Me abro al cierre → Harry Pot...

PelirrojaW

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[Editando] Con su llegada la historia será cambiada y los secretos que han sido guardados por años serán reve... Еще

Prólogo
━ Cast
━ Graphics
━ Tráiler
Uno
Tre
Quattro
Cinque
Sei
Sette
Otto
Nove
Dieci
Undici
Dodici
Tredici
Quattordici
Quindici
Sedici
Diciassette
Diciotto
Diciannove
Venti
Ventuno
Ventidue
Ventitré
Ventiquattro
Venticinque
Ventisei
Ventisette
Ventotto
Ventinove
Trenta
Trentuno
Trentadue
Trentatré
Trentaquatto
Trentacinque
Trentasei
Trentasette
Trentotto
Trentanove
Quaranta
Quarantuno
Quarantadue
Quarantatré
Quarantaquattro
Quarantacinque
Quarantasei
Quarantasette
Quarantotto
Quarantanove
Cinquanta
Cinquantuno
Cinquantadue
Cinquantatre
Cinquantaquattro
Cinquantacinque
Cinquantasei
Cinquantasette
Cinquantotto
Cinquantanove
Sessanta
Sessantuno
Sessantadue
Sessantatre
Sessantaquattro
Sessantacinque
Sessantasei
Sessantasette
Sessantotto
Sessantanove
Settanta
Settantuno
Settantadue
Settantatre
Settantaquattro
Settantacinque
*Crossover
→Halloween crossover←
IMPORTANTE.

Due

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PelirrojaW


⇝ ‣ ‣ ‣ ‣ ‣ ‣ ‣ ⇜

❇❇❇❇❇



Alessia abrió los ojos aun algo atontada por estar medio dormida, se sentó mientras tallaba sus ojos como era costumbre, pero en cuanto dejo de tallarlos miró a su alrededor notando que aquella no era su habitación, no había sido un sueño, ella en verdad había aparecido en la Madriguera y había conocido a los personajes del mundo de Harry Potter. Estaba feliz eso a nadie podía negárselo, pero el suspiro que soltó tras apretar la cobija que aun tapaba sus piernas demostraba que algo le preocupaba, aquel no era su lugar, ella no pertenecía a aquel mundo, quizá sus padres no eran los mejores con ella, pero estos se preguntarían dónde se había metido la chica y no quería causarles más problemas.

—Oh querida ya estas despierta —la voz de la señora Weasley asustó a la pecosa haciendo que saltara en su lugar y llevará una mano a su pecho intentando calmarse, no había notado que Molly había abierto la puerta segundos atrás—. Lo siento no quise asustarte —entró a la habitación solo para acercarse a Ginny, la cual seguía dormida al igual que Hermione Granger—. Vamos chicas, es tiempo de despertar —Alessia miró con detenimiento como Molly acariciaba con ternura el cabello de Ginny, provocando que la de ojos azules sintiera un gran vacío en su pecho, por un momento sintió celos y una pregunta rondó por su mente. ¿Eso acostumbraban a hacer las mamás con sus hijos? Alessia no recordaba que su madre hubiera hecho aquello con ella, realmente ella no recordaba despertar y que sus padres estuvieran en casa, pocos eran los recuerdos que la pelirroja tenía de sus padres—. Ginny te prestara ropa, querida.

—Gracias por todo —contestó Alessia al notar que Molly le había hablado a ella, la mayor de los Weasley salió de la habitación lista para bajar a preparar el desayuno, las tres chicas se levantaron y comenzaron a acomodar las camas en las que habían dormido, Ginny se aproximó hasta su armario y cogió aquella ropa que pensó le quedaría bien a la pecosa—. Gracias —Ginny le había entregado un suéter, unos pantalones que serían cómodos para el trayecto que harían y un conjunto de ropa interior que en su vida había utilizado ni utilizaría, además de que la más pequeña de los Weasley le indicó en que podía cambiarse en el baño que estaba en la habitación; Ginny había corrido con suerte al tener una de las dos habitaciones que tenían baño propio, no podía ni imaginarse compartiendo baño con todos sus hermanos.

—Si no conociera a la familia Weasley pensaría que eres parte de ella.

Hermione había interceptado a Alessia después de que esta saliera del baño ya cambiada, la castaña podía jurar que aquella chica le recordaba inmensamente a los Weasley, por otro lado, Alessia sonrió un poco al recordar las incontables veces en las que había jugado consigo misma diciendo que ella era una Weasley, ya que tras leer las características tan particulares de esta familia notó que ella también las tenía.

—Tiene razón —Ginny también miraba a Alessia notando cierto parecido que esta tenía con su madre en su juventud o al menos tenía un vago recuerdo de una de las fotografías de su madre cuando esta asistía a Hogwarts—. Por el momento te quedaras con nosotros hasta encontrar la manera de que regreses a casa y podemos decir que eres parte de la familia, ya sabes para evitar preguntas incomodas.

—Muchas gracias —aquella idea le había parecido perfecta a Alessia, las dos chicas siguieron arreglándose—. ¿Dónde puedo guardarlas? —señaló las cobijas que había utilizado, tanto Ginny como Hermione le señalaron el armario, Alessia guardó las cosas en el armario que le había sido indicado y espero a que las dos chicas estuvieran listas para bajar con ellas. Pasaron algunos minutos hasta que todas estuvieron listas y bajaron una tras la otra las escaleras hasta la planta baja de la casa—. Buenos días —saludó recibiendo la respuesta de todos los presentes.

—Chicas, ¿Podrían ir a despertar a Ron y a Harry? —Molly miraba a Hermione y a la nueva chica que seguían de pie, estas asintieron antes de subir de nuevo las escaleras.

Hermione guiaba a Alessia, la castaña conocía perfectamente aquella casa como si fuera la propia, la casa de la familia Weasley también se había vuelto su hogar tras los largos veranos que había pasado con ellos y los Weasley le trataban como otro integrante más de su gran familia. La pelirroja se detuvo al mismo tiempo que Hermione entraba sin tocar a una de las habitaciones, dudó en si debía introducirse a la habitación.

—¿Puedes despertar a Harry?

—Claro —Alessia por fin entró a la habitación y caminó hacia la cama en la que Harry seguía dormido—. Harry, despierta —susurró mientras le sacudía un poco temía que este se despertará y le recriminará por despertarlo, pero el azabache solo talló sus ojos mientras se sentaba—. La señora Weasley los está esperando —él asintió algo adormilado mientras se colocaba sus lentes, cuando por fin pareció despertar por completo se tapó con las sabanas de la cama al notar que había dos chicas en la habitación y que una de ellas era una desconocida para él.

—¿Qué hacen aquí?

—Levántense se nos va a hacer tarde —Hermione tomó la mano de Aessia para después salir por completo de la habitación. Bajaron las escaleras y desayunaron junto a los que se encontraban en la espaciosa mesa, Alessia se sentía cohibida al ver tanto movimiento a su alrededor, ella acostumbraba a desayunar sola y sin ningún ruido que le acompañase, lo cual era todo lo contrario a lo que la familia Weasley acostumbraba, ya que siempre había gritos, risas y comentarios sin sentido.

Todos los Weasley eran amables, no le preguntaban por su familia, no le llenaban de preguntas, ellos le daban su espacio y eso era algo que Alessia agradecía enormemente. Le contaron todo lo que ellos creyeron que la chica necesitaba saber antes de emprender su viaje, la pecosa disfrutó la manera en que le narraban distintas cosas a pesar de saber todo lo relacionado con lo que habían dicho.

Harry y Ron bajaron al último de todo el desayuno por lo que tuvieron que desayunar lo poco que había quedado, cuando todos habían terminado Alessia comenzó a recoger todo ante la atenta mirada de todos, la pelirroja ni siquiera había notado lo que hacía, para ella ya había sido una costumbre recoger y limpiar todo, casi como si empleado algún papel de sirvienta en la casa de los Green cosa que no estaba muy alejada de lo que hacía diariamente; Molly al igual que Arthur intentaron detenerla, pero Alessia había insistido ya que de aquella manera sentía que les agradecía por su hospitalidad.

—Ya deben irse —avisó la señora Weasley, mientras tomaba a Alessia por los hombros arrastrándola hasta la puerta de la casa donde le entrego una mochila parecida a la que todos llevaban, estaba segura de que si no alejaba a la chica de la cocina esta jamás se iría—. Ahí encontrarás ropa y lo necesario para sobrevivir a mi familia durante el mundial.

—Gracias.

Todos iniciaron el viaje siguiendo al mayor de los Weasley, todos hablaban a excepción de Alessia que se mantenía al margen sintiendo que no debía interferir en alguna conversación o acto que pudiera cambiar la historia, quizá era algo estúpido preocuparse por no mover ni la más mínima roca por miedo a cambiar el futuro, pero Alessia era algo nerviosa y paranoica cuando se lo proponía.

—Hola —se sobresaltó la pelirroja cuando escuchó a alguien hablar a su lado, giró a ver a la persona que le había saludado encontrándose con el mismísimo Harry Potter.

—Hola.

—Pareces incomoda por lo que decidí acercarme a platicar.

—Sinceramente no sé de qué platicar.

—Podrías decirme lo primero que se te venga a la cabeza, no lo sé —se encogió de hombros mientras sonreía, la chica le recordaba en cierta manera a Neville Longbottom, ya que ambos parecían temerosos a interactuar con otras personas.

—Me gusta leer, supongo —dijo lo primero que se le había cruzado en su mente—. En casa tenía todo un librero, mis padres creían que eran demasiados libros para mí —murmuró un poco al mencionar a sus padres,

—Lo lamento, hice que recuerdes a tus padres —Harry rascaba su nuca, mientras miraba a la chica apenado, no era su intención sacar a flote el tema de su familia o algo relacionado con su aparición repentina del día anterior.

—No te preocupes, debo acostumbrarme a hablar de ellos al menos hasta que encuentre una solución a todo esto —movió su mano señalando su alrededor provocando que el azabache riera un poco por dicho ademan, ninguno volvió a hablar solo caminaron detrás del señor Weasley hasta que todos divisaron a un señor parado a un lado de un árbol; Amos Diggory logró recordar Alessia sin despegar su mirada de aquel hombre.

—¡Amos! —gritó el señor Weasley mientras se acercaban, Arthur avanzó más rápido para llegar hasta Amos Diggory.

—¡Arthur! —gritó igual de emocionado que el señor Weasley, en cuanto estuvieron cerca se abrazaron—. ¿Todos son tus hijos, Arthur? —preguntó Amos cuando dejaron de saludarse, miró a todos los chicos que estaban parados detrás del pelirrojo más grande.

—No, solo las cabezas anaranjadas son mis hijos —su mirada cayó en Alessia antes de seguir hablando—. A excepción de Alessia que por el momento vive con nosotros.

—De acuerdo —en cuanto Amos terminó de hablar un chico de cabello castaño claro tirando a rubio como el de él cayó a su lado desde el árbol—. Mira Arthur, él es mi hijo. Cedric —presentó a su hijo con orgullo.

—Un gusto muchacho —sonrió mientras estiraba su mano esperando a que esta fuera estrechada en manera de saludo.

—Lo mismo digo señor —Cedric sonrió y estrecho su mano con la del señor Weasley, Alessia logró escuchar las risas y murmullos que compartían Hermione y Ginny, la pecosa no podía culparlas ya que el chico era demasiado guapo, Cedric Diggory era exactamente como lo describían en los libros, su cuerpo demostraba lo mucho que entrenaba y mostraba ser todo lo que la mayoría de la población femenina de su edad buscaba en un chico.

—Bien, sigamos —Arthur miró a los chicos tras de él antes de comenzar a caminar a un lado de Amos Diggory, los dos platicaban animadamente sobre todo el señor Diggory que fanfarroneaba sobre la victoria de su hijo en el torneo de Quidditch el año pasado, el mismo torneo que Gryfindor había perdido gracias a que los dementores habían interferido y Harry se había desmayado antes de siquiera tocar la snitch.

Tardaron varios minutos en llegar a la colina en donde se encontraba una bota vieja que resultaba ser el traslador que los llevaría al mundial, aunque esta información solo la conocían los dos adultos, Cedric y Alessia; la pecosa estaba fascinada al saber que con tan solo tocarla serían transportados hasta el mundial.

—Es un traslador —Alessia había hablado sin siquiera quererlo había estado tan sumergida en sus pensamientos que había soltado aquellas palabras, todos la miraban extrañados ante aquella información que no se le había sido revelada antes, aunque Amos y Cedric Diggory parecían interesados por el hecho de que la chica supiera aquello ya que parecía tener la edad del chico que vivió y eran pocos magos de aquella edad que realmente tenían conocimientos sobre distintos artefactos mágicos como lo eran los trasladores.

—Es correcto —Cedric sonrió mientras pasaba a un lado de la chica, todos se acercaron a la bota hasta quedar alrededor de ella tal y como les indicó el señor Weasley.

—Bien, todos agarren la bota —el señor Weasley se hincó mientras tomaba un lado de la bota y todos imitaron su acción, a excepción de Harry que parecía dudar en sí debía tomarla—. ¡Harry! —gritó Arthur tras notar que este no tomaba la bota, Harry tomó la bota justo a tiempo para que todo a su alrededor comenzara a girar provocando que Alessia se desorientara por completo, era más confuso de lo que había imaginado—. ¡Ahora suéltense! —Alessia dudó en hacer lo que el señor Weasley había dicho, no quería terminar adolorida, pero era su única opción por lo que soltó la bota, todo pasó tan rápido que ni tiempo le dio para gritar, solo sintió su cuerpo caer sobre otro, al menos no había aterrizado contra el suelo duro.

—Lo siento mucho, Harry —se disculpó Alessia en cuanto notó que en la persona en la que había caído había sido el azabache, se alejó de él quedando sentada en el pasto, masajeó su cabeza para evitar que todo a su alrededor siguiera dando vueltas, seguía mareada por la sensación que el traslador había provocado.

—No te preocupes —murmuró Harry mientras miraba a la chica que segundos atrás había caído sobre él, tanto el señor Weasley como el señor Diggroy y Cedric bajaban con total normalidad, lo hacían ver tan sencillo que provocaban que Alessia quisiera intentar de nuevo viajar por medio de un traslador solo para aprender a aterrizar sin terminar en el suelo.

—Te ayudo —Cedric se había colocado frente a la pelirroja y estiraba su mano en hacia su dirección, el Hufflepuff no podía explicar aquel sentimiento que provocaba que sus ojos no pudieran despegarse del cabello tan particular de la chica, este era de un tono más brillante que el de los Weasley—. Cedric Diggory —se presentó en el momento en el que Alessia aceptó su ayuda.

—Alessia Green.

—Bien chicos —Arthur miró hacia ambos lados cuando todos estuvieron ya levantados y cerca de la colina en la que se encontraba—. ¡Bienvenidos al Mundial de Quidditch! —gritó emocionado, la vista de Alessia no podía dejar de mirar todo lo que estaba frente a ellos, todo era colorido y mágico; era mucho mejor de lo que había leído.






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