[Jungkook]
No paraba de preguntarme qué era lo que había cambiado tan drásticamente el humor de Jimin. Sabía que tenía algo que ver con Suga, el chico pelirrosa que vi en la casa de Hoseok, pues aunque me avergonzase reconocerlo acababa de escuchar toda la conversación que habían mantenido Jimin y Taehyung. Aprovecharía el quedarme con él a solas para que me lo contase. Me deshice de la toalla sustituyéndola por unos bóxers rojos y una camiseta blanca y grande de manga corta, y salí al salón, donde se encontraba Jimin tirado sobre el sofá. Me senté en el otro extremo, sintiendo como me comía con la mirada. ¿Acaso este chico no pensaba en otra cosa que no fuera "eso"?
"Sí tú quieres exactamente lo mismo..."
Me mordí el labio inferior y aparté la vista con toda mi fuerza de voluntad. Por mucho que me costase no iba a seguir el juego al enano, íbamos a hablar. Solo hablar. Cogí el mando y cambié de canal a uno en el que echaban una película. Durante los siguientes cinco minutos fingí que la veía mientras evitaba los constantes y "accidentales" intentos de contacto por parte de Jimin. Esto costaba más de lo que pensaba... ¡Concéntrate Jungkook!
- Jimin...
- ¿Sí? - Preguntó incorporándose.
- Cuéntame acerca de Suga.
Su rostro cambió de emocionado a frío en medio instante. En serio, seguro que mis palabras le habían sentado como un jarro de agua fría... ¡Pero yo tenía curiosidad! Ya sabía que el enano no era "mí" nada... pero aún así...
Apretó los labios volviéndolos una fina línea y desvió la mirada a la televisión, evitando mi pregunta. Se había enfadado. Joder. ¿Tan grave había sido lo que les pasó a esos dos?
- Jimin... - Susurré mientras me acercaba a gatas lentamente hacia él.
El enano se encontraba medianamente tumbado, con la espalda apoyada en el posabrazados y las piernas encogidas sobre el sillón. Aún con la vista fija en la pantalla, separó estas, dándome una vía para acercarme más a él. Sonreí orgulloso de mi mismo y fui avanzando poco a poco, colándome entre estas para terminar sobre él, apoyando las manos sobre su pecho. Seguía sin mirarme.
- ¿Por qué no quieres contármelo?
- ¿Por qué quieres saberlo? - Respondió con desinterés. Aún no me miraba. Ese idiota...
- Porque me preocup... Por curiosidad.
¡Mierda, por poco digo la cosa más cursi que habría salido de mis labios en mucho tiempo! Bueno, al menos eso había servido para hacer que el enano posase su vista en mí. Se podía considerar una victoria, exceptuando que mis mejillas se habían tornado ligeramente rojizas.
- ¿Te preocupas por mí? - Preguntó con una sonrisa. De verdad que este chico cambiaba más de estado de ánimo que de pantalones.
- Cu-rio-si-dad - Repetí enfatizando cada una de las sílabas. Él se rió y volvió a incorporarse, juntando aún más nuestros cuerpos. Colocó sus manos en mi espalda y fue descendiéndolas hasta mis caderas, moviéndose lo suficiente para sentir su roce bajo mi cuerpo. Mierda. Si no le paraba ahora no lo haría en ningún momento. Cuando fue a besarme gire el rostro, poniendo la mejilla. Él no pareció comprender la indirecta y siguió descendiendo por el cuello. Aish, en serio, con este hombre no se podía. Aparté el rostro apoyándome en su pecho y le miré molesto.
- No voy a hacer nada hasta que me lo cuentes.
- Tranquilo, puedo encargarme yo de todo.- Y se inclinó para besarme el cuello. Volví a apartarle de forma más brusca y me alejé, quitándo sus manos de mi espalda. Él suspiró y volvió a atraerme hacia sí. - Está bien, está bien... te lo cuento.
Sonreí y deposité un breve beso en sus labios. Mala idea. Comencé a sentir ganas de más inmediatamente. Con mucho pesar y fuerza de voluntad, separé nuestros labios y apoyé la barbilla en su pecho, dispuesto a solo escuchar... por ahora.
- Salíamos juntos.
"¿Eh? ¿Quiénes? ¿El pelirrosa era novio de Jimin? ¿Qué... qué es esto que siento? Ag... debe ser hambre, seguro."
- ¿Te dejó?
Negó con la cabeza.
- ¿Le dejaste tú?
Asintió y desvió la mirada a la televisión. Quizá era más cómodo para él hablar del tema sin mantener contacto visual, qué se yo.
- ¿Por qué le dejaste?
Noté como se tensaba. Mierda, debería dejar de preguntar.
- Me puso los cuernos -Tragué saliva y me acerqué a su rostro dispuesto a dejar el tema a un lado, pero antes de que pudiera decir nada prosiguió hablando.- Tres veces.
¿Tres veces? ¿En serio? ¿Una, dos y tres? ¿Cómo se podía perdonar tantas veces a una persona? Era increíble, Jimin debía de quererlo mucho... Mierda, ese sentimiento raro de nuevo. Debería comer algo.
- ¿Cómo pudo perdonarle tres veces?
- ¿Eh?
- Es lo que estás preguntándote, ¿no?
Ahora era él quien me miraba. Sonreía amargamente. Aparté al vista y dejé que el silencio se convirtiese en la respuesta a su pregunta.
- Pues no puedo responderte porque ni yo lo sé. Probablemente me vuelvo idiota cuando me enamoro.
- ¿E-estabas... enamorado?
- Supongo.
Nos quedamos varios minutos en silencio, observando la televisión sin prestarle demasiada atención. Me sentía mal por haber sacado el tema. Me sentía mal por Jimin, ese Suga era un idiota.
- ¿Te sigue gustando?
"¿Por qué mierdas he preguntado eso? Parezco uno de esos novios celosos de las películas. Qué asco. Soy idiota"
Jimin no pareció pensar lo mismo que yo, ya que aunque tardó varios segundos en responder, terminó mirándome con una leve sonrisa surcando su rostro. Me atrajo hacia él y besó suavemente. Una parte interna de mí gritó de alivio; llevaba bastante rato ansiando los labios del enano. Comenzaba a pensar que se echaba droga en ellos antes de verme, pues si no, me era imposible comprender esa adicción a ellos.
- Dijiste que no harías nada hasta que te lo contase y ya te lo he contado. - Comenzó a descender las manos que tenía en mi espalda, hasta mi trasero. Una vez ahí, lo acarició firmemente sobre la tela de los bóxers.- Ahora harás lo que yo diga, ¿sí?
Asentí levemente mirándole embobado. No era tan idiota o masoquista como para negarme, yo también me moría de ganas por pasar un buen rato. Desde el día en mi casa no habíamos vuelto a hacer nada, y tenía que reconocer que saciarme solo no era ni la mitad de bueno que las manos de Jimin.
Sonrió y depositó un beso en mis labios, al cual yo di intensidad, apegándome más a él e introduciendo mi lengua en la cavidad de su boca. Él hacía lo mismo mientras deslizaba una mano por debajo de mis bóxers y me agarraba el trasero con firmeza, acariciando metodicamente este y el interior de mis muslos. Cuando nos separamos sonrió y no tardó ni un segundo en cambiar las posiciones, colocándose sobre mí. Yo ya tenía mi respiración más acelerada de lo normal.
- Jimin...¿Vamos a hacerlo? - Pregunté medio asustado. Me moría de ganas, pero era obvio quien sería el pasivo, y a juzgar por lo poco que sabía... dolía horrores las primeras veces.
A él se le oscureció la mirada, cosa que me asustó aún más. Hice amago de levantarme, pero me empujó con decisión contra el sofá y comenzó a besarme el cuello mucho más intensamente que antes. Noté un gran bulto en sus pantalones haciendo presión. Sus dientes apresaron mi clavícula y solté un gemido ahogado.
- Ji-Jimin... no quiero que ¡ah!... du-duela...
- Si me lo dices de esa forma y me miras así no pretendas un no por respuesta. - Respondió con voz ronca despegándose de mi cuello. Tenía los labios muy rojos. Tan apetecibles. Lo besé de nuevo. ¿Entonces sí lo haríamos? No me dolería... ¿cierto? Bueno, qué más daba, si se paraba ahora seguro que le mataba y luego me moría yo mismo.
Deslizó sus manos al interior de mi camiseta y fue acariciando mi abdomen, caderas, cintura, provocándome un ligero cosquilleo allá donde rozaba con las llemas de sus dedos... hasta que su mano se detuvo en uno de mis pezones y lo pellizcó, sientiendo una corriente eléctrica recorrerme de inmediato. Solté un gemido antes de que mis labios volvieran a ser cubiertos por los suyos, manejando nuevamente mi boca por completo. Su otra mano la dirigió a mis bóxers y comenzó a acariciar suavemente mi miembro, el cual estaba más que duro. Comenzaba a impacientarme, se sentía todo tan malditamente bien que no podía esperar en aumentar ese placer. En serio, me palpitaba hasta el punto de doler, y Jimin aún así seguía acariciándome.
- Joder Jimin, haz lo que tengas que hacer de una maldita vez. - Me quejé.
Él sonrió de medio lado y volvió a pellizcarme uno de los pezones. Me removí soltando un gemido ahogado. ¿Desde cuándo era yo tan sensible en esa zona? Se deshizo de mi camiseta con mi ayuda y comenzó a besarme el pecho a la vez que introducía la mano en el interior de los bóxers y me tocaba sin la tela de por medio, provocándome múltiples jadeos. En pocos segundos también nos habíamos deshecho de su camiseta y pantalones, haciendo que el contacto fuera aún mayor. La parte baja me dolía cada vez más, sabía que si seguía así no podría controlarme.
- Chupa - Ordenó con voz ronca colocándose de nuevo a mi altura y poniendo tres de sus dedos frente a mí. No entendí muy bien cuál era su intención pero aún así los introduje en mi boca y comencé a lamerlos. Él me miraba de una forma que jamás había visto... joder, era demasiado excitante. Finalmente sacó los dedos, ahora completamente ensalivados, de mi boca y fue descendiendo hasta quedar a la altura de mi miembro. Me quitó la prenda interior y antes de que pudiera decirle nada introdujo mi miembro en su boca. Solté un gemido tan alto que podría haberlo escuchado hasta Taehyung si estuviera en su casa.
Comenzó a lamerlo de arriba abajo, rodeando la punta varias veces, provocando que me revolviese sobre el sofá inquieto, que mis piernas temblasen y mi respiración se entrecortara y acompañara de múltiples jadeos. Se sentía insoportablemente bien. Aceleró el ritmo y yo coloqué las manos en el reposabrazos del sofá, clavando mis uñas en él con fuerza mientras me mordía el labio inferior con fuerza, ahogando varios gemidos. Noté como una de las manos de Jimin se deslizaba hasta mi trasero. Estaba húmeda, por lo que supuse que era la que acababa de chupar. Pillándome completamente por sorpresa introdujo un dedo. Solté un quejido bastante alto. Dolía. Él, impasivo, aumentó el ritmo, lamiendo mi miembro con más fuerza mientras trazaba círculos con el dedo. La linea entre el dolor y el placer comenzaba a emborronarse, hasta que la primera sensación volvió a destarcar cuando sumó un segundo dedo.
- ¡Ahhhh! ¡Duele!
Sacó mi miembro de su boca y comenzó a besarme el abdomen mientras sentía como abría y cerraba los dedos en mi interior, a modo de tijera. Se puso a mi altura y me besó intensamente sin detener el movimiento de los dedos.
- Tranquilo...- susurró en mi oído para terminar mordiendo el lóbulo de este. Jadeé. Cuando me acostumbré, moviendo las caderas contra su mano en busca de más contacto, añadió otro dedo y volví a quejarme. De nuevo apareció el dolor, aunque de forma más leve. Siguió besándome, y en un momento dado, se alejó, terminando por morder mi labio inferior. Sacó los dedos de mi interior y se recolocó con rapidez, sentándose y colocándome encima suyo. Sentí su miembro presionándome bajo la tela de sus bóxers. ¿Qué hacía que aún no se los había quitado?
- Puede que duela un poco... ¿está bien?
Asentí y le rodeé fuertemente con los brazos, escondiendo la cara en sus hombros. Sentí como se deshacía de la última prenda y eché un vistazo. ¡Joder! No debería haberlo hecho. Si me había dolido tan solo los tres dedos, no quería ni imaginarme como se sentiría eso. ¡Ni de coña! ¡Me partiría en dos! Jimin debió ver la cara que puse, porque sonrió maliciosamente. Parecía excitado. ¿En serio le ponía verme asustado? Será degenerado. Abrí la boca para quejarme pero no me dio tiempo si quiera a soltar media palabra antes de que me embistiese. Solté un grito como nunca antes. Joder. Dolía. Esto sí que dolía de verdad. Le clavé aún más las uñas en la espalda mientras escondía mi rostro con los ojos llorosos en el hombro.
- Tranquilo, no me moveré hasta que tú digas. - Susurró en mi oído. Yo asentí aún sin mirarle, mientras sentía como una lágrima caía por mí mejilla. De verdad que dolía horrores. Él comenzó a tocar de nuevo mi miembro, compensando completamente el dolor. Jadeé y al cabo de varios segundos terminé moviendo mis caderas ligeramente. Para cuando me quise dar cuenta, el dolor había quedado en un segundo y bastante lejano plano.
- Ya... ya puedes
Asintió y comenzó a levantarme y bajarme con cuidado, lentamente. ¡Sí, ahora se preocupaba después de casi romperme con la primera metida! Solté un gemido y aceleré el ritmo, impulsando mis caderas a su mismo tiempo. Comenzamos a jadear. Mordí el hombro de Jimin cuando este incrementó la velocidad y soltó un gemido. Sentí varias descargar directas a la parte baja de mi vientre cuando noté que golpeaba un punto clave. Joder, a este paso me iba a romper o consumir del placer.
- Ji-Jimin... voy a...
Él siguió embistiendo, ajeno a mis palabras. Comenzó a besarme y succionar el cuello y mi presión en la parte baja aumentó. Todo se sentía tan profundo, tan real, estaba tocando el maldito cielo. Había pasado tantos años de mi vida sin experimentar esta maravillosa sensación que por un momento los creí desperdiciados. Volvió a dar otra embestida, tocando ese punto que aumentaba mis gritos. Ya no aguantaba más. Antes de poder a avisar de nuevo, me vine, arañándole la espalda por completo y ahogando mi gemido en un gran mordisco en su mismo hombro de antes. Él siguió adentrándose varios segundos más hasta llenarme por completo. También se había venido. Suspiré y me recargué en su hombro, completamente abatido. Él, aún sin salir, depositó un suave beso en mi cuello.
- Jungkook...
- ¿Si? - Respondí acalorado. Casi no podía ni hablar.
- Me gustas - Agarró mi rostro y me besó con ternura.- Me gustas mucho.
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¡Mi primer lemon!
Sí, es exactamente la primera vez que escribo algo "hard", por decirlo de alguna forma. En serio, nunca había llegado a tal punto, así que perdonarme si he cometido algún error y demás, suelo meter mucho la pata. Si os gustó dejarlo en los comentarios para que lo sepa, y si tuve algún fallo, también decírmelo para mejorarlo la próxima vez xD
Ante todo espero que lo hayáis disfrutado y sigáis amando Jikook tanto como yo <3
¡Nos leemos! ^^