INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( C...

By imbloodyparkdrog

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« Átame a ti a través del miedo, hazme adicto a tu dolor, deja que mi grotesco amor crezca en descontrol. Afé... More

antes de leer.
PRÓLOGO
PARTE I: DE UN INICIO CAÓTICO
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PARTE II: DE UNA RELACIÓN COMPLICADA
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PARTE III: DE UNA OBSESIÓN DESCONTROLADA
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Solo había dos cosas de las cuáles Park Jimin estaba seguro. La primera, que se hallaba próximo a firmar un contrato. La segunda, que quizá se iba a arrepentir por ello. ídem la pregunta se sostenía en el porqué. ¿Por qué Jimin se lanzaba al abismo conociendo los riesgos? ¿Por qué se hallaba caminando hacia el punto de reunión aún sabiendo de quién se trataba el otro chico? ¿Por qué no podía mandarlo al diablo y vivir su vida como alguien normal?

Oh, ahí estaba la palabra clave.

Normal.

Jimin no era normal, eso lo sabía, lo sentía. ¿En qué era distinto? Aún no sabía cómo explicarlo, pero era consciente que respondía de forma distinta a las circunstancia de la vida. ¿Estaba loco? Quizá. Disfrutaba hambriento aquel extraño dolor que ejercía Yoongi en él, la atención enfermiza de sentirse tan idealizado por el azabache, palpar la sed que le brotaba por los poros. Disfrutaba el castigo, aquel placer culposo que mutaba su morbo creciente en puro gozo.

¿A qué buscaba castigo?

Él era impecable en la escuela, de buenas notas y actitud encantadora. En su hogar era el hijo perfecto, siempre atento a su madre y lleno de iniciativa para los quehaceres. Jungkook lo adoraba, Jimin lo protegía, realizaba un excelente trabajo como mejor amigo, estudiante, hijo e incluso como civil. Entonces, ¿por qué disfrutaba sentirse castigado? ¿Por qué con Yoongi era diferente?

— Ya estás llegando... —susurró para sí mismo al divisar el lugar de encuentro a un par de metros.

Yoongi lo había citado poco antes del anochecer en una zona lejana de los suburbios, casi a la entrada del bosque. Aquel extraño y viejo lugar era conocido como "el hoyo" y viejas leyendas transcurrían de boca en boca respecto aquel místico lugar. Aunque al final, solo se trataba de un hoyo inmenso en la tierra. Jimin había escuchado que un fenómeno similar había ocurrido en otras partes del mundo como Italia, pero jamás investigó respecto a ello.

El camino de tierra por fin lo llevó a una casa no muy lejana. Pudo sentir sus vellos erizarse al percibir al azabache sentado en aquellas pequeñas escaleras de madera, con una mesa enfrente y una cerveza apoyada. El angelical rubio apretó sus labios y se aproximó sigiloso, avanzando vacilante cuando cruzó miradas con el chico de cenizas orbes.

— Vaya, sí viniste —comentó Yoongi con ligero estupor en su tono.

— ¿Lo dudabas?

— No creí que fueras hacerlo —Yoongi le clavó la mirada con un brío suspicaz.

Jimin acortó sus distancias para poder tomar lugar junto a él y observarlo a proximidad. El azabache esbozó una pequeña sonrisa y jaló de la mesa hacia ambos: un papel extenso se encontraba depositado con gentileza en el centro junto con una pluma a tinta y un frasco negro. El rubio sintió sus manos sudar y su respiración tomar ritmo; esto era tan extraño.

— Tómate tu tiempo de leerlo —ronroneó con voz suave el azabache sacando un cigarro que se llevó a los labios.

— Me gustaría que también me explicaras punto por punto —Le pidió Jimin sin apartar la mirada de aquella anatomía.

Yoongi esbozó una sonrisa ante el mirar tan tenaz del menor. Cogió el papel y lo acercó hacia ambos permitiendo que el rubio se inclinara en su dirección. Aquel contrato tenía diez puntos clave, el resto se trataba de asuntos legales y más complejos.

— Como pauta inicial, aceptas que es completamente voluntario consensuado todo lo que voy a hacerte. Eso significa que no podrás defenderte de forma legal si hay algún accidente, pero tranquilo, procuraré que no sea el caso.

— ¿Entonces si me quiebras un brazo no podré hacer nada? ¿O si me cortas los dedos? —Jimin elevó hostil una ceja—. Qué reconfortante, eh.

— A eso va la segunda pauta. Si te quiebras un hueso, hay hemorragias o cualquier situación de gravedad que se presente, yo pagaré las cirugías, hospital, medicamentos o lo que haga falta. Además, después de eso, el contrato se cancela. Es un privilegio que te cedo.

— ¿Privilegio? ¿Es en serio?

— Quiero mantenerte vivo, matarte no es mi prioridad.

Jimin pasó saliva ante aquellas palabras, pero no permitió exhibir su nerviosismo. Tomó aire y volvió a enfocar su atención en el contrato.

— Tercera pauta: no puedo obligarte a nada con fines sexuales a menos que tenga tu permiso. Una vez que me lo cedas, podré hacerlo — Se pausó un breve momento— . Sin embargo, eso lleva al cuarto punto, que tras iniciar una dinámica sexual entre ambos será bajo mis reglas.

— ¿Quieres decir que si acepto tú me dominarías por completo?

— Si quieres verlo así, adelante.

El menor volvió a estremecerse y regresó al contrato.

— Quinta pauta: es importante nuestra privacidad. No puedes decirle nada a nadie, tampoco grabar, sacar fotos, videos o lo que sea que muestre evidencia oportuna. Podría demandarte y créeme, no será lindo.

— ¿Te asusta que me vean contigo?

— Lo hago por tu seguridad, no eres tan fuerte de mente para meterte en mi mundo.

— Eso no fue muy amable.

— Sigue leyendo.

El rubio descendió su mirada en los puntos anteriores hasta alcanzar el sexto. El dinero.

— El pago se realizará una vez se completen los seis meses. No antes, ni después, seis meses exactos —Yoongi lo observó con mayor seriedad—. Se puede acordar que aumente, pero también puede disminuir si violas alguna regla de privacidad.

— Está tan bien organizado que da miedo —Al rubio le fue inevitable no realizar una mueca.

— Para la séptimo pauta, hablaremos de la disponibilidad. Al firmar esto, te entregas casi por completo a mí. No puedes negarte si te cito, no importa a qué debas recurrir, pero acá te quiero.

— ¿Reducirás el pago si no llego?

— Entiendes rápido.

Jimin liberó otro suspiro presintiendo en aquello sería un problema. Aunque conociendo a Yoongi y su metódica forma de ser, se adaptaría lo mejor posible a sus horarios. Era un chico estructurado, no impulsivo, por ende era probable que ya conociera su rutina.

— Pauta número ocho. No podrás tener pareja ni salir con nadie más —El tono del mayor se endureció— Me repugnaría compartirte. Si me fijé en ti una vez más fue porque no tienes a nadie, aunque tampoco me sorprende. Con todo lo que te hacía, siempre esperé que desarrollaras cierto rechazo al contacto físico.

— ¿Quieres decir que todo el abuso que ejerciste en mí de pequeños fue para evitar que me volviese accesible físicamente hablando? — Jimin crispó sus orbes atónito.

— Al inicio no, pero después sí. Qué listo eres — Yoongi mantenía su escalofriante sosiego, pero Jimin se sentía arder. Deseaba acabarlo a golpes, pero logró mantener la calma; sus garzos regresaron al contrato.

— Asuntos judiciales, la policía o cualquier tontería que quieras realizar, irá en tu contra. No puedes hundirme Jimin, si intentas algo, tú pierdas. He ahí el punto nueve.

— De acuerdo. Supuse que algo así habría.

Un tenso silencio hizo acto de presencia, mismo donde Jimin observó preocupado la última pauta. Su pulso se volvió lento y por un momento su sangre se convirtió en hielo. Yoongi lo escrutó fascinado, esperando por alguna reacción o un comentario del más joven.

— No...no entiendo bien el último punto, Yoongi —mintió el rubio creyendo haber leído mal.

Miedo.

— Solo yo puedo detener esto o alargarlo —El azabache sonrió con un brío maligno—. Puedo añadir otro mes si me place, la cantidad aumenta en ese caso. O disminuiría.

Silencio.

— Pero sólo tú puedes controlar la duración. ¿Quiere decir que no puedo intervenir? ¿No tengo forma de tomar partido o controlar siquiera ello?

— Qué cruel suena viniendo de tus labios, pero sí, básicamente es eso.

Jimin mordió su labio inferior aún más preocupado. ¿Qué iba a ocurrir si Yoongi alargaba el contrato a un año? ¿Sería capaz? ¿Valía la pena arriesgarse?

— Medita bien antes de firmarlo — Yoongi expulsó el humo del cigarro, cediéndole la pluma a tinta—. No hay ninguna trampa, quiero ser claro transparente contigo desde el inicio.

Jimin pasó saliva moviendo su nuez y se halló largos segundos pensativo. Conforme más lo pensaba, las ganas de retirarse y a su vez de firmar se volvían más desastrosas y ambivalentes. Su cabeza era un mártir de emociones y aquello no lo soportaba, deseaba retirar aquella bruma, dejar de sentirla.

"Debo ser muy importante para él. Se tomó el tiempo de realizar toda esta mierda."

Al final fue el impulso. Se inclinó y cogió la pluma con un temblor en las manos, y pese a sus gritos internos de negación, escribió su nombre en la parte inferior del papel y colocó su firma. Retrocedió de golpe tras su acto, sintiendo la adrenalina recorrer toda su anatomía.

— Vacilaste — Yoongi cogió el papel y lo enrolló.

—Ya había llegado hasta acá, no podría retroceder como si nada.

El mayor liberó una risa nasal, realizando un movimiento de mano.

— Los seis meses inician hoy, así que acompáñame.

— ¿A dónde vamos? —interrogó Jimin aún con el pulso descontrolado.

Yoongi guardó el papel en una pequeña maleta no muy lejana que Jimin no había distinguido. El mayor se incorporó y le realizó una seña al rubio para que lo siguiera, vaciló, pero recordó las pautas y no tuvo más remedio que obedecer. Rodearon la antigua casa hasta llegar a la parte trasera donde se hallaba un cuarto más pequeño. Yoongi se acercó e introdujo una llave para poder ingresar, el candado liberó un chirrido al igual que las puertas al ser separadas.

Jimin tosió un par de veces y sacudió su mano cuando una nube de polvo se elevó una vez estuvieron dentro.

— ¿Qué es este lugar? —preguntó el rubio analizando el entorno. Habían palas, bastantes objetos de jardinería y equitación.

— Mi hogar —susurró con simpleza Yoongi mientras se acercaba a un baúl al fondo.

— ¿En serio?

Pero el pelinegro no contestó prolongando aquel gélido silencio. Abrió el baúl tras sacar otra llave y elevó la tapa con facilidad. El menor mordisqueó el interior de su mejilla con visible nerviosismo al escrutar el interior.

— Te explicaré algo —Yoongi retiró del interior una trampa para osos que depositó con pesadez en el suelo—. Y prometerás jamás contarle a nadie.

— Lo prometo.

— ¿Recuerdas que cuando eras más pequeño te pedí que buscaras el caso Heissel?

Jimin sintió un escalofrío atravesarlo al recordar aquello.

— Lo recuerdo... — susurró él.

— Bien, pues te diré que no somos muy distintos.

— ¿A qué te refieres?

Yoongi mantuvo el misticismo con otro silencio, sus brazos se removían al interior de aquel baúl retirando trampas, palas, cuchillos, hachas, utensilios extraños que iban acumulándose en el suelo.

— El hombre con el que está casado mi madre no es mi padre biológico —respondió por fin el azabache.

— ¿Qué?

— Lo que escuchaste.

Jimin frunció su semblante divisando cómo Yoongi terminaba de sacar todas las cosas del interior del baúl y sacudía sus manos.

— Soy hijo de otro hombre y lo descubrí cuando era más pequeño gracias a unos papeles que me escondió mi madre.

— Entonces... —inició Jimin desconcertado—. ¿Quién es tu verdadero padre?

— Alguien malo —El pálido chico lo observó a través de su hombro—. Mi familia esconde muchas cosas.

El de ojos azules examinó el entorno con fascinación y miedo, el morbo y la interrogante a conocer más de la vida de Yoongi por algún motivo le atraía.

— Investigué más a fondo cuando estuve en Francia estudiando, pero no pude encontrarlo. Por alguna extraña razón mi madre se esfumó de su vida, pero se quedó con algunos bienes. Este lugar, por ejemplo.

— ¿Crees que hay algo importante aquí?

Yoongi liberó una risa y le realizó un ademán a Jimin para que se acercara. El menor obedeció en silencio hasta colocarse al lado suyo y allí contempló una ranura debajo del baúl. Yoongi intentó mover el mueble, pero este no cedió, lo cuál significaba que había sido construido así: pegado al suelo para ocultar algo.

— ¿Ya abriste aquel espacio vacío? —consultó Jimin con las orbes empapadas en curiosidad.

— No —confesó Yoongi inclinándose—. Esperé a que estuvieras conmigo, es más emocionante así. ¿No crees? Descubrir cosas importantes con alguien importante.

Jimin evitó sonreír apretando sus labios en el proceso. El azabache se inclinó hacia aquella ranura y sujetó una pequeña manija que tiró hacia arriba. Tosió, cubriéndose con su hombro cuando otra nube de polvo se elevó y el interior fue expuesto.

— Es... un libro —susurró Jimin con visible sorpresa.

— No es solo un libro — Yoongi introdujo la zurda para acariciar la tapa—. Parece un diario.

El mayor enarcó una ceja y cogió el cuaderno para retirarlo en su totalidad de aquel extraño cajón, sacudiéndolo para retirarle el polvo de encima.

— M.S —Leyó Jimin— . ¿Él fue tu padre?

— Supongo que lo fue.

— ¿Pero Min no es el apellido de tu madre?

— Conservó el apellido de casada y obligó a mi padrastro a usarlo de igual forma. Bah, no me sé la historia — Yoongi rozó con la yema de sus dedos la tapa dura—. Pero no sólo aparece ese nombre, hay otro.

Jimin entrecerró sus ojos para leer el segundo nombre bordado.

— S.N.M —Leyó de nuevo. — ¿Te suena?

— ¿Por qué mi madre me ocultaría esto?

— ¿A qué te refieres?

— Nada que debas saber —contestó Yoongi con simpleza—. Por el momento tengo otras prioridades.

Guardó el diario en su lugar para mantenerlo intacto y volvió a poner las cosas en su lugar. Cuando finalizó, se volteó a Jimin y extendió su mano.

— Tu celular, bríndamelo.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Voy a poner un rastreador y un par de cosas. No es pregunta, dámelo.

Jimin pensó en reclamar, pero se resignó con un bufido, cediendo el aparato.

— Te lo entrego mañana —Yoongi lo guardó en su pantalón—. Ya puedes irte.

El rubio comprendió que no valía la pena reclamar, así que se dio media vuelta para marcharse. Sin embargo, antes de alejarse lo suficiente, escuchó al adverso hablar.

— ¿Leíste el caso Heissel como te pedí hace años, cierto? —Le cuestionó Yoongi

— Sí — El rubio ladeó su cabeza, suspicaz—. ¿Por qué?

— Curiosidad — Yoongi desvió la mirada—. Ahora sí puedes retirarte.

Jimin lo escrutó con desconfianza antes de marcharse. El azabache lo observó salir por la puerta y finalmente pudo exhalar. No había ocurrido aquella que temía.

El caso Heissel claro que era una farsa, aquel no suponía el pasado de Jimin. La verdadera sangre corriendo por las venas de aquel rubio se manifestaba mucho más sombrío, un pasado desconocido que Yoongi de a poco comenzaba a descubrir.

Quizá algún día se lo diría, pero aún no. Sus raíces se hallaban íntimamente conectadas; incluso se podría decir que se trataba de un asunto tan delicado que no se arriesgaría a revelar.

No sin estar completamente seguro antes.



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En cualquier momento llegamos a 100K leídas y no sé me dará un infarto.

BLOODYPARKDROG

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