Descontrolada

By KatColdFire

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-Tu pesadilla comienza aquí y ahora, Stewart, vas a desear no haber pisado este colegio jamás- estaba intenta... More

Prólogo y trailer
1. Ten cuidado.
2. Reglas diferentes.
3. Primer día.
4. Dando la nota
5. Guerra de comida
6. Sígueme el rollo
7. Miles
8. ¿Ahora tenemos secretos?
9. Mejor fuera que dentro
10. Sé más de lo que crees
12. Te arrepientes cada día #Maratón2
13. En apuros #Maratón3
14. La trastada
15. Una llamada inesperada
AVISO
16. Encerrada con el enemigo
17. Un monstruo
18. Peligrosamente fuera de control
19. Visitando parientes
20. Boomerang
21. Desnuda
22. Pelea de zorras
23. Saldar cuentas con Hunter
24. ¿Por qué tiemblas?
25. Ya no lo sería jamás #MARATÓN
26. Ninguna batalla
27. Lo sabemos todo
28. El secreto
AVISO :(
29. Mi lugar
30. La generación perdida
31. Hunter esconde algo
32. No vuelvas a tocarme el culo
33. El baile se acerca peligrosamente
34. Solo tiene sentido cuando estás ebrio
35. Dos chicos, una fiesta #MARATÓN
36. Solo es Lia #Maratón2
NO CAPÍTULO NUEVO-AVISO
37. Van a pillarnos
38. No te muevas.
39. Solo nosotros entendíamos
40. No valgo la pena
41. "Alex"
No capitulo nuevo.
42. "Amigos" #Maratón
¡HE VUELTO!
43. Hora de portarse mal
44. Es un combate
45. Algo juntos
46. Ha desaparecido
47. Entrepierna
48. Mi prometido.

11. Era yo #Maratón

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By KatColdFire

Cada día en aquel infierno de internado era una odisea, no soportaba el ambiente que había en él, ni su gente, sus ridículas costumbres, sus patéticas normas y mucho menos a su estúpido preceptor. Lo peor de todo era que antes Jared era quien me ayudaba a soportar este suplicio y ahora no me apetecía encontrarme con él en ningún momento del día, le esquivaba por los pasillos, alejaba mi mesa de la suya en clase, me sentaba en otro lugar con Miles en el comedor e incluso cuando ya parecía inevitable interactuar con él cuando entraba en nuestra habitación, descubrí que si me encerraba en el baño un rato acababa marchándose.

Aunque ahora pasara todo mi tiempo con Miles, que era estupendo, echaba de menos a Jared, sentía como si me faltara un brazo.

-¿Pero por qué sigues huyendo de él?- me preguntó una tarde mientras yo hacía los deberes de historia por encima y sin prestar demasiada atención.

-¿No es obvio?- pero la verdad es que no lo era.

-Estás asustada, es...

-No, Miles- le interrumpí-, estoy perfectamente.

No lo estaba.

No tenía ni la menor idea de por qué continuaba con aquello, es decir, puede que él no tuviera que tomarse esas libertades en la discoteca y puede que me asustara que me conociera más de lo pensaba pero después de todo pero Jared era como mi hermano.

-¡Stewart!- vociferó la profesora de filosofía, yo levanté la cabeza de la mesa a una velocidad que me provocó un pequeño mareo. Todos me estaban mirando.

-Presente- balbuceé todavía frotándome la cara, sinceramente, en aquel instante ni si quiera recordaba haberme levantado para venir a clase.

-Eso es lo que has contestado al pasar lista- me corrigió por encima de las risas de la clase, notaba la mirada de Jared sobre mí pero no le hice ni caso pues sabría lo que pasaría si se la devolvía; Me soltaría una de esas que dicen "Esta noche hablamos" y yo no podría negarme porque esa clase de pactos son inquebrantables-. Examen oral.

-¿Perdón?- pregunté confusa

-Al estrado- no me hizo falta mucho tiempo para darme cuenta de que la profesora de historia era, sin duda, una mujer de pocas palabras, creo que esa era la razón por la que permanecíamos tan callados en sus clases porque si además de ir a tres palabras por hora, resultaba que nos perdíamos una...

Me levanté algo indecisa y me subí a la pequeña tarima donde me esperaba ella, escaneé la clase en busca de Miles, quien me asintió con la cabeza como diciendo; Todo va a salir bien.

Pues teniendo en cuenta que mi libro de filosofía continuaba cubierto el envoltorio de plástico de la librería, dudaba seriamente que aquello pudiera acabar medianamente bien.

-Bien, comencemos- eché una última ojeada a Jared y nuestros ojos se cruzaron durante unos segundos-. Háblame sobre Platón.

-Pues...- supliqué ayuda con un rápido vistazo a Chris pero se encontraba dibujando distraído en el cuaderno, me aclaré la garganta-. Platón era un... filosofo.

-¿Puedes dejar de hacernos perder el tiempo Dawn? Das mucha grima- imploró Hunter cómodamente desde el sitio. Miles me hacia gestos que no lograba entender pero me esforcé por descifrar-. Ah, claro, que en la cárcel de la que viene no impartían esta asignatura... Supongo que los criminales no tienen derecho a...

-Un filosofo que fue... ¿castigador?- interrumpí a Hunter cuando observé que mi amigo trataba de decirme la respuesta e hizo un gesto de riña-. ¡Profesor!

-¿De quién?- la profesora empezaba a cansarse, yo normalmente no tenía problemas con ninguna materia pero desde que había llegado al internado era incapaz de prestar atención.

-Aris-toteles- pronunció Miles mientras tosía.

-Muy bien, se acabó- concluyó la mujer al darse cuenta de lo que estaba sucediendo-. Tienes un cero, me gustaría ver cómo apruebas esta asignatura sin...

Fue como si mis capacidades auditivas se desconectaran, simplemente no quería seguir escuchándola. La cosa no mejoró cuando Jared me lanzó una mirada de decepción, no sabía cómo pero aquello me dolió mucho.

Él siempre se enorgullecía de mis calificaciones y me felicitaba por ellas.

Nada más hubo sonado el timbre que anunciaba el final de la clase me dirigí como una bala hacia la puerta sin decir nada a nadie, solo quería salir a la calle y despejarme pero no me iba a ser tan sencillo.

Alguien me agarró del brazo justo antes de que la pudiera atravesar. Jared.

-¿Se puede saber qué narices ha sido eso?- abrí la boca para contestar, de mala manera, desde luego, mas se me adelantó-. Me importa una mierda que no me dirijas la palabras pero no deberías descuidar los estudios...- no estaba prestando atención a una solo palabra que salía de sus labios, solo intentaba zafarme de su agarre para que dejara de actuar como un hermano mayor conmigo.

-Suéltame.

-Cuando me digas a dónde vas- aquello me pillo desprevenida.

-¿Para qué quieres saberlo?

-Vas a fumar ¿cierto?

-¡A ti qué te importa!- exploté de repente propinándole un buen empujón contra el marco de la puerta obligándolo así a soltarme después de algo de fuerza por mi parte, di un solo paso atrás, producto del impulso al liberarme y ya me gané otro problema.

Primero choqué contra Amber en un fallido intento por agarrarme a algo antes de caer hacia atrás y le tiré todos los libros al suelo.

-¡Vaya! Tenías que ser tú- dijo desde arriba, tenía que verme patética despatarrada en el piso.

-No te he visto... Él me ha empujado- pero cuando miré en su dirección, el chico ya no estaba . Ella permanecía de brazos cruzados inspeccionándome de arriba abajo, como si yo fuera una cucaracha parlante, parecía que no tenía intención de recoger los libros que yacían a sus pies.

Bien, pues yo menos, por tanto me puse en pie y me sacudí el polvo del uniforme.

-¿Todavía no te has enterado de que hay ducha en nuestra habitación o es que el pestazo de ese psiquiátrico no se te irá nunca?- además aquella seta con patas me estaba encarando y no solo eso, sino que también me estaba acorralando contra la pared.

-Apártate de mi camino.

-Cielo, no me das miedo, de hecho, no tengo la menor idea de por qué te internaron en ese centro de desechos ya que no tienes pinta ni de ser capaz de aplastar una mosca- las manos se me cerraron en puños a ambos lados del cuerpo, no sabía por qué razón no le contestaba algo, era como si estuviera bloqueada-. Ahora, a pesar de ser inferior a mí, puedes recogerme los libros.

-¿Perdona?- aquello tenía que ser una broma-. No pienso mover un solo dedo por ti- la gente empezaba a amontonarse a nuestro alrededor, incluso Jared se había unido a la multitud y su rostro reflejaba una completa expresión de; Me muero por ver cómo te las arreglas sin mí.

-Recoge mis libros del suelo- repitió ella y yo la hice a un lado empujando sus hombros hacia atrás pero Hunter se plantó delante de mí como por arte magia, impidiéndome el paso-.Me ha agredido y yo no le he hecho nada- a aquellas alturas sabía a quién iba y quería creer Hunter, todo el curso estaba mirando impaciente por saber cómo narices acabaría este nuevo numerito.

-Stewart, haz el favor de recogerle los libros- no podía tener más problemas, ya me habían puesto dos semanas más de castigo por vomitar a un preceptor encima y salir por la noche, supuestamente sola, ya que yo no delaté a ninguno de mis amigos.

Los mismos que ahora no se atrevían a salir en mi defensa.

-Adáptate- recordé las palabras de Lia.

Me habría encantando hacer una de mis salidas triunfales y abofetear la cara de Hunter delante de medio internado, sin embargo, ya era hora de madurar.

Por mí y por todos los que habían venido conmigo.

Bajo las miradas de todos los estudiantes me agaché y cogí los estúpidos libros, se los entregué, no con mucha amabilidad, a Amber y me forcé a sonreír.

-Ves, estás más guapa con la boca cerrada y obedeciendo mis ordenes- me mordí el labio inferior con rabia y sentí como se me clavaban las uñas en las palmas de las manos-. Y ahora, a tú clase.

Y tuve que hacer lo que me decía, de nuevo.

Para la hora de la comida yo ya estaba que echaba humo, me sentía impotente y retrasada, se había reído de mí abusando de su autoridad, pero aquello no quedaría así.

Me senté en una mesa vacía con Miles, como de costumbre, quien al ver que no tocaba mi plato añadió, una vez más de tantas que lo había hecho a lo largo de la mañana;

-No ha sido para tanto.

-Tú no estabas ahí, Miles, no tienes ni idea...- pero no tuve oportunidad que acabar la oración pues Jared se sentó en una silla enfrente de mí con un periódico entre las manos.

-Tienes que...

-Jared, ahora no me apetece discutir contigo- comencé al tiempo que me frotaba la cara frustrada, me iba a estallar la cabeza-, así que por favor lárgate por dónde has venido.

-Lee- me ordenó deslizando el periódico hacia mí y señalándome un articulo.

Esperanza para aquellos que en los que nadie creía.

Nada más y nada menos que el internado East Hight, ha aceptado la entrada de cinco chicos provenientes de un centro de menores. Una acción de semejante caridad en una institución de tanto prestigio solo puede acarrear buenos resultados, ahora, cinco adolescentes desamparados y sin futuro provisional alguno podrán gozar de las excelentes instalaciones de este lujoso internado.-Y es que no hay nada como ver como gente que jamás a tenido oportunidades se integra con tanta facilidad entre estudiantes que resultan ser los hijos de prácticamente los dueños del país. Es más- asegura el director Charles Fleming- el pasado lunes me fijé en la increíble y entrañable relación entre las chicas del reformatorio y la hija del diputado político, Amber Hamilton. Son inseparables.

Ellos se muestran completa y absolutamente agradecidos a esta oferta que les ha prestado la vida y no piensan desaprovecharla. Respetan las normas de la institución, siguen el ambiente pacífico de este y asisten a las clases con una actitud tan positiva como la del resto de estudiantes...

Aquello fue suficiente, dejé de leer porque me estaba poniendo enferma ¿cómo narices se podía mentir tanto?

Por último salían nuestras fotos, lo realmente curioso era que yo había visto todas las de mis amigos, pero no la mía en cambio.

-¿Dawn esta eres tú?- preguntó Miles

-Claro que lo es, imbécil, ¿si no por qué iba a aparecer su nombre debajo?- estaba demasiado conmocionada como para comentar nada.

Era yo.

Supuse que era la foto que me hicieron antes de entrar al reformatorio, tenía un aspecto horrible, en ese momento no hubiera sido capaz de saber si tenía un ojo hinchado o simplemente tuve una deformidad de pequeña. Llevaba el pelo muy corto, por encima de los hombros y era mucho más rubio que ahora y la boca torcida en una sonrisa tensa. La imagen de mi misma en aquellas condiciones me dejó helada.

Debajo se encontraba mi nombre en negrita junto con una frase que puede que no consiga borrar de mi mente jamás; Dawn Stewart, la niña que ingresó con tan solo seis años al centro de menores, por razones confidenciales que no hemos podido averiguar.

-¿Qué tienes en la cara?- seguía Miles a lo que Jared respondió con un gruñido.

Por fin, aparté la vista del papel y la dirigí al frente, donde todos mis amigos se habían reunido en circulo, todos observando con algo de pena mi foto, sumidos en un silencio tan incómodo que dolía.

No podía más.

Me puse en pie y agarré el periódico con tanta fuerza que se arrugó en mi mano.

-¡Dawn!- gritaba Jared- ¿Qué vas a hacer?

Y cuando quise darme cuenta me encontraba abriendo de golpe la puerta del despacho del director Fleming, la cual revotó contra la pared haciendo bastante ruido. No fue hasta que se giró sobre su silla que me percaté de que estaba hablando por teléfono, me importaba una mierda, cuando llegué a la mesa se lo arrebaté de las manos y lo colgué yo misma.

Extendí el periódico y le señalé el artículo dando un sonoro golpe sobre la mesa.

-¡¿Qué cojones es esto?!

CHICAS, SIENTO MUCHO HABER TARDADO TANTO EN SUBIIIRR, ESPERO QUE OS GUSTE EL CAPITULOO!!1 AHORA TOCA MARATÓN.

DEJO A JARED EN MULTIMEDIAA



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