INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( C...

By imbloodyparkdrog

301K 59.2K 78.5K

« Átame a ti a través del miedo, hazme adicto a tu dolor, deja que mi grotesco amor crezca en descontrol. Afé... More

antes de leer.
PRÓLOGO
PARTE I: DE UN INICIO CAÓTICO
O1
O2
O3
O4
O5
O6
O7
O8
O9
1O
11
12
13
14
15
16
17
18
19
2O
PARTE II: DE UNA RELACIÓN COMPLICADA
21
22
23
24
25
26
27
28
29
31
32
33
34
35
36
37
38
39
39.5
4O
PARTE III: DE UNA OBSESIÓN DESCONTROLADA
41
42
43
44
45
46
47
48
49
5O
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
nota.

3O

4.7K 882 1.8K
By imbloodyparkdrog

— ¿Ya saben qué van a ordenar, chicos? — Nos pregunta la señora Min.

Nos encontrábamos en el restaurante. Los colores rojos, naranjas y cafés se apoderaban del entorno brindando un toque tranquilizante con música jazz de fondo. Los manteles rojizos alcanzaban el suelo cubriendo nuestros pies, las servilletas blancas con anillos de oro reposaban sobre nuestros regazos y varios pares de cubiertos adornaban las esquinas del plato.

— Creo... — Comento hundiendo mi rostro en el menú color vino en un tormentoso intento de no cruzar miradas con Yoongi quien está delante de mí—. Creo que una pasta boloñesa.

— ¿Tú Yoongi? — Pregunta su madre llevando la vista a él.

Desciendo em menú para examinarlo. Lleva una camisa negra, jeans por primera vez, un arete de plata. Yo portaba una camisa a cuadros blanca y bermudas cafés al igual que sandalias, fue casi lo primero que pude ponerme después de aquella tremenda escena en la ducha.

— Carne —Responde simple— Hace un par de días que deseo devorar un buen trozo de carne.

Mis mejillas arden y puedo sentir la sonrisa de Yoongi aún sin escrutarlo. Quiero matarlo, en serio quiero matarlo.

— Vaya, tienes hambre —Su madre vuelve la vista al menú.

Trazo una mueca al sentir una suave patada debajo de la mesa, Yoongi esboza una sonrisa. Me concentro en el mesero que ha acercado con nuestras bebidas y se encuentra listo para recibir la orden. La señora Min habla por nosotros y yo me mantengo en silencio sintiendo el pie de Yoongi pateando de nuevo mi pierna. Le devuelvo el golpe y sonrío victorioso por dentro, pero él enarca una ceja.

— Ahora vengo, denme un momento por favor — La señora Min se levanta frotando su párpado, las cartas que son retiradas segundos después que ella desaparece.

Escaneo el entorno en busca un objeto en el cual enfocar mi atención, clavando la mirada en la burbujeante limonada que se encuentra frente a mí. Siento el pie de Yoongi ascender hasta chocar con mi rodilla. Le clavo la mirada, pero él está en su teléfono pretendiendo no darse cuenta de nada.

Sube más y presiona provocando que jadee en voz baja. Una sonrisa asoma sutil de mis labios a la par que separo mis piernas para invitarlo a que acaricie allí y por supuesto, cae en mi trampa. Apenas siento su tacto sobre mi entrepierna cierro mis muslos dejándolo atrapado. Él retira la mirada de su teléfono y voltea a verme, alza una ceja y trata de zafarse del agarre entre mis piernas, pero mientras más tira, más aprieto.

— He vuelto — La señora Min llega, yo al instante abro las piernas y Yoongi retira su pie. Ambos nos quedamos en silencio—. Creí tener una pestaña en el ojo, pero ya está.

Cuento en silencio los minutos que transcurren, esperando expectante sin emitir sonido alguno. Comemos, esta vez siendo más productivos en la conversación aunque los tensos silencios entre el azabache y yo se prolongan en demasía en algunas ocasiones. Por fortuna la señora Min salva el ambiente hasta que nos toca separarnos.

— Les recomiendo descansar —Comenta ella una vez cerca del elevador—. Así despiertan temprano y llegan a tiempo al buffet.

Asentimos. La delgada mujer realiza una seña encaminándose en dirección contraria. Cuando regreso la vista al frente el elevador ya se encuentra allí con las puertas abiertas.

— Después de ti —Murmura Yoongi.

Cedo un paso al interior con inquietud siendo seguido por él. El ambiente se torna peligroso, hedor a muerte y asecho absoluto. Puedo sentirlo cuando se coloca cerca mío y las puertas se cierran.

Solos los dos.

— Ahora sí serás mío, hijo de puta.

Apenas esas filosas palabras son escupidas de la boca de mi acompañante, puedo sentir que me toma de ambas muñecas para estamparme contra el espejo del elevador. Ansioso y febril cual bestia descontrolada me sujeta para besarme vehemente, un jadeo vuelve a abandonar mis labios correspondiendo con ansias. Mis uñas rasguñan sus brazos y espalda sin el mínimo control anhelando por esto.

Las puertas se abren y él me empuja fuera atacando mis labios en una pasión descontrolada que no deja de tomarme por sorpresa. A tropezones nos dirigimos a la recámara cruzando todo el pasillo sin despegarnos de nuestras bocas. Tengo la impresión de que me está comiendo vivo, nunca lo había visto tan frenético, con tanto desespero escurriendo por su piel.

— Yoongi... — Hablo apenas—. Mmh.

Sus labios vuelven a tomarme y en un movimiento seco me empuja al interior de nuestra habitación y cierra la puerta colocando el seguro. Mi respiración es agitada y mis labios están hinchados. Yoongi voltea y su mirar cambia. Una sádica sonrisa ilumina en su rostro y sus ojos se oscurecen en completo deseo, yo comienzo a retroceder cuando él avanza. Parece una pantera.

— ¿Tienes miedo? — Inquiere acercándose a mí, pasando sus dedos por la mesa de cristal y agarrando la navaja.

— No.

— ¿No?

Cuando alcanza mi posición me empuja sobre la cama colocándose encima mío con una elegancia indescriptible. Es mordaz, incluso increíble que alguien como él pueda ser tan minucioso y frío... pero tan ardiente a su vez.

— Deberías  — Susurra, nuevamente aquel brillo enfermizo asoma en sus ojos—. Podría matarte en pleno acto.

Mi pulso se acelera.

— Podría abrirte la garganta mientras te penetro — Su voz se torna ronca—. Podrías morir lentamente mientras te hago mío, embriagado del olor de tu sangre perforando mis fosas nasales, limpiar tu cuerpo bañado en tinta roja...

Coloca el cuchillo entre sus labios y tira de mis tobillos con fuerza. Mis piernas quedan a sus costados acorralándome en su totalidad, pero no deja de sonreír. Una sonrisa tan enferma como lo que estaba a punto de hacer, tan enfermo como la mente que se carga y tan enfermo como yo por disfrutar aquello.

— ¿Seguro no tienes miedo? — Retira el cuchillo de su boca y juega con él frente a mi rostro—. ¿Qué pasa si tiro esto? ¿Se clavará en tus bonitos ojos?

— No te atreverías.

— Oh — Finge que se le resbala de las manos, pero yo elevo una ceja—. Veo que no has perdido aquel toque rebelde.

Acaricia mi rostro con una terrorífica adoración. Puedo sentir mis pupilas brillar y mi ritmo cardíaco aumentar. Sí, Dios, cuánto amaba cuando me veía así.

— Es algo que me llamó la atención en ti desde pequeños —prosigue con el discurso sin dejar de examinarme—. Me retabas, en más de una ocasión pude percibir una oscuridad latente en tu mirada cuando las cosas no salían como querías.

Prolongo mi silencio y enarco una ceja.

— Y justamente realizabas ESE movimiento —Acentúa apuntando a mi ceja—. Fascinante. Te encontrabas siempre tan sediento por mi atención aunque llegase a través del dolor. Me salí del papel, todos te adoraban, todos te querían, ¿por qué yo era tan malo? ¿Alguna vez obtendrías mi aprobación? ¿En qué pensabas estando conmigo?

Acaricia el filo por mi entrepierna y me siento perder. Jadeo inevitable esbozando una sonrisa. Vaya, en serio este chico llega a ser escalofriante, tan listo sobre todo.

— Fue un golpe a mi ego. Por supuesto que intentaba ganarte, pero no importaba qué hiciera, siempre era el mismo resultado —murmuro, él me observa con absoluta atención—. Lo único que logró separarte de mi lado fue una chica, tu gusto por el fuego y tu maldito viaje.

— ¿Y en qué momento comenzaste a disfrutar el dolor?

— Cuando te perdí —Confieso sin tapujos. Él me observa sorprendido.

— ¿Perderme? ¿O perder mi atención?

Quedo pensativo por breves segundos. Admito que aquello me toma por sorpresa, pero tras analizarlo unos segundos, obtengo una respuesta clara. O eso creo.

— Ambas. Tú siempre ocasionaste en mí algo... diferente.

— Como hacerte babear con cosas filosas — Se burla—. Bien, me agrada tu respuesta. Supongo que ahora puedo complacerte.

Gimo cuando sus labios vuelven a atraparme enredándose con mi cuerpo. Me aferro a su espalda y me dejo enloquecer a su lado permitiendo que nuestras lenguas se enfrenten a una pugna cargada de desastre. Él lleva sus manos a mi camisa y comienza a desabrochar botón por botón en un claro intento por desnudarme.

Sus besos agresivos se zafan de mis labios y muerden ambos lados de mi cuello provocando que arquee mi espalda. Siento el bulto creciente entre sus piernas y aquello lleva a que jadee más de lo que ya hago. Zafa el último botón de mi camisa y con sumo desespero la abre, atacando mis pezones con fuertes besos y chupetones. Me encuentro en pleno trance hasta que veo su brazo moverse y un ardor peculiar invadir mi pecho.

— ¡Ah! — Desciendo la mirada observando un fino hilo rojizo que comienza a formarse—. ¡Yoongi!

Él observa la sangre con una sonrisa y se inclina para lamer. Me estremezco al sentir su tibia y húmeda lengua contra mi sensible dermis quitando todo rastro carmín que brota. Succiona haciéndome remover y apretar mis puños, a lo que él vuelve a sostener la navaja y dirige una mano a mi pantalón.

— Tch — Me remuevo cuando siento que baja el cierre y sin perder tiempo retira mis pantalones—. ¡No, espera!

Desprende todo dejándome en ropa interior. Me siento arder y apenas trato de cubrirme, pero él me sujeta sin cuidado y me da la vuelta para que quede boca abajo. Libero el aire a la expectativa de su próximo movimiento.

— ¿Qué... haces? — Murmuro al sentir que se coloca de rodillas y besa mis hombros, mordiendo también de forma agresiva—. ¡Auch, sé más suave!

Muerde rítmico tirando de mi piel y provocando escalofríos por todo mi cuerpo. Lleva la punta de su navaja al centro de mi espalda y desliza el filo en descendente, sacudo mi anatomía debido a las cosquillas que provoca y mi cuerpo se hiela. La excitación se hace presente cuando alcanza mi espalda baja y brinda un beso por encima de mi ropa interior, fascinado con mi culo. No transcurre mucho hasta que lo siento morder una de mis nalgas provocando que chille y un violento sonrojo me sacuda.

Amasa mi carne con morbo masajeando vehemente y enterrando sus dedos a mis costados. Gimo y trato de voltear, pero el cuchillo me detiene para que no me mueva. Siento sus dedos dirigirse al borde de mi bóxer y tirar de él, desnudándome en un segundo.

— Yoongi... — Llamo, pero él afirma su agarre en mi cadera para voltearme boca arriba—. ¡Dios, no veas! — exclamo al quedar expuesto frente a él y sentir mi miembro palpitar—. ¡Espera, Yoongi espera!

Grito en vano y me arqueo al sentir sus dientes clavarse en mis pezones, mordiendo feroz mi piel sin cuidado alguno.

— Abre las piernas —ordena.

Me siento enrojecer, pero obedezco en silencio. Elevo la mirada y suspiro cruzando con aquellas orbes ceniza tan letales. Muerdo mis labios esperando lo que venga.

— ¿Ansioso? —Me provoca.

Me es inevitable no refunfuñar y rasgar la tela de su camisa tras eso. Eleva sus cejas con sorpresa ante mi movimiento, pero no me recrimina en lo absoluto. Zafo botón por botón hasta dejar expuesto su pálido pecho que lleva mis orbes a brillar extasiadas, el hambre me golpea.

Me incorporo para poder tumbarlo a él boca abajo. Libera un gruñido en queja, pero se deja manipular a mi gusto cuando distingue que llevo ambas manos a sus pantalones rebuscando ansioso. Mierda, me acomodo de tal forma que tiene una espléndida vista de mi rostro frotándose contra su muslo y aquella erección que asoma entre sus pantalones.

— ¿No crees que ya hemos esperado suficiente? —Ahora es mi turno de hablar deslizando su prenda lejos de su cuerpo hasta dejarlo en ropa interior. Es increíble lo atractivo que puede llegar a ser, me doy el tiempo de admirarlo.

— Diviértete, no permito ceder el control mucho tiempo —amenaza con un tono ronco sin dejar de observarme—. ¿Qué harás?

Oh, por supuesto que sabes lo que haré, pero no te lo diré en voz alta.

Me vuelvo a agachar y brindo una lamida por encima de su ropa interior. Su cuerpo se tensa al momento y su firme agarre va a mi cabello para sujetarme dominante. Sus ojos brillan de una forma peculiar denotando advertencia y autoridad al mismo tiempo. Por supuesto que le ha gustado, puedo ver de soslayo su erección engrosar tras ello.

— Abre la puta boca —Me ordena sin desprender sus ojos ardientes de los míos. Es inevitable no estremecerme ante su tono y hambre.

Obedezco sacando la lengua en un gesto provocativo. Lo veo murmurar algo que no alcanzo a escuchar y desliza su erección fuera de su ropa interior para acariciarla contra mis labios. Mi mirada desciende y paso saliva al percatarme que en efecto es bastante gruesa. Y la longitud también me toma con cierta sorpresa, pero carajo, lo que me hace salivar es su glande hinchado y buen tamaño.

Va a dolerme cuando entre.

— Traga —vuelve a demandar.

Le cedo una mirada juguetona antes de inclinarme y ceder una lamida con mi tibia lengua. Él gruñe en respuesta y tira sucabeza hacia atrás con la respiración lenta y pesada; incluso para mi sorpresa puedo sentir que su polla engorda un poco más entre mis manos. Mis ojos brillan con malicia ante esto, mi apetito se abre por sus reacciones. Necesito ser la mejor mamada de su vida, que el mismo averno me escuche porque va a ser así.

Vuelvo a lamer con lentitud pasando la punta de mi lengua por su rosado glande y succionando este. Engullo de a poco sin retirar mis manos de su base, apoyándome para alcanzar más de la mitad de su miembro hasta que acaricia mi garganta. Esto se siente como el jodido cielo, siquiera lo he tomado todo y ya siento un par de arcadas que me obligan a separarme. Un hilo de saliva se mantiene conectado entre su glande y mis labios provocando una imagen meramente erótica, mejor de las que había soñado o imaginado.

Me doy el tiempo de esparcir la saliva por toda su longitud volviendo a tomarlo, realizando un suave meneo en forma de oleaje empujando mi lengua contra su frenillo. Él libera un gemido y aprieta su quijada, me siento derretir con aquellas reacciones porque puedo percibir que de verdad lo está disfrutando.

— Jimin... —Jadea mi nombre, carajo, no es "muñeco", es "Jimin"—. Vas a hacer que me corra antes de tiempo si me la sigues chupando así.

Una sonrisa asoma de mis labios tomando distancia para encararlo. Sus ojos se habían oscurecido, su cuerpo tensado el doble y el ambiente se siente hostil. Incluso antes de poder realizar cualquier movimiento él me toma de imprevisto estrellándome contra el borde de la cama abriendo mis piernas a la fuerza. Procuro alejarlo, pero se aferra a mis mulos y muerde estos arrancándome un gemido.

— Y-Yoongi...

El filo de la navaja acaricia seductora mi piel hasta trazar finos caminos por toda la zona interna de mis muslos. Arde, el dolor provoca que arquee mi espalda, pero la lengua magistral del azabache vuelve a hacer acto de presencia para limpiar presionando sobre las heridas. Más jadeos brotan de mi boca, unos más descontrolados que otros.

Cuando la punta de su húmedo músculo acaricia mi apretado anillo para lamerme, me siento derretir por completo. Se aferra a mis piernas hundiéndose por completo, besando y succionando para lubricarme, los espasmos me vuelan la cabeza junto a un pitido en mis oídos. Mi respiración sube y baja frenética viendo puntos de colores por todos lados; mi erección despierta escurriendo líquido pre-seminal ante la forma en que me devora, con tanto anhelo que resulta incluso surrealista.

— Fóllame — Le pido en un hilo de voz—. Fóllame, fóllame, fóllame.

Me las tenía que pagar. Desde el aula de biología, mi cumpleaños, el parque, cuando fui a firmar el contrato, todo lo ocurrido en la mañana, me las debía pagar. El hilo de tensión entre ambos no podía estirarse más, me negaba, necesitaba sentirlo y escucharlo, necesitaba enredarme en el averno de su cuerpo. Pecar, quemarme, arder. Debía ser yo y solo yo aquel que ocasionara todo eso en su persona más que nadie.

— Enfermo de mierda —sisea sonriente con los labios rojizos a la par que toma el lubricante—. No me interesa el sexo hasta que se trata de ti.

Sujeta uno de los condones que se coloca, restregándose contra mí en un intento de fomentar mi desespero. Por cada roce de su glande contra mi apretado interior es un gemido que brota de mis labios, una corriente eléctrica intensa y una terrible sensación de vacío que me arrastra a la vesania. Necesito que entre.

Y mierda, lo hace.

—¡Ah! —Un feroz grito es arrancado de mis labios cuando puedo sentir algo grueso llenarme. La forma en la cuál se hunde es dolorosa. Y vaya, no mintió; debe ceder un par de empujones extra para terminar de abrirse paso dentro mío. Mi cabeza da vueltas—. Hm...

Quedo embriago por la sensación y él también, ya que la forma en que su rostro se deforma al mirar más puro de un animal salvaje. Me sienta sobre él tras sujetarme firme y empuja su pelvis hacia arriba para enterrarse por completo. Yo me siento arder, babear, es difícil explicar lo que provoca, pero de algo estoy seguro: no deseo que salga de mí.

— Qué... rico... —murmuro al sentirme ido, embriagado por él.

Él inicia un movimiento suave afirmando el agarre a mi cadera. Mis gemidos hunden la habitación, busco incluso moverme más rápido cuando al cabo de unos segundos el ritmo no es suficiente y el cosquilleo en una zona bastante sensible en mi interior me prende como dinamita pura.

Mi cadera se mueve con despero, lo trago entero hasta escuchar el sonido de sus testículos golpeando contra mi piel cuando me jala hacia él, acomodando sus piernas e iniciando un ritmo duro y veloz.

— Mierda... —Lo escucho jadear contra mi oreja—. Aprietas de puta madre.

Sí, me siento enloquecer el doble.

— Más —Le imploro con ojitos de cachorro necesitado—. Más, más más.

El sudor se apodera de mi cuerpo, nuestras pieles chocan y un sonido húmedo envuelve la habitación. Mis heridas incluso vuelven a sangrar debido a los movimientos, finos hilos de sangre que escurren por mis muslos y pecho. No se detiene, incluso en esa posición sigue trazando pequeños cortes sobre mi abdomen provocando que entre cada fracción de ardor sienta mi cuerpo calentarse el doble.

— Ha-hazlo de nuevo... — Jadeo.

Eleva una ceja y realiza otro corte. Un grito es arrancado de mi garganta volviendo a moverme veloz, esta posición ya no es suficiente. Lo observo suplicante, pero él tiene la misma mirada dibujada en su rostro. Me ahorca sin vacile y me empuja contra las colchas boca arriba, se coloca encima mío y vuelve a penetrarme.

— Oh, mi muñeco sucio... —murmura fascinado cuando sujeto su brazo para impedir que deje de asfixiarme.

Mis ojos se pierden en la absoluta lujuria, no pienso en nada más, mi atención se enfoca por completo en mi placer, nuestro placer, la falta de aire, la sangre, el aroma a sexo, el sudor, su cabello cayendo en su rostro de forma preciosa y aquellas sonrisas torcidas de disfrutar lo que hace. Nuestros labios se juntan y el ritmo de sus estocadas aumentan haciendo rechinar la cama. Me es inevitable no masturbarme con una de mis manos libres, encajando mis dientes en sus labios cuando realiza un movimiento peculiar que golpea más profundo dentro mío.

Y otra vez.

Y otra vez.

Me estremezco con un jadeo ahogado que libero contra aquella boca. Mi entrada se aprieta y a los pocos segundos el semen escurre sin control entre mis manos. Estoy enajenado, intento gemir más alto, pero Yoongi no me lo permite. Vuelve a cortar el aire en mi garganta y succiona mi lengua, deleitándose con la cantidad de saliva que brota de mis labios.

— Uh, eso se ha sentido bien —sonríe contra mi boca—. Cómo me apretaste durante tu orgasmo, podría quedarme clavado en tu interior toda la noche.

Intento hablar, pero ningún sonido brota de mi boca. Lo abrazo cuando se aferra a mi cuerpo para embestirlo a mayor profundidad meneando su cadera, el movimiento me ensordece y debido a la sensibilidad de mi anatomía es inevitable no lloriquear. Yoongi tapa mi boca yendo más veloz, más veloz, más veloz; mis ojos se pierden y mi rostro se deforme en placer embriagado hasta que se corre.

Su respiración va veloz cuando alcanza el clímax, cede duras embestidas y tras ello se detiene por completo. Mi interior vuelve a sacudirse y se paraliza acto seguido, volviendo a tomar aire y dejando caer mis brazos a los costados completamente rendido. Yoongi no sale de mí, pero se deja caer con pesadez encima mío procurando recobrar el aliento con un gruñido.

— ¿Estás bien...? —Interroga tras unos minutos en silencio.

— Algo... —Mi voz sale más aguda de lo que es, producto del placer que aún me sacude—. Fuiste rudo.

Se separa para examinarme y se levanta de la cama tras ello con una risa. Me toma unos segundos imitar su acción quedando sentado sobre la cama, examinando cómo sale del baño sin el condón, echando su cabello hacia atrás con un sex appeal que haría gritar a cualquiera.

— ¿Por qué te ríes? —Le cuestiono.

— ¿Crees que fui rudo?

— ¿Y no lo fuiste?

Vuelve a acercarse a mí tomándome de la nuca. Me obliga a elevar la mirada y solo basta una sonrisa para hacerme llegar el mensaje de burla.

— No tienes idea —susurra.

Vuelve a tomar mis labios, pero esta vez me levanto para seguir aquel beso. Mi cuerpo choca contra una de las paredes volviendo a rasguñarlo, la pesadez de su deseo me obliga a rendirme ante él sin dejar de tocarlo. No puedo hacerlo. Necesito sentirlo, perderme en su piel y escucharlo decir que siempre estará conmigo.

— Nunca vas a dejarme, ¿cierto? —Le pregunto en medio de aquel beso.

— ¿A qué viene esa pregunta?

— Dímelo. Dime que nunca vas a dejarme.

No lo veo muy seguro y aquello me enerva. Vuelvo a besarlo, mis manos van a las suyas para que me toque, las ansias están a punto de volverme loco.

— Dímelo —insisto viendo a sus ojos—. Dímelo.

— Cuando me fui tan lejos no pude dejarte, ¿qué mierda te hace creer que sería capaz de hacerlo algún día? —murmura brusco contra mis labios.

Se vuelve insostenible e incluso grotesco lo que ocurre a continuación.

Desconozco en qué momento, pero ya se encuentra embistiéndome de nuevo contra uno de los espejos. El desespero por más nos asfixia, mi cuerpo se empapa de marcas, sangre y sudor. En el suelo, en el sofá, en su cama, la mía, los objetos se rompen y caen a donde quiera que avanzamos.

Más, más, más. Él entra y sale de mí, rudo, agresivo, jalando mi cabello, escupiendo a mi rostro, abofeteando, golpeando, exigiendo, empotrándome contra el lavamanos sin dejar de sostener mi cuello.

Es enferma la forma en la cuál me siento tan deseado. Él se ve irritado, incluso molesto después de un rato cuando no puede dejar de entrar y salir de mí cuando me tiene en cuatro contra la mesa. Es excitante, sentir su molestia es excitante, molestia debido al desespero, la frustración de sentir que pierde el control conmigo.

— Te juro que si un día te atreves a coger con alguien más voy a buscarte hasta el puto infierno para matarte —sisea contra mi boca, yo jadeo enloquecido y complacido tras ello. Eso, contrólame. Tómame. Enloquece conmigo—. ¿Te queda claro?

— Sí —asiento ido—. Soy tuyo.

Lleva la navaja a sus labios y se corta sin pudor. Un quejido escapa de mi boca ante eso, observando el carmín que brota de su belfo dibujado por una sonrisa cínica.

— ¡Te abriste el labio!

Me besa. Forcejeo ante la sensación desconocida y el particular sabor que invade mis papilas gustativas, pero tras unos segundos se vuelve atractivo. Aquel sabor a hierro tan sutil me hace buscar un poco más.

— ¿Te gusta? —pregunta.

Mis labios ya se encuentran rojizos, y mierda, ¿a quién engaño? Tener su sangre para mí es un delirio.

— Mucho.

Mi respuesta le satisface volviendo a empujarse contra mí sin separar sus labios de los míos. Nuevamente estamos en la cama, él encima mío, tan hambriento, tan sediento a pesar de haber perdido la cuenta de la cantidad de veces que nos hemos tomado esta noche.

Y así nos perdemos.

En un sucio y caliente beso lleno de dolor y sangre.



.









.




BLOODYPARKDROG







Continue Reading

You'll Also Like

213K 3.5K 6
(∩^o^)⊃━━━━━☆゚.*・。 Bañado en lujuria, desea un fruto prohibido, desea bajar aquella calentura que lo quema por dentro, necesitaba de aquel pequeño n...
495 61 1
Esta historia tiene sus años y sé que hay errores, está en ti si quieres leerla. Relato parte de la antología "El amor en tiempos de fanfics" del pe...
3.7K 495 34
En un mundo donde no solamente viven humanos, vampiros y licántropos llevan años en guerra, pero ahora, en medio de una tregua que se tambalea, cada...
802 215 6
𝐸𝑠𝑐𝑜𝑗𝑎𝑛 𝑠𝑢𝑠 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟𝑒𝑠 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎𝑠 𝑦 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑖𝑐𝑖𝑝𝑒𝑛 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑐𝑜𝑛𝑐𝑢𝑟𝑠𝑜. 𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑒𝑟 𝑠𝑢𝑠 𝑖�...