— ¡Piensa rápido!
Jimin reaccionó justo a tiempo para atrapar la pluma que Jungkook le había lanzado. Agradeció con un cabeceo formal y volteó para seguir prestando atención a la clase de literatura.
— Bueno, no es de esperar que sea nuevamente el joven Park quien haya sacado la nota más alta respecto al trabajo de literatura — Comentó el profesor mientras se acercaba al susodicho entregándole su evaluación, Jimin esbozó una sonrisa— . Felicidades.
Jimin esbozó una sonrisa satisfecha al ver que estaba a nada de la puntuación máxima.
— Para alguien de su edad escribe con mucha madurez y sentimiento, me gustaría que pasara a leerlo frente al salón. ¿Le importaría?
Jimin se tornó completamente carmesí.
— Ande, sé que puede — El profesor le sonrió con seguridad.
Jimin asintió con timidez mientras se levantaba con torpeza de su silla, tirando un par hojas. Se inclinó veloz a recogerlas pese a las risas de fondo de unos chicos, risas que fueron calladas al momento con la mirada asesina de Jungkook.
Jimin se pasó la mano por el cabello —haciendo suspirar a una que otra chica—, y se colocó frente a la pizarra con el texto en sus manos. Sus manos lo sujetaban con firmeza, escondiendo su apenado rostro tras el papel.
— Bien Jimin, lee la descripción de una persona que haya marcado tu vida. Estamos ansiosos por escucharte — Lo animó el profesor.
— S-sí, claro.
Tomó una pequeña respiración, iniciando.
— La m-mirada que sostiene es profunda, como el mismo averno exhibiéndose al vacío— Comenzó en voz baja— . El respeto profundo a una estatua de guerra, teñida de mármol sangriento y fuerza descomedida — Aumentó un poco el tono de su voz —. Su cabello es negro como la noche, es el pelaje de una pantera a punto de brincar sobre su presa. Pero yo no siento miedo, me veo sumergido por la admiración helada a su presencia.
Todos lo miraban estupefactos, sobre todo Jungkook, quien lo escrutaba horrorizado.
— M-marcó mi vida con su mordida, sin permitirme la libertad — Apretó sus ojos debido a la pena que le ocasionaba leer lo siguiente—. Y por eso es mi musa, porque me dejó marcado como nadie más me había marcado. No fue físico, ni fue mental. Él marcó mi alma.
El silencio se apoderó del salón unos momentos. Jimin bajó la hoja y observó el entorno. Una chica de la primera fila comenzó a aplaudir con lentitud hasta que poco a poco los demás se unieron ocasionando un coro bastante estruendoso.
— Es increíble Jimin, ¿pero estás seguro de que solo es tu imaginación? — preguntó una chica.
— Sí, le comenté al profesor que todo era meramente imaginario. Si no, hubiese hablado de mi madre, pero creo que ya los tengo cansados de hablar maravillas de mi progenitora —sonrió encantador.
Las niñas se vieron entre ellas con ojos brillantes.
— Gracias joven Park, puede volver a su asiento — El profesor le sonrió—. ¿Alguien más quiere pasar a leer?
Jimin observó a Jungkook. Su mejor amigo negó con su cabeza seriamente, el rubio elevó sus hombros con una sonrisa apagada y volvió su vista una vez más al frente. Sabía que quizá no fue correcto escribir sobre él, pero necesitaba desahogo de una forma, la que fuera. Y nada había sido mejor que aquella clase. Además, después le mostraría su escrito, estaba seguro de que le gustaría mucho.
Jimin sonrió ante la idea, quizás escribiendo pequeños poemas o textos para él sería la forma de librarse de sus golpes.
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— ¡Yoongi!
Yoongi detuvo la conversación con su primo para girar sobre su propio eje con el ceño fruncido. Divisó a un adorable Jimin vestido de sudadera naranja llegar corriendo junto a él con sus mejillas sonrojadas. Se apoyó en sus rodillas para recobrar el aliento y elevó la mirada.
— ¿Qué carajos, Jimin? — Lo encaró el azabache fríamente.
— Y-yo te hice esto — Jimin le tendió el pequeño papel con nota perfecta—. Espero te guste, demoré mucho escribiéndolo.
Yoongi le arrebató el papel con brusquedad, casi cortándolo en el proceso. Taehyung lo fulminó con la mirada y observó rápidamente el entorno, seguramente buscando a Jungkook.
Jimin volvió la vista a Yoongi quien se mantuvo estático leyendo el texto. Conforme sus ojos descendían su rostro se iba deformando, con las cejas unidas y después visible sorpresa. Y aunque denotó un brillo particular en las orbes del azabache, un dolor punzante lo sacudió cuando Yoongi desgarró su texto en dos.
— ¿Eres imbécil acaso? — Yoongi tiró al suelo los pedazos de hoja y empujó a Jimin con fuerza provocando que cayera al suelo.
— Pero Yoongi... — Comenzó lastimero Jimin.
Yoongi lo sujetó del cabello y levantó su cabeza, el menor emitió un suave jadeo de incomodidad.
— Jamás me vuelvas a llegar con estas estupideces, te juro que te romperé toda la cara a patadas para que aprendas a comportarte —amenazó con dureza, Jimin lo observó fatal.
Lo soltó con fuerza y pateó una vez más los pedazos de papel antes de alejarse soltando humos por todos lados. Taehyung observó de soslayo a Jimin acercar los pedazos de hoja pisoteados con un mirar furioso.
— Jimin... — Lo llamó dubitativo.
Jimin elevó la vista de mala gana, con un brío oscuro denotando en sus pupilas empapadas de exaspero y súbita molestia. Taehyung liberó un suspiro y se pasó la mano por el cabello. No podía evitar sentir cierta pena por ese chico.
—Sí le gustó tu escrito. Fue obvio — Taehyung observó la hoja destrozada—. Pero de preferencia no lo hagas, no le gustan esas cosas.
Jimin cambió su mirada tras ello, relajando sus facciones.
—Pero al menos le gustó... — Murmuró por lo bajo.
Taehyung observó el pasillo por el cuál se había ido Yoongi. Se aseguró de que nadie observara y se acercó a Jimin para sobarle la cabeza. El rubio lo observó con visible sorpresa ya que era la primera vez que veía un acto afable en Taehyung en todos esos años de conocerlo.
El mayor dibujó una débil sonrisa en su rostro y lo ayudó a levantarse.
— No te acostumbres — Taehyung le entregó un pedazo de papel que se había caído.
— No lo haré, y gracias.
Taehyung suspiró antes de acunar la mejilla de Jimin en su palma y trazar un pequeño círculo con su pulgar para aliviar su ceño fruncido. Lo observó unos segundos antes de alejarse por el pasillo sin comentar nada más. Jimin se llevó la mano a la mejilla y sintió cierto calor apoderarse de su pecho.
"Quizás Taehyung no sea tan malo después de todo..."
Aferró los trozos de papel a su pecho y se dio la vuelta dispuesto a irse.
— ¡Ah! — Exclamó sorprendido y asustado al ver a Jungkook parado ahora frente a él.
El pequeño de anteojos observó a través del hombro de Jimin a Taehyung alejarse. Clavó su vista una vez más en el rubio y se cruzó de brazos. Lo escrutó con frialdad, sin expresar ninguna emoción.
— Te tocó —espetó el pequeño secamente.
— Fue amable conmigo... —Jimin aún seguía confundido—. Nunca había sido bueno conmigo.
Jungkook no le quitó los ojos de encima.
— ¿Vamos, Jungkook? — Jimin se olvidó de su trago amargo de hace unos minutos y le dedicó una encantadora sonrisa al de lentes.
— No. Tengo cosas que hacer, nos vemos mañana.
El menor le dio la espalda sin siquiera mirarlo a los ojos y se alejó sombrío. Jimin lo observó confundido, sin comprender el porqué Jungkook se había puesto así.
No le dio mucha importancia y suspiró, saliendo del instituto con la cabeza dando miles de vueltas en las expresiones de Yoongi. Cogió su mochila en pleno pasillo y metió su trabajo destruido en ella antes de dirigirse a la salida. Su madre ya estaba allí revisando su teléfono.
— ¡Mamá! — Llamó Jimin con una sonrisa.
Su madre elevó la mirada y esbozó una cálida sonrisa, Jimin corrió hacia ella para abrazarla y plantarle un beso en su mejilla.
— ¿Cómo te fue, amor?
— Muy bien, fui el más alto en literatura —respondió el pequeño con una orgullosa sonrisa.
Su madre lo observó satisfecha; acarició su cabello, le otorgó un pequeño beso en la frente y lo llevó de la mano para caminar juntos a casa. Ahora que su madre había sido trasladada a un lugar más cercano, ya casi no usaban el coche.
— ¡Oh, señora Park!
Ambos se detuvieron para observar detrás de ellos a una mujer bastante elegante. Su cabello era negro e increíblemente largo, muy bien cuidado sobre todo. Se trataba de una mujer estilizada y excesivamente delgada, tanto que incluso parecía aterrador; cual muñeca gótica que uno esperaba encontrar en un castillo maldito.
— Señora Min — Su madre esbozó una sonrisa—. Es un milagro verla por acá, ¿cómo está?
"¿Señora Min?"
— Muy bien, qué bueno que la encuentro —La distinguida mujer sonrió encantada—. ¿Qué tal le fue en su última entrevista? ¿Cree que sea necesario preguntarle a mi esposo si necesita aún el puesto?
— Ahora trabajo más cerca, pero podría ser de ayuda. Muchas gracias.
— Por nada señora Park, usted le ha salvado a mi familia con los asuntos del VISA y pasaportes, sin ustedes estaríamos jodidos — Soltó una risa, realizando un ademán—. ¿Quiere venir a cenar con nosotros el viernes para hablar de eso? Puede venir el pequeño Jimin, tengo un hijo y un sobrino que tienen catorce años.
— ¡Claro, sería un honor!
— Oh mira, allí vienen — La mujer elevó su mano—. ¡Yoongi, Tae, vengan acá!
Jimin sintió su corazón detenerse e inmediatamente volteó. Se topó con la mirada de ambos chicos quienes lo vieron confundidos antes de acercarse. Jimin sujetó la mano de su madre y se pegó a ella antes de bajar la vista aterrado, su corazón había comenzado a bombear con fuerza.
— Niños, ella es la señora Park, la que ayudó con el trámite para que puedan irse al extranjero — Comentó la madre de Yoongi, Jimin elevó la mirada—. Y este es su hijo, Jimin. Va un grado más abajo que ustedes.
Yoongi se tensó, Taehyung observó a su tía y volvió la vista a Jimin.
— ¡Ah, Jimin! Sí, ya nos conocemos —El chico de gorra sonrió con un carisma impresionante, extendiendo su mano en dirección a la madre del rubio—. Mucho gusto señora Park, gracias por habernos ayudado. Veo que no solo es muy inteligente, sino también muy bella.
— ¡Oh! Eres un encanto —Chae liberó una agradable carcajada estrechando aquella mano—. Lo agradezco, Taehyung. Espero disfruten mucho estudiar en Francia.
Jimin pasó saliva ante la penetrante mirada de Yoongi.
— Bueno, ahora que se conocen no creo que haya problema para el viernes — La señora Min le sonrió a la señora Park.
— En lo absoluto.
— Podemos salir a cenar si gusta y podemos dejar a los niños con la niñera, estarán muy bien, se lo prometo.
— ¡Me parece una fabulosa idea!
— ¿Qué? — intervino Yoongi.
— Jimin se quedará el viernes en la casa con ustedes — respondió su madre sobándole los hombros— . Los mayores saldremos a cenar para hablar cosas de adultos.
Jimin observó fijo a su madre.
— Mami... — Llamó el pequeño.
Fue completamente ignorado, ambas progenitoras ya se hallaban organizando todo sin tomar en cuenta la opinión de los menores. Jimin sintió sus manos picar y apretó su semblante con un semblante oscurecido; Yoongi no pasó por alto aquel cambio sutil en el rubio, enarcando una ceja en respuesta.
Con lentitud una sonrisa se dibujó en los labios del azabache, desprendiendo con la mirada un peligro inminente que Taehyung resintió, volteando en su dirección. El pelinegro dirigió su propio índice a sus labios, como una seña de que guardara silencio. El rubio elevó su mentón con un semblante irritado, pero no cortó el contacto visual.
Estaba perdido, y no por tener que quedarse con Yoongi en unos días... sino por aquel escalofriante secreto que el azabache comenzaba a descubrir.
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Les espera una sorpresa en Instagram y en el canal de WhatsApp más tarde.
BLOODYPARKDROG