egoísmo su liberación.

Él le había advertido que esto estaba mal, que se abstuviera a las consecuencias ahora. Luego, probablemente, Yoongi le pediría disculpas.

—  Discúlpame - susurró, antes de dar la primera embestida a su boca - pero tú te lo buscaste, Park.

«Por fin, maldita mierda pretenciosa» bendijo el aludido.

Después de esa estocada vinieron muchas más cayendo como lluvia en la cavidad ofrecida, yendo tan profundo como podía tomarlo Jimin, que refería a chocar la nariz del moreno contra los vellos púbicos del rubio.

Yoongi aprecio con encanto como sus bolas chocaban en la garganta de Jimin. Otra cosa de la cual se percató, fue de la ausencia de las manos del chico sobre sí mismo, quizás ocupadas en aliviarse, despertando su curiosidad echó un pequeño vistazo.

—   Ah, carajo~ - se sintió desfallecer - Mierda Jimin.

Ahi fueron sus pequeños rasgos de consciencia, aun vigente. Con la imagen del cabello castaño subiendo y bajando entretenido, labios dejando saliva en su polla cuando la soltaba un poco y caía de nuevo para succionar, contemplando la felación en todo su esplendor y Jimin sin dedicarle una pequeña mirada, especialmente concentrado en él.

Lo más excitante fue alcanzar a ver como las manos de Jimin tiraban de su longitud: la izquierda acariciaba la punta de su erección mientras que la derecha recorría una y otra vez el falo; soportando en sus rodillas el peso de todo, cediendo a Yoongi el ritmo de la mamada a su antojo.

Tan cachondo y homosexual que le era imposible afirmar su heterosexualidad y no encenderse como perro cerca de una hembra en celo, de solo ver aquel espectáculo.

Solo quería enterrarse más profundo en el chico y llenar toda la boca de Jimin con su semen, tanto como tormenta sobre una sequía, ahogandolo.

—  Tan caliente - jadeó, masticando su labio, continuando con lo prevenia ser sus últimas embestidas - Estoy cerca Park... muy sobre ello - advirtió.  Jimin tiró la primera cuerda de esperma sobre el trasero cubierto de Yoongi, sin darse cuenta de esto - Joder, estas ardiendo aquí.. Ahh~

Yoongi se vino tan fuerte que Jimin casi se atora realmente con la escancia del mayor, jamás había hecho una mamada con tanta disposición, o al menos no desde un tiempo hacia acá debido a su estado tan deplorable, por ende, jamás se le presento la oportunidad de tragar tanto semen, pero se sintió gustoso de intentar pasar todo lo que Yoongi tenía para él.

Bebió como si de eso dependiera su vida, reacomodandose en la cama para facilitar la acción; levantó ligeramente su mirada solo para  encontrar el sonrojo efusivo en el rostro palido de Yoongi, el sudor que pegaba su flequillo a la frente, se veía aturdido y sus ojos  vidriosos, sus extremidades temblando. Entonces supo que había hecho un gran trabajo.

Todavía sin poder regular sus respiraciones, trepó encima de Yoongi y se sentó a horcajadas sobre, sonriendo con inocencia como si fuese un pequeño niño que desconocía la gravedad impura y deliciosa de sus actos, como una maldición del cielo, contradiciendo sus actos de sus expresiones ¡Maldito!

¿Cómo se atrevía a fingir ser tan puro, después de lo que consiguió?

—  Eres increíble - soltó exhausto, dejándose caer una vez más sobre la comodidad de la cama - ¿Cómo puedes hacerme creer que eres un ángel, que necesitas de protección, solo para darme la vuelta y manipularme como a un muñeco de trapo? - cubrió sus ojos con el antebrazo, ocultando la vergüenza y dolor a la vez por ser una persona tan débil. Sintiéndose asqueado de sí mismo por haber sucumbido, y no tener ninguna clase de remordimiento - Eres de lo peor.

Se dijo a sí mismo, pero Park lo tomo como una conversación de dos, y no un monólogo mental del mayor.

—  ¿De qué rayos estas hablando? - la sangre subiendo a la cara de Jimin, sin embargo no era calor placentero sino enojo creciendo en su interior. Él creyó que estaban pasándola bien, ¿A qué carajos se debía esa actitud tan opuesta y diferente? - Lo estabas disfrutando junto conmigo; y no fui yo quién inició con esto.

—  Mi intención jamás fue seducirte, mucho menos comprar tu silencio con mi cuerpo; esta no es mi manera de solucionar las cosas, no me creo un maldito puto las veinticuatro horas del día, Jimin... No entiendo qué mariconadas me haces, pero no quiero que avances más - sentenció, tensado la mandíbula visiblemente.

—  No es justo. Fuiste tu quien... - se quedó callado. tratando de recordar como había comenzado todo - Quién se entregó a mi. Yo solo te besé... - trató de defenderse.

—  ¿Acaso te pedí que me la mamaras? ¿Qué hicieras de mí tu estúpido juego sexual? Tu sólo caíste redondo a mi polla - bramó tajante, enfureciendo a Jimin en el camino - No recuerdo haberte rogado porque me sometieras contra la cama. Bastardo drogadicto.

—  En ningún momento me alejaste realmente - le arrebató el endurecimiento improvisado en sus ojos, devolviendo la culpa - ni siquiera lo intentaste en serio, Yoongi.

—  Te pedí que te detuvieras - susurró de manera triste y decepcionada, pero nuevamente no de Jimin, sino de él mismo.

—  Tu no estas insinuando que te forcé ¿verdad?

Se sintió asqueado de sólo pensar en haber cometido violación, luego de haber sido recipiente de tantos abusos, ser quien cometía el aberrante acto lo despojaba de armas para defenderse de lo que sea.

—  Lo... Lo olvidaremos. Esto nunca sucederá porque directamente no sucedió nunca sucedió - abordó convencido, retomando el chocolate helado en su mirada cuando miró a Jimin, poniéndolo inquieto - Esto jamás debió pasar... Diablos.. diablos eres una mierda - se agredió ensimismado en sus promesas rotas, abatido por sus pensamientos.

Pero Park no creyó que se lo dijera así mismo, mucho menos cuando se estaba arrepintiendo de haber estado con él, y avanzar en algo que jamás pensó que sucedería.

Qué tonto, fue él quien tuvo que advertir este giro de los acontecimientos; le había sucedido una situación familiar en el pasado, ya se habían arrepentido de haber estado con él y le habían lastimado de esta manera dolorosa y cruel. Antes de Yoongi él ya había sido usado y apartado ¿Por qué se estaba sintiendo tan miserable de nuevo, si no era la primera vez que hacía un tonto de él?

—  Eres un bastardo, y un jodido cabrón - escupió Jimin absurdamente herido, poniéndose de pie lejos de Yoongi, acomodando su ropa - Puedes irte al diablo y pudrirte ahí.

—  Si no estas ahí, está bien para mí - respondió mientras Jimin azotaba la puerta.

Se sentía defraudado de sí, por sentirse más extasiado y laxo de lo que jamás nadie le hizo correrse antes, de sentirse a gusto con los recuerdos de Jimin sobre su cuerpo, dándole placer, calentándolo, excitándolo y empujándolo a cruzar una línea que no quería ver ni por asomo.

Jimin era peligroso al punto de ser veneno, y Yoongi ya lo había previsto con anticipación, y sin embargo tropezó con el enorme ladrillo que veía a kilómetros de distancia, fingiendo ser ciego cuando debió eswuivarlo ¿Por qué bajó la guardia y se dejó sin barreras cuando estaba tan cerca del daño?

 Era seguro que si Jimin hubiese querido reclamar la virginidad de su culo, él, como el baboso imbécil y marica idiota en el que se estaba convirtiendo, o en el que las caricias del chico lo convertían, afirmaba casi un noventa por ciento que se la hubiese entregado barata, sin más excusas o retraso.

¡Rayos!

¿Qué tenía Jimin que encendía el lívido y despertaba una sensación de protección que jamás tuvo para nadie, excepto Chaerin?

—  De verdad... ¿Qué carajos me estás haciendo, moco maldito del infierno? - cerró los ojos con fuerza y golpeó el colchón bajo su cuerpo, con rabia y frustración - ¿cómo puedo dejar que me envenenen, después de muerto?

***

Irrumpió en la habitación del argentino con tanta precaución, que el dueño de la misma ni siquiera se dio cuenta de que el surcoreano se había colado en su espacio.

Jonathan estaba tan concentrado en la canción que había comenzado a sonar en su viejo y pasado reproductor de Mp3, con los audífonos Samsung puestos a todo dar, que se dió la oportunidad de perder el cable a tierra y volar en sus recuerdos, en la emoción renovada que despertaba la bella melodía dramática que representaba un amor adolescente unilateral; no era el vídeoclip sino las personas y eventos que lo rodearon en aquella temprana edad, cuando gritaba la letra de la banda.

Estaba orgulloso de sí mismo por haber pedido eso como "beneficio" este pequeño capricho musical, lo alejaba tanto de la realidad aislándose en la musica, mucho más si venía de su idioma natal, quizás no era exactamente una banda urbana de su país, pero mientras él pudiese oír el español ya se sentía realizado y un poco más cerca de casa.

Esa canción de aquella banda de rock alternativo, la cual escuchaba cuando era tan pequeño gracias a su hermano mayor, que según Jonathan, era un pionero del rock suave le contagió escasos gustos... Rayos, no podía evitar sentir la nostalgia caminando sobre su piel, y su propia voz siguiendo en un tono bajo la letra...

Eres,
lo que mas quiero en este mundo eso eres,
mi pensamiento mas profundo también eres,
tan solo dime lo que es
que aquí me tienes.
Eres,
cuando despierto lo primero eso eres,
lo que a mi día le hace falta si no vienes,
lo único preciosa que en mi mente habita hoy.

Jimin se quedó estático al escuchar cantar, o lo más cercano al canto que podía interpretar su amigo; con una sonrisa en su rostro, tan triste y dolorosa que angustiaba a quien sea que lo viera.

Lo hizo sentirse una mierdilla, incómodo, cómplice del encarcelamiento de su reciente amigo. Tenía la ayuda precisa para él y para todos en este haberno, pero no se la podía entregar porque no sería sobre él que caería la responsabilidad, sino sobre Yoongi así como las consecuencias.

Se encontraba más allá del enojo su estado en relación a Yoongi, molesto y herido con seguridad, pero el imaginar al rubio en las mismas condicionescomo que él, aquellas primeras dos horas de tortura y corrección casi de muerte, o mucho peor que eso: muerto; solo por su boca de diez centavos, le daba un revoltijo inexplicable, y un dolor mucho más pesado y sangriento que ver a Calleri en estos momentos a solas.

Por eso se disculpó con el argentino en su mente, y continuó en silencio...

Pir su lado, Jonathan seguía entonando su melancolía melodía, lo hacía bastante mal, al ser susurros llenos de convicción los que soltaba, el cantico clandestino se estrangulaba cuando intentaba realizar un débil y patético alto.

Gracias al cielo que no intentaba forzar un falsetto.

Aquí estoy a tu lado,
y espero aquí sentado hasta el final,
no te has imaginado,
lo que por ti he esperado pues eres...
....lo que yo amo en este mundo eso eres...
Cada minuto en lo que pienso eso eres...
Lo que mas cuido en este mundo eso er..

—  Puta madre que te parió - atacó en su idiota - ¿Qué mierda haces aquí, Li?... ¿Y esa cara de diarrea?

Una ves atrapado, Jimin no intentó ocultar su semblante abatido, mucho menos que lo estaba observando silenciosamente, absorto en la letra de la melodía bellísima, aunque mal expresada, que emitían los graves sonidos de la voz profunda de Calleri. En situaciones así, agradecía tener breves conocimientos del idioma.

—  Te escuchaba cantar - confesó - Lo haces horrible. No estoy seguro, pero creo que me sangra el cerebro.

—  Ja-Ja, que gracioso Li - comentó uranio - Esa cara no me dice que estés mal por mi voz del cielo. Lo cual por cierto, sentite privilegiado de oírme cantar, soy hombre de fútbol no de musicales, pero fui bendecido con tantos talentos que era injusto que encima de todo fuese libre - bromeó con su situación, esos chistes ácidos para naturalizar su día a día - Volviendo a tu expresión, puedo deducir que se murió tu perro... o tu pene - enarcó una ceja ante la inmutación del semblante - Decime que el chinito no te lo arrancó todavía.

—  Le hice una mamada - confesó rápidamente, obteniendo una mueca sorprendida y asqueada del mayor - me masturbé mientras lo hacía.

—  ¿Y me lo dices así, como los buenos días? - exclamó alarmado - Ilústrame bien porque no sé que esperas que te responda a eso. ¿Te felicito? ¿Lloramos juntas? ¿Te recuerdo una vez más que yo no soy masita?

—  Masita era galleta en tu argentinizado dialecto ¿Cierto? Supongo que te refieres a homo.

—  Por supus - el menor suspiró cansino.

—  Sólo quiero desahogarme - admitió con los ojos pesados, la mente cansada de pensar y dar vueltas al asunto - No sé que me hace Yoongi para que actúe como un animal en celo y arrepentirme de todo después de disfrutarlo, no sé si siente remordimiento en el momento de calor pero parece que sí lo hace.  Siempre que me llena de esperanzas o buenos sentimientos sobre él, termina haciéndome esto de nuevo - se tocó el pecho, respirando con profundidad - Termina rompiéndome un poco más de lo ilógica mente posible, creía que no tenía más aporte romper, pero resulta que no es así. Encuentras nuevas piezas de mí y las despedaza, lo peor es que me hace creer que tengo la puta culpa... ¿Por qué me hace esto? - le soltó su enorme duda al argentino, quien le miraba condescendiente - ¿Por qué todavía puede seguir lastimando donde se supone que ya no había nada?

—  Que chino más bruto me saliste, Li - confesó Jonathan, acercándose al menor que temblaba como hoja seca, temerosa de los vientos otoñales - ¿No te das cuenta que te gusta el chinito, bobo?

Dió su opinión sin preguntar detalles mayores, respetando el espacio y pesar actual de Jimin.

—  Tonterías. El no puede gustarme Jonathan - tapó sus ojos y comenzó a refregarlos para limpiar cualquier rastro de humillación. No llora lúcido desde que abusaron de él la tercera vez, sólo en ocasiones en extremo dolorosas, no lo haría ahora por Yoongi - Sé que no es eso - afirmó.

—  ¿Y entonces qué es para vos? Señor "escúchame pero no te escucho un huevo" - cuestionó con ironía - Decime tu deducción, Sherlok.

—  Él... Él.. - pensó un momento, recordando todo lo que removía algunas conductas del mayor en él - Eso es, Yoongi me tiene sujeto a mi pasado - Calleri le dedicó una mirada confusa, pidiendo explicación a las palabras del menor - Yo lo revivo en Yoongi.

—  ¿Perdiste el norte, amigo?

Jimin negó, comprendiendo duramente la realidad que encontró en expresar esas palabras, alivio y enojo mezclándose amargamente en su corazón.

Lo había pensado, pero no quería decirse que era por eso, aunque de lo contrario sería extraño que Yoongi le gustara tanto con tal rapidez; no era química casi animal, eran sus recuerdos haciéndole sucumbir a las chispas de un viejo amor doloroso y malvado. De un amor pernicioso.

—  Eu, Li, despierta - chasqueó los dedos delante del menor - Tierra llamando a Li. Que no te de un derrame cerebral inesperado porque ni puta idea de primeros auxilios - canturreo, pero ni así consiguió una sonrisa del chico, preocupándose - Jim...

—  Jonathan - comenzó a hiperventilar, haciendo su mejor esfuerzo por no llorar - Todavía sigo atascado en la mierda...

Jimin subio sus piernas a la cama y las abrazó, estremeciéndose un poco inconscientemente, nauseas mareando su estómago y un dolor punzante de cabeza en ascenso, pero todavía se mantenía reacio a llorar, no lo meritaba.

El alto se acercó lentamente y estrecho al más bajo entre sus brazos, notando el estado aturdido y vulnerable que presentaba de momento su amigo, sin saber nada en absoluto lo contuvo un momento y prometió que todo estaría bien aún si saber un rábano del tema.

Cuando Jimin estuviese listo y dispuesto se lo haría saber, ellos estaban nutriendo ese tipo de amistad, y paciencia era lo que sobraba en el cuerpo de Calleri, aunque no solía utilizar aquella virtud muy a menudo.

***

Yoongi se encontraba fatal por haber tratado como la mierda al chico. Jimin era el último persojane en esa prisión, que tenía la culpa de todo lo que había pasado en su vida. Por ende, no merecía toda la mierda que le había soltado como el témpano que solía ser con el resto de reos, podía pero ya no quería negarlo, Jimin no era como el resto.

Algo en su interior dolió cuando Park le dijo que se fuera al diablo (como si no sobraran personas que lo mandarán ahí regularmente), pero se sintió diferente para él y su cerebro estuvo conforme con la respuesta que le dio a esa agresión, porque sinceramente él quería estar lo mas lejos de Jimin como le fuese posible.

Le hacía actuar y hablar como jamás pensó que haría, incluso le hacía dudar de sus propios valores y de su intacta heterosexualidad, actualmente corrompida; pero una vez a solas, en su cuarto aún echado en la cama, con los recuerdos frescos de Jimin restregándose sobre él, con su voz abrumadora y sexy, convencido de lo que ambos querían; Cristo, el breve recuerdo se volvía nítido y lo ponía duro, por más que su mente reprochara y renegara al respecto, él debía admitir que fue en gran parte su culpa lo que sucedió entre ellos.

No importa cuan demonio lujurioso que Jimin fuera, él había sucumbido de buenas a primeras y rayos, le había encantado probar el pecado, jamás imaginó tanto placer al violar sus propias creencias, follándoselas todas juntas en la habilidosa boca de Jimin, atragantándose con su pene.

El chico no tenía la culpa, claro que no; y él, como adulto que era, debía reivindicarse con Jimin por ser menos que justo.

Si bien no deseaba que aquello se volviese a repetir, aunque su cuerpo se lo exigiera cada vez con más ferocidad, traicionándolo, le pediría disculpas a Park por lo imprudenremenrte dicho, y trataría de confortar al muchacho por ser tan malito y rabioso con él.

No se merecía cargar con sus fantasmas, y se dio cuenta de ello tan pronto como su corazón le ordenó retractarse de las palabras lanzadas. Jimin era un crío todavía, santo cielo, el único abusador en ese cuarto era Yoongi, que se dejaba calentar la polla con sólo la mirada pervertida y sonrisa maliciosa de un chico que había sufrido tanto, desde tan joven.

Puñetera sea la vida, si él sabrá de heridas a corta edad.

Contra todo pronóstico, a sabiendas de dónde encontrar a Park y con quién, se encaminó hasta el cuarto del argentino para rendir sus disculpas, de paso con el argentino que no tenía nada que ver con sus arranques inexplicables de molestia (incapaz de llamarlos celos). Porque supo qué sintió exactamente cuando lo vio sobre Jimin, simplemente no sabía expresarse de otra manera que no fuera bajo impulsos y con sinceridad homicida.

Así era su naturaleza, le pesara a quién le pesara. Yoongi era dolorosamente directo.

Cuando llegó hasta la puerta del narizón, estuvo a punto de tocar, cuando la voz de un iracundo y triste Jimin lo detuvo de hacerse notar, y de pedir permiso para ingresar en el sitio.

Estaba mal escuchar conversaciones que no le incumbían, pero la voz y sorna en su compañero de cuarto le sedujeron a escuchar sólo un poco... Y lo malo no fue enterarse de los sentimientos de Jimin... Lo malo fue lo que siguió después de ello.

—  No sé cómo lo hace o si es adrede, pero me recuerda al maldito hijo de puta que me rompió el corazón, Jonathan. Me hace tanto daño que me mire con esos ojos fríos por encima del hombro, fijos en mí, que me escanee como una presa y me diga las palabras justas para tocar la herida más profunda en mí. Me genera odio, me dan ganas de odiarlo hasta que éste sentimiento se materialice y lo asesine cruel y violentamente - reveló Jimin, apretando sus puños para ocultar sus temblorosas manos del alto, quién lo miraba entre tierno y apenado - Pero luego me sonríe, o me dice cosas no tan crueles o superficiales. Y siento que me arroja un salvavidas cuando me estoy cansando de nadar, haciéndome flotar en toda mi depresión, en toda la porquería que me ahoga.

—  Te enamoraste del chinito Li - insistió Calleri, sobre saltando a Yoongi en su sitio que posó la frente en la puerta del cuarto, queriendo no sentirse tan afectado, pero sonriendo con tristeza de todas formas.

—   Enamorado... - repitió monótonamente - Enamorado del recuerdo de la misma persona que me enterró en la mugre, porque ciertamente de Yoongi no lo estoy... Sigo malditamente enamorado del cerdo hipócrita asqueroso codicioso e inhumano que me volvió un don nadie. ¿Qué tan enfermo puedo estar?

«Hubiese esperado que al menos me odiases a MI. Sería menos terrible y reiterativo en mi vida» calló Yoongi.

—  No te engañes a conveniencia solo por miedo, piensa un poc...

—   Si yo lo quisiera por ser él, ese histérico de mierda que me vuela el cerebro con dos palabras como si fuese un disparo; quién me oculta mil y un secretos; quien tienes muchísimas más capas de las que tendría una cebolla. Si lo quisiera por su sonrisa y no por sus ojos, o por lo que me hace... por el daño que me hace cuando intento acercarme. Todo estaría bien ¿Verdad? - miró a Calleri con lágrimas en sus ojos, negándose a dejarlas morir en el suelo del cuarto ajeno - Eso sería mucho más fácil  y conveniente, porque yo  no estaría jodido y loco por seguir enamorado de mi dolor.

—  Jimin, lo siento - comenzó Jonathan, abrazando el cuerpo tembloroso y lloroso del más bajo una vez más - Quisiera saber, pero no lo entiendo del todo. Tampoco quiero insistir...

—  Me da odio quererle, así que no vuelvas a decir que me gusta, porque sólo me confundes - admitió. Yoongi no necesitó oír más aquella conversación - Ni yo mismo sé qué hacer conmigo.

Inevitablemente, su corazón comenzó a sangrar, Yoongi no podía explicar de otra manera el escozor como si le estuviesen dando centenares de cortes delgados y cruentos, la misma cantidad de veces como en las que agitaba sus alas un colibrí... Tantos, que fue imprescindible no derrumbarse en su cama en cuanto la vio y ahogar un grito en su almohada, se dejó arrastrar por las sombras que oscurecían su corazón cuando pensó, respecto a Jimin, lo mismo que piensa sobre Choi y sus "buenos tratos" con él...

«Me quiere. Qué asqueroso infierno injusto. Me quiere, y ni siquiera piensa en mi apropiadamente al tocarme... Me quiere y me odia.»

Dejó descender sus lágrimas, que tomasen lugar en la almohada, que aplacaba sus sollozos de frustración. Se sentía tan patético por el simple hecho de creer que alguien le querría verdaderamente por ser él mismo, por aguantarse toda la mierda que conlleva el ser él y que apreciara, incluso, su lado más herido; que se defendía lastimando por igual, porque no había otro modo de hacerlo cuando eres un niño de la calle que se vale por él y su hermana pequeña..

Claro que nadie lo querría por ser altanero, autosuficiente, arrogante, manipulador, audaz, petulante, narcisista, pretencioso, cizañero, venenoso, vengativo e iracundo, una bomba en cuestión de segundos... Nadie le quería sin antes pensar en otra persona, pese a estar cerca de él. Nadie más ni nadie menos que un herido y pequeño Yoongi, abandonado en el mundo y con riesgo de perderlo todo.

Esto le hacía sentirse un reflejo de las heridas más profundas de las personas que llegaban a quererlo, o incluso a amarlo. Siendo que ésta era la segunda vez que le sucedía. ¿Sólo así sería apreciado? ¿Como un reemplazo?

No imaginó encontrarse dolorosamente atraído hacia Jimin, un hombre, quien le hacía mandar al diablo todo lo que lo había tenido con vida. Quien le hacía darle una patada en el trasero al odio que lo había forjado y mantenido de pie, en las peores situaciones; por Chaerin; y que el chico no viese en Yoongi, más de lo que Choi veía, era letal.

—  Qué idiota que soy - se reprendió - Cómo si me quisieras más de lo que me odias - negó, inconforme siquiera con odio - Como si sintieras una mierda por mí.

«Por supuesto que no van a amarte a ti, antes que al pasado- le dijo su consciencia herida - Si eres sólo una muñeca de porcelana para contemplar, Min Yoongi, para el colmo estas roto.»

Y odiaba admitirlo, pero sabía que era verdad... Él no valía más que para un polvo y a la basura.

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