Estaba a punto de darle un portazo a su linda cara, cuando el tal "Harry" puso su pie en la puerta y la empujó con fuerza para luego entrar en la habitación sin permiso alguno. Al parecer todos los guardias eran unos incompetentes, o el chico era muy bueno para evadirlos. Un millón de posibilidades del porqué de su presencia recorrieron mi mente, pero todas se basaban principalmente en la manera que me asesinaría por privarlo de tener descendencia.
—No te he dado permiso para entrar —gruñí, aunque tenía miedo también me sentía bastante frustrada. El idiota había arruinado mi baño de burbujas—. ¡Sal de aquí o gritaré!
— ¡Grita! —me desafió—. Seguro los mismos guardias que me sacaron a patadas de aquí vendrán a salvarte —dijo sarcástico.
—Déjate de jueguitos, dime que es lo que quieres.
Se quitó la horripilante mochila que traía a cuestas y sacó de ella lo que reconocí como mi celular y mi cartera.
—Tardaste en volver más de lo que creí, así que vine yo.
Estaba sorprendida. No creía que el viniera por eso, ya que el mismo día que había averiguado su nombre había llamado a mi abogado para interponer una demanda en su contra. Había visto a mi padre varias veces fallar en contra de periodistas y fotógrafos que acosaban a famosos; yo tenía todas las de ganar y él todas las de perder, pero supuse que si él seguía teniendo esa sonrisa fanfarrona en su rostro era porque aún no le había llegado la cita a tribunales.
Me tendió los artículos y los recibí dudosa. Ni siquiera había extrañado mi celular o mis tarjetas de crédito, con el estrés de la situación habían olvidado todo.
—Gracias, ya puedes irte.
Caminé hacia la entrada para abrir la puerta, pero él sostuvo mi brazo. Me asusté en cuanto su mano tuvo contacto con mi piel, pero me calmé en cuanto noté que su agarre estaba lejos de ser agresivo.
—Necesito mi cámara —susurró, con un tono suplicante.
Recordé lo que le había dicho al golpearlo en las bolas y salir huyendo de su casa; él personalmente me estaba trayendo la cuenta. Quise asentir con la cabeza por un segundo, pero al siguiente recordé toda la mierda por la que había pasado la última semana: lágrimas, gritos, peleas, reproches, acusaciones, mensaje de odio y sobre todo dolor. No podía regalarle una puta cámara a la persona que había arruinado mi vida de ese modo. Por su culpa había sido avergonzada mundialmente, había decepcionado a mis fans y había despedido a mi mejor amiga. La ira comenzó a abrirse paso en mi mente tan rápido, que de un instante a otro me liberé de su agarre y estampé mi mano en su cara.
— ¿Tú eres idiota o qué? —grité—. ¿Cómo mierda pretendes que te de una cámara si arruinaste mi vida?
—Solo estaba haciendo mi trabajo —respondió masajeando su mejilla, que ahora estaba muy roja. Mi mano ardía, pero no era algo de lo que me preocupase en ese momento.
— ¿Tu trabajo es ser un hijo de puta? —reí irónica—. Porque si es así lo estás haciendo muy bien.
— ¿Y tu trabajo es ser una perra? —levanté mi mano para darle otra bofetada, pero esta vez no se dejó golpear. Apretó mi brazo con fuerza y nuevamente me encontré forcejeando con él para que me soltara.
—No es mi culpa que tengas un trabajo de mierda. Fracasado. —La sonrisa petulante que lo caracterizaba desapareció de su rostro y fue reemplazada por rencor.
— ¡Tú no sabes nada acerca de mi! ¿Me escuchaste? No todos tenemos la suerte de que nos descubran sin luchar por nada.
— ¿Ahora se trata de mi? —reí—. Tú tampoco me conoces y no puedes decir que no trabajé duro por esto.
—Todos te conocen Madison Peters —siseó mi nombre como si se tratara de veneno—. Un padre juez y una madre profesora debieron ser duros ¿no? Tenías todo lo que pedias y aún así no estabas contenta. Cantabas en bares para desafiar a tus "malvados padres", un productor te vio y decidiste huir de casa a los diecisiete años para poder ir tras tu sueño. Así de fácil ¿no crees? ¿Cuánto luchaste por esto?
Era cierto. Todo lo que él había dicho era cierto, y la verdad era tan dura como sus palabras.
—Tanto como tú luchaste para ser un maldito paparazzi —me defendí.
—Mi familia jamás tuvo tanto dinero. Y aunque nunca nos faltó nada, vivíamos con lo justo. Nunca nos dimos algún gusto. Comencé a trabajar a los dieciséis años para poder pagar mi universidad en el futuro, limpié baños durante cinco años para poder pagar una cámara y estudiar fotografía profesional. Cuando terminé de estudiar no pude encontrar un trabajo adecuado a lo que estudié, mamá enfermó y lo único que puedo hacer para ayudarla es ser un maldito paparazzi. Y cuando al fin logro unas buenas fotos por las cuales me pagaron un puto dólar más que de costumbre, una puta loca arrogante, rompe la puta cámara por la que tuve que trabajar cinco putos años.
— ¡Si no me hubieses llevado a tu casa para aprovecharte de mi nada de eso hubiese pasado!
— ¡No me aproveché de ti por la mierda! —gritó.
— ¡Eso insinuaste! —grité aún más fuerte.
— ¡Lo siento! ¿Está bien? Siento insinuar cosas, pero lamentablemente soy así y lamento haberte llevado a mi casa para prevenir que alguien te asesinara o algo como eso.
— ¡No tenías que hacerlo! ¡Yo jamás te pedí nada! ¿Por qué lo hiciste?
— ¡Porque sentí pena por ti! —confesó y mi enojo de disipó. Lo único que quise hacer después de oír eso era llorar—. Sé que tus padres no te hablaron jamás luego de que te fueras, que no tienes amigos y que nadie se preocupa por ti.
— ¡Fuera de aquí! —grité. Mantuve la cabeza abajo para esconder las lágrimas que caían sin frenos por mis mejillas—. No necesito la lástima de nadie.
—Hey, no llores —dijo acercándose hacia mí, pero yo retrocedí—. No quise decir eso. Tal vez todavía no te has dado cuenta de que odio hacer esto y que cada vez que destrozo la vida de alguien más haciendo algo tan inocente como tomar fotos, me siento culpable. Solo quería ayudarte. Solo necesito mi cámara, por favor.
— ¡Vete de aquí! —Grité con fuerza—. ¡Ayuda! ¡Por favor alguien que me ayude!
Dos guardias entraron y tomaron a Harry por los brazos, tirando de él con fuerza ya que ponía una dura resistencia.
—Te veo en los tribunales, idiota —articulé con odio mientras los dos agentes lo sacaban de mi suite.
— ¿Qué? Madison espera —suplicó. Pero ya era tarde.
(...)
No supe lo que estaba haciendo. Solo entré a la tina. Ni si quiera me di el tiempo de desvestirme o de soltar mi cabello; solo abrí la llave del agua caliente y me acurruqué allí. Hundí mi cabeza en mis rodillas y comencé a gimotear, mi llanto salía a borbotones de mi garganta y sin poder controlarlo, mis hombros comenzaron a convulsionar con fuerza. No podía dejar de pensar en las crueles palabras de Harry y que eran completamente ciertas. Todo el mundo sentía pena por mí, la pobre niñita que pasaba sola cada cumpleaños y navidad porque su familia no quería saber de ella. Siempre había pensado que era un secreto, pero al parecer no era cierto y yo seguía llorando sin parar.
— ¿Madison? ¿Madison? —escuché a lo lejos, pero no respondí. Solo quería ahogarme y desaparecer.
—Mierda, Madison —era Liam—. ¿Qué ocurrió?
—E... Es.. —No podía si quiera articular palabra.
—Estoy sola Liam —rompí en llanto nuevamente.
Sentí que el castaño se levantaba y segundos después el agua se cortó. Me levantó en sus brazos y yo solo me abracé a él. No pensé nada en ese momento, ni siquiera en lo avergonzada que estaría luego por mostrarme tan débil ante él.
—Ahora yo estoy contigo —respondió, y por un momento creí que era verdad.
Uhhh, que intensa pelea ͡° ͜ʖ ͡°
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