JIMIN POV
Muchos se preguntarán hasta donde es capaz de llegar una persona con tal alcanzar lo que se propone. ¿Qué es capaz de sacrificar con tal de lograr su cometido? Una vez Nicolás Maquiavelo mencionó "el fin justifica los medios", dejando así en claro que cuando el objetivo es alcanzado, cualquier medio para lograrlo fue válido.
¿Tiene razón?
¿Si asesinar a un candidato a la presidencia provocaría que tú seas el reemplazo inmediato [siendo aquello lo que deseas], vale la pena? Algunos podrán responder que sí, pero en ese caso dudaría de su ética y saldría corriendo.
Pero no, aquí estoy dejándome manipular por un maquiavélico y calculador varón que está dispuesto a todo con tal de mantenerme a su lado. ¿Qué tan lejos es capaz de llegar? Aquella incógnita me persigue sin remedio buscando tentar al Diablo.
— ¿Eh, Jimin? — La voz de mi madre provoca que retire la vista del plato con migajas de pastel y la observe— . Nunca me comentaste qué tal te fue con Yoongi. ¿Todo bien?
Siento la piel de mi cuello erizarse y por instinto muerdo mis labios.
— Ah, sí —Miento cogiendo el tenedor y trazando figurillas con el chocolate líquido que sobraba—. Él y yo hacemos un... gran equipo.
— ¿Te gusta? —murmura contra mi oído y casi puedo sentir la enferma sonrisa que decora su rostro—. Qué fascinante es sentirte temblar entre mis brazos.
— E-espera — Jadeo descontrolado procurando hallar lucidez mental. Lo siento masturbarme veloz a la par hunde la punta de su cuchillo en la parte baja de mi espalda—. ¡Ah!
— Me alegro — Mi madre esboza una sonrisa muy peculiar en ella, entre pícara y dulce— . La señora Min es bastante agradable, Yoongi también aunque es algo callado. ¿Es tímido?
— Es de pocas palabras —susurro desganado, examinando una pequeña migaja moverse tras mi suspiro. ¿A Yoongi le gustará el chocolate?
— ¡Ah! — Los espasmos en mi cuerpo conforme alcanzo el orgasmo son incontrolables. Jamás creí que podría estar en una situación como esta, sintiéndome a la vez tan miserable como poderoso, jugando y atentando contra mi vida por un poco de dolor placentero—. C-creí que íbamos a tener sexo.
— Si cedes tan rápido no es divertido, ¿por qué no mejor te lo propongo cuando estés enojado? —Me provoca el terrible azabache acariciando mi sensible glande.
— Bueno — Mi madre escruta el entorno buscando a nuestro mesero— . ¿Algo más que desees contarme? ¿La escuela? ¿Jungkook?
— No, todo en orden.
— De acuerdo — Mi madre suspira rendida al ver que la conversación entorpece debido a mis pocos detalles y falta de habla— . Pediré la cuenta — Traza una mueca al verme deslizar la dedo por la superficie del plato para limpiarlo y llevarlo a mi boca— . Deja de meter los dedos al plato, no seas sucio.
Casi me atraganto comenzando a toser. Retiro el dígito de mi boca resintiendo un potente rubor en mis mejillas. Una vez más aquel mareos y espasmos vuelven a atacar mi cuerpo.
— Eres un sucio Jimin — Se burla Yoongi al ver la cantidad de semen que había liberado de mi cuerpo. Aquello provoca que me remuevo avergonzado y cubra mi rostro que se encontraba al rojo vivo—. Te corriste apenas te metí dos dedos, no creí que estarías tan desesperado, precioso.
— Y-yo no... y-yo... — Me ahogo con mis propias palabras sintiendo las lágrimas resbalar ardientes.
— Cerdo —Pica mi nariz y claro, aquello fue inquietante debido a la ternura con la que lo realiza— . ¿Te vas a correr para mí con la misma rapidez si uso la lengua?
— Vamos —mi madre me desconecta de mis pensamientos con su llamado. La veo coger su saco y dedicarme una suave sonrisa para que la acompañe.
Me levanto con pesadez y la sigo de cerca para salir del restaurante y dirigirnos a casa. Después de todo pronto saldríamos de vacaciones y tendría dos preciosas semanas para descansar. Halloween se acercaba y aún no tenía ningún disfraz pensado, aunque siendo sincero, no me apetecía salir en la noche. Por alguna extraña razón presentía que me encontraría a Min Yoongi con un disfraz terrorífico y me perseguiría por toda la cuadra. Aunque quién sabe, capaz me ignoraba por completo.
Vaya, ese chico era tan complicado que por más que me esforzara en comprender lo que hacía, no podía. Su forma de ser era tan peculiar y ambivalente, tan extraña... Actuaba de una forma que me hacía sentir importante y tras ello la lejanía regresaba, como un tira y afloja de su atención que controlaba a la perfección.
Por ejemplo, en nuestra primera sesión me suplicó que hiciéramos... Bueno, cosas. Era cierto que solo yo podría controlar eso, pero una vez que le cediera permiso él tomaría el control. Y aquella tarde que le permití libre acceso a mí juré que pasaría, pero no. El maldito bastardo disfrutó masturbándome y viéndome suplicar conforme trazaba heridas por todo mi cuerpo y succionaba la sangre. Además de disfrutar humillarme y murmurar cosas que... no. Era demasiado para mí.
Por una mierda, ¿qué carajos me pasa?
Lo que estoy haciendo no está bien, pero me veo incapaz de huir. Ansío probar aquella enigmática y peligrosa atención que parece llamarme a gritos. ¿Qué tan mal de salud mental debo estar para disfrutar que me lastimen conforme recibo placer? Aunque se tratasen de finas cortaduras y unos cuántos azotes por el momento, me preocupa en un futuro qué podría a llegar a ocurrir.
Porque sí, no sé qué mierda le habrá pasado a ese chico de pequeño para que sea de esa forma. ¿Su infancia? Bah, para mí hay algo más y estoy dispuesto a descubrirlo. Total, él ya sabía absolutamente TODO sobre mí y aquello era aterrador.
Incluso podría podía jurar verlo en las calles. ¿Qué le sucede? ¿Me sigue a todos lados o el mundo es un pañuelo? ¿O acaso estoy loco? No, no estoy loco. Que tenga fetiches peculiares no me convierte en un demente, ¿cierto? ¡Mierda! Siquiera he tenido sexo con él y ya estoy hablando de los fetiches que tengo. Esto está mal, no han transcurrido ni un mes y ya me siento enloquecer.
— ...y al final decidí que sería bueno para ti. ¿Te parece? ¿Estás de acuerdo? — Pregunta mi madre frotando mis brazos con una sonrisa, volviendo a sacarme de mi burbuja de pensamientos.
¿Eh?
— Oh, sí —miento ya que en realidad no tengo ni idea de lo que dice.
— ¡Excelente! —exclama ella con una sonrisa—. Entonces le avisaré a la señora Min que estás de acuerdo.
— Sí... espera, ¿la señora Min? — exclamo volteando confundido en dirección ella.
— Pues sí —Mi madre sigue tacleando en su celular— . Ella fue quien te invitó al viaje después de todo
¿Viaje? ¿Invitarme?
— Ah — No puedo decirle que no le presté atención, así que pienso en algo más estratégico— . ¿Puedes repetirlo para agendarlo en mi teléfono? Por favor.
— Claro — Ella asiente— . El 30 de octubre hasta el 3 de noviembre se irán a California. Los horarios de vuelo los confirma después.
¿Qué?
— ¿Y... de verdad la señora Min me quiere ahí?
— ¡Pues claro! La señora Min y yo somos buenas amigas desde hace tiempo, me resulta un dulce detalle que te hayan invitado con ellos a pasar las vacaciones. Además, Yoongi y tú se llevan bien, ¿no?
— S-sí — Miento—. Supongo que será divertido irme con Taehyung y él.
— Tae no va amor, por eso desearon invitarte a ti — Ella sonríe— . Él se queda acá con su madre, lo castigaron por realizar una fiesta a escondidas —niega entretenida—. Ah, ese chico...
Ya, ahora entiendo hacia dónde va esto. Bien jugado, Yoongi.
— La señora Min me responde que excelente y que está agradecida por haberte dejado ir... — Hace una pausa mientras observaba su teléfono— . Oh espera, es Yoongi quien ahora está contestando.
¿Yoongi contestando? Vaya, ahora me queda más que claro quién había realizado la "humilde invitación". ¿Por qué no me sorprende?
— Avísale que estaré encantado de ir — Observo a mi madre con una sonrisa—. Que aprecio sus esfuerzos por cultivar nuestra amistad.
— Vale, vale — Mi madre niega con la cabeza entretenida y sigue tacleando— . Me alegra que ustedes dos se lleven bien. Es bueno que no te enfoques solo en Jungkook, en este mundo hay mucha gente por conocer.
— Claro.
— Dice que perfecto y que tengamos un buen día. Qué amable muchacho — Sonríe guardando el aparato, agarrándome del brazo— . ¡Oh dios mío Jimin! ¿Con qué te cortaste?
Gracias, Yoongi.
— Oh, un accidente en educación física —miento veloz—. Deberían prohibir que las mujeres tengan las uñas tan largas.
—¿Por qué siempre te lastimas?
—Soy algo torpe —respondo con una media sonrisa.
Niega conforme seguimos nuestro trayecto al departamento. Mi madre se deja caer agotada en el sofá y me avisa que dormirá un rato. Asiento ante ello y tras besar su frente me dirijo a mi habitación cansado.
— Ah, dulce cama... — susurro dejándome caer sobre ella suspirando aliviado.
Cierro mis ojos procurando de dormir, pero minutos después mi teléfono comienza a vibrar interrumpiendo la imagen mental que había comenzado a desarrollarse en mi cabeza. Libero un gruñido y cojo mi celular adormilado.
— ¿Mh? —Es lo único que sale de mis labios.
— Jimin.
Abro mis ojos de golpe al reconocer la voz de Yoongi al otro lado. Me incorporo de la cama con brusquedad, pero aquello provoca un tambaleo donde mi espalda contra el suelo es lo siguiente que ocurre.
— ¿Qué mierda acabas de hacer? —pregunta Yoongi del otro lado.
— Me caí — Me vuelvo a levantar cogiendo el teléfono con una mano—. ¿Qué quieres?
— Qué amabilidad la tuya.
— No ha sido un buen día, Yoongi.
— Te perdono porque accediste acompañarme al viaje, aunque tampoco es que tuvieses oportunidad de negarte — Se mofa— . Pero es agradable que seas obediente.
Prolongo mi silencio mordiendo mi labio inferior.
— Así que cultivar nuestra amistad — Su tono de voz no me agrada para nada— . Eso suena tentador. ¿Cómo deberíamos hacerlo?
— Lo dejo a tu elección —Le respondo con un escalofrío cruzando mi columna vertebral.
— Me gusta cómo suena eso — Casi puedo sentir su sonrisa— . En ese caso voy a pensarlo.
— ¿Yoongi? —Lo llamo con ligero nerviosismo en mi tono.
— ¿Sí, muñeco? — pregunta con un tono sofocante y sensual que me hace estremecer.
— Mi madre vio mis heridas... — Realizo una pequeña pausa, pero él me invita continuar con su silencio—. Puedes hacerlas en un lugar más... ¿discreto?
Muerdo mi labio con fuerza después de eso, esperando ansioso su respuesta.
— Sin problema —responde tranquilo— . Procuraré que adornen zonas más íntimas de tu cuerpo.
— ¿Íntimas? —Acomodo mi cuerpo boca abajo sobre las colchas, expectante a la respuesta.
— Lo entenderás cuando estés desnudo sobre mi cama —Su voz provoca que mi respiración falle y mi ritmo cardíaco se acelere—. Abierto para mí, acariciándote con un cuchillo para después enterrarlo en tu bonita y suave piel.
— Yoongi... —Un violento sonrojo se apodera de mis mejillas y un escalofrío me recorre de pies a cabeza provocando que cubra mi boca con la zurda—. No digas esas cosas.
— ¿Te pone? —provoca con brutal cinismo. En ese momento tengo el impulso de enterrar mi rostro en la almohada y amortiguar los gritos que desean brotar de mis labios.
— Eres muy directo —Mi respiración comienza a fallar— Haces que... —Me detengo incapaz de proseguir.
Hay un largo silencio donde lo único que escucho es su pesada respiración del otro lado de la línea.
— De acuerdo —denoto el peligro en su voz y aún sabiendo que estaba lejos, no puedo evitar sentirme asustado por su tono—. Hablemos después en ese caso... Cuando no me esté tocando pensando en ti.
Ahogo un chillido y aviento el teléfono contra las colchas escuchando la ronca carcajada del mayor de fondo. El color inunda mi rostro de forma inevitable sintiendo mis mejillas estallar.
— Descansa — ronronea él antes de finalizar la llamada.
No me atrevo a moverme, observando el teléfono en la esquina de la cama amenazando con caer... hasta que finalmente eso ocurre.
Con aquel golpe puedo sentir el hilo de la cordura ser quebrado en mi cabeza de paso.
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JUNGKOOK POV
— ¿Seguro es todo? —Mi padre enarca una ceja observando a la cercanía la proteína en polvo que le cedo—. ¿No deseas llevar más?
Niego al instante empujando el carrito, mis ojos dirigiéndose a las verduras.
— Latas de atún orgánicas, pero si gustas yo voy por ellas. Hay aditivos nefastos en muchas marcas —Murmuro examinando de cerca las bolsas empaquetadas.
Mi padre suspira rendido siguiendo mi ritmo al examinar los alimentos frente a nosotros. No necesito inspeccionar de más, confío en el juicio que tiene; al final él fue quien me acostumbró a llevar una dieta saludable.
— Hablé con la madre de Taehyung —Rompe el silencio, mi cuerpo se tensa provocando un sutil zumbido en mi oído—. El pelirrojo realizó una fiesta el fin de semana pasado, pudo ser una buena oportunidad para limar sus diferencias.
— Jimin se sentía mal y preferí no molestarlo —La mentira brota con tanta naturalidad que me sorprendo.
— ¿Por qué se llevan tan mal él y tú? —Mi padre cede una parte de su atención a observarme antes de volver a las verduras—. Eran muy amigos de pequeños.
Me mofo dejando prófuga una risa nasal, negando con la cabeza.
— Pertenecíamos a cadenas alimenticias diferentes, ya sabes que todos somos estúpidos en la infancia y adolescencia —Coloco una bolsa de manzanas orgánicas al carrito tras leer los ingredientes—. Nuestra pelea supongo que ayudó a darle un cierre a esa época.
— ¿Cadenas alimenticias diferentes?
— Sí, ya sabes. El popular imbécil y el tartamudo inteligente.
Mi padre se ríe, echando más verduras poco antes de avanzar al siguiente pasillo.
— Bueno, quizá ahora que volvió de Francia sea la mitad de inteligente de lo que tú eras de pequeño —Me cede un codazo, niego entretenido—. El único que te ha dado competencia es Jimin, ¿no?
— Sí, pero él es bastante listo por naturaleza, yo disfruto estudiando hasta tarde.
— Entrarán a una buena universidad, ya verás —Acaricia mi cabello provocando que una tímida sonrisa se dibuje en mis labios—. ¿No desean quedarse en la Universidad del campus en el que están?
— Me gustaría ir a Harvard.
— Harvard —repite mi padre—. Así que nunca abandonaste aquel sueño.
— Por un tiempo, pero ahora que me encuentro tan próximo necesito pensarlo con mayor seriedad. El ingreso no es sencillo.
Ante la ausencia de respuesta volteo a mi progenitor que tiene la vista enfocada en un pasillo. Sigo con la mirada su trazo visual hasta conectar con una alta mujer pelirroja y otro chico con el mismo tono de cabello al lado suyo con celular en mano. Mis labios se aprietan desviando la mirada, por supuesto que están acá.
— ¿No crees que sería un buen momento para que hables con Taehyung? —Me pregunta y no necesito voltear para saber que me está viendo.
El nulo recuerdo del beso atraviesa mi mente como una esfera en negro, pero que yo mismo me encargo de imaginar una escena al respecto. ¿Él se acordará?
Llevo la vista a él y para mi sorpresa ya se encuentra con los ojos posados en mí. Relamo mis labios cediendo pasos torpes en su dirección hasta quedar frente a frente. Su progenitora me echa una mirada de soslayo y se aleja tras sonreír con cortesía sin siquiera molestarse en voltear a mi padre. A saber qué habrá pasado entre ambos ahora.
— Hey... —Inicia Taehyung.
— Hey.
Silencio.
— ¿Compras nocturnas? —carraspea moviéndose ansioso en su lugar. Ahora que me percato se encuentra bastante cubierto, es extraño, por lo general lleva camisas de manga corta.
— Sí, siempre las hacemos el mismo día a la misma hora desde hace diez años o más —respondo con calma—. Lamento haberme ido de tu fiesta sin avisar, aún es confuso, pero...
— No, déjalo. Yo estaba muy mal, agradezco que Yoongi te haya encontrado —Pasa saliva debido a su nuez que se mueve, volviendo a acomodarse en su lugar— ¿La pasaste bien?
— Eso creo. ¿Pudieron conseguir información del chico que intentó abusar de mí?
Taehyung prolonga su silencio, tomando una honda respiración a la par que eleva las cejas.
— Estamos en ello, pero te lo haré saber apenas lo encontremos.
— De acuerdo, gracias.
Él asiente bajando la mirada. El silencio se vuelve algo asfixiante y aunque tengo el impulso de irme de ahí, procuro ceder un último empujón.
— En todo caso gracias por invitarme. Creo que... ambos la pasamos bien.
El mayor regresa la vista a mí y muerde su uña riendo con leve nerviosismo. Creo saber en qué piensa, por ende mis mejillas toman cierto color. Frunzo el ceño ante eso.
— ¿No te acuerdas? —me interroga burlón.
— Cállate —La respuesta sale instintiva ante el cosquilleo en mi cuerpo—. No recuerdo nada, Yoongi me contó.
— ¿Nada de nada?
— Que no.
— Me diste una golpiza y me besaste.
Expando los ojos escandalizado ante eso.
— Estás mintiendo.
— No —él apunta a un ligero raspón debajo de su mentón—. Directo a la mandíbula.
Me remuevo ansioso cuando el rubor asoma más. La necesidad de querer molerlo a golpes incrementa junto a la sensación de nerviosismo.
— Pero fue un buen beso —prosigue—. Creo que me lo debías desde hace mucho.
— Cierra la boca.
— Como aquella vez que éramos niños y...
— ¡Cierra la boca! —le repito entre dientes sujetándolo de la camisa.
Él sonríe acortando su distancia cuando se echa hacia adelante. Coloca su mano encima de la mía para que lo suelte con cuidado, llevando nuestros cuerpos a una zona más apartada.
— ¿Te acuerdas? —Ladea su cabeza—. Vimos a nuestros padres besarse a escondidas y decidimos probar aquella noche.
— Muy heterosexual de tu parte, por cierto —Le recrimino.
— Bah, era bisexual en negación Jungkook, no me reproches por eso —Sonríe con aquel encanto suyo que paraliza mi cuerpo—. Pero al final, ambos dimos nuestro primer beso esa vez.
— Taehyung... —amenazo cuando lleva las manos a mi rostro.
— Y me apretaste los labios para que los estirara —imita la acción con mi boca—. Y te acercaste así...
Siento sus labios acariciar los míos. Mierda. Mi respiración se corta y mi agarre regresa a su camisa desviando la mirada agresivo, pero él me persigue con su rostro, visiblemente entretenido de mi reacción.
— Detente, mierda —siseo—. Tu madre está en el otro pasillo y el mío a unos metros.
— Que nos vean juntos —ladea su cabeza—. Ya estamos bien, ¿no?
Mis ojos viajan a los suyos tras esto último mordiendo el interior de mi mejilla. Bah.
— Mantén tus labios lejos de los míos por el momento —Le susurro tras tensar mi quijada—. Estamos bien, pero no te he perdonado todo. Aún.
— Por el momento.. —repite sonriente.
Ruedo los ojos empujándolo lejos de mí, pero su sonrisa no se esfuma. Me encamino de regreso para alcanzar a mi padre no sin antes echar una última mirada atrás, pero no es Taehyung el que está ahí en el pasillo observándome.
Aunque mi respiración se debilite, procuro no mostrarme intimidado al ser escrutado por aquellas grisáceas y profundas orbes. Percibo cinismo, autoridad. Un sentimiento de malestar me invade otros segundos hasta que sonríe.
Y se retira sin más.
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Felices casi 100K leídas y felices escenas extras que se vienen a lo largo de todo el libro. Espero sean de su agrado para que sufran mejor.
BLOODYPARKDROG