DULCE DESTINO

By Sabastu

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[ JERZA ] [ RATED M ] Cuando los hilos rojos del destino se cruzan pueden traer dulces encuentros. Una actríz... More

~La Apuesta~
~La Ayuda~
~La Foto~
~La Lista~
~El Contacto~
~La Iniciación~
~El Fracaso~
~La Confusión~
~El Orgullo~
~La Incomodidad~
~La Atmósfera~
~La Lluvia~
~La Salida~
~El Hervor~
~El Reto~
~El Consenso~
~La Oscuridad~
~El Despertar~
~La Sorpresa~
~La Propuesta~
~El Consejo~
~El Avance~
~El Antojo~
~La Dificultad~
~El Llanto~
~ El Domingo ~
~La Adicción~
~El Aviso~

~El Pastel~

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By Sabastu

¡Hola! Gracias por sus comentarios y estrellitas, estoy tan increíblemente sorprendida de que les gustase que decidí actualizar una semana antes de lo que tenía planeado. ¡Sus reviews son un aliciente en la escritura! ToT)b

Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece. Pertenece a Hiro -Erza pasó mucho tiempo con O6 y Jellal... estoy segura- Mashima. EwE

Referencias De Lectura:

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración.

Capitulo Segundo

~El Pastel~

Cinco de la tarde y ella seguía esperando a su amiga.

Se suponía que la peliblanco llegaría hacía media hora y aún ni había llamado, golpeteó el suelo con su bota café de tacón que le llegaba a medio muslo justo donde terminaba la falda holgada de su delicado vestido rojo oscuro mientras sacaba de su jacket café de cuero suave el móvil para llamar a la Strauss que la citó allí.

La verdad que la pelirroja quería aprovechar las pequeñas vacaciones que tenía para encontrar al tutor o tutora que la ayudaría a vencer en su apuesta y por eso preferiría estar buscando al indicado para la tarea que estar allí esperando, había sido una suerte pésima el que al que llamó Mirajane; sugerido por su casi marido, no pudiese dar clases nocturnas.

Apretó con un suspiro el botón de llamada y se llevó el aparato al oído.

Nadie contestó.

Estaba por llamar de nuevo cuando recibió un mensaje de la peliblanco.

Lo abrió y leyó.

¨Perdón Er Chan, no creo que pueda llegar. Lyra llegó un poco tarde porque el vuelo se atrasó y aún tenemos que arreglar algunas cosas de la canción. ¡La próxima invito yo! n_nu Es más, le diré a Laxus que ponga lo que comas hoy en mi cuenta¨

La ojicafé suspiró, ella sabía muy bien lo que era vivir con la agenda cambiante. «Bueno, al menos me daré un festín con pasteles cortesía Strauss» Pensó ilusionada la pelirroja mientras mandaba un mensaje a su amiga, pero antes de empezar a escribirlo otro mensaje de la peliblanco llegó.

¨Le acabo de avisar a Laxus, dijo que ya que estabas ahí cataras el pastel del día, es de fresas con crema italiana, ya que eres su experta en dulces quiere saber tu opinión de esa receta. Más te vale no abusar de los dulces, ¿Entendido, Erza Scarlet? ^-^¨

Con un emoticón sonriente la peliblanco sellaba la amenaza de dolor inminente.

Sin duda la peliblanco revisaría la cuenta para saber que había comido la pelirroja.

La recién amenazada levantó un poco nerviosa la mano para llamar al mesero, pero en su lugar se le acercó el ya conocido gerente de servicio, Capricce Cornellius, un hombre mayor alto y elegante de traje negro, cabello blanco, lentes que se volvían oscuros según la luz, sonrisa amable pero de serio semblante, sin embargo era amigo de ella y al igual que todos los amigos de él, le llamaba ¨Capricorn¨, apodo que le había puesto su cuñada Lucy, a causa de las primeras letras de su nombre y apellido, además de su amor desmedido por el queso de cabra, el vino, su blanca barba de chivo y de que casualmente, su signo zodiacal era capricornio.

Señorita Scarlet o debería decir ¿Verdi?. ―Bromeó a causa de la peluca de cabello corto y verde que llevaba la que debía ser pelirroja.

Capricorn, te he dicho que me digas Erza...

Sí, lo sé. Pero es mi trabajo servir en este momento. Y no creo que usar su nombre cuando lo que quiere es que nadie la reconozca sea buena idea.

¡Touché!. ―Aceptó derrotada la pelirroja, después de todo Erza sabía cuan serio era Capricorn con su trabajo y ella no se había tomado la molestia de usar esa peluca y gafas oscuras para que la terminasen reconociendo― Me acaban de decir que hay un pastel nuevo de fresas... ―Le miró con los ojos brillantes.

Así es, se llama ¨Gâteau de Fée¨es una especie de cheesecake de fresas con una crema italiana a base de chocolate blanco de relleno. Sinceramente, es exquisito.

Está de más decir que la adicta a los dulces ex pelirroja le brillaban los ojos y casi que se le caía la baba.

Tráeme uno y un café sin azúcar... ¡Y por uno ya sabes que me refiero a uno entero y no solo un trozo! ―Lo amenazó con el dedo.

Sí. Señorita Verdi. ―Sonrió divertido― No quiero que destruya el lugar por no obtener su postre.

La pelirroja o más bien, peliverde, le devolvió la sonrisa y el gerente se retiró.

Quince minutos más tarde, una de las nuevas meseras, de cabello morado y con una sonrisa muy amable le traía la orden.

―Aquí tiene señorita. Espero disfrute su orden, si necesita algo más no dude en llamarme.

¡Muchas gracias... emmm... Kinana San! ―Leyendo el gafete dorado que tenía en la solapa del uniforme la pelirroja le sonrió, la verdad le gustaba hablarle a la gente por el nombre.

La mesera se sonrojó y con una inclinación de cabeza se retiró.

Erza metió con ansía la cuchara en medio del cheesecake hermosamente decorado con fresas frescas y trocitos de chocolate negro y blanco, y observó como del medio del trozo que cortó salía una crema blanca que olía a gloria.

Y no solo olía... lo que sintió en su boca fue la gloria misma

Podía sonar exagerado, pero incluso su corazón se sentía conmovido. Nunca, en sus veintidós años de vida y de cata de dulces, había probado algo tan delicioso como eso. Se le salieron un par de lágrimas y soltó un gemido casi de placer, haciendo que dos hombres que estaban a unas mesas de la de ella la miraran sonrojados y lujuriosos.

Pero a Erza Scarlet no le importaba, ella estaba teniendo un tremendo ¨orgasmoramiento ¨ culinario...

Nadie la bajaría de su nube de dulce placer.

Un placer que duró hasta que el último bocado del enorme postre fuese devorado, los presentes no podían dejar de admirar, aún sonrojados, como una mujer de contextura tan delgada podía comerse un postre de ese calibre por sí sola.

Erza era un misterio para todos.

Un desquiciante, lujurioso y exquisito misterio para la mayoría de los hombres que la vieron comer entre gemidos placenteros ese postre.

Pero la mujer devora pasteles solo tenía una cosa en mente, bueno; dos en realidad si contaba el pensamiento de repetir el postre, el otro pensamiento era el de conocer al chef, ponerle un altar, crearle una canción, y contratarlo como su tutor.

Una persona con ese talento no se encontraba todos los días y ella estaba más que decidida a recibir las clases de esa persona.

Y cuando Erza decidía algo... Pobre del que se metiese en su camino.

La ahora peliverde levantó su mano e inmediatamente la joven de cabello morado se le acercó con una sonrisa y le preguntó si necesitaba algo más. ―Sí, por favor Kinana San, tráeme otro café y otro pastel de estos ―No entendió porque la mesera abrió los ojos incrédula― Y podrías decirle a Capri... al gerente de servicio que venga un momento.

Por supuesto señorita, será un placer. ―Y nuevamente la mesera se retiró.

Minutos después apareció el anciano señor con el que deseaba hablar.

¿Deseaba hablar conmigo, señorita Verdi? Espero que no sea para encargarme ese pastel de nuevo, el señor Laxus dejó claro que la señorita Mirajane puso un límite y estoy seguro que ya lo rebasó.

¡Tsk! Tacaña... ―Respondió la ojicafé.

Puso un límite de dulces, no de dinero, señorita Verdi.

Oh~ ―Se sonrojó al darse cuenta que su amiga la trataba como una mocosa y que sus conocidos le respaldaban. «Solo falta que me recuerden que tengo que lavarme los dientes» Pensó con un puchero en la boca. ―Bien, bien... como sea, igual no te llamé por eso, además puedo venir otro día y pedirlo de nuevo.

Creo que eso no será posible, el creador de ese pastel en especial dejará de trabajar para nosotros el día de hoy.

¿¡Qué!? ¡No! ¿Trabajará para otro restaurante?

No me parece que sea el caso.

¡Imposible! Alguien con este talento no puede dejar el mundo de los dulces. ―La pelirroja se mostraba horrorizaba.

Bueno, no debería decir esto pero debido a un problema familiar no puede trabajar en el horario que se requiere. Es una lástima, es una persona muy trabajadora, ha sacado a sus hermanas adelante él solo durante mucho tiempo... ―Con una verdadera tristeza el gerente daba su opinión, le agradaba el chico, era una persona leal y él sentía gran admiración por ese tipo de personas.

Cuéntame más...

No creo que deba... ―El señor amante del queso de cabra observó que la pelirroja se había quitado las grandes y oscuras gafas, la mirada de ella era sería y decidida...

Por alguna razón sintió confianza en que ella podría de alguna forma ayudar a ese chico con su problema de trabajo.

Así que decidió contar un poco más.

Sigo pensando que no debería decir esto, pero no me queda opción al ver esa mirada. ―Suspiró y agregó― Hace unas semanas, uno ladrones entraron en su casa y lo destrozaron todo, al parecer quedó en entredicho la capacidad de él como guardián de custodia de sus hermanas, y para evitar que se las lleven a una casa hogar decidió conseguir un trabajo que requiera menos horas al día y que no necesite horas nocturnas, eso al menos hasta que una de sus hermanas cumpla la mayoría de edad.

¿Y sus padres? ―Preguntó más seria la pelirroja.

Murieron hace años.

¿Y por qué no contrata una niñera?

Porque no puede permitirse ese lujo.

Hum... ―Eso le recordó lo que le había dicho Mirajane sobre el tipo al que llamó para las clases, debía de ser el mismo. Laxus le había dicho a su amiga peliblanco que él intentó ayudarlo dándole ciertas libertades en su jornada laboral pero el chef al parecer era bastante orgulloso.

Erza se decidió.

Se colocó de nuevo los lentes y con voz de mando habló al gerente. ―Con tu permiso, usaré tu oficina y necesitó su ficha de recursos humanos, lleva al dichoso chef allí y dile a Laxus que usaré toda mi autoridad como catadora de postres oficial para mantener una pieza importante en el restaurante.

Será un placer, señorita Verdi. ―Y con una sonrisa le extendió una llave a la mujer― La llave de mi puerta, en el tercer cajón del escritorio están las fichas de recursos humanos.

Oh, sí. ―Sonrió al ver el llavero en forma de cabra― Bonito accesorio. ―Le dijo burlona.

Fue regalo de la señorita Lucy. ―Contestó enternecido, recordando a la niña de diez años que se lo había dado.

Tu ahijada es un caso serio, no solo te pone el apodo, sino que también se ocupa de todos los detalles. ―Se sonrieron divertidos ante la realidad de lo dicho y tomaron cada uno su rumbo.

~°0°~

Había llegado a las 7 am al restaurante, parecía un turno normal hasta que al entrar observó que el dueño, Laxus Dreyar, lo esperaba en la cocina.

¡Justo al hombre que quería ver! ―Se acercó al extrañado peliazul que ya llevaba puesto el uniforme blanco de ayudante de cocina y lo palmeó fuertemente en la espalda― No te preocupes, ya sé que no aceptarás mis ofertas de ayuda, lo que vengo es a pedirte un favor.

¿Favor? ―Contestó receloso el peliazul mientras movía su hombro en movimientos circulares luego del golpe del rubio― Tienes una fuerza endemoniada, Dreyar... ―Se quejó el ojicafé.

¡Ja! Sí piensas eso nunca hagas enojar a mi futura esposa, créeme, ella sí que podría llevar el título de demonio. ¡Es jodidamente aterradora! ―Se rió con ganas el ojiverde mientras el joven chef se preguntaba qué clase de mujer podía intimidar al rubio de esa manera.

«Tal vez esa mujer sea fisicoculturista» Pensó el ojiazul. «O luchadora profesional»

Ya le estaba dando miedo conocerla el día de la boda, a la cual fue invitado.

Bueno, bueno. Dejemos de hablar de mi demonio y hablemos de la cuestión, el jodido de mi chef principal se enfermó, no sé si le dio cagadera o que putas pero acaba de llamar para decirme que no vendrá, y la verdad supongo que debe de ser grave por qué ya sabes lo jodidamente responsable y lo malditamente estricto que es ese bastardo de Lahar.

Eso Jellal lo sabía bien, más de una vez Lahar le había dicho que cambiar las recetas originales; como lo solía hacer el peliazul, era de delincuentes y rebeldes y que si fuese por él, enviaría a los de su tipo a una cárcel de por vida.

Lahar era un tipo algo difícil de tratar, pero no había duda que sabía hacer bien su trabajo.

El rubio se arrecostó en el mueble antes de continuar y el peliazul lo miraba expectante por el dichoso favor y a la vez preguntándose sí el rubio podría hablar alguna vez sin soltar una palabrota en cada oración. ―La verdad espero que el jodido imbécil esté bien. -Acotó el ojiverde.

«No, no puede hablar sin maldecir...» Jellal casi se ríe al ver respondida su pregunta tan rápido. ― ¿Y qué tengo que ver yo en esto?

Bueno, aunque tengo dos malditos souz chefs capaces de manejar la jodida cocina, ninguno de ellos puede con el puñetero postre del día. Y aquí es donde necesito tu ayuda.

No entiendo... ―Contestó perplejo el peliazul. «¿Estoy escuchando bien?»

Su mente no lo creía.

¡Vamos, no te hagas el imbécil! Sé que eres capaz de crear algo del nivel de este restaurante, esos otros dos solo son capaces de seguir recetas ya conocidas hasta el asqueó, al menos el bastardo de Lahar aunque deteste experimentar cuenta con su recetario clásico. Pero esos dos... ¡Estoy seguro que van a terminar poniendo como postre el día una miertera ensalada de frutas! ―Malhumorado el rubio golpeó la encimera de la cocina― Bien, ¿Aceptas?

¿Puedo hacer lo que yo quiera?

Demonios, es obvio.

¿No tendré problemas con los otros dos, cierto?

¡Ja! ¡Ya quiero ver a alguien cuestionándote! Lo sacó de una patada en el culo en el momento que oiga las quejas.

Esto es demasiado bueno para ser cierto...

¡Por todos los infiernos, Fernandes! Tómalo como un maldito regalo de despedida o como un regalo del puto destino, como sea pero dime sí o no para ver que hago...

«¿Destino, eh mère? No suena mal»

Sonrió y extendió su mano al rubio. ―No es un mal regalo de despedida. ¡Acepto!

Sabes que es una despedida momentánea y además por tu jodida culpa. ¡Maldito orgulloso! ―Con una mueca que parecía una sonrisa el rubio le estrechó la mano― Ya sabes que te daría el puesto que te mereces pero...

Lahar está más capacitado que yo, lo sé. Un principiante como yo no puede competir con alguien acreedor de diez estrellas Michelin como él, lo sé Dreyar. Lahar es un chef de primera, a mi aún me falta completar el curso en Francia.

Maldito Fernandes, más te vale hacerlo y cuando lo hagas, no te atrevas a trabajar en otro sitio que no sea aquí... Ten, hoy debes usarlo y no te hagas de rogar por qué patearé tu culo si pones excusas. ―Lo amenazó mientras salía de la cocina.

Jellal Fernandes abrió el paquete que le dio su jefe y sonrió, dentro vio un delantal de los que solo usaban los jefes de cocina con su nombre en letras doradas en la parte superior izquierda. ―Jellal Fernandes. ―Leyó y debajo, también en elegantes letras doradas traía bordado el puesto que esperaba algún día poseer con todo el mérito― Maestro pastelero. ―Dijo el peliazul en voz alta y con una gran sonrisa.

«Por más malhablado y violento que seas al final eres un maldito cursi, Laxus» Pensaba el peliazul mientras con una sonrisa se ponía el delantal y sin ninguna duda empezaba a alistar todo para preparar el postre que más le gustaba hacer...

El que había aprendido de su mamá quien era francesa de nacimiento y creyente de fantasías por decisión.

Ella adjudicaba poderes mágicos a ese postre, ¨ Pastel del hada¨ o como su mamá lo bautizó en su francés natal...

Gâteau de Fée. ―Dijo al aire con una sonrisa de nostalgia en su rostro.

"Te dagrá suegrte al hacegrlo y al comegrlo y si lo pgrepagras con el cograzón encontgragrás a tu vergdadero amogr"

Recordó la musical y dulce voz de su madre, ella nunca perdió parte de su acento francés y cuando el peliazul viajó a Francia a estudiar, inmediatamente se sintió en casa al escuchar ese acento en todas partes.

Era un buen día, el último en ese lugar, pero era un buen día.

No sabía que quedaban varias sorpresas aún.

Por ejemplo, la descomunal aceptación del postre, casi que no daba abasto en los pedidos, por suerte todos en la cocina le dieron su apoyo.

Y cuando estaba preparando las reservas para la cena, vinieron a pedirle uno entero, como aún estaba esperando que se cuajase la mezcla de queso del último lote para poder decorarlos no podía sacar uno de la cámara de congelación hasta dentro de treinta minutos, pero según Kinana, la mesera que vino a darle el pedido, aparentemente el cliente era alguien importante, ya que el gerente de servicio en persona le tomó la orden y el postre iba a ser pagado por el dueño.

Jellal lo meditó un momento y llegó a la conclusión de que ese cliente en especial podía ser un crítico culinario, esa era una oportunidad que no debía desperdiciar. Decidido el peliazul, sacó el primer Gâteau de Fée¨ que hizo esa mañana, en el cual había depositado todo el amor por su mamá y pretendía comprar; al terminar su turno, para compartirlo con sus hermanas.

Pero la situación parecía perfecta para creer en magia y milagros y Jellal Fernandes se puso a decorarlo con ahínco su tan querido pastel.

«Espero que eso de la suerte sea cierto, mère »

Anheló con algo de esperanza el peliazul y con una sonrisa tan adorable, deslumbrante y sensual a causa del hoyuelo que se le formó en su mejilla y que sonrojó e hizo suspirar medio enamoradas a más de una chica en la cocina y bueno... a uno que otro chico también, decoró con toda su pasión culinaria el pastel.

Unos minutos después con toda la fe depositada en él, envió el postre al salón.

Sintió un pálpito de alegría al saber una media hora más tarde que la misma persona había solicitado otro ¨Pastel Del Hada¨ entero. Pero se sorprendió aún más cuando, Capricorn, el gerente de servicio le pidió que lo acompañara a su oficina.

Por la mente del peliazul pasaban muchas cosas.

Unas buenas, unas malas y otras peores.

«Y sí alguien se intoxicó con mi pastel»

«Y sí el que pensé que era un crítico de cocina quiere conocerme en persona»

«Y sí deje dentro de un pastel algún objeto que alguien comió y terminó atragantándose y soy culpable de un homicidio»

Y sí... Y sí... Y sí...

La mente de Jellal Fernandes era una montaña rusa de posibilidades esperanzadoras y macabras...

Por eso, al entrar a la oficina destinada, se sorprendió al ver a una hermosa mujer de verde cabellera hasta medio cuello, con grandes; y probablemente caras, gafas oscuras que le cubrían desde medio pómulo hasta arriba de las cejas y un cuerpo de infarto remarcado en un sencillo vestido ligero y de color rojo oscuro...

Su color favorito...

Unas tremendas largas piernas enfundadas en unas pecaminosas botas altas de tacón de aguja terminaban de crear esa aparición que Jellal no encontraba si calificar como angelical o demoniaca...

Esa mujer era una dulce tentación a la vista, y Jellal Fernandes sabía de dulces...

«Ohh la la...»

Y la verdad, viendo a esa mujer, a él no le importaría aprender más sobre las tentaciones...

¿Review?

T,T Sus reviews animan a escribir más historias sensualonas T,T

Aclaraciones:

Orgasmoramiento: Órgasmo + Enamoramiento. ¿Nunca han tenido uno al comer cosas deliciosas? xDD

Mère: Madre en francés.


Rincón De La Escritora En Proceso:

Estoy increíblemente emocionada y conmocionada del buen recibimiento del fic y de la meta de llenar al mundo de más Jerza. QoQ)b ¡Gracias mil por el apoyo! Sin duda me esforzaré aún más por ustedes.

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