Cierro el libro y me quito las gafas, las cuales dejo sin ninguna delicadeza sobre la mesa.
Froto mis ojos repetidamente, y luego apoyo mi rostro entre mis manos.
Por fin acabo de estudiar. Mañana tengo un largo y complicado examen de filosofía, para el cual llevo días y días estudiando.
Mi móvil vibra con un nuevo mensaje sobre el pequeño escritorio de madera, algo raro ya que apenas me escribo con alguien.
Abro el mensaje, y no me sorprende ver que la persona que lo ha enviado es Pali.
Hace ya más de dos años que no la veo, y que no contesto sus mensajes, pero ella sigue insistiendo y día tras día recibo un solo mensaje suyo, en el que puede poner cualquier cosa.
En el de hoy se puede leer:
"Esta mañana he ido al aeropuerto a acompañar a Mason. Se va de viaje. Al ver los aviones me acordé de ti. Me hubiese gustado que hubieras salido de uno de ellos, como me gustaría que contestaras mis mensajes alguna vez.
Aunque te hayas olvidado de mi, todavía me importas.
-Pali"
Los ojos se me llenan de lágrimas al leer el mensaje de mi amiga, y me siento terriblemente mal porque crea que me he olvidado de ella.
Pali es la única que a pesar de todo sigue ahí, aún si yo no la contesto. Las demás se cansaron de que las ignorara, pero ella sigue, con su mensaje de todos los días.
De cierta forma, a pesar de haberme tratado de alejar de ella, agradezco que no lo haya permitido.
En un impulso, cojo el pequeño aparato y escribo, para después darle a la tecla de enviar.
"¿Por qué sigues enviando mensajes?
-Madison"
"Uee, por fin contestas! Creo que voy a hacer una fiesta.
Bueno, te prometí que te hablaría todos los días.
-Pali"
"Pero siempre te he ignorado
-Madison"
"Bueno, por lo menos hoy ya has contestado. Es un pequeño avance
-Pali"
Suspiro mientras niego con la cabeza. Bloqueo el móvil y lo vuelvo a dejar sobre la mesa.
Recojo los apuntes y los libros para meterlos en mi vieja y desgastada mochila gris.
También ordeno un poco mi pequeña habitación, que es maldito desastre. Estoy llevando un montón de ropa sucia hacia la lavadora cuando el sonido del timbre me sobresalta, ya que no esperaba visita.
Dejo la ropa y camino lentamente hasta la puerta, avergonzandome a cada paso por llevar puesto un pijama blanco de ositos y llevar mi pelo corto recogido en un sucio y despeinado moño.
Abro y me encuentro con un chico rubio de ojos castaños que se me hace ligeramente conocido, pero no puedo recordar de qué.
-¿Puedo ayudarte en algo? -pregunto con voz fría y ligeramente cortante.
-Si, verás Madison... -empieza, pero dejo de escucharle cuando pronuncia mi nombre.
-¿Cómo sabes mi nombre? -pregunto confundida frunciendo el ceño.
-¿Me lo dijiste ayer en el ascensor? -dice/afirma en un tono confundido, provocando que le salga más como una pregunta.
-¿Yo? -digo, muy confundida. No recuerdo haberme encontrado a este chico ayer en el ascensor.
-Soy Travis. Tu vecino de en frente -dice.
Le miro como si se le hubieran salido tentaculos o algo por el estilo. Sigo sin recordarle.
-En fin, ya veo que no me recuerdas. Me vuelvo a presentar, soy Travis, encantado.
-Madison -digo estrechando su mano.
-¿Me podrías prestar un poco de azúcar? -pregunta.
-Mm... Sí, claro. Ahora vuelvo -digo.
Vuelvo a la cocina, donde busco durante un par de segundos el bote que lleva el azúcar, para después volver a la puerta, donde Travis me espera.
-Aquí tienes -digo tendiendosela.
-Muchas gracias, es cuestión de vida y muerte -dice sonriendo y con la intención de que me ría.
Al ver que mi rostro permanece serio e intacto, su sonrisa se borra de su cara.
-Por curiosidad, ¿cuántos años tienes? -pregunta.
-¿Por qué debería decirtelo? -contesto como respuesta.
-Por nada. Supongo que ya nos veremos -dice desanimado y se da la vuelta para entrar en su casa.
-Veinte -digo en un impulso, y después cierro la puerta para no tener que hablar más con él.
Unos veinte segundos después de haber cerrado la puerta, alguien vuelve a llamar al timbre.
Resoplo, provocando que los mechones de pelo sueltos vuelen alrededor de mi cara.
¿Por qué el mundo no se entera de una maldita vez de que quiero estar sola? S-O-L-A.
Refunfuñando vuelvo hacia atrás y abro con mala cara.
-Woao, me encanta como me recibes hermanita -dice Ashton autoinvitandose a entrar.
Ruedo los ojos y cierro la puerta, para después seguirle hasta la pequeña sala de estar, donde se tira sobre el sofá blanco como si fuera su propia casa.
-¿A qué has venido? -pregunto de pie mirandole con mala cara.
¿Por qué todo el mundo se empeña en arruinar mi preciosa tarde de domingo? Primero la filosofía, después mi vecino, y ahora mi hermano.
-Tan encantadora como siempre -dice poniendo los ojos en blanco, y yo imito su acción- Antes eras mucho más agradable, ¿lo sabías?
Me pongo tensa al escuchar sus palabras.
-¿Qué es lo que quieres? -digo con un tono de voz muy frío, tanto que me sorprendo.
Ashton me echa una extraña mirada, él también se ha percatado de mi cambio de humor. Sin embargo, lo deja pasar y se pone de pie.
-Vistete. Nos vamos a celebrar una estupenda noticia.-dice, una enorme sonrisa apareciendo en su cara.
-¿Qué noticia? -pregunto intrigada.
-¡Me voy a casar! -exclama.
La reacción que se hubiera esperado de mi parte sería que me pusiera como una loca a saltar y chillar de felicidad, a felicitarle y vete tu a saber que más.
Sin embargo, me quedo completamente pálida, y sin poder encontrar palabras para responder.
¿Ca... Casarse?
-Vaya, creí que por lo menos te alegrarías por mí -dice Ashton un tanto molesto.
-No es eso... ¿Casarte? ¿Hablas en serio? -pregunto, y no se por qué me entran unas ganas terribles de llorar.
-Si, me voy a casar Madison. -dice cortante y camina de nuevo hasta la puerta- Mejor dejamos lo de la cena para otro día.
Sale del apartamento cerrando de un portazo.
Me desplomo sobre una butaca y me encojo. Muerdo el interior de mi mejilla para intentar no llorar.
Ahora aparte de lidiar con la terrible noticia de que mi hermano se va a casar, tengo que lidiar con el hecho de que soy la peor hermana del mundo.
Voy hacia mi habitación, cambio mis pantalones de pijama por unos vaqueros, me pongo una sudadera, cojo algo de dinero y las llaves y salgo de mi pequeño piso.
¿Dicen que el helado ayuda, cierto?
****************
Dean's POV
Siento como si de repente el mundo parara de golpe y solo estuviera la chica que tengo en frente.
Ha cambiado tanto... Pero esos ojos... Esos ojos no podría confundirlos ni aunque quisiera.
Su pelo negro rizado, antes largo que le llegaba a la cintura, ahora está corto, por encima de su clavícula. Está mucho más pálida, y unas gafas de montura negra se sujetan sobre el puente de su nariz. Esta vez no hay ninguna sonrisa adornando su cara.
Pero es ella. Nunca podría olvidar sus ojos castaños, para ella comunes, para mi especiales. Eran castaños, color café, de esos que te quitan el sueño.
Y tantas veces apareció ella en mis sueños. Pero ahora está aquí, en frente mío. Podría gritar su nombre y ella se giraría y...
-Vamonos cariño -dice una voz aguda mientras me toma del brazo y me obliga a girarme.
Pero antes de hacerlo, le echo una última mirada. Y por una fracción de segundo, mis ojos azules se encuentran con los suyos.
-El vendedor de esa tienda me ha dicho que hay una inmobiliaria cerca de aquí. Estoy deseando llegar -dice la chica rubia que me toma del brazo- ¿Te imaginas como será vivir juntos? -pregunta entusiasmada.
Esbozo una leve sonrisa y ella continúa hablando. Sin embargo, no soy capaz de prestarle atención a mi futura mujer.
Mi cabeza solo es capaz de centrarse en una cosa. En aquella chica de la heladería.
Madison...
Hola:) Bueno, aquí os dejo el primer capitulo de esta segunda temporada de Summer Paradise.
Se que es un poco corto, pero los siguientes seran más largos, lo prometo.
Espero que os guste, muchiisimas gracias a todos los que leeis, no os imaginais lo feliz que me hace ver que hay gente que se molesta en leer mis historias.
Un beso y espero que tengais una buena semana!!
-Dreams_19