A cada paso mi cuerpo me pedía que retrocediera. Era una locura buscar a Liam, él se había ido y tenía que aceptarlo, pero simplemente no podía. Necesitaba hablar con él, al menos una última vez.
- Perdone, ¿la calle St. Peters? –pregunté con una sonrisa fingida a un hombre mayor que caminaba mirando sus pies.
- ¿Qué busca, señorita? –frunció el ceño mirándome a los ojos. –En esa calle no puede haber nada bueno. –elevó las cejas y suspiró.
- No soy de la ciudad, mi hermana me citó en esa calle para vernos. –continué con la sonrisa fingida. ¿Qué le importaba a ese señor lo que tenía que hacer en aquel lugar?
El señor me miró a los ojos fijamente. Esto cada vez me resultaba más extraño e incómodo. ¿Qué tenía aquella calle?
- Todo recto, te metes en la segunda calle y en el primer callejón se encuentra a calle. Ten cuidado joven, una señorita como tú no debería de andar sola por esas calles. –me dedicó una última mirada de reprobación y continuó con su camino.
Sin duda ese hombre me acababa de meter miedo en el cuerpo, sin embargo, era incapaz de darme la vuelta y olvidar aquella santería.
Seguí las indicaciones del anciano y me adentré en la segunda calle. Por un momento creí que me había trasladado a otro mundo.
El barrio rico que acababa de dejar atrás se había convertido en un suburbio de clase baja, sin alcantarillado, ni alumbrado, ni si quiera propiedad privada.
Sentí cómo mi pecho se encogía al ver a los niños andar descalzos, se casa en casa, corriendo, jugando...
Tuve que dejar de andar al sentir un terrible dolor en la tripa. Un pinchazo que realmente me obligó a sentarme en el suelo.
Un niño de ojos oscuros se acercó a mí y frunció el ceño.
Sus ojos me cautivaron desde que fijó su mirada en mí.
- ¡Jesse! –una mujer con los mismos ojos que el niño salió de una de las casi destruidas casas, y cogió el pequeño de la mano. –Perdone señorita... -la mujer me miró directamente a los ojos, como su hijo acababa de hacer segundos atrás. - ¿Se encuentra bien? –preguntó colocando una mano en mi frente.
- Sí...sólo fue un dolor en la tripa. –sonreí de medio lado.
Él niño se aferró al vestido florido de su madre y llevó su dedo pulgar a la boca. Sentí que me llenaba de ternura, y a la vez, de rabia. Era injusto como algunos niños eran llenos de regalos innecesarios, caprichos no merecidos y las mejores marcas, mientras otros vivían en estas condiciones.
Yo no quería que mi hijo sufriera de esa manera. Pero ese futuro aún estaba por llegar.
- Tranquila. –sonrió dulce. –A todas nos ha pasado. –agarró fuertemente mi mano. –Viene a la santería, ¿verdad? Déjeme que los acompañe. –miró a mis espaldas y sonrió.
¿Por qué hablaba en plural? ¿Por qué había mirado detrás de mí? No pude evitar girarme y mirar.
No había absolutamente nada.
Respiré hondo de nuevo.
La mujer caminaba aferrada a mi mano, mientras que de la otra, el pequeño de ojos oscuros caminaba con gracia, se daba la vuelta me miraba y saludaba con su manita libre.
Ese niño había hecho efecto en mí.
- Aquí estamos. –anunció la señora mirando la puerta de la santería. –Puede estar tranquila. Todas sus dudas serán resueltas aquí. No tenga miedo, señorita, no la ocurrirá nada. –fruncí el ceño mirándola a los ojos.
La mujer cogió en brazos a su hijo y giró sobre sus talones para emprender el camino hacia su casa.
- Espere. –mordí mi labio inferior con nerviosismo. -¿Puedo hacerle una pregunta? –la miré directamente a los ojos.
- Por supuesto. –sonrió la mujer con dulzura.
- Antes de entrar a este barrio un anciano me dijo que venir sola no era una buena idea...pero usted habló en plural cuando me quiso guiar...-la mujer torció la cara confundida. -¿Porqué? –mi respiración iba agitada, y mis pulsaciones me indicaban que mi corazón se saldría por momentos de mi pecho.
La mujer miró a mi derecha y sonrió asintiendo. – Ese hombre no supo ver que usted no está sola, señorita. ¿Cree que si lo hubiera estado, estaría aquí sana y salva? –sonrió encogiéndose de hombros.
Mi confusión aumentó más de lo que ya estaba.
La mujer no dejó que la hiciera más preguntas, simplemente señaló la puerta de la santería y se fue por donde había venido. Sin hablar más, sólo marchó.
Tomé aire y miré al lugar al que había sonreído la mujer. Absolutamente nada. Tragué saliva y di el primer paso para acercarme a la puerta de la santería.
Aún duda en entrar. Las palabras de aquella mujer volvieron a mi mente.
'¿Cree que si lo hubiera estado, estaría aquí sana y salva?'
No estaba sola. Y no era la primera vez que lo había escuchado en ese mismo día.
No dude más y alejé los pensamientos de mi cabeza, empujando la puerta de la santería y adentrándome en ella.
Una ola de calor se apoderó de mi cuerpo de una manera exagerada, sintiéndome mareada.
- Té verde para los sofocos y nauseas, ______. –fruncí el ceño al escuchar la voz rota femenina desde la otra parte del lugar.
- ¿Perdón? –busqué con la mirada a la dueña de la voz.
- Hace tres años que te espero, tardaste mucho jovencita. –una mujer de estatura baja apareció a mi lado tomando mi brazo. Mi ritmo cardiaco se aceleró
- ¿Tres años? –pregunté con la voz temblorosa. -¿Quién eres?
- La persona que te ayudó a descubrir tu destino, ______. –fruncí el ceño ante su contestación. ¿Qué destino?
La mujer comenzó a caminar a través de la tienda hasta llegar a un cuarto decorado únicamente por una mesa y dos sillas.
- Siéntate, _____. –sonrió de medio lado señalando una de las sillas.
Tragué saliva y me senté.
- Necesito buscar a alguien, señora. –susurré con nerviosismo mientras ella tomaba asiento.
- No me llames señora. –rió. –Hay confianza, llámame Esperanza, cielo. –fruncí el ceño al escuchar aquel nombre.
Una imagen se apoderó de mi mente. Estaba sentada en un banco, y sin más un papel se pegó a mi rodilla. Era un folleto con la dirección de este mismo lugar.
- Esperanza... -susurré mirándola.
No me había equivocado, todo había empezado aquí, y sin duda, este también sería el lugar donde todo esto termine.
- Liam, mi ángel. –aclaré. –Se convirtió en demonio. –comencé tras tomar una bocanada de aire.
- Sé la historia. Han vuelto aquellos sueños, ¿verdad? –la miré directamente a los ojos.
- ¿Cómo lo sabes? –ella sonrió y sacudió la cabeza.
- Recuerda que esas pesadillas siempre serán una advertencia para ti, ______. Desde que naciste te destinaron el ser más poderoso de la tierra, hasta el momento, para que te cuidara y protegiera. Siempre has estado en peligro, pero tu ángel ha estado ahí para cuidarte. –fruncí el ceño confusa.
- ¿Eso significa que ya no estoy en peligro? –cuestioné arqueando una ceja con nerviosismo.
- Siempre lo estarás, _______. Y ahora más que nunca. –mi respiración comenzó a ir entrecortada.
- Ya no tengo a Liam para protegerme. –susurré. -¿Qué es lo que quieren de mí? No soy nadie para ellos... -murmuré con los ojos encharcados, buscando de nuevo la explicación que toda mi vida había querido explicar.
- Tienes algo que ellos han ansiado desde el principio de los tiempos, _______. –cubrí mi rostro con las manos intentando tranquilizarme. Toda mi vida había sido un paseo de locuras y quizá de mentiras. Pero yo misma había visto lo imposible con mis propios ojos, y escuchar las palabras de aquella anciana, sin duda, acababan de llevarme a un pánico inexplicable.
- ¿Porqué escucho la voz de Liam? ¿Quieren volverme loca? –dejé escapar la primera lágrima y Esperanza la limpió con su mano derecha.
- Lo que escuchas es real, cielo. No estás sola. Liam nació con el encargo de protegerte, pero su vida dio un giro. Y ahora más que nunca daría su vida para que no te pasara nada. –reí irónica, incrédula. Esa mujer no sabía lo que decía.
- ¿Cómo piensa protegerme si él mismo huyó de mí? –rodeé los ojos mientras la mujer negaba con la cabeza.
- Hicisteis un juramento. –recriminó mi actitud frunciendo el ceño y señalándome con el dedo índice. -¡Él no quería irse! –alzó los brazos frustrada.
- ¿Qué juramento? –pregunté sorprendida mientras la mujer negaba con la cabeza.
- Él quería dejar de ser como era. –suspiró. –Y tú la querías ayudar, pero ambos estabais perdidos. Fuisteis tontos, la solución la teníais en recordar lo vivido. En hacerle recordar el amor que sintió por ti, en crearle de nuevo esos sentimientos que todo humano posee. Liam te amó, y después te odió intentando hacerte la vida imposible. Pero le volviste a enamorar, y llegó su hora de irse. Él no podía quedarse, si lo hubiera hecho habríais roto aquel juramento, ______. Y no hubiera servido de nada el camino recorrido. –mis pulsaciones se aceleraron mientras escuchaba cada palabra de la boca de Esperanza.
Él estaba enamorado de mí. Tanto como yo de él.
- Necesito que vuelva ami lado, no sé vivir sin él. –murmuré mirándola a los ojos.
- Él está contigo. –sonrió.
Fruncí el ceño recordando las palabras que la mujer que me trajo hasta aquí me dijo. Ella había hablado en plural, como si alguien más estuviera a mi lado. Había escuchado la propia voz de Liam, y ahora ella me decía que estaba conmigo.
- ¿Porqué no puedo verle? –miré a mis alrededores con la esperanza de poder encontrarle.
- _______, Liam está luchando por lo que más quiere en el mundo, si aparece sería localizado y te llevarían. –suspiré e intenté tranquilizarme.
- ¿Porqué ahora me quieren más que nunca? –pregunté por última vez mirando directamente a los ojos de Esperanza.
La mujer miró detrás de mí y asintió. –Díselo tú, Liam. –mi respiración se bloqueó al sentir el tacto de una mano grande en mi hombro.
La calidez familiar que sentía sólo podía notarla con una persona: Liam.
Él estaba allí. Giré levemente mi cuerpo para encontrarme de frente con el suyo.
Mis lágrimas se acumularon en los ojos dejándome la vista completamente borrosa.
Liam me rodeó con sus brazos y me atrajo a su cuerpo, envolviéndome en él.
- ¿Qué quieren de mí, Liam? –sollocé contra su pecho.
- Nuestro hijo.
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CHAN CHAAAN CHAAAAAAAAAAAAAN
¿Qué os pareció?
¡Liam volvió! No es tan hdjbhergyqwdgbd
Sólo lo hacía para protegerla, ¡Un Liam así para llevar, por favor!
El final esta muy, muy cerca. Ya estoy ansiosa, la verdad jajaja.
Bueno, chicas, ¡Soy libre! Sé que esto lo dije hace ya más de diez días, pero no era oficial, ahora sí, ayer me dieron las notas y estoy bastante satisfecha con el resultado, ahora tendré casi tres meses de libertad y estoy feliz por ello.
Como voy con efectos retardados xd, ya me enteré de que se está jugando la Copa America y bueno, como sé que muchas de vosotras sois de allí, mucha suerte a vuestros países y demás! Sinceramente sólo vi algunos partidos de Colombia, ya que los otros se televisan muy tarde aquí en España y bueno...necesitaba dormir jaajaja.
Si no me equivoco, quedan Argentina, Colombia, Brasil, Paraguay, Chile y Perú, así que bueno, mucha suerte, por el momento no sé con quién ir la verdad, ya me aclararé. Ñah, basta de fútbol xd
Hasta aquí el capitulo 30, os lanzo las preguntas (siempre digo lo mismo xd):
-En realidad no hay nada que preguntar xd...¡Bueno! ¡Pues comentar el capitulo, qué os ha parecido, impresiones, qué puede pasar...!
BESOS CON SABOR A NUTELLA O NOCILLA O LO QUE SEA! (no sé por qué lo digo si no me gusta xd)
Att: Marta
PD: Aprovecho para decir que subí el prólogo de una nueva novela, la podéis encontrar en mi perfil, se llama DreamLand y es de Niall , espero que os guste, voteis comenteis y la compartáis, me haría muchisisisisisisma ilusión de verdad, gracias de ante mano!