YOONGI POV
La cúspide de la destrucción humana; la pérdida de tu propia humanidad.
Me mofo de mí mismo en silencio. Resulta contradictorio pensarlo de ese modo, ya que la pérdida de tu humanidad te obligaría a abrazar una naturaleza primitiva e instintos más bajos. ¿Pero no es acaso eso lo más humano que hay?
Admiro al angelical rubio frente a mí procurando descifrar lo que me ha soltado en cara. Percibo mi ansia oscura al ras de mi piel. Destruirlo. Ansío masacrarlo, despedazar su cuerpo, tomarlo como mío, avizorar su lóbrega esencia y perderme en ella. Admiro sus labios, su cuello... ¿cómo sería arrancarle la cabeza? Claro, debe ser una buena hoja, no puedo perder el tiempo hurgando con un cuchillo de cocina. ¿Podría mantener intacta su dulce expresión?
— Anhelas más de lo que ya he hecho contigo, eres insaciable —Vuelvo a sujetar su mejilla acariciándola como si se tratase de porcelana frágil—. ¿Hasta dónde te crees capaz de llegar por mí?
— Córtame. El dolor me hace sentir vivo. Incluso si es de tu mano llego a disfrutarlo —Su tono es una mezcla de seducción y derrota—. Por favor.
¿Cómo negarme a estos encantos?
Le llevo hasta la habitación para poder saciarme sin agua me estorbe. Sujeto un cuchillo pulcro que reposa sobre la encimera y empujo la punta contra uno de sus pezones arrancándole un dócil jadeo. Enfoco la vista sobre aquella rosada zona trazando una "x" tomándome mi tiempo, tampoco deseo arrancárselo.
Mi apetito se abre al admirar la sangre resbalar y una gota carmín envolver su botón endureciéndolo en el proceso. Me dejo llevar para envolver la zona con mi lengua y acariciar en círculos antes de succionar. Jugueteo con él, la textura suave mezclada al hierro de su sangre lo convierten en una experiencia deleitable que disfruto. Siempre lo disfruté, parece que él también.
Aunque un segundo más de su placer es un segundo menos de mi autocontrol.
— Min — Gime ahogado cuando pellizco ambos pezones, lo siento estremecerse y empuñar las manos ante el gesto—. Ah...
Es atractivo cuando me llama por mi apellido.
— ¿Quieres más? —inquiero aproximándome a su pómulo que rozo con mis labios—. ¿Sigue sin ser suficiente?
Asiente con visible desespero y no demora en empujar su creciente erección contra la mía. Ante el ansioso tacto jalo de sus doradas hebras y empujo mis labios contra los suyos acariciando su tibia lengua. Mi zurda viaja hasta su entrepierna para dar inicio a un frote calmo; en respuesta su rostro se desfigura en placer y jadeos agudos no demoran en liberarse de su blanquecino cuello.
— Haré que te corras —sentencio—. Conmigo.
Alcanzo a empujarlo contra la mullida cama y enredo sus piernas alrededor de mi cadera, jalando de sus muslos para juntar nuestros cuerpos y permitir que nuestras erecciones se froten entre sí. La suya comienza a gotear líquido pre-seminal facilitando mi movimiento, pero no conforme aún, llevo mi mano libre hasta su cuello apretando justo al inicio para cortarle la respiración. Sus ojos brillan en respuesta volviéndose cómplice del meneo al subir y bajar su pelvis.
La intensidad incrementa, sus bellos ojos oscurecen y su piel blanquecina toma un adorable color salmón en el pecho y sus brazos. Mis ásperos gruñidos danzan con sus gemidos acaramelados, empujándonos sin control. El cosquilleo enigmático que acaricia mi cuerpo me empuja a tomar mayor ritmo manteniendo mi enfoque en sus ojos, labios y rastros de sangre aún sobre su pecho.
Desprendo mi agarre en su cadera y tomo nuestras erecciones para frotar de arriba a abajo haciéndole gimotear y que estire su cuello. Me pregunto en qué pensará. ¿Peligro? ¿Mi rostro? ¿Algo más vulgar? ¿Alguien más? Mh, dudoso. Dudo que alguien pueda desenvolverse sexualmente con él como yo lo hago.
Sus ojos se empapan en súplica y puedo sentir nuestro orgasmo cercano. Tanteo suerte cambiando los ritmos e intensidad de nuestro toque hasta que sus uñas van a las sábanas y se arquea. Él comienza a expulsar semen chorros, batiéndonos a ambos con su tibia esencia que aterriza en mi mano facilitando una inesperada lubricación. Su rostro es un deleite, sonrojado, sudado, ajetreado. Es como una persona luchando por no morir, me recuerda en parte a eso. Qué magnífica escena, él muriendo.
No transcurre mucho hasta que yo termino corriéndome también admirando nuestros miembros manchados y palpitantes. Él comienza a gemir incoherencias sin dejar de rasguñar las colchas. ¿Le dolerá algo?
— F-fóllame... — Me suplica tembloroso—. Fóllame, por favor.
Carajo.
— Hemos cogido en demasía desde que iniciamos, ¿no crees que deberíamos darnos un respiro? —inquiero clavando mis ojos en los suyos.
— Min...
— Te recuerdo que pospuse mi viaje, pero debo irme.
— No te vayas.
— Es necesario, Jimin.
Estiro mi mano para tomar unos pañuelos y limpiar mis manos. Él no demora en incorporarse de la cama para escrutarme en silencio conforme yo llevo ahora mi agarre a uno de mis cigarros para encenderlo. Le doy una calada y lo expulso con calma, aunque para mi sorpresa él me besa apenas la nicotina abandona mis labios.
Me jala del cuello para que caiga sobre él en la cama, así que procuro tener cuidado y que el cigarro no se apague. Libero un sutil gruñido dándome la vuelta en la cama, jalando de su cuerpo desnudo para que quede encima mío apoyado sobre mi pecho.
— Casi te quemas, imbécil —Le regaño—. No tengas accidentes, solo yo puedo lastimarte.
Eleve su cabeza y me observa. Mierda, ya sé lo que viene.
— Llévame contigo —suplica acortando nuestra distancia—. ¡Por favor, Yoongi!
— No haré eso. Te expondría a un peligro innecesario.
— No me dejes, te necesito. Al menos intenta convencerme.
— No tardaré mucho.
— ¿Y si nunca vuelvo a verte?
Me mantengo en un gélido silencio sin saber qué responder. Él toma aire apretando sus labios antes de reposar su frente contra mi pecho. Aprieta sus puños sobre mis clavículas y comienza a negar con la cabeza.
— Eres todo lo que tengo, Yoongi... —Su tono suena apagado, mis ojos se mantienen sobre él a la expectativa de su discurso—. No sé qué haría si te pierdo.
— Morir.
— Te pido que seas serio.
— Lo estoy siendo.
Asciende la mirada ahora llevando sus manos a mi oscuro cabello. Está batallando por no demorarse frente a mí, usará cualquier técnica para convencerme, pero mi respuesta siempre será "no". Debo pensar cómo convencerlo.
— Si tú y yo... —Rompe el silencio—. Si tú y yo estuviéramos juntos, ¿qué pasaría?
Frunzo mi ceño.
— ¿Juntos? —repito.
— Novios.
Mi aliento se detiene por un breve momento. Jimin mordisquea sus labios y pese al temblor de su cuerpo me mantiene la mirada tenaz. Regreso con prisa el cigarro a mis labios con notoria incomodidad, no me esperaba que me abordase con algo así.
— No lo sé — Confieso—. No creo que tú y yo llegáramos a funcionar, somos muy...
— ¿Diferentes? — Se adelanta—. ¿Parecidos?
— No es eso —Mi agarre se afirma a su hombro desnudo—. Pero no hay nada sentimental entre ambos, ¿entonces por qué te cuestionas algo así?
— ¿Entonces qué es lo nuestro?
— Obsesión.
— ¿Y ya? —Eleva sus cejas—. Te verías incapaz de alguna vez... ¿quererme?
Un mal presentimiento se instala en mi pecho.
— No me vayas a salir con la estupidez de que estás enamorado de mí.
— ¡No! —exclama horrorizado—. No es eso... es...
Guarda silencio y desvía la mirada buscando respuestas en el horizonte.
— Es solo que. ¿Si me amaras estarías siempre conmigo?
— ¿Me estás sacando toda esta mierda de conversación solo porque no deseas que me vaya?
— ¡Porque no quiero perderte! —Voltea abrupto—. ¡¿Por qué no lo entiendes?!
— Entiendo que no quieras hacerlo, pero no puedes abordarme así con los sentimientos —Mi tono es autoritario. No ansío cruzar ese límite—. Yo no siento las emociones de la misma forma que tú, ¿lo sabes, no?
— Pero te preocupas por mí.
— Sí, pero no te amo.
— Yo nunca dije eso, quiero comprender lo que sientes por mí. Deseo estar seguro. Necesito escucharlo para sentirme tranquilo o siento que me dará un ataque de ansiedad.
— ¡No sé qué siento por ti, Jimin! ¡Carajo me confundes en demasía!
Lo empujo para poder levantarme de la cama en una necesidad de huir. Lo subestimo, él ya se encuentra de pie sujetando mi brazo para que no me vaya.
— ¡Dame una puta respuesta que me deje tranquilo para asegurarme de que me necesitas! — Las lágrimas se acumulan en sus ojos—. ¡Porque te juro por lo que más quieras que si no regresas te voy a matar!
— ¿Qué es lo que deseas? —Lo confronto—. ¿Que me lance a tus brazos y te profane amor eterno?
— ¡No es eso, Min!
— ¿Que te pida ser mi pareja?
— ¡Si tan solo me dejaras...!
— ¿Que te diga "te amo"?
El silencio que se instala es inquietante. Jimin parece congelarse unos segundos antes de negar con la cabeza y cederme un tosco empujón. Su relación con la violencia parece que va mejorando.
— ¡Me pudres, Yoongi! ¡Me quebré frente a ti por nada!
Carajo. De verdad este chico...
— No vas a perderme —Sostengo sus mejilla a la fuerza—. Deja tu miedo irracional a ello, voy a regresar. No voy a dejarte, entiéndelo.
Sus lágrimas se calman, pero sus ojos se mantienen tristes.
— ¿Cómo esperes que te crea? —susurra dolido—. Si me has mentido todo este maldito tiempo.
— Volveré por ti, hagas lo que hagas Jimin, nunca te podrás librar de mí —Le repito, él pasa saliva—. Esa fue mi primera promesa, ¿la cumplí?
— Lo hiciste.
— Entonces esta será la segunda promesa que te haga — Deslizo mi agarre detrás de su nuca—. No vas a perderme, regresaré por ti. Siempre volveré a ti, me tienes igual de jodido que yo a ti.
Una pequeña sonrisa asoma en sus labios.
— Eso fue lindo.
Llevo la vista al reloj y de nuevo a la cama. Afirmo mi agarre sobre sus hombros para sentarlo de nuevo en el colchón tomando asiento a su lado. Apago el cigarro contra la encima para evitar quemarlo tras tantas maniobras y me acuesto boca arriba frotando mis párpados.
— Deberíamos descansar, Jimin.
— ¿Puedo hacerte una última pregunta antes?
Suspiro.
— Adelante.
Se acomoda a mi lado con un mirar más apacible. Busca mi tacto como un cachorro ansioso acomodándose contra mi pecho, su cabello cosquillea contra mi mentón, pero no es desagradable. No me siento tan reacio a su cercanía como con otros.
— Si estoy condenado a estar contigo, nunca me dejarías tener a alguien más, ¿cierto?
— Dudoso.
— Pero yo sigo siendo más humano —Realiza una breve pausa—. ¿Qué pasaría si llegase a enamorarme de ti alguna vez?
— No ocurriría.
— ¿Pero y si sí?
— ¿Por qué llegaría a suceder? —Llevo mis ojos a él aunque no crucemos miradas—. Nunca he intentado cortejarte. Ni lo haría.
— Consecuencias de la convivencia.
— Bah —Una corta risa abandona mis labios—. No confundas la dependencia con amor, Park. Soy consciente de tu necesidad de reconocimiento y cariño, pero conmigo no esperes llenar esos vacíos, muñeco. Yo puedo ofrecerte mis ojos y enferma adoración, pero nunca más que eso.
— No te preocupes —Su tono se siente lejano—. Solo era una suposición. Es extraño pensarme enamorado de ti.
— Inteligente de tu parte. Esto sería aún más complicado de lo que ya es, ¿no lo crees?
— Pero crees que soy lindo, ¿no? —Eleva la vista a mí a la expectativa.
No respondas mal, Min. Contrólate un poco.
— Lo eres, eso siempre me gustó de ti —Ladeo mi cabeza para examinarlo mejor—. Entre otras cosas.
Parece quedar satisfecho ya que no me invade con más cuestionamiento repentinos en lo que queda de la noche. Mis ojos se cierran con pesadez arrullado por su respiración pese a que mi cabeza se encuentre agitada debido a nuestra conversación.
¿Sería capaz de jugar con sus sentimientos si en algún punto tambalea o amenaza con alejarse de mí? ¿Llegaría a eso con tal de mantenerlo a mi lado? ¿Sería capaz de cargar con aquellas consecuencias?
No. No lo creo.
Solo espero que me mantenga en ese lugar de capricho tóxico y no como un posible candidato a ser su futura pareja; porque si no, las cosas se irían de verdad a la mierda.
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BLOODYPARKDROG.