El poder de una sonrisa

By And_Ramos

420 99 584

Años de su vida fueron arruinados por el simple hecho de tener vitíligo. Él ya no tiene fe en las personas. D... More

Dedicatoria
Sinopsis
Prólogo
Carta no entregada a Heather
1 | Un trato con el escurridizo desconocido
2 | Como el género musical
Carta no entregada a Heather
3 | Drama mañanero
4 | Las manos donde pueda verlas
5 | Un nuevo pelirrojo en la ecuación
6 | Azul, rubio y rojo
7 | No es lineal
8 | La noche es joven
Carta no entregada a Heather
9 | Inoportuna visita
10 | Encontrar una voz
11 | Pensamientos verbalizados
Carta no entregada a Heather
12 | La fiesta de Halloween
13 | Disfrutar el presente
14 | El viaje a Mayfair
16 | Astronauta en busca de hallazgos
Carta no entregada a Heather
17 | Asuntos que solucionar
18 | Coleccionando recuerdos
19 | Primera Navidad juntos
20 | Palabras en forma de dagas y abrazos que reconfortan

15 | Una fría noche de noviembre

4 1 10
By And_Ramos

15 | Una fría noche de noviembre.

—Entonces, ¿qué son?

Bebo de mi batido de frambuesa para darme un chance de responder:

—Dos jóvenes que intentan dejar el miedo a un lado para empezar algo...—el silencio se extiende entre las dos por breves segundos—. Somos exclusivos.

Wendy pestañea y su ceño se frunce lentamente.

—¿Son novios pero sin una etiqueta?

—Bueno...

Su ceño deja de estar fruncido para darle paso a una pequeña sonrisa, luego le da un cálido apretón a mi mano sobre la mesa.

—También es válido, no te preocupes. Me alegra que estés dando un paso como ese. ¿Cómo van las cosas?

—Bien, supongo—respondo con una sutil sonrisa decorando mis labios—. Cuando estábamos en Mayfair hablamos. El tema principal fueron sus inseguridades porque pasó un imprevisto con unos maleducados, pero luego lo dejamos atrás y le dimos paso a cosas triviales. Me gusta hablar con él, porque de ese modo lo conozco más.

Esa noche supe que fue operado de una hernia cuando tenía diez años, también que no tiene un color favorito, pero que le gustan los colores opacos; que su pastel favorito es el Red Velvet y que desde muy pequeño le atrajo todo lo relacionado a la literatura, además de tener desde los siete años a su perro Uggie, un dálmata que le obsequió su abuela, el cual amó desde el primer momento. Sé que todavía nos falta saber el uno del otro, y eso me encanta porque todos los días habrá algo nuevo para saber de esa persona que empieza a causar estragos—en el buen sentido— en mí.

—Suenas entusiasmada—Wendy simula secarse una lágrima junto a un puchero—. Mi muchacha está creciendo.

Sacudo la cabeza con una risita.

—¿Qué tal tus padres? ¿Cómo les ha caído Jazz?—inquiere.

—Bastante bien—asiento repetidas veces con la cabeza, cosa que le resulta gracioso—. Intentan que se sienta cómodo brindándole un trato genuino, y creo que lo logran, sólo que Jazz aún conserva un poco de timidez y algo de recelo, pero no creo que se siente disgustado cuando está con ellos, sólo no está acostumbrado a verse rodeado de personas.

El día de ayer, cuando regresamos de Mayfair y después de salir del hospital con la gran noticia de que la linda Susie pudo atravesar un tumor, los invité a mi casa y aceptaron. Mamá estuvo feliz de tenernos de nuevo y papá preparó un almuerzo como para cincuenta personas con la excusa de celebrar la noticia de Susie. Todos estábamos realmente contentos y Bree no paró de llorar de la alegría. En el transcurso de las horas, pude observar a Jazz participando una que otras veces en las conversaciones y emitiendo sutiles risas con alguno que otro comentario de papá.

—Llevas unos cuantos minutos observándome, Rojita.—susurró cerca de mi oído cuando se inclinó hacia mí con la excusa de tomar un trozo de pan, aprovechando que mis padres y Bree se encontraban sumidos en una conversación.

—Observo lo que me gusta.—respondí cuando regresó a su lugar. Escuchar eso lo hizo sonreír y tomó mi mano por debajo de la mesa, acariciando mis nudillos.

—Cuidado me desgastas.—bromeó con picardía, sorprendiéndome, cosa que me hizo reír y, por consecuencia, atraer la atención de mis padres.

Wendy chasquea sus dedos en mi campo de visión y pego un sutil respingo cuando Ezra se deja caer de manera estruendosa en el asiento a mi lado.

—Hola para ti también, Ez.

Sus ojeras son las primeras que nos saludan y extiende su mano para robarle una patata frita a Wendy, que le envía una mirada afilada por robarle su comida, pero lo deja pasar.

—Pasé toda la madrugada viendo el concierto de mi banda de rock favorita, y esto es el resultado.—señala sus notables ojeras y ubica su cabeza en mi hombro—. ¿De qué hablaban?

—De Jazz.—responde Wendy.

—Oh, lo ví hace un rato.

Eso llama mi atención. En la mañana no lo ví en la entrada y no ha venido a la cafetería por la hora del almuerzo, de hecho, tampoco ha respondido mi mensaje en donde le pregunto si vendrá a almorzar con nosotros. Seguramente se encuentra ocupado.

—¿En serio?—le pregunto a mi amigo.

—Sí, cuando salí de la clase que no comparto con ustedes, pasé por el aula de Jazz con la intención de ver si ya se encontraba aquí, pero una chica hablaba con él y no los quise interrumpir.

Realizo un ligero asentimiento de cabeza.

—Seguramente está haciendo nuevas amistades. Eso es bueno.—aseguro.

El transcurso de la hora del almuerzo pasa con tranquilidad y el deber nos llama cuando nuestros relojes nos recuerdan que ya debemos entrar a la próxima clase.

—Mi motivación de la semana es que pronto llegan las vacaciones de invierno.—murmura Ezra con semblante adormilado.

Con Wendy nos reímos de su poco ánimo, y entrelazamos nuestros brazos con intenciones de salir de la cafetería, no sin antes despedirnos de Boby.

—¡Adiós, trío dinámico!

Cuando nos encontramos en el pasillo, hay una moderada cantidad de estudiantes, pero eso no me impide ver a Jazz caminando en dirección a nosotros con una chica de estatura promedio, pelinegra y de piel envidiablemente bronceada. Cuando creo que se acercarán a nosotros, se dirigen hacia la cafetería sin un saludo si quiera.

—¿Qué carajos fue eso?—pregunta Wendy de golpe y sin un ápice de vergüenza.

—No lo sé.—respondo con naturalidad.

—Ella es la chica con la que Jazz hablaba en el aula. Ya la había visto antes en los pasillos, así que deduzco que estudia con él.—acota el rubio.

—¿Por qué no se detuvo a saludarte?—vuelve a preguntar Wendy.

Saco mi móvil del bolsillo delantero de mi pantalón y, como deducía, tampoco hay ninguna notificación con una respuesta a mi mensaje. Decido no darle tantas vueltas al asunto, convenciéndome de que está bien que se relacione con más personas y que, de igual forma, está bien que no esté pegado a mí durante el día, o todos los días de la semana, sin embargo, una sensación extraña y poco usual en mí, me recorre.

—Seguramente iban con prisa.—respondo.

                           

Las próximas clases del día las paso realmente centrada en lo que dicen, puesto que me gusta lo que estudio y representa un foco de atención en mí, que casi olvido lo de hace unas horas atrás. Wendy y Ezra fueron los primeros en irse del aula, porque la primera tenía que acompañar a sus hermanas en una presentación de lo que practican en su tiempo libre: Ballet. Y el segundo, porque ya no podía con el potente sueño que se cargaba; al pobre lo regañaron dos veces porque casi se queda dormido en plena clase.

Termino de recoger mis cosas y no pasa mucho tiempo para que el profesor me llame por mi apellido.

—¿Sí?

—Venga un momento, por favor.

Cuelgo mi mochila al hombro y llego a su escritorio. El profesor me da su atención al instante.

—Como sabe, todos los años al acercarse las fechas navideñas se realiza un festival con cinco de las mejores universidades de Londres, en honor al arte—su voz es seria y su rostro no refleja ninguna emoción, lo que me logra poner un poco nerviosa, pero no lo demuestro—. Claramente, esta universidad entra en esas cinco, y usted, señorita, es escogida para representar el arte de la fotografía, presentando diez piezas suyas.

Pestañeo unas tres veces para asimilar la información. El año pasado escogieron a un chico que cursaba el último semestre, el cual representó muy bien el arte de la fotografía. Yo asistí al festival, pero como parte de las personas que fueron a apoyar a la universidad y al trabajo de nuestros compañeros. Sin duda, es una experiencia única.

El arte nos une en ese tipo de festival.

—Diga algo, por Dios. No tengo todo el día.

Vuelvo a pestañear.

—¡Por supuesto que acepto! Digo, ¡gracias! Yo… ¡Gracias!

El profesor se levanta de su asiento y me tiende una mano que no tardo en aceptar.

—Felicidades, señorita Windsor. Aproveche bien esta oportunidad. Ese día se encontrarán organizaciones que no desaprovechan el talento cuando lo ven.

El mar de nervios que me arrasa al terminar de escuchar sus palabras me pone los vellos de punta, pero no me borran la gigante sonrisa.

—¡Gracias, gracias, gracias!—sacudo mi mano en señal de despedida y camino hacia la puerta.

Esparzo alegría cuando camino los pasillos para dirigirme a la salida y, cuando estoy fuera, aún encuentro grupos de estudiantes charlando. Paso la mirada por cada uno de ellos y reconozco a un Jazz que se encuentra escribiendo algo en su móvil. Estoy dispuesta a ir hacia él para darle la noticia, pero alguien lo toma desprevenido desde atrás con intenciones de asustarlo. Caigo en cuenta de que se trata de la chica con la que lo ví en el pasillo. Ella se ríe cuando logra asustarlo y él muestra su usual expresión neutral.

Me quedo viéndolos más tiempo del que debería y ninguno de los dos cae en cuenta de eso.

No tomo la decisión de ir hacia él para darle la noticia.

—Ese rojo en tu cabello nunca lo confundiría.

Me giro hacia esa voz que reconozco, gracias a los años de instituto en la que lo escuchaba.

—¿Peter?

Realiza una reverencia que me hace rodar los ojos con diversión.

—¿Qué haces aquí? Pensé que habías vuelto a Francia.

Dirige una mano a su corazón de manera teatral.

—No he pasado ni dos meses en Londres y ya quieres que me marche. Me lastimas, Heather.

Le propino un juguetón golpe en su hombro.

—Las fechas decembrinas están cerca, así que decidí pasarlas este año aquí—me explica—. Vuelvo a Francia la primera semana de enero.

—¡Qué bien! Seguramente tu familia está contenta de tenerte de nuevo. Recuerdo que, como hijo único, fue duro para ellos que te fueras de casa tan joven.

—Así es, ¿recuerdas cuando te llamé llorando una de las primeras noches en las que me encontré solo? ¡El día siguiente me morí de vergüenza!

La risa que se le escapa termina siendo contagiosa y, por consecuencia, somos dos jóvenes riéndonos en la salida de una universidad.

—Me tomé el atrevimiento de venir a buscarte para dar una vuelta por algún lugar de Londres, en conmemoración a esos tiempos de amistad en el instituto—habla cuando las risas cesan—. ¿Aceptas?

Lo primero que pienso es que no hay nada de malo en salir con un viejo amigo, pero recuerdo que antes de que él llegara, yo quería ir a hablar con Jazz para contarle la buena noticia que he recibido.

Llevo la mirada hacia donde se encuentra y noto que entabla una conversación con la chica. Lleno de aire mis pulmones, suponiendo que hoy no podré contarle nada.

—Sí, claro—decido responder—. Andando.

Peter me informa que su auto se encuentra aparcado relativamente cerca y, a instantes de empezar a caminar, una mano rodea mi muñeca con suavidad.

Cuando me giro, Jazz aleja su mano.

—Sabía que esa era tu última clase, así que te estaba esperando—informa con voz algo baja, mandándole rápidas miradas al chico a mi lado. Su declaración me deja en blanco por un breve momento en el que me quedo en silencio, así que añade:—. ¿Ya te vas?

—S-sí… saldré con Peter.—logro decir y señalo al mencionado, que le envía una larga mirada a Jazz.

El pelinegro mantiene su atención en mí, y después de un momento en el que sólo nos mirábamos, formula un monótono:

—Ah.

—Jazz…—intento decir, pero una nueva voz me interrumpe.

—¡Jazz, en breve empieza nuestra próxima clase!

Nuevamente, se trata de la chica con la que lo ví charlando minutos atrás.

—Me tengo que ir—informa con voz suave—. Pásala bien con Pablo.

—Peter.—lo corrige el aludido.

—Sí, eso. Pásala bien con él, yo…—sacude ligeramente la cabeza—...nos vemos otro día.

—Suerte en tu clase.

Muevo mi mano en señal de despedida y una última mirada es lo que recibo de su parte antes de volver a entrar a la universidad junto a la chica.

Lleno de aire mis pulmones de manera lenta.

—Si quieres, ve encendiendo el auto, yo te espero aquí.—le digo a Peter de manera distraída, el cual acepta sin dudar.

Saco mi móvil y encuentro dos mensajes de Jazz que no había visto, exactamente desde que salí de la cafetería.

Lamento no ir a almorzar con ustedes.
12:10pm.

Quiero darte una noticia. Te esperaré en la salida para decírtelo (aunque también es una excusa para verte y poder hablar un momento)
16:00pm.

Estoy por responder, pero Peter aparca su auto frente a mí y me obligo a estar tranquila porque no es como si fuera a cometer un delito. Me subo a su auto, y cuando estoy por colocarme el cinturón de seguridad, Jazz envía un nuevo mensaje. No dudo en abrirlo.

No soy experto en esto de relaciones, pero es evidente que los dos quedamos con ganas de decir más de lo que dijimos. No quiero ser un fiasco en esto, así que dime si he hecho algo mal. ¿Estás enojada conmigo?

Emito un divertido resoplido ante esa pregunta. No me ha dado motivos para estar enojada.

Es evidente que queríamos decir más, pero el tiempo no lo permitió.

No estoy enojada ;).

Un nuevo mensaje llega:

Se me cruzó la idea de ir a tu casa después de que termine mi jornada de clases. ¿Puedo?

Respondo un rápido:

Por supuesto.

Tampoco tardaré demasiado tiempo con Peter.

—¿Estás escuchando lo que digo?

Pego un respingo y guardo el móvil de inmediato.

—Lo siento, lo siento.

Decir que no la pasé bien sería mentir. Debo admitir que el transcurso de la tarde con Peter fue bastante ameno. Las risas no faltaron al recordar las anécdotas del instituto mientras el tiempo transcurría.




                           




Un pinchazo de culpa me atraviesa cuando logro reconocer a Jazz observando el jardín de mi casa con sus audífonos puestos. La culpa incrementa cuando caigo en cuenta que ya es de noche.

—Parece que se nos ha ido el tiempo y tu amigo te esperaba.—dice mi acompañante, dándole toques a su volante de manera distraída.

No le respondo y saco mi móvil, en donde encuentro una llamada perdida de Jazz. Formulo una rápida despedida y salgo del auto. Peter no tarda en irse y camino hacia Jazz.

Se me arruga el corazón al darme cuenta del frío que hace, y me sabe mal cuando pienso que, quizás, su abrigo no le dió suficiente calor durante todo el rato que esperaba por mí.

Alza la mirada cuando me ve y se quita sus audífonos, guardándolos de manera lenta en su mochila.

—¿La pasaste bien?

El corazón se me arruga cuando no noto ni una pizca de recriminación o enojo en su voz, así que lo atraigo hacía mí con un abrazo que corresponde casi al instante. Inhalo hondo su aroma con la noche fría de noviembre como acompañante.

Segundos después, entramos a mi casa, la cual se encuentra mortalmente silenciosa, así que deduzco que mis progenitores se encuentran en su habitación junto a Harold. Con Jazz subimos las escaleras hasta llegar a mi habitación.

—¿Por qué no entraste, en lugar de quedarte allí fuera?

Me deshago de mi mochila y de mi abrigo. Lo invito a que haga lo mismo para que se sienta más cómodo, y lo hace.

—Tus padres me caen muy bien, pero socializar no es mi fuerte, así que decliné sutilmente la oferta de tu madre para que te esperara dentro. No quería estar tenso y que el ambiente se volviera incómodo por mi culpa.

Tomo su mano y nos hago dirigirnos a mi cama, no sé si en verdad se siente cómodo o se encuentra realmente cansado, porque no hace ni un ademán de rechistar. Quizás es un poco de ambas.

Nos deshacemos de nuestros zapatos y subimos a mi cama, quedando lado a lado con nuestras espaldas en la cabecera de ésta. Por un momento, sólo disfrutamos del silencio que otorga el otro, hasta que decido hablar:

—Jazz, lo siento por hacerte esperar y también por haber perdido la noción del tiempo con Peter—ante su silencio, añado, cautelosa:—. Estás bien con la idea de que acepté dar una vuelta con él, ¿no? Somos amigos.

—Sé que son amigos, así que estoy bien con la idea de que hayas salido con él. No desconfío de ti cuando dices que seremos exclusivos, sólo… ¿Estás realmente segura que él sabe que su puesto es el de amigo?

—Antes de irnos a distintas universidades, dejamos las cosas claras—me encojo de hombros—. Sólo amigos.

—Mmm…

Lo miro y enarco una ceja.

—¿Estás celoso?

—No.

Beso su mejilla de manera rápida.

—No tienes por qué—llevo una mano a su cabello y entierro mis dedos para hacerle caricias—. Sólo somos amigos.

—Es bueno escucharlo.

Emito una risita y él vuelve a hablar:

—Heather.

—¿Sí?

—Lo siento si sentiste que te ignoré mientras me encontraba con Candy.

Detengo mis caricias y me remuevo en mi lugar.

—Lo sabía.—musita él.

—¿Qué cosa?

—Te disgustó que no me detuviera a saludarte mientras estaba con ella. Eso fue un poco idiota de mi parte.

—Y, si sabías que me disgustaría esa acción, ¿por qué lo hiciste?

—En realidad, caí en cuenta después de que lo hice. No lo cometí con la intención de ignorarte. Candy es un poco…acelerada y me pidió que la acompañara a ir por un rápido almuerzo antes de que empezara otra clase que compartimos. Sentí que si me detenía, me pegaría un grito como reprimenda. Lo siento.

—Son buenos compañeros de clase, ¿eh?

Ahora él es el que me enarca una ceja, pero es notable su diversión.

—¿Estás celosa?

Le empujo el hombro, sacándole una risa.

—Claro que no, pero hoy estuvo muy animada contigo.

—Compartimos la mayoría de las clases y debo admitir que hoy me sorprendió que quisiera estar conmigo fuera del aula. La mayoría de las veces sólo fueron conversaciones rápidas acerca de la carrera, pero no la consideraría una amistad porque no sé nada de ella, y ella no sabe nada de mí. Estoy bien con ello.

—Y, ¿hoy si se animó a querer tener una amistad contigo?

Asiente de manera distraída, porque mientras él hablaba, retomé las caricias a su cabello, segundos después, reposa su cabeza en mi hombro.

—¿Te sientes agotado?

—Mucho. Además de las cosas de la universidad, tuve a mi lado a una persona muy ruidosa, y no es precisamente el tipo de ruido que me gusta.

—¿Ah, sí? Entonces, ¿cuál es el tipo de ruido que le gusta al señor Kushner?

—El que causa una preciosa pelirroja llamada Heather Windsor.

Sonrío.

—Pero te ví hablando con tu compañera en la salida de la universidad, y no parecías aturdido por su ruido—lo pico.

Retira su cabeza de mi hombro para mirarme a los ojos.

—En realidad, mis respuestas fueron bastante cortas. Por muy mal que suene, lo que ella me decía no era de mi interés y terminaba distrayéndome demasiado.

—¿También te distraes demasiado cuando hablo contigo?

Su rostro es serio cuando asegura:

—Eso es casi imposible. Lo que tú me digas si es de mi interés. Todo lo relacionado a ti lo es.

Por el impulso que ocasionan sus palabras, acuno sus mejillas con mis manos y beso sus labios una, dos y tres veces.

—Alguien me tenía que advertir de que fijarme en un estudiante de Literatura ocasionaría que me derrita cada vez que me diga cosas cursis.

—También ocasiona que tus mejillas se tornen rojizas.—señala con una sonrisita divertida.

Señalo mi hombro en una clara invitación, y cuando lo hace, retomo las caricias en su cabello. Con el pasar de los segundos, su respiración se vuelve acompasada.

—Jazz…

—¿Sí?

—¿Estás dormido?

—No.

—Jazz…

—¿Mmm?

—Me gustó conversar contigo para tener algunas cosas claras.

—También me gustó hacerlo, Rojita. A fin de cuentas, no es mentira cuando dicen que la comunicación es importante para cualquier relación.

Permanecemos en silencio por un largo tiempo en el que me convenzo de que se ha dormido con su cabeza en mi hombro.

—¿Jazz?—susurro, pero no recibo una respuesta porque, en efecto, se ha quedado dormido. Sonrío con una sensación de ternura en el pecho—. Gracias por formar parte de capítulos de mi vida, Jazz Kushner.

No tengo el valor suficiente para despertarlo después de que haya dicho que se encontraba cansado y, aún así, vino a casa para que aclaráramos lo de hoy, así que me las arreglo para que tome mejor posición en la cama y no amanezca con un fuerte dolor de cuello. Por suerte, logro hacerlo y no se despierta.

Lo arropo con mi sábana y deposito un corto beso en su frente. Segundos después, me dirijo al cuarto de baño, pero noto que la pantalla de mi móvil se enciende en la mesita de noche ante la notificación de un mensaje nuevo.

Peter

Dulces sueños. Me encantó pasar el resto de mi tarde contigo.

Las palabras de Jazz regresan, preguntando si Peter sabe que su puesto es el de amigo, y me hacen formar una mueca.

Niego con la cabeza, descartando esa idea. Fuí clara con él hace unos años atrás. No lo veía como algo más que un amigo, y eso continúa siendo así.

Vuelvo a dejar el móvil en la mesita de noche y termino por entrar al cuarto de baño.





\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\ツ///////////////////////




Hoola, ¿qué tal tu día? ¿Cómo se encuentran los ánimos el día de hoy?

Bueno…👀👀. Ya empezamos a ver como estos jovencitos intentan hacer las cosas bien respecto a esa relación sin etiqueta, *cof* aún..., pero sí, me gusta que no sean perfectos (porque considero que el inicio de una relación no es perfecta, puesto que a medida que pasa el tiempo se va aprendiendo) Prueba y error, dicen por ahí.

También me parece lindo ese gesto de Jazz en no saber muy bien qué se hace (porque apenas es su primera relación, hay que entenderlo) y, aún así, su capacidad de pensar le indica que debe aclarar algunas cosillas porque quiere hacer las cosas bien con la chica que le gusta. ¡En fin! Estoy aprendiendo y leyendo para que esta historia quede como me la imaginé desde un principio 😭. Recen por mí JAKLSAJJAJAJA

Muack, ¡gracias por leer, votar o comentar!💐💌

Continue Reading

You'll Also Like

3.7K 274 12
Para enamorarse solo se necesita conocer a la persona correcta. El destino es aquel que se encarga de poner a las personas en tu vida aquellas que pu...
413K 48.9K 44
🔺Jungkook necesita un omega para que sus padres dejen de fastidiar e invervenir en su vida de adolescente, entonces decide acudir a Jimin, el cual e...
174K 18.2K 25
🔹Dónde Jimin y Jungkook después de romper, cada uno logra formar una vida diferente apartado del otro. Sin embargo por azares destino vuelven a enco...
385K 18.8K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...