INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( C...

By imbloodyparkdrog

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« Átame a ti a través del miedo, hazme adicto a tu dolor, deja que mi grotesco amor crezca en descontrol. Afé... More

antes de leer.
PRÓLOGO
PARTE I: DE UN INICIO CAÓTICO
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PARTE II: DE UNA RELACIÓN COMPLICADA
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PARTE III: DE UNA OBSESIÓN DESCONTROLADA
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Jimin se hallaba sentado junto a Jungkook debajo del árbol en el que siempre reposaban. El castaño devoraba una barrita nutritiva mientras que Jimin solo jugaba con sus pequeños dedos. Elevó la vista y liberó un tajante suspiro al ver a Yoongi y a Taehyung riendo juntos.

— ¿Por qué entre ellos se tratan bien? ¿Por qué no con nosotros? —Se lamentó Jimin en voz baja.

Jungkook dejó su barrita a medio comer para distinguir a los susodichos.

— Porque son primos, pero viven en la misma casa —explicó Jungkook en un tono bajo, como si tuviese miedo a ser escuchado.

— ¿P-primos? —Jimin lo observó sorprendido.

— Por parte de su mami —prosiguió Jungkook—. La mami de Taehyung se mudó con su hermana debido a unos problemas de dinero. Su hermana es la madre de Yoongi.

— ¿Cómo sabes todo eso? —cuestionó Jimin visiblemente sorprendido.

— Me lo contó mi papi — El castaño de redondos anteojos jugueteó con sus dedos—. A mi papi le agrada la madre de Taehyung.

— Pero si tu papá se lleva bien con la mamá de Taehyung, ¿por qué Tae ahora es malo contigo?

Jungkook negó con su cabeza con suavidad y murmuró un lastimero "no lo sé". El rubio volvió la vista a los chicos: Yoongi se encontraba murmurando algo al oído de Taehyung; debió ser algo gracioso ya que el castaño liberó una agradable carcajada y le brindó un empujón al azabache.

Los menores se quedaron debajo de ese árbol, platicando y olvidando por un momento que el peligro los estaba acechando, escrutándolos fijamente. Taehyung y Yoongi observaban ahora a los menores y sus movimientos con mucha atención, distinguiendo cómo se agarraban a veces las manos y se sonreían, reían, bromeaban y jugaban entre ellos como dos buenos amigos.

Yoongi elevó una ceja disgustado. Definitivamente ver a Jimin sonreír era de las cosas más repugnantes que había visto en su corta vida. Verlo llorar era mucho mejor, lo definiría como arte. Le encantaba su mirar empapado de terror, verlo temblar y sus ojos humedecerse. Le encantaba ver sus labios temblar y suplicar que frenara. Le gustaba ver a Jimin sufrir... no reír.

Por su lado, Taehyung también se irritó al ver la sonrisa de Jungkook. No exactamente porque le pareciera desagradable, de hecho era tierna y le disgustaba que esas sonrisas fueran por alguien nuevo. Aunque había algo que lo enfadaba el doble y era ese maldito niñato Park. Le estaba arrebatando su atención y eso no le gustaba. No le gustaba para nada.

Dirigió la vista a Yoongi quien lucía relajado, pero observando a detalle, podías notar sus pupilas temblar, denotando exaspero. Sus dedos se movían por todo su pantalón, apretando la tela con tanta fuerza que sus nudillos se tornaban blanquecinos. El azabache solo realizaba aquello cuando se estaba controlando para no explotar. Por ende, eso significaba que estaba muy molesto o disgustado, aunque una cosa llevaba a la otra tarde que temprano.

— ¿Están sonriendo mucho, no crees? —cuestionó Yoongi con visible molestia en su tono.

El grupo de Taehyung observó a Yoongi. Hoseok echó una mirada de soslayo a Baekhyun y ambos se alejaron de unos pasos. La verdad era que los tres amigos de Taehyung vivían aterrados de su primo; alegaban que era escalofriante y de actitud preocupante. Muy violento, no iban a negarlo. Yoongi se pasaba a de la raya cuando ocurría, pero el verdadero peligro radicaba en su mente retorcida, una mente privilegiada que usaba para manipular, chantajear, confundir, mentir y herir. Siempre apoyándose en la falsa empatía o tiranía soez, realizando lo necesario para entrar en la cabeza de las persona. Aterrador para alguien de su edad, cuanto menos.

Aún así a Taehyung le resultaba admirable, y no aterrador como a sus amigos mundanos.

— ¿Vamos a golpearlos un poco, Yoongi? —ofreció el castaño, acomodando su gorra. Este negó con la cabeza.

— Déjalos que crean que están a salvo. Cuando bajen la guardia les llegaremos por la espalda.

Taehyung sonrió satisfecho ante la idea. Observó una vez más a Jungkook quien tenía la boca abierta y Jimin se encargaba de darle comida con el tenedor. Mordisqueó su labio para no enfadarse más de lo que ya estaba. ¿Por qué las cosas debían ser así? En su mirada denotaba su molestia, pero sonrió para pasar desapercibido.

Aquella sonrisa suya tan carismática le cedía un aspecto más afable y agradable. A vista del grupo de amigos, Taehyung no era tan "demente" como aparentaba. Era más bien berrinchudo, explosivo, descuidado y dejándose llevar por sus impulsos. Incluso Yoongi lucía más "estable" a comparación de Taehyung en esos momentos de tormento. Por lo general era el primo menor quien mostraba aquella personalidad descontrolada, celosa e impulsiva sin importarle lo que dijeran los demás.

Pero Yoongi no. Él era muy reservado, deambulando como una vil sombra. Tenía sus razones para ser así. La primera era para pasar desapercibido, aunque la gran mayoría ya era conocedor de su macabra personalidad. Ese respeto lúgubre había aumentado tras provocar la renuncia de múltiples profesoras que enloquecieron con él. Nunca se supo qué ocurrió dentro de esas aulas, pero las profesoras salían a veces llorando o incluso suplicando su renuncia.

Con naturalidad le avisaron a los padres del azabache, pero la madre de Yoongi se negaba a aceptar que había algo mal con su hijo. Ignoró por completo al colegio y sus recomendaciones de estudios psicológicos y permitió a Yoongi desenvolverse como quisiese, importándole poco la habladuría ajena. Para ella, Yoongi era un genio y bastante maduro sin importar qué, aunque fuese diferente a los demás alumnos.

— Jimin luce bien de rojo —murmuró al azabache tras mantener sus orbes fijas en la sudadera rojiza del rubio.

Jimin apenas reaccionaba a su abuso físico. Bueno, respondía y sollozaba, pero no eran las respuestas que Yoongi esperaba de su persona. Tenía muy claro lo que haría con el angelical rubio. Cada año empeoraría las cosas, paulatinamente incrementaría su nivel de agresividad, avanzando con pequeños pasos antes de alcanzar su verdadero objetivo. Esperaría pacientemente. Cuando llegara el momento, desquitaría por completo sus pensamientos intrusivos. Cumpliría sus más mórbidas fantasías, sus juegos más sádicos. La sangre lo llamaba a gritos, suplicando abrir la piel del menor para deleitarse de su carmesí.

Jimin era hermoso, de piel apolínea y blanquecina. El de orbes cenizas se relamía imaginando en lo bella que luciría la sangre resbalando por aquella piel. En cómo trazaría bellos lienzos en sus lindos brazos o frágil cuello, en cómo le enterraría clavos quizás para colgarlo en su pared como una obra de arte. No, ¡qué va! Jimin merecía algo mejor que ser colgado como una vieja prenda. Quizás extraería sus ojos para guardarlos en su cofre de objetos preciados. Quizá lo dejaría atado a una pared y con su sangre realizaría un retrato suyo, quizá arrancaría su corazón y lo colocaría en un collar... las posibilidades que cruzaban su mente eran infinitas. No desperdiciaría ninguna.

— Vamos, es hora de volver a clases —Taehyung lo jaló del brazo sacándolo de sus enfermizos pensamientos. Yoongi asintió y ambos se alejaron.

El pequeño rubio se incorporó con pesadez del árbol y ayudó a Jungkook a levantarse de igual forma, ambos amigos se sonrieron mutuamente conforme se dirigían alegres al salón de clases.

— ¿Sabes? Estaba pensando que un día podrías venir a mi casa —Lo animó Jimin en tono bajo para que la profesora no lo escuchara.

— S-sería divertido —El castaño se sonrojó con timidez.

— Podemos pasar el rato con mis juguetes o con la consola. Mi mamá podría pedir una pizza y te quedarías a dormir. Veríamos películas y nos acostaríamos muy tarde —Prosiguió Jimin entusiasmado.

Jungkook esbozó una tierna sonrisa y asintió.

— Le diré a mi papi, creo que aceptará.

Jimin le devolvió el gesto, trazando dos medias lunas con sus ojos. Jungkook se mofó en voz baja y comenzó a anotar lo que la profesora escribía en la pizarra. Balanceaban sus pies, el rubio trazaba pequeños garabatos en su cuaderno y cuando terminaba observaba a Jungkook, deteniéndose en la letra del menor que era bastante bonita, muy pulcra, como de niña. Jungkook por su lado solo se limitaba a ver la pizarra o a golpear su lápiz en su cuaderno conforme mordía sus uñitas.

El timbre sonó informando que ya podían salir. Ambos chicos suspiraron aliviados: hoy no tenían actividades escolares así que no serían torturados. Salieron alegres del salón a la par que platicaban de lo que podían hacer en la casa de Jimin. Se dirigieron a la salida, esta vez juntos para que sus padres pudiesen conocerse.

— ¡Jiminnie!

Jimin elevó la vista y esbozó una sonrisa al ver a su mami acercarse. Jungkook también sonrió emocionado, sin duda la mujer lucía agradable y era muy bonita: tenía el cabello rubio perfectamente planchado, unos ojos enormes maquillados dramáticamente y piel muy blanquecina. Era muy femenina, ¡y qué joven!

— Mami —comenzó Jimin entusiasmado—. Él es Jungkook, por fin puedes conocerlo.

— ¡Hola, Jungkook! —saludó animada la madre de Jimin— . Mi pequeño me ha contado mucho de ti, es un placer conocerte finalmente.

Jungkook bajó la mirada completamente rojo.

— M-mucho gusto, señora Park —murmuró apretando sus ojitos.

Otro hombre se acercó tras bajarse de una camioneta negra a un par de metros. Portaba un traje, su cabello era ondulado, castaño y algo despeinado. Muy atractivo, piel casi canela y mirada profunda acompañada de facciones duras. Esbozó una carismática sonrisa al ver a Jungkook y se acercó a él.

— No estabas en nuestro punto de encuentro, así que vine a preguntar. Veo que tienes compañía, campeón.

Jungkook volteó hacia atrás y corrió a abrazar a su padre. Jimin y la señora Park se acercaron.

— ¡Mira papi, él es Jimin! —comentó emocionado el castaño.

— ¿Así que tú eres Jiminnie? —El hombre se puso en cuclillas para quedar a la altura del pequeño rubio. — Jungkook me ha hablado mucho de ti, eres igual de tierno como me ha dicho. Incluso más.

— ¡Gracias, señor Jeon! —exclamó Jimin entusiasmado.

— Venga, choca campeón —El padre del castaño colocó su puño, Jimin lo chocó feliz. Tras esto, se incorporó para fijar la mirada en la fémina, elevando sus cejas visiblemente sorprendido y atontado por la belleza de la mujer—. Hola.

Jimin y Jungkook se observaron sonrientes ante la exclamación repentina. El señor Jeon carraspeó y extendió su mano para estrecharla con la señora Park quien reía avergonzada.

— Perdóna, soy Ji-yong.

— Chae-rin —respondió ella con una sonrisa afable y diversión en sus pupilas. Ambos se mantuvieron la mirada, Jimin y Jungkook se observaron entre ellos y alzaron y bajaron sus cejas repetidas veces.

— Ah —Reaccionó finalmente el padre de Jungkook. — ¿Quieren que los lleve a casa? No tendría ningún problema.

— Es muy amable de su parte, señor Jeon, pero como vengo del trabajo me tocó sacar el auto —mencionó la fémina viendo sobre su hombro este mismo—. Agradezco en todo caso su propuesta, podría ser una próxima vez.

— Puedes tutearme Chae-rin, no te preocupes.

— ¿Mami? —interrumpió Jimin antes de que su madre hablara.

— ¿Sí, amor? —preguntó Chae-rin volviendo sus verdosas orbes a él.

Jungkook asintió cuando Jimin lo observó, ambos chicos se dirigieron a los adultos.

— Jungkook y yo queríamos saber si él podría venir a casa este viernes y quedarse a dormir. Así podemos jugar —inició Jimin penosamente, dando un respingo para ver al padre de su amigo —Claro, s-si usted está de acuerdo, señor Jeon.

Ambos chicos observaron a los adultos con un puchero y ojitos de cachorro abandonados. Sus padres sonrieron enternecidos por la escena. Se observaron entre ellos y Ji-yong cogió una pequeña tarjeta que le entregó a Chae-rin.

— Aquí está mi número, podríamos ponernos de acuerdo de ese modo.

— ¡Claro! —Su madre sujetó la tarjeta que guardó con cuidado en su bolso—. Estaremos en contacto.

Y tras una pequeña conversación, ambas familias se despidieron alegremente. Jimin observó a su madre que tenía un pequeño sonrojo en sus mejillas, pero no le prestó mucha atención a aquello. Observó por la ventana del coche y sonrió al ver a Jungkook desaparecer agarrado de la mano de su padre.

— Jungkook es muy lindo, ¿verdad, mami?

— Oh sí, es adorable. Tiene buenos genes.

— ¿Genes? — Repitió Jimin confundido.

— Nada, cielo — La señora Park negó divertida y observó a Jimin a través del retrovisor.

Ah, el pobre Jimin no entendía nada.








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El azabache de felinas orbes depositó su encendedor a un costado, escrutando con mal mirar los papeles frente a él. Los leyó por encima sin prestar mucha atención, dirigiendo la vista a su madre que se encontraba acostada en el sofá con las manos en la cabeza.

— No ibas a poder esconderme esto por mucho tiempo —habló Yoongi con simpleza—. ¿Por qué conservas algo así? ¿Te buscas hundir sola?

— N-no... no sé cuándo podría necesitarlos —murmuró la elegante mujer sin atreverse a verlo a los ojos—. Adelante, dilo. Di que soy una madre terrible y me odias.

El de hebras oscuras chasqueó la lengua contra su paladar y guardó los papeles en un folder. Se levantó de la silla para poder extenderle el objeto a su progenitora; apenas transmitía algo con la mirada. La mujer frente a él hipeó con los ojos llorosos y sujetó el trozo de papel con manos temblorosas, guardándolo al instante en un maletín.

— ¿No vas a decirme nada? —cuestionó la mujer con desconfianza.

— ¿Para qué? —espetó el pálido chico—. No aporta o resta en mi vida, has hecho un buen trabajo mintiéndome, vamos a dejarlo así.

Se encaminó en dirección al pasillo, aunque poco antes de salir se detuvo en seco. Sonrió vil, viendo a través de su hombro a su madre que había cogido un cigarrillo. La fémina se percató de ello, por ende tras expulsar el humo, elevó su mentón.

— ¿Sabes? Sí hay algo que me gustaría saber —Giró su esbelta anatomía y apoyó su hombro sobre el marco del arco en la sala—. Antes de cerrar el tema.

— Habla, Yoongi.

Vaciló un momento. No porque se arrepintiera, sino porque sabía que al saber más, más complicado sería soltar el tema.

— Quien es... ¿él?





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Bonito martes, abrí un canal de whatsapp por si gustan unirse. El link está en mi perfil.

Asimismo no está de más el recordar que los spoilers explícitos o con doble sentido serán eliminados. No olvidemos que hay nuevas y nuevos lectores que se están uniendo a nosotros; vamos a permitirles disfrutar de la obra así como hicieron ustedes.

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