Que te atrapo, que te atrapo.
Ron los miraba y estallaba de la risa.
-¡Ha sido perfecto entonces! ¡Jugaron la broma a dos enemigos!
-Ron...- siseó Hermione, quién todavía no le había comentado acerca de Malfoy. - Baja la voz; nadie tiene que enterarse que fuimos nosotros.
En eso, un animado Trevor los visualizó en la mesa del Gran Comedor y se acercó a ellos. Descargó con fuerza y firmeza sus pertenencias, al tiempo que esbozaba una sonrisa.
-¿Por que la cara larga, Hermione? - La chica sintió un cosquilleo en todo el cuerpo al escuchar ser nombrada por su voz.
Sin embargo, no dejó que este nuevo y raro sentimiento la embargara y lo miró, frunciendo sus cejas.
-Ustedes pueden estar riendo y celebrando sobre esto, dado que no fueron interceptados por un enfadado hurón al salir de la clase.
Trevor se sentó al lado suyo y la volteó con dulzura.
-¿Que ese mal nacido ha hecho qué? - siseó con los sientes apretados Ron.
-Lo que escuchas. Sabe que fuimos nosotros, y estoy segura que hará todo lo posible para que Snape nos otorgue el peor castigo de nuestras vidas.
-No si nosotros le advertimos a Malfoy que no haga ninguna locura. - propuso Harry.
-Si claro, y allí tendrían la prueba suficiente para saber que nosotros estamos detrás de todo.
-De cualquier forma, si quieren culparnos de algo, diré que yo he planeado todo. - Comentó de improvisto Trevor, haciéndose pasar por el héroe de la historia.
-Ni hablar. - Sentenció la chica. El pelinegro sólo se encogió de hombros.
-Es un plan de escape rápido. - añadió con la vista clavada en la mesa.
-Eh, que nadie va a salir culpable. No nos atraparan. Mis hermanos serán idiotas, pero cuando se tratan de sus bromas, están diseñadas para que no dejen rastro de sus dueños. Y ellos hacen un pacto de confidencialidad. No hay de que preocuparse.
-En tal caso, deberíamos ir...- Harry estaba hablando, pero visualizó en el momento justo al profesor Snape entrando al Gran Comedor, y dirigiéndose a ellos. -Actúen normal. - tuvo tiempo de decir.
-Wicket, Granger, Potter, y ya que estamos, Weasley. Acompáñenme.
Los cuatro se miraron entre ellos, poniéndose de acuerdo con una simple ojeada de cubrirse entre todos. Sus compañeros los miraron con temor y asombro, por el hecho de que Trevor iba con una sonrisa radiante en su rostro.
-Pobre idiota. - Murmuro Malfoy desde la mesa mas alejada del Comedor. - No sabe lo que le espera. - Comentó divertido, al ser el responsable de haber convencido a Snape de que ellos fueron los culpables.
En la sala del director, Albus los veía con un aire gracioso en su ser, pero manteniendo la compostura y seriedad.
-Y luego de que la tinta estallase sobre mi rostro, en el cuaderno no había nada, aún cuando observé al joven Malfoy escribir toda la tarde. - Concluyó colérico Severus. Minerva observaba a Granger, quién mantenía la cabeza gacha, autoproclamándose culpable.
Dumbledore suspiró, quitándose los lentes y refregándose los ojos con cansancio.
-Severus, usted sabe que junté las Casas para que haya mas armonía entre los estudiantes. Cuando así lo hice, conocía los riesgos que esta idea presentaba, y los acepté, dispuesto a enfrentarlos.
-Pero, con todo el respeto, creo yo no estar equivocado al decirle que las bromas de los gemelos Weasley no tienen que incluirme a mi.
-¿Por que acusa a los gemelos? - preguntó de pronto Minerva. Snape la miró como si fuese idiota.
-Conozco sus artimañas, y algo así sólo podría pertenecer a ellos.
-¿Y por que cree que fuimos nosotros? - inquirió Trevor enojado, con una sonrisa inexistente.
-Porque siempre que hay problemas, de una forma u otra este trío acaba teniendo relación. Pero al parecer, ahora es un cuarteto.
-El hecho de que Malfoy nos odie no tiene relación en que nosotros lo hayamos planeado. - agregó Harry.
Snape iba a comentar algo, pero Dumbledore volvió a tomar la palabra.
-¿Podrían jurar que no tienen nada que ver en todo esto?
Los cuatro se quedaron en silencio pero como era sabido, Trevor no pudo mantener la boca cerrada.
-Yo fui el causante de todo. Malfoy me jugó una broma y pensé en devolvérsela, pero no tenía nada en contra del profesor Snape. - acotó enseguida
Los mayores clavaron la vista en él, y para sorpresa de todos, fue Severus quien tomó la palabra.
-Ahora veo porque Hufflepuff. Aún así... - una voz femenina, dulce y entristecida, no lo dejó continuar.
-Yo fui quién le pidió a los gemelos la ayuda. Me ofrecí voluntariamente al pensar que no podría llegar a tiempo a las clases de aquél día.
Ahora si, los profesores y el director miraban la escena con total espanto y asombro. ¿La inocente y estudiosa Granger era capaz de infringir las reglas? Ahora también se sabía la razón de estar en Slytherin.
-Y supongo que decir que también tuve algo que ver no es para nada sorprendente. - Acotó Harry en voz baja. Ron asintió con la cabeza, dando a entender que el también guardaba relación.
-¿Queda alguna duda, director? - pregunto el profesor de pociones con voz glacial. Dumbledore les regaló una sonrisa y un guiño, hecho que hizo enfurecer mas a Snape.
-Son niños, Severus. La rivalidad y las bromas entre ellos son sanas. Eso soy capaz de permitirlo.
-¿También permitirá la falta de respeto hacia mi persona? - insistió decepcionado y enfadado.
Albus suspiró y se acercó a ellos, con sus lentes nuevamente en su cara.
-Eso, lamentablemente, no puedo pasarlo por alto. Y he estado pensando un castigo para ello, una lección. - Severus sonrío: se iba a encargar de darles su merecido, o eso tenia pensado, dado que el director frustró nuevamente sus planes: — ¡Ayudarán a mantener el orden y la limpieza del castillo por un mes!
Minerva, al escuchar tal idiotez, puso los ojos en blanco, se disculpó y se retiró de la habitación: aquello era suficiente para ella.
-¿Co-como dice? - preguntó Hermione, creyendo no haber escuchado bien.
-Así es, se harán cargo de arreglar los cuadros, limpiar tapetes, acomodar estatuas y demás junto con el joven Malfoy, los gemelos Weasley, Goyle y Crabbe.
Los alumnos se miraron estupefactos, incapaz de creerlo.
-¿Es usted consiente de lo que pasara si los reúne y los deja solos? – preguntó Snape como si el otro fuese idiota.
-Es una prueba que tendrán que pasar sin el mínimo error, Severus: o las consecuencias serán peores. Es su decisión. - Y dada por finalizada la lección, se dirigió detrás de su gran escritorio a proseguir con sus tareas. - Cierren la puerta cuando se marchen. - pidió con delicadeza.
Los alumnos lo saludaron formalmente y prácticamente huyeron al encontrarse con la mirada colérica del profesor.
Fue luego de terminar con todas las clases y de cenar que el anuncio, dado por Minerva, sucedió:
-Los alumnos Potter, Granger, Malfoy, Goyle, Crabbe y Wicket pasarán un mes organizando y ayudando en el mantenimiento del colegio y sus alrededores, como lección por haber molestado a un profesor. Empezarán mañana luego de sus clases. Buenas noches.
La Sala quedó momentáneamente en silencio, hasta que Draco protestó:
-Maldición, ¡yo no tengo la culpa!
-¿Dejarnos encerrado no cuenta como culpa? - preguntó mordazmente Trevor.
Malfoy lo fulmino con la mirada.
-Cállate, Travis. - ordenó.
Trevor puso una mano en su corazón y fingió conmoción :
-¡Oh Dios, no! ¡Te has confundido con mi nombre! ¿Que haré ahora?
Draco entrecerró los ojos y se levantó de un salto, dispuesto a golpearlo. Trevor hizo lo mismo y, si no fuera por Hermione, quien se levantó a tiempo para impedir una riña, ambos ya estarían sangrando.
-¡Por Merlín! ¿Quieren ya parar? Bastantes problemas ya tenemos.
-No pensabas en eso cuando fuiste seducida para devolvernos la broma, verdad? - preguntó tosco Draco, ubicando una de sus manos en su delgado brazo y haciéndola voltear para que quede en su frente. Hermione observó sus fríos ojos grises y bajó la mirada hacia sus labios, sin saber que responder. Volvió a subirla sin sentirse amenazada e inhaló profundo cuando se percató cuán cerca Malfoy estaba de ella. Pero dicha distancia fue aumentada abruptamente por un tirón de Trevor, quién la ubicó detrás de él y empujó a Malfoy con un brusco golpe en su pecho. Ambos volvían a enfrentarse, pero volvieron a interceder:
-Maldición, basta ya. - Harry agarró a su nuevo compañero del sweater y lo obligó a retroceder.
-Eres un maldito cobarde. - gruñó Trevor tratándose de librarse de Harry.
-Y tú un asesino. - Respondió fría y duramente el rubio, quedando la habitación sumida en silencio. Desde que habían visto a Trevor, los alumnos no paraban de cotillear acerca de su vida y de difundir rumores estúpidos, que ciertamente Hermione no creía.
Pero al ubicarse al frente de él y observar a través de sus ojos una pena inmensa, la duda y el miedo la empezó a embargar.
Trevor suspiró, cansado, y la miró sin preámbulos.
-Esto no tiene caso. - Murmuró, zafándose del agarre del cuatro ojos y largándose de allí. Hermione frunció las cejas y lo siguió, dispuesta a dar un atisbo de luz a aquella situación.
-Trevor.- Llamó, luego de estar persiguiéndolo durante todo el castillo por varios minutos, hasta que él se detuvo en el Patio Empedrado.
-¿Que quieres? - preguntó sin un deje de dulzura en su voz. Sus puños a sus costados estaban fuertemente apretados, y su pecho bajaba y subía irregularmente.
-Hablar.- respondió calmadamente, armándose de valor.
Trevor esbozó una sonrisa un tanto cínica que no fue vista por Hermione antes de hacerle un gesto con la cabeza para que lo acompañara. Se quedaron contemplando el patio en silencio, hasta que uno de los dos se armó de coraje.
-No creo en los rumores que hay sobre ti. - comentó en voz baja la leona. Trevor abrió los ojos ante la sorpresa, mas bien no dijo nada. - Tienes la cara de ser alguien buen...- iba a continuar, pero él se lo impidió.
-No confíes solo en una cara, Hermione. ¿Acaso no crees en los rumores? Pues yo te haré creer en la verdad; y la verdad es esa. - Soltó de pronto, como si mantener aquel secreto dentro suyo lo quemase por dentro. Tomó aire y prosiguió. - Hay una simple y yana razón por la cual nunca estuve aquí, ¿sabes? Y la verdad es porque no podía.
Hermione parpadeo, incrédula. ¿De verdad...? ¿De verdad lo que cuchicheaban era cierto?
-¿Y por que no has podido? - se atrevió a preguntar.
Él la miro de costado, contemplando su perfil mientras ella mantenía su mirada perdida en la nada. Lentamente, los labios del chico se curvaron hacia arriba en una pequeña sonrisa.
-Mira que eres curiosa. - habló por lo bajo para luego revelar sin miramientos uno de sus mayores secretos: - Estuve en Azkaban. He hecho cosas de las cuales alguien de mi edad ni siquiera debería pensar hacer.
Hermione se tensó a su lado, pero él posó rápidamente una de sus cálidas manos en su hombro, tratando de reconfortarla.
-Descuida, no te haré daño. - agregó. Pero las palabras ya habían sido lanzadas al aire. Y no se podía volver atrás.
-¿Por qué? - Sólo pregunto. Pero estaba segura que si hubiese sabido que la respuesta era aquella dicha en un tono frío, no hubiera preguntado.
Él retiró la mano, solo para posarlo en su barbilla y obligarla suavemente a voltearse. Inhaló aire y se preparó mentalmente para lo que iba a ocurrir.
-Asesinato. He cometido un asesinato.
Los ojos de Granger se abrieron lentamente, a medida que su boca formaba una pequeña y ligera O. ¿Hufflepuff? ¡Ja! Aquél sombrero estaba malditamente loco.