DULCE DESTINO

By Sabastu

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[ JERZA ] [ RATED M ] Cuando los hilos rojos del destino se cruzan pueden traer dulces encuentros. Una actríz... More

~La Apuesta~
~El Pastel~
~La Ayuda~
~La Foto~
~La Lista~
~El Contacto~
~El Fracaso~
~La Confusión~
~El Orgullo~
~La Incomodidad~
~La Atmósfera~
~La Lluvia~
~La Salida~
~El Hervor~
~El Reto~
~El Consenso~
~La Oscuridad~
~El Despertar~
~La Sorpresa~
~La Propuesta~
~El Consejo~
~El Avance~
~El Antojo~
~La Dificultad~
~El Llanto~
~ El Domingo ~
~La Adicción~
~El Aviso~

~La Iniciación~

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By Sabastu


Hola! .o. / un nuevo cap está con ustedes y bueno, espero que lo disfruten xD ¡Vieron que casi sabremos más de Layla! OMG ¡Que emoción! *w*

Subí una historia especial para la semana de Halloween... Y bueno, obviamente tiene JERZA. Aunque esta vez intenté algo sobrenatural/misterio, géneros nuevos que espero no destruir. xDD Se llama "El Chalet" y espero que la puedan leer y me regalen sus opiniones. D:

¡Gracias inmensas por su apoyo! TTuTT)7

Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece. Pertence a cierto japonés llamado Hiro Mashima que se niega a darme Jerza. 7u7

Referencias De Lectura:

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración.

Capitulo Séptimo

~La Iniciación~

Miraba el postre de chocolate seriamente.

Desde que llegó a la casa lo había dejado en el desayunador y no había comido más de él, por alguna razón cada vez que estaba por meterse una cucharada a la boca recordaba el roce de labios con el pastelero y se ponía nerviosa. Cansada de esa situación había abierto su lap top y se había puesto a revisar las fotos que tomó. Emocionada de pronto empezó a seleccionar las mejores y se quedó gran rato admirando las secretas que había tomado del rostro del pastelero.

Él probando la mezcla.

Él sonriendo.

Él concentrado.

De pronto se regañó a si misma por tal actitud y decidió borrarlas, pero no pudo.

Simplemente eran demasiado adorables para hacerlo...

Puede que me sirvan para la etapa dos de la publicidad... ―habló consigo misma la mujer― el pastelero dijo que no le gustan las fotos, tal vez no sea fácil sacarle después y éstas sean las únicas a las que pueda recurrir... ¡Mujer prevenida vale por dos! ―asintió contenta consigo misma por ser tan cuidadosa y las guardó luego de hacerles una copia de seguridad― Y ésta... ―susurró malévola al ver la foto de Laxus y Freed― ésta es mi gallina de los huevos de oro... ―se mandó la foto al móvil y la guardó en varias carpetas distintas con copia de seguridad― ¡Tal vez hasta Mira me soborne con un pastel para que se la muestre! ―con los ojos brillantes de emoción terminó de escoger las fotos y entró a la página web del restaurante a colgar las imágenes seleccionadas, luego de arreglar el sitio envió las indicadas para panfletos, afiches y menús especiales.

Y ahora el video... ―se dijo a sí misma pero inmediatamente se golpeó la cara con la mano― ¡Olvidé pedirle la cámara a Capricorn! ―suspiró resignada. Ya tendría tiempo más tarde de hacer eso, sacó su móvil y le mandó un mensaje con dos peticiones a su señor amigo― Espero que el pastelero no se moleste... ―se mordió la uña del pulgar pensando en esa posibilidad pero lo terminó enviando. Al fin y al cabo era mejor que se enojase un poco con ella a que pasase todo el día preocupado por sus hermanas.

Sin nada más que hacer volvió a mirar el postre y de nuevo las imágenes de la cara del pastelero acercándose a ella la golpearon, la manera en la que él le limpió el chocolate, lo bien que se sentía el toque de su dedo en su labio, lo bien que sabía el chocolate en su pulgar, los suaves y dulces labios del hombre en los suyos...

Sintió su cara arder.

No deberías hacerte líos por eso, Erza... ―se reclamó a sí misma y se tapó la cara con las manos―, ya has besado a muchos otros antes, en muchas películas hay escenas románticas... ¡Vamos Erza Scarlet, contrólate! ―se golpeó la cara con las palmas de las manos y respiró hondo― ¿Por qué tuve que escoger a un tutor tan apuesto? ¿¡Y por qué además tiene que ser tan adorable!? ¿¡Y por qué además es tan bueno en lo que hace!? ¿¡Y por qué me estoy reclamando en lugar de comer ese postre!? ―se levantó de golpe y casi corriendo se dirigió a la sala y se tiró al enorme sofá rojo― Tal vez solo necesito dormir... ―abrazando uno de los almohadones de la sala la mujer se cerró sus ojos.

...Esperando no soñar con lo que trataba de no estar recordando...

~°0°~

Terminó los últimos lotes e instruyó a su ayudante.

Freed, recuerda lo importante que es la presentación, nada de manchas ni regueros. ¿Entendido?

Entendido, Jellal Senpai... ―el peliverde asintió emocionado desmoldando con cuidado los postres recién salidos del horno. Toda la tarde se la había pasado recibiendo los consejos y trucos del nuevo encargado de pastelería y se sentía emocionado que le permitiese hacerse cargo de los postres en la cena― Pero... ¿No cree qué es un poco arriesgado que me deje esta tarea, Jellal Senpai? ¿Qué pasa si nos quedamos sin el postre del día?

Para ese caso ―habló Capricorn quien llegaba a supervisar los suministros para la cena―, están los postres normales del sector de pastelería B ―explicó con una sonrisa el gerente de servicio.

¿La idea no era que el postre del día fuese la estrella entre semana, Capricorn San? ―preguntó el peliverde aún sin entender, y aunque el peliazul se hacia el desentendido ponía atención ya que él tenía la misma duda.

La señorita Brown ha dicho que el que sea un postre limitado atraerá a más personas, ya que a la gente le gusta lo exclusivo. Por eso no nos ha dejado preparar más de cien al día ―les aclaró el gerente―, y al parecer a dado resultado en apenas el primer día, quedan poco más de treinta para la cena... ―suspiró divertido― aunque tal vez deba decirle que aumente la cantidad diaria, puede que estos solo alcancen para el café...

Vaya, es una buena estrategia ―afirmó el peliverde y continuó en su labor de revisar lo necesario para la cena con un poco más de confianza, al menos los postres ya estaban listos y solo les faltaba la decoración, algo que había hecho varias veces con éxito a la hora del almuerzo.

Señor Fernandes, ya va siendo hora de su salida, ¿tiene instrucciones adicionales?

Emmm... ―«Así que hasta en las cantidades diarias pensó» analizaba el pastelero―, no... ―miró a su ayudante con una sonrisa― Freed puede encargarse de esto, hoy ha aprendido todo lo necesario. Es un gran ayudante ―le felicitó sinceramente y el peliverde sonrió emocionado.

Pues bien, gracias por su gran trabajo ―le extendió la mano y el pastelero se la estrechó agradecido― y... suerte... ―agregó Capricorn con una sonrisa extraña, haciendo que el pastelero se preguntase si él sabía que se dirigía a la casa de la actriz.

Gracias a usted, Capricorn ―le extendió la mano a su ayudante también pero éste le hizo una respetuosa reverencia que descolocó al azulado, en especial cuando otros dos nuevos pasantes que habían estado como encargados de lavar utensilios le imitaron.

¡Gracias por sus enseñanzas, Jellal Sama! ―dijeron en coro haciendo que el pastelero se sonrojase.

Yo... n-no... es decir... ―carraspeó y se recompuso para hablar seriamente― Freed, Macbeth, Max... Continúen con su buen trabajo

¡Señor, sí, señor! ―le contestaron en posición de firmes emocionados por la confianza que depositaba en ellos.

Parece un gran equipo ―habló el gerente.

Lo es ―sonrió el azulado y se encaminó luego a los baños.

Señor Fernandes ―le llamó el de traje haciendo que se detuviese―, ¿antes de irse podría pasar a mi oficina a firmar el contrato? ―el pastelero asintió y rápidamente se encaminó al baño. El hombre seguía un tanto incrédulo de que estuviese aún trabajando en ese lugar y además como encargado de la "Pasteleria A" como denominaron a esa cocina encargada solo de los postres especiales. Con una sonrisa se desnudó, se lavó la cara y se vistió nuevamente, pensando en cómo el haber preparado el postre de su madre le había ayudado tanto. ―Cést la magic del destin... ―susurró lo que sabía muy bien le hubiese contestado su madre de estar viva. Se miró en el espejo y se peinó el cabelló para atrás un poco, pero antes de darse la vuelta se lo volvió a despeinar. Internamente se negó rotundamente a aceptar que lo hizo porque la actriz le dijo en la mañana que se veía mejor con el cabello un poco desordenado.

No. No tenía nada que ver.

Interesante manera de mentirse a sí mismo...

Al salir se dirigió a la oficina de Capricorn, quien lo esperaba con el contrato ya listo, el pastelero lo leyó atentamente y aguantando la respiración y esperando que de un pronto a otro eso que parecía un sueño se acabase, firmó.

Señor Fernandes, bienvenido de nuevo al restaurante Fairy Tail... ―de nuevo el gerente le extendía la mano y el azul reciprocaba el acto con una sonrisa contenida.

Gracias por recibirme ―contestó y escuchó la música de su móvil, Capricorn lo instó a contestar mientras recogía todos los papeles y él así lo hizo― ¿Wen? ¿Te fue bien en la escuela? Me alegro. Sí, a mí también me fue bien. Pórtate bien y cómete toda la comida. Sí, voy para... allá... ―el gerente de servicio vio como el peliazul se sonrojaba un poco y decidió recoger más lento los papeles― Wen... ¿Qué hablamos ayer? No mencionaré más el tema. Sí, lo soy... ¡También te quiero! ¡Nos vemos! ―suspiró al colgar y observó que tenía un mensaje de texto, lo abrió y leyó:

»Macao pasará por usted, Señor Pastelero. No es fácil llegar a mi vivienda anti paparazis. Atte: Su nueva y emocionada aprendiz. :3

El peliazul no pudo evitar sonreír mientras contestaba:

»Entendido, señorita Scarlet. Atte: Su asustado tutor.

Iba a guardar el móvil cuando sonó nuevamente, abrió y leyó:

»¡Es Erza! e,é

Se mordió la mejilla para no reír y guardó el móvil, pero inmediatamente frunció el entrecejo extrañado, sacó de nuevo el objeto y se le quedó viendo.

La señorita Brown me mandó un mensaje para decirme que su teléfono estaba cancelado y me pidió que llamase a un amigo mío de la compañía de teléfonos ―contestó la interrogante silenciosa del peliazul― me ha dicho también que le dijese que no se enojase por ello, pero usted se veía muy preocupado en la mañana por no poder estar comunicado con sus hermanas.

Sí, no... es decir... ―suspiró― Gracias.

De nuevo ella le ayudaba.

Era sorprendente lo atenta que podía ser esa mujer. «Y pensar que creé toda esa lista de defectos sobre ella... tal vez debí de hacer la mía en su lugar...» se increpó mentalmente por ello, aún se sentía un poco mal y culpable por tratar de hacerla menos por el concepto idealizado que tenía de ella.

Señor Fernandes ―de nuevo la voz de Capricorn interrumpió sus pensamientos―, la señorita Erza no puede evitar ayudar a los demás, ella necesitó mucha ayuda hace un tiempo y por eso ahora está presta a ayudar a quien lo necesite, por favor le pido que no piense que ella lo hace de mala fe o con segundas intenciones...

El peliazul asintió, miró al hombre detrás del escritorio ―Creo... que lo sé... ―sonrió― no te preocupes Capricorn, es solo que me sorprendí....

Me alegra, estoy seguro que ella debe de estar preocupada o asustada de que usted se hubiese molestado. A veces ―miró a todos lados antes de agregar en un susurro cómplice―, se comporta como una niña...

¡Jajajaja! ―el peliazul no pudo evitar reírse de ello―, pensé que yo era el único que lo pensaba... ―a pesar de todos los dobles sentidos y comentarios picaros que ella era capaz de decir, el pastelero había notado que por mucho, la personalidad más frecuente en ella era la de una niña emocionada, así había actuado mientras compraban electrodomésticos, cuando entre ella y Wendy le ayudaron a escoger los postres de la semana y también esta mañana en cuanto empezó con las fotografías y ni hablar de su actitud con los postres.

Es bueno que alguien más la entienda un poco mejor... ―declaró el gerente mientras el peliazul escribía en su móvil con una sonrisa― ella lo merece... ―susurró tan bajo que el peliazul no pudo escucharle.

...Y aunque hubiese escuchado, no entendería... no aún...

~°0°~

Sonrió viendo el mensaje de texto.

Había estado preocupada de que se molestase por meterse de nuevo en sus asuntos, le quedaba claro que el pastelero era del tipo de personas que le gustaba hacer las cosas; no solo a su propia manera, sino que también por sus propios medios, por eso ese mensaje la aliviaba del peso que sentía desde que le hizo la petición a Capricorn.

»Te agradezco mucho por lo del teléfono. Me has quitado una inmensa preocupación, Erza.

No sabía que responder a eso, así que decidió no arruinarlo con alguna de las respuestas de doble sentido que solía usar cuando se ponía nerviosa y optó por no contestar. En su lugar se levantó a revisar la cocina para que estuviese impoluta para la llegada del peliazul; debido a su mejor amiga, sabía de antemano que todo amante del arte culinario consideraba la cocina un sacro lugar y lo mejor era dar una buena primera impresión, mas sin embargo, su cocina estaba más que limpia, solo el postre del día permanecía casi intacto en el desayunador.

¿Qué haré contigo? ―se mordió el labio decidiendo que acción tomar pero sabía que aún no podía enfrentarse a ese postre, así que decidió cerrar la cajita en la que lo había empacado el gerente de servicio y lo metió en el microondas para cuando tuviese la fuerza de voluntad para comerlo. Luego de eso se decantó por una ducha rápida, así que sin perder más tiempo en pensamientos extraños se dirigió rauda y veloz hacia su habitación; donde se duchó y se puso luego un vestido de verano celeste y escogió uno de los delantales que compró el sábado cuando fue por los electrodomésticos con el pastelero, al final escogió uno blanco con unos listones azules decorándole, se sujetó el cabello en una cola de caballo y sin percatarse de lo inusual que era en ella, se echó brillo de labios a pesar de que no saldría de la casa.

Ella no entendía la razón...

Se miró en el espejo y se palmeó las mejillas hasta dejarlas rojas ―Más te vale no actuar como tonta, Erza Scarlet, tienes mucho que aprender y una apuesta que ganar ―con ese nuevo pensamiento competitivo se dirigió a la sala, justo en el momento que escuchaba una bocina sonar. Respirando hondo una vez más se dirigió a la puerta y la abrió, y allí; bajando del auto sencillo que manejaba Macao, su tutor llegaba y ella bajaba rápidamente los escalones de la entrada para llegar junto al auto.

Más te vale ser un maestro entregado ―amenazaba el chofer al hombre―, mi jefa merece la mejor de las aptitudes ―y con un saludo respetuoso a la mujer que le sonrió divertida, el chofer se despidió dejándoles solos.

Por un momento tanto pelirroja como peliazul se quedaron viendo como el auto se alejaba por el túnel que daba con la parte trasera de la propiedad de la actriz.

Ambos sin saber cómo proceder en ese punto.

El pastelero intentaba calmarse internamente, el bajar del auto y ver a la actriz acercarse a ellos con un vestido adorable y un delantal delicado con una sonrisa en los brillantes y atrayentes labios había sido demasiado para su corazón de fanboy. Era una fantasía que nunca se le pasó por la cabeza y que ahora que la vivía simplemente se sentía demasiado irreal.

Como si ella fuese su esposa y le viniese a recibir...

Y para la actriz era difícil verlo sin recordar que mientras dormía soñó varias veces con los labios del pastelero, moviéndose suavemente sobre los suyos y luego... bueno...

Todo subía de nivel...

Buenas tardes... ―escuchó la voz del pastelero y volvió a la realidad.

B-buenas tardes... ―contestó la mujer.

Yo, bueno... ―se pasó la mano detrás del cuello antes de hablar, en un gesto tan tímido y tan inesperado en él que la pelirroja no pudo evitar sonreír―, quería agradecerle por su ayuda en estos días... ―le extendió la mano de manera formal― Muchas gracias, señorita Scarlet...

Es Erza... ―con una gran sonrisa le estrechó la mano aliviada―, y... ha sido un placer ayudarle.

Él estaba por devolverle la sonrisa cuando sintió como ella lo jalaba escaleras arriba hacia la entrada de la mansión, quedando frente a las puertas dobles.

El lugar donde vivía Erza Scarlet, su actriz favorita, su amor platónico...

Era algo demasiado peligroso, lo sabía. Tal vez debería simplemente no seguir con eso. Tal vez era mejor no seguir con esa fantasía desconcertante que significaba ser el tutor personal de la hermosa actriz.

Y había algo más...

Algo que debía arreglar ya mismo.

Y-yo... lo que p-pasó en... ―titubeó incómodo pero no apartó la mirada de la de ella y al parecer la mujer entendió a qué se refería él porque inmediatamente enrojeció, dio un paso atrás cuando el intentó acercarse y bajó la mirada― y-yo... lo siento... no debí... yo... ¡Perdón! ―inclinó la cabeza en arrepentimiento y apretó el puño «Y ahora me teme...» pensó con tristeza―, si quiere cancelar las lecciones o despedirme, lo aceptaré, merezco un castigo por mis acciones... perdóneme por favor...

La mujer suspiró, no dio el paso atrás por miedo sino por la sorpresa de que él tocase el tema tan de repente ―No importa, está bien. Jamás te despediría por eso, Jellal ―le sonrió a pesar de que él seguía con la cabeza gacha.

No, de verdad merezco un castigo... no debí aprovecharme al verla tan hermosa y r-robarle un b-be-bes... Demons! ¡Hice lo que hice sin su permiso...! ―habló tan rápidamente que apenas fue entendible― Je mérite châtiment...! ―terminó mezclando idiomas a causa de la frustración que sentía.

Jellal... ―la mujer lo miró divertida al pensar que una persona exagerase tanto un simple roce de labios al punto de creer que merecía castigo― no estarás tranquilo a menos que estemos a mano ¿no?

La miró extrañado ―¿A qué se refiere con estar a man...? ―no pudo terminar porque las manos de ella en sus mejillas y los labios de la pelirroja sobre los suyos se lo impidieron.

Suaves al principio y luego más apasionados...

Sintió muchos tipos de emociones al darse cuenta de lo que sucedía, pero ninguno comparable al placer de escucharla gemir cuando él la tomó decididamente de la cintura y se inclinó hacia a ella devolviéndole el beso con bastantes ganas, moviendo sus labios sobre los de ella y recibiendo la caricia húmeda de los de la pelirroja en los suyos, sintiendo las manos de ella acariciar su cabello atrayéndolo más, haciendo del contacto algo más apasionado, percibiendo el dulzor de su esencia invadir su paladar apoderándose de todos sus sentidos y de todo su razonamiento...

Pero todo lo que empieza, irremediablemente acaba...

La pelirroja se separó lentamente de él y respirando hondo se soltó de las manos del hombre, movió la cabeza de un lado a otro como despejándose de la bruma del sueño y lo miró divertida y sonrojada ―Bien, ahora yo le robé el beso, estamos a mano. ―«Y tal vez ya pueda concentrarme y ¡Comerme el postre!» pensó esperanzada luego de que toda la tarde no pensase más que en los labios de ese hombre.

Que dit-il!? ―exclamó aún recuperándose de la sorpresa, las emociones y el beso.

Especialmente el beso...

Exactamente lo que escuchó, pastelero... Desde ahora estamos a mano, y cuando crucemos esas puertas ―señaló las puertas dobles de madera caoba de la entrada de su casa intentando sonar tranquila a pesar de su corazón acelerado―, actuaremos como los dos adultos que somos y... haremos como que esto nunca ocurrió ¿Entendido?

Él asintió sin entender la situación del todo.

Todavía estaba idiotizado por la suavidad de los labios de la mujer.

Pues bien... ―la mujer aún roja pero firme en su propósito de librar al peliazul de sus culpas lo tomó de la mano y casi corriendo se lo llevó hasta dentro de la casa.

De ser un poquito más fanboy, Jellal Fernandes hubiese empezado a hiperventilar, pero no, el aún tenía autocontrol. Mientras sentía sus rodillas temblar y la cara arder, hizo lo único que pensó era correcto hacer, y por ello, agradeció al dulce e inesperado destino.

Justo como le había enseñado su madre...

¡Bienvenido Jellal! ―emocionada por la clase a comenzar la pelirroja habló mientras aún le sujetaba la mano al pastelero― Puedes dejar tu bolso allí en el sofá. ¿Quieres sentarte un rato primero? Debes de estar cansado...

Oh... eh... no... es decir... ―turbado de nueva cuenta intentó serenarse― Gracias, estoy bien ―con disimulo de soltó de la mano de la mujer y se quitó el bolso de trabajo que llevaba de manera cruzada en el torso «Olvida lo que acaba de pasar, Jellal. ¡Olvídalo!» Invocó toda su fuerza de voluntad para actuar normal ―. Es mejor empezar de una vez. Por cierto... ―antes de dejar el bolso en el sofá lo abrió y sacó una tarjeta de memoria de uno de los bolsillos pequeños― Capricorn le manda esto.

¡Sí! ¡El video! ―sonrió emocionada mientras lo recibía― con esto podré terminar la Fase 1 de la campaña de publicidad.

¿Fase 1?

No pregunte lo que es mejor no saber... ―le dijo divertida y rió al ver que le miraba algo asustado―. ¡Jajaja! Es broma, es broma. La siguiente fase será la de mostrar su apuesto rostro en la publicidad ―le cerró un ojo y se encaminó a la cocina.

Qu'estce que!?―rojo como un tomate siguió a la mujer en busca de respuestas.

Así es, ¿pero por qué se extraña si lo dije en la mañana cuando Midnight preguntó?

Yo... bueno... pensé que era en broma... ―admitió avergonzado.

Claro que no ―le volvió a ver con la ceja alzada―, ¿acaso cree que Laxus me dejaría encargarme de algo tan importante para el restaurante si me lo tomase a broma?

S-supongo que no...

Pues así es, señor Fernandes... ―se cruzó de brazos bajó el pecho mientras explicaba―, soy muy seria cuando se trata del trabajo, y no dude que me lo tomó con mayor seriedad aún cuando está en mis manos hacer que una persona talentosa sea reconocida ―el hombre se sonrojó de nuevo ante esas palabras y ella habló de nuevo emocionada― y ahora... ¡Bienvenido a mi cocina! ¿Qué piensa?

El hombre salió de su bochorno y observó a su alrededor.

Al igual que en la sala el blanco predominaba, pero a diferencia de la sala en que habían varios colores complementando, en la cocina lo que no era blanco era negro, de acero inoxidable o de madera caoba como el brillante piso y en sí, el lugar era increíblemente espacioso y luminoso. Había una isla de cocina de mármol blanco con pequeñas macetas llenas de hierbas frescas que le brindaban un olor hogareño al lugar a pesar del lujo de cada aparato eléctrico, el desayunador fungía como único separador de la cocina y la sala; además, a un costado habían puertas francesas de vidrio impecablemente limpio que daban a un jardín interior bañado de la luz que quedaba del día.

Y limpio... todo estaba perfectamente limpio...

Un sueño de cocina para todo chef que se precie.

Es... perfecta... ―le dijo con una sonrisa.

Mira se pondrá muy contenta al escuchar eso de un verdadero chef, ella se ha encargado de diseñarla ―tomó un paquete de la isla de mármol y se lo entrego al peliazul―, esto es para usted...

¿Para mí? ―la vio asentir y extrañado abrió el paquete, dentro se encontraba un delantal blanco con detalles en azul, al lado derecho tenía las palabras "Profesor Fernandes" bordadas en azul marino.

¿Le gusta? ―le miró expectante y él no pudo evitar sonreír.

Por supuesto, pero no debió molestarse.

Oh, no ha sido ninguna molestia. Mi madrina me enseñó a bordar y lo hago cuando necesito entretenerme, a veces lo hago en medio de las grabaciones ―se quedó pensativa un rato― y la mayoría pone esa cara de incredulidad que tiene usted en este momento cuando saben que yo bordo ―suspiró y se cruzó de brazos― ya sé que no parezco del tipo de mujeres que hace tal cosa, puede burlarse si quiere.

No, no... ―el hombre se colocó rápidamente el delantal y se lo anudó a la espalda―, por supuesto que no me voy burlar...

No se preocupe, ya estoy acostumbrada.

No veo porque deba acostumbrarse a que la encasillen en un estereotipo.

¿De verdad no va a burlarse? ―le miró asombrada.

Claro que no.

¿Entonces porque se quedó congelado cuando le conté? ―le miró con los ojos entrecerrados.

Eso... bueno... ―un lindo sonrojo le pintó las mejillas al hombre― nadie espera recibir tal regalo de su actriz favorita y mucho menos algo hecho a mano... ―confesó sinceramente evadiendo la mirada de la pelirroja y se mesó el cabello avergonzado.

¡Ay, pastelero, pastelero! ―la mujer se mordió el labio ante la actitud del peliazul―. Eres demasiado adorable para tu propio bien... ―susurró por lo bajo pero lo suficiente como para que el pastelero la escuchase y la mirase sin comprender.

¿Qu-qué quiere decir? ―«No debí decirlo, ahora me ve como un idiota» se regañó a sí mismo.

No querrás saberlo... ―«Es mejor que no sepas mi pequeña obsesión con las cosas adorables y dulces... como ese beso...» contestó para sí y luego cambió el tema― Por cierto, ¿cómo sigue su píe?

¿Eh? Es decir... bien... ―miró a su propio píe para concentrarse, de verdad era difícil actuar como si nada luego de haber besado a esa mujer― Wen me atendió todo el domingo con los consejos que usted le dio sobre vendado, ejercicio y masajes ―ya un poco más calmado la miró de nuevo a ella―, mejor enfermera no pude tener. Wen estaba muy emocionada, ya ella le contó el sábado que quiere ser doctora algún día; así que para mi hermana fue una gran experiencia aprender sobre esas cosas y en especial viniendo de usted... ―le sonrió― supongo que es otra cosa que debo agradecerle...

N-no... no fue nada... su hermana es una niña muy inteligente y dulce, sin duda será una gran doctora, lo que ella aprendió en una tarde a mí me tomó casi un año... ―confesó avergonzada― sin duda cumplirá su meta.

Yo también lo creo, Meredy siempre ha dicho que Wen es la más aplicada de nosotros y hablando de Meredy, me ha pedido que le pida disculpas por no haber podido ir el sábado a la casa, ella quería agradecerle por su ayuda.

Su familia es demasiado bien educada, pastelero ―restó importancia la mujer―, por supuesto que me hubiese encantado conocerla, pero no tienen por qué preocuparse con eso... supongo que ser adorable viene de familia. ¡Las has criado muy bien! ―admitió la mujer mientras alzaba un pulgar de aprobación.

¡Jajaja! Yo no he hecho nada fuera de lo normal.

¡Qué modo de ver lo que has hecho tan despreciativo! ―le regañó seria― Apenas y conozco un poco de lo que has hecho por ellas y puedo afirmar que lo has hecho mejor que muchos padres...

Lo que yo he hecho lo haría cualquier padre.

No pastelero, créeme... ―el tono de la actriz sonaba melancólico― yo sé bastante sobre malos padres para saber que no todos harían lo que usted ha estado haciendo... ―la mujer movió la cabeza de un lado a otro y fingió emoción― ¡Pero es hora de la lección! ¡Empecemos!

Cl-claro... ―decidió seguirle la corriente. Sea lo que sea que recordó la mujer en ese momento fue lo suficientemente doloroso para hacerle falsear una emoción de alegría.

Bien, ¿qué haremos primero? ¿Una paella? ¿Un lomo de ternera? ¿Risotto? ¿Un pastel de fresas? ―ahora sí que hablaba con emoción verdadera.

No, lo primero será que usted me cocine algo mientras yo la observo.

¿¡Qué!? ¿¡Por qué!? ―preguntó nerviosa.

Porque debo ver en qué es buena y en qué necesita mejorar, tengo que tener una base sobre la que trabajar ―se sentó en una de las sillas altas del desayunador― no pido una receta complicada, solo cocine lo que mejor se le dé.

P-pero es qu-que yo... No entiendo por qué es necesario...

Bueno, debo saber en qué necesita más ayuda, qué sabe hacer, qué no, sí sabe cortar, rebanar, colar, mesar, picar, escalfar, hervir, asar, gratinar, rustir, escaldar, freír, so freír, saltear, dorar, estofar, brasear, grillar, hornear... ―le miró con la ceja alzada― Dígame, señorita Scarlet ¿Cuántos de esos domina?

Ya le dije que es Erza... ―le amenazó con la mirada.

En este momento yo soy el tutor y decido el trato a seguir, mientras esté en lecciones será la señorita Scarlet ¿Entendido? Y... ―la interrumpió antes de que la mujer reclamase― recuerde que usted accedió a mi regla principal de hacerme caso en todo...

Se divertía.

Vaya que se divertía...

Debido a lo nervioso que lo ponía la mujer había pensado en usar un trato más formal entre ellos para no sucumbir a la atracción que sentía por ella, pero verla con las mejillas infladas al no tener el control de la situación era casi un regalo de los cielos― Si no, terminamos la lección aquí 'qué decide? ―el hombre puso su codo sobre el desayunador y descansó su rostro adornado con una sonrisa engreída, en la palma de la mano.

La mujer lo fulminó con la mirada.

No estaba acostumbrada a no tener el control y menos a no llevar la voz de mando, aunque si era sincera con ella misma esa faceta del pastelero engreída y autoritaria, no estaba mal.

Nada mal...

Está bien, magnánimo señor tutor y espléndido mecenas maestro y artista de la culinaria Fernandes Sensei Sama... ―contestó de mala gana cruzándose de brazos y con un puchero en la boca.

¡Jajajajaja! Bien, pero espero no te olvides de ningún título... ―le contestó en burla y ella le sacó la lengua haciéndolo reír de nueva cuenta―, pero por mí puedes decirme solo profesor Fernandes ―agregó señalando con ambas manos el bordado de la mujer― y no ha respondido a mi pregunta ¿Qué técnicas de cocción domina, Señorita Scarlet? Ésta será la lección de hoy, conocer tus puntos fuertes y débiles en la cocina―intentó sonar serio a pesar de la risa que fallaba en contener.

Yo, bueno... sé freír... cortar y hervir... ―bajó su cabeza apenada.

Bien, es un comienzo... ―al ver que la mujer se avergonzaba por sus escasas habilidades decidió no darle importancia para no hacerla sentir mal― tal vez ya conozca los otros métodos pero no por nombre, así que ahora... ―volvió a apoyar su mejilla en la palma de su mano― cocine para mí...

Y si eso era un sueño rogaba porque nadie lo despertase...

«Mère, debes saber que tu hijo está muy feliz en estos momentos»

Y cómo no estarlo si estaba por comer una comida casera preparada por Erza Scarlet.

Aunque a veces las cosas no son como las imaginamos...

Cocinaré, pero... ―le miró con la cara roja― no quiero que me vea hacerlo...

Tengo que hacerlo, ya le dije qué...

Lo hará después ―le interrumpió ella―, pero... al menos déjeme cocinar este primer plato sin verme... ¡Por favor! ―le suplicó con sus hermosos ojos café y el peliazul suspiró derrotado.

Bien, esta será una prueba de sabor a ciegas, iré a la sala y solo vendré cuando esté terminado, pero luego cocinará de nuevo conmigo presente ¿está bien?

Sí, profesor Fernandes... ―se llevó la mano a la frente en saludo militar. El hombre sonrió y luego se dirigió al sofá murmurando algo en francés de lo que la pelirroja no pudo pillar nada.

Jellal se sentó en el sillón que daba la espalda a la cocina y con disimulo observó la sala ―era espaciosa, como era de esperarse en una mansión―, los muebles eran caros y modernos, los sofás eran de terciopelo rojo y la chimenea era el punto focal a pesar de la enorme pantalla de televisión sobre ella. También habían muchas fotos, algunas de Laxus, como la que estaba en la mesa de vidrio al lado de él, en la que el rubio aparecía dormido con un bigote dibujado con marcador. Jellal sonrió al imaginar lo que pudo decir el hombre al despertar y verse así o al ver la foto, para evitar reírse observó la foto junto a esa en la que estaba de nuevo el rubio, pero con la pelirroja y con una mujer de cabellera blanca, era navideña, puesto que los tres llevaban un gorro de navidad y nariz de Rodolfo el reno, Laxus de mala gana, obviamente «¿Quién podría obligarlo a hacer tal cosa?» se preguntaba el pastelero, conocía bien a Laxus y sabía que no importaba con cuanto lo amenazase la actriz jamás haría algo así «Tal vez se lo pidió su prometida» concluyó el pastelero, ya había notado que su jefe tendía a obedecer a esa mujer «Sin duda es una mujer de temer» intentó encontrar alguna foto de ella pero no vio nada que se asemejase a su imaginación de la que debiese ser la prometida de su jefe; de hecho, en las fotos habían varias mujeres más, estaba una rubia, varias castañas, una peliverde, una peliazul que sabía que era actriz también porque era villana en un par de películas de la pelirroja, una peliceleste pequeña, y por supuesto la peliblanco con rostro angelical que aparecía con ellos en la foto navideña. «Tal vez a su prometida no le gusten las fotos» pensó el pastelero imaginando que a una mujer tan musculosa y amenazante no le gustaría ser retratada junto a una hermosa hechicera como la pelirroja y un ángel como la albina.

«Ningún demonio entre ellas»

Eso pensaba Jellal Fernandes.

Si quieres puedes encender el televisor... ―la voz de la pelirroja se dejó escuchar y el negó rápidamente cuando volteó a verla.

No, pero... ¿Le molesta si busco algún libro que leer? ―el librero junto a la chimenea le había llamado su atención.

Claro, adelante ―y la vio desaparecer del desayunador.

El hombre se levantó y caminó hasta el librero, donde encontró más porta retratos, aparecían las mismas personas, los hombres que vio en las otras fotos también, un castaño algo mayor, un albino musculoso, un pelirosa con una enorme sonrisa, un pelinegro lleno de perforaciones, un chico sin camisa que se sonrojaba mientras la pelirroja lo abrazaba divertida ―foto que dejó de ver rápidamente el peliazul―. Laxus aparecía muchas veces, y el abuelo de su jefe, el señor Makarov también. Capricorn aparecía en unas cuantas y siempre con traje y lentes, pero parecía feliz, excepto en una con una rubia en la que se le veía algo incómodo y finalmente observó sobre la chimenea dos fotos enmarcadas finamente; en una estaban los albinos con dos señores mayores, por lo que el pastelero asumió que era una foto familiar de la amiga de la actriz y en la otra estaba una hermosa pelirroja de ojos grises y una pequeña de unos tres años en brazos comiendo una enorme galleta con los ojos color chocolate brillantes a causa de la emoción ―o el exceso de azúcar― sin duda era una pequeña pelirroja de sonrosadas mejillas totalmente adorable ―Así que desde pequeña tiene esa fijación por los dulces... ―sonrió divertido y decidió que ya había estado curioseando de más, así que puso su atención en los libros. Eran de temas bastante diversos, ciencia, deportes, cocina, novelas, historia. Se sorprendió al ver uno de los libros preferidos de Ultear allí―, "Tattoo: Mi Tinta Es Toda Tuya..." ―murmuró incrédulo que uno de los libros de la famosa escritora de corte erótico Madame Pegasus estuviese allí― Tal vez alguien lo dejó... ―pensó al ver que solo había uno de los tres que formaban la sala e incapaz de pensar que la actriz leyese tal cosa.

Eso jamás... era impensable...

Luego bajó la mirada y descubrió un tesoro, los guiones empastados de las películas que había protagonizado la pelirroja, sin duda era algo invaluable en la colección de cualquier fanático de la actriz.

Justo como él...

Emocionado sacó uno de donde estaba y se sentó de nuevo mientras lo abría de manera lenta y respetuosa ―Benizakura... ―leyó en voz baja la palabra de la primera página y comenzó a hojear las siguientes lleno de interés. En cada página y en algunos diálogos había una nota de actuación, el pastelero sabía que algunos actores lo hacían como referencias para darle vida al guión mientras practicaban, pero esas notas en particular eran algo extrañas―. Mirada sorprendida e incrédula―leyó la acción y observó la nota junto a eso―, como si Cana renunciase a la bebida ―pasó varias páginas y leyó el siguiente―. Enojo profundo. Como sí Natsu me hubiese quemado el cabello otra vez ―contuvo la risa al imaginar que de verdad eso le pasase a la actriz―. Sorpresa divertida. Como si Gray admitiese que es tsundere. Mirada de miedo total ―leyó en el diálogo cuando la hermana de la protagonista de la película estaba por ser asesinada por la villana frente a sus ojos―. Como cuando la demonio menciona tu nombre completo ―esa letra era de Laxus, lo sabía muy bien, y conocía bien esa escena, la mirada de miedo de la actriz le había puesto la piel de gallina. «¿La demonio será la prometida de Laxus?» Cada vez le asustaba más y más llegar a conocer a esa mujer, pasó más páginas y encontró otra letra diferente―. Sonrisa divertida y burlona, junto a una mirada sorprendida y emocionada: Como si Laxus besase a Freed apasionadamente ―el peliazul se mordió el labio para no reír, en especial porque después de lo escrito por la que debió ser una mujer, Laxus escribió "¡Maldita demonio!" y luego la mujer había dibujado una carita feliz y finalmente la pelirroja había escrito "Te jodiste Dreyar"¿Qué demonios pasó aquí? ―se preguntaba divertido y decidió empezar a leer de nuevo desde el principio todo el guión sin pasar ninguna nota por alto y recordando las escenas de la película.

No se dio cuenta en que momento, pero a pesar de lo divertido de la actividad empezó a quedarse dormido mientras escuchaba los sonidos de la cocina, tal vez fuese porque pensando tanto en ese día no había dormido casi nada desde el sábado, pero fuese cual fuese la razón, el sueño le ganó.

Dormido en la sala de su actriz favorita, con una sonrisa en los labios recordando los labios de la actriz en los suyos...

...Esperando la comida casera de la hermosa pelirroja...

¿Comentarios? ¿Estrellitas?

:D Sus comentarios y estrellitas hacen que las historias no terminen pausadas D:

Aclaraciones:

Cést la magic del destin... : Es la magia del destino.

Je mérite châtiment...! : ¡Yo merezco un castigo!

Que dit-il!? : ¿¡Qué dijo!?

Qu'est ce que!?: ¿¡Qué es qué!?

Rincón De La Escritora En Proceso:

Espero que les haya gustado el cap. A,A Cuando salí de los tres exámenes que tuve ayer me decanté para poder terminarlo. D: Ya ven que la justicia es fuerte en la pelirroja y lo besó para quedar a mano y para ayudarle con la culpa al mártir. :¨D ¡Erza es tan buena! xDDD

He estado bastante enferma por lo que apenas y pude actualizar este fic, así que pido disculpas. U,U

¡Gracias por leer! Sois los mejores. QwQ7


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