Las mentiras que nos atan

By LanaCMaddox

1.5M 122K 70.4K

Daphne y Reece han presenciado un asesinato. Salvo porque no hay cuerpo, no hay rastro, y la persona a la que... More

Sinopsis
Capítulo 1 - La familia Barlow
Capítulo 2 - Vida de instituto
Capítulo 3 - Temas del corazón
Capítulo 4 - Partidos y rivales
Capítulo 5 - Celebración sin compromiso
Capítulo 6 - Un final y un principio
Capítulo 7 - Mentiras y secretos [P1]
Capítulo 8 - Consecuencias y decepciones
Capítulo 9 - Rumores y dramas de instituto
Capítulo 10 - James Zag(er)
Capítulo 11 - Planes
Capítulo 12 - Entrenamientos y reencuentros
Capítulo 13 - Imán para el drama
Capítulo 14 - Castigos
Capítulo 15 - Partidos y colores de equipo
Capítulo 16 - Cambios de actitud
Capítulo 17 - Todo lo que puede salir mal...
Capítulo 18 - Rumores y relaciones
Capítulo 19 - Si pudiéramos volver atrás
Capítulo 20 - La novia del capi
Capítulo 21 - Rumor de una ruptura
Capítulo 22 | Romeo, Romeo
Capítulo 23 - Acampada familiar (I)
Capítulo 24 - Acampada familiar (II)
Capítulo 25 - Aquella noche...
Capítulo 26 - Una víbora en el nido
Capítulo 28 - Colores de equipo
Capítulo 29 - Cosas de familia
Capítulo 29.5 - Nights
Capítulo 30 - La familia que elegimos
Capítulo 31 - Festividades
Capítulo 32 - Lo que un día dejaremos atrás
Capítulo 33 - Partidos y juego de ingenio
Capítulo 34 - Cuestiones del corazón
Capítulo 35 - Cosa de dos
Capítulo 36 - Límites y confesiones
Capítulo 37 - La suerte de Daphne Barlow
Capítulo 38 - Regalos
Capítulo 39 - Una vida de secretos
Capítulo 40 - Planes y alianzas
Capítulo 41 - Recuerdos de una vida
Capítulo 42 - Una familia poco funcional
Capítulo 43 - Cuestión de estrategia
Capítulo 44 - Noche de confesiones
Capítulo 45 - Una vida de elecciones
Capítulo 46 - Hope it never ends
Capítulo 47 - Rey del baile
Capítulo 48.1 - La vida que construimos (I)

Capítulo 27 - Día de partido

35.8K 3.1K 2.8K
By LanaCMaddox

Línea para decir hola ♥

Hoy os traigo mi capítulo favorito del libro

Dadle mucho amor en honor a Reece (27) ♥

⋅༺༻⋅

27 | Día de partido ✨

Daphne Barlow

Asistir al último partido del año es algo que no estaba en mi lista. Primero, porque cuando juegan en casa el ambiente se caldea demasiado como para sentirme cómoda en ese mar de agitación. Segundo, porque mi idea después de lo que pasó con Johanna era pasar desapercibida hasta las vacaciones de Navidad.

Esta semana no ha tenido mucha repercusión por ese incidente, pero no quita que, al saberse lo de la pelea y empezar a curiosear sobre la razón, James y yo hemos vuelto al ruedo. Las miradas, que habían empezado a perder importancia, han vuelto a levantarse con curiosidad en mi dirección. No tan fuerte como antes, pero están ahí.

Por eso, presentarme al partido vestida con los colores de sus rivales, es todo menos una buena decisión, pero, cuando Nora me dijo que Rory iba a venir y que ella no podría acompañarla porque, al estar en la banda, tiene que estar con ellos durante el partido, no pude negarme.

"Dice que va a ir sí o sí —me contó Nora—. Se han dicho "Te quiero" por primera vez esta semana y no quiere faltar. No consigo hacerle entender que es mala idea que vaya sola."

Ahora Rory ha empezado a entender la situación, porque no se ha apartado del coche desde que hemos llegado. Ella aprieta con más fuerza los carteles que ha hecho, como si quisiera esconderlos del mundo, mientras mira con menos emoción cada vez hacia el mar de colores rojos que hay a nuestro alrededor.

—Deberíamos entrar ya si quieres un buen sitio —digo.

—Estoy esperando a ver si llega alguien más de su instituto. No quiero que entremos solas. —Rory mira con esperanza hacia cada coche que llega, pero la realidad es que se está haciendo tarde y cada vez tenemos menos posibilidades de poder tener un sitio en primera fila como ella quiere—. ¿Es siempre así?

Cerca, un grupo pequeño abuchea en nuestra dirección al ver los colores que llevamos antes de alejarse celebrando una victoria que aún no ha tenido lugar. Suspiro al verlo, luego devuelvo la mirada a Rory.

—Un amigo me dijo que siempre es desagradable jugar contra los nuestros porque el ambiente es horrible, así que diría que sí. Siempre es así.

—Oh —murmura en bajo—. Me gustaron los últimos partidos. Siempre eran... agradables. —Ella se encoge un poco al ver a otro grupo pasar demasiado cerca incluso si apenas miran en nuestra dirección—. Ahora entiendo por qué Nora me dijo que era mejor que no viniera, es solo que... No quiero faltar, ¿sabes? Sobre todo cuando no juegan en casa. Quiero estar ahí para Gio. Me gusta estarlo.

—Le encantará verte aquí, estoy segura.

Después de unos minutos más sin éxito encontrando a otras personas de verde, saco los banderines del coche y agarro su brazo para acompañarla hacia el edificio. Sus pasos vacilan, sobre todo al ver cómo han llenado los pasillos.

No se han limitado a apoyar a nuestro equipo. No se trata simplemente de carteles de ánimo, colores colgando por las paredes y dibujos de nuestra mascota. No, hay un toque de color verde que se han asegurado de vandalizar. Han hecho un pasillo que no solo les celebra a ellos, sino que también deja pequeñas amenazas hacia sus rivales.

Sí, Reece tenía razón con esto.

Hay un brusco movimiento detrás de nosotras. Siento el fantasma de una mano rozar mi sudadera verde antes de que el movimiento crezca y se aparte como un borrón que termina contra la pared a mi izquierda. Me aparto al oír el vaso de plástico golpear el suelo y salpicar mis zapatos.

—¿Qué pasa? —pregunta Rory.

—Creo que acaban de intentar tirarme una bebida por encima.

Rozo el cuello de una sudadera que no es mía y levanto la mirada. El chico que traía la bebida (porque sé que no puede ser otro) hace un sonido de dolor cuando su espalda golpea la pared. Frente a él, el chico de uniforme rojo con un número que conozco demasiado bien, apoya una mano contra la pared mientras mantiene la otra en el abrigo del chico.

—¿Vas a limpiar tú eso? —le pregunta calmado.

—Vamos, Zager, solo era una broma.

—¿Una broma? —repite James sin humor.

—No seas así, son del equipo rival. ¡No son bienvenidas aquí!

El chico se intenta deshacer el agarre sin éxito. Detrás, el grupo que parecía venir con él, pierde la sonrisa al darse cuenta de que esto no está yendo como querían y les veo apresurarse hacia las gradas y dejar a su amigo atrás.

—Limpia el suelo, no queremos que nadie de los nuestros se caiga por tu tontería. —James echa al chico a un lado y él le devuelve sorpresa al darse entender que está recibiendo una reprimenda—. No quiero que nadie les ponga la mano encima, no es así como hacemos las cosas.

—No era...

—¿No he hablado lo suficientemente claro?

Aunque a disgusto, el chico se mete en los baños diciendo que va a por papel para limpiarlo. En cuanto le ve desaparecer, James ignora un par de silbidos de ánimo en su dirección y se acerca a nosotras. Rory, que no le identifica, tiene una suave sonrisa de agradecimiento sobre sus labios.

—Si alguien os molesta, usa mi nombre si tienes que hacerlo. No me importa lo que les digas, pero que te dejen en paz —dice hacia mí. Le da una corta sonrisa a Rory antes de volver la mirada al reloj de la pared y tensarse—. ¿Podemos hablar un minuto?

—Oh, os conocéis —murmura Rory.

—Tienes un partido que jugar y nosotras un partido que ver —digo.

—Será solo un minuto. Estaba esperando en la entrada por si aparecías, aunque tenía mis dudas. Nunca vienes a estas cosas. Será un momento, es importante.

Recuerdo esas palabras del mensaje que me mandó el domingo (e ignoré como la llamada) y le pido un momento a Rory antes de acercarme a la pared contraria con James. Me muevo para tener a Rory a la vista todo el tiempo y noto cómo James hace lo mismo

—No te preocupes por tu amiga, estamos aquí al lado. No van a decirle nada.

—Justo porque estás aquí me preocupa que lo hagan. La gente tiende a intentar contentarte todo el tiempo, ¿no lo has notado? —Aparto la mirada de Rory de forma superficial—. Sé lo que pasó con Johanna, no hay nada que tengas que explicarme.

—Daphne, no terminamos mal, no hace falta que seas tan cortante conmigo. También éramos amigos, ¿recuerdas? —devuelve con suavidad—. Te escribí para hablarlo en persona, pero no quería presionar más cuando no me contestaste. Menos aún después de enterarme de lo de la pelea entre tus amigas y de dejar de verlas comiendo en tu mesa.

—Sí, eso no terminó muy bien.

—Johanna no tenía buenas intenciones contigo, Daph, ya te dije lo que pensaba de eso la última vez. Por eso quería contártelo, no como explicación, sino para avisarte. —Pierdo ese toque a la defensiva que mantenía con él al oírlo, porque le creo—. No me dejó en paz en toda la noche. Daba igual a dónde me fuera que ella venía detrás. Primero me hablaba de ti, luego empezó a hablar de nuestra relación como si fuera cosa suya, diciendo que...

—James, no quiero saberlo —interrumpo—. Le dije que no me importaba si tú le gustabas, pero no me gusta cómo hace las cosas y no la quiero en mi vida. No necesito que nadie le eche más leña al fuego. No la quiero cerca, tampoco en mi cabeza.

Él me sostiene la mirada unos segundos antes de asentir. Mira por un momento hacia Rory al ver a un grupo acercarse y yo hago lo mismo. Nos aseguramos, en silencio, de que nadie diga nada en su dirección antes de seguir hablando.

—Siento que las cosas entre vosotras hayan terminado mal —dice.

—También yo. Últimamente siento que no acierto con nadie.

—Daph...

—Perdona, no... No lo decía por...

Suspiro. Sí, él también estaba en esa lista, pero no era mi intención decirlo como si fuera una clase de pulla. Le miro y encuentro la conocida atención en sus ojos claros, esa invitación silenciosa a hablar. Porque, sí, teníamos algo, pero, lo que nadie entendía, era que había más. En privado, éramos cercanos. En privado, me enseñaba la versión de él que consiguió convertir mi interés en amor. Era un confidente, un amigo, y todo lo que me enseñaba era cariño y comprensión.

—Mi grupo de amigas nunca ha sido perfecto, pero las quiero. Ver cómo está terminando todo es doloroso. Últimamente siento que todo era una bomba de relojería que iba a estallar en cualquier momento y que, una vez ha empezado, no va a parar. Tú, Dalia, Johanna. —Miro hacia Rory preguntándome si pasará también con su hermana. Ruego que no lo haga—. Me hace preguntarme si es mi culpa y no la de los demás.

—¿La tuya?

Asiento de forma distraída.

—Dalia me dijo que a veces de lo buena que era parecía tonta, y quizás lo sea. Porque no hice bien las cosas con nadie. Lo estropeé todo contigo pensando que las cosas podían ir de otra manera y me hice daño sola. No escuché a Dalia. No vi lo que Johanna hacia. Podía haber hecho las cosas diferentes, pero nunca lo hice y yo... —¿Pero qué estoy haciendo?—. Perdona, no sé qué hago contándote esto.

—Daphne, no es culpa tuya. Eh, mírame. No es culpa tuya, ¿vale?

—No sé qué hago contándolo —insisto con frustración.

—Lo estás contando porque necesitas hablarlo aunque no quieras. Me lo estás contando a porque sabes que voy a serte sincero y necesitas que alguien lo sea. —James mantiene la distancia, pero está ahí, como el confidente que una vez fue—. Me lo estás contando porque sabes que no mentía la decirte que me importabas y que quería lo mejor para ti. Incluso si ya no estamos en la misma página.

Reconozco su intención de apoyar su mano sobre mi hombro para darme apoyo y alcanzo su muñeca antes de que pueda hacerlo. Su forma de dejar caer la mano le devuelve un toque de frustración que vi más de una vez por los pasillos.

—Daph, eres buena persona, no dejes que te hagan sentir que eso es algo malo. No hay nada mal contigo. Lo sé porque he visto muchas partes de ti y nunca ha habido una que no me gustara.

Le miro y... nada.

No siento nada.

—Suerte en el partido, James.

Porque eso es todo lo que le voy a decir.

Sé que se está dando cuenta de lo que yo tardé meses en afrontar. El momento en el que sabes que nunca nada de lo que hagas podrá ser suficiente sin importar cuánto te esfuerces. Cierra las manos a sus costados, pero no se aleja. Así que lo hago yo.

(....)

Rory y yo no tardamos en conseguir un pequeño espacio en primera fila, pero hay tanto ruido a nuestro alrededor que es difícil conseguir la atención de cualquiera que esté en el campo. Ella ha podido colgar un cartel en la barandilla esperando que eso llame la atención de Giovanni, pero no ha habido suerte hasta ahora.

—Vendrá, aún hay tiempo —intento animarla.

—Eso espero. Quiero verle, es una pequeña tradición nuestra. —Su pequeña sonrisa enternece mi corazón—. Me dijo "Te quiero" por primera vez a principios de semana y esta será la primera vez que podré decírselo antes de un partido. Quiero mucho hacer eso, Daphne.

—Eso es bonito.

—¿Qué es bonito?

Esa voz.

Pienso que son imaginaciones mías, pero veo con claridad a Isaac cuando se apoya contra la barandilla a mi izquierda. Me devuelve la mirada y tira de la manga de mi sudadera con notorio descontento.

—Equipo equivocado, pequeña Julieta —dice.

—Hola a ti también, Isaac.

—Oh, pero, ¿qué es esto? —Isaac muestra una amplia sonrisa al notar los bordados plateados cerca del cuello de la sudadera—. Conozco a alguien a quien no le va a hacer mucha gracia que tengas esto.

—Es solo una sudadera. No tenía nada verde así que me han prestado una.

—No es solo una sudadera, es la sudadera de Hollow. Es fácil saberlo por los bordados que le hizo. —Me empuja suavemente con un toque de humor—. Haznos un favor y déjatela puesta para el capi, quiero ver qué hace nuestro Romeo al darse cuenta de quién es.

—Es solo una sudadera, Isaac —insisto.

—Claro que lo es, pequeña Julieta, claro que lo es.

En vez de seguirle el juego, alcanzo el brazo de Rory. Ella está distraída mirando hacia el campo y ni siquiera se ha dado cuenta de que no estamos solas, pero sus ojos se abren todavía más cuando me echo atrás y le dejo ver a Isaac a mi izquierda. Quizás porque no le ha visto venir, o puede que porque es alguien bastante grande. Acostumbrada a mi hermano, no es algo a lo que le preste atención, pero olvido que puede intimidar fácilmente.

—Rory, este es Isaac, un conocido. Isaac, esta es Rory. Ella es la novia de Giovanni. No sé si le conoces, pero jugasteis contra ellos en...

—¿La novia de Gio?

Isaac deja ir una corta carcajada llena de emoción y, sin pensárselo dos veces, me echa a un lado para alcanzar a Rory. La levanta del suelo en un fuerte abrazo y no duda antes de hacerla girar.

—¡Isaac! —Un chico de pelo oscuro se acerca a paso rápido y tira de su brazo para que suelte a Rory—. Te perdemos de vista dos minutos y te encuentro acosando a personas que no conoces. Relájate un poco.

Rory da un paso atrás en cuanto él la suelta y yo estoy a su lado al momento. No parece ofendida, pero la sorpresa no termina de desaparecer. Le doy una corta explicación para decirle quiénes son y el equipo en el que juegan mientras el chico que acaba de llegar reprende a Isaac.

—Vamos, Jordan, es la novia de Giovanni, solo estaba saludando —se queja Isaac—. ¿Sabías que eran ellos los que jugaban hoy?

—Todos lo sabíamos, ¿por qué crees que hemos venido?

—¿No era porque el capi lleva toda la semana enfurruñado porque aquí nuestra pequeña Julieta lleva días sin pasarse —Isaac vuelve la mirada hacia mí—. Nos torturas, Juls.

Frunzo el ceño.

¿Soy quién ahora?

—Isaac, en serio, cállate. —Jordan mete las manos en los bolsillos y nos da una mirada—. Ignoradle, nosotros lo hacemos todo el tiempo. Soy Jordan, vosotras debéis ser Daphne y...

—Rory —responde ella.

—Daphne y Rory —repite Jordan.

—La novia de Gio y la novia del capi —corrige Isaac.

—Reece va a matarte cuando salgamos de aquí —murmura Jordan—. ¿Puedes comportarte al menos por unos minutos? Lo hemos estado hablando durante todo el viaje hacia aquí.

—Sí, papá.

—Isaac... —Jordan presiona el puente de su nariz con frustración—. ¿Sabes qué? Haz lo que te venga en gana, pero, si te cae todo encima, estás solo con eso. No pienso intervenir ahí.

Jordan opta por sentarse en las gradas en vez de seguir discutiendo y, esa pequeña victoria, es todo lo que necesita Isaac para comportarse. Se sienta junto a su amigo y, tras ver a Rory asomarse de nuevo en busca de su novio, yo me siento también.

A mi izquierda, Isaac apoya las manos a ambos costados de su cuerpo y levanta los pies hasta la barandilla para recostarse. Le veo cerrar los ojos antes de, sin previo aviso, gritar una maldición que nos sobresalta a todos.

—¿Qué demonios, Reece? —pregunta exaltado

Reece. De no ser por el susto que me acabo de llevar, diría que me alegra verle aquí, pero tengo la mano en mi acelerado corazón todavía. Detrás de nosotros, Reece tiene las manos sobre los hombros de Isaac.

—Los pies en el suelo —dice—. No queremos problemas y no pienso volver a repetírtelo. Ahora échate a un lado. —Levanta la mirada hacia el chico rubio de pelo rizado que viene detrás de él—. Chad, tienes hueco al lado de Jordan.

Con eso, Reece se desliza entre Isaac y yo. De no ser porque aprieta mi rodilla nada más se sienta, habría dicho que su forma, tan natural, de dejar caer la mano sobre mi pierna, ha sido accidental.

—Dime que Isaac no os ha estado molestando —dice—. Hemos salido del coche y él ya no estaba en ningún lado. Ni siquiera hemos tenido tiempo de cerrar antes de que él desapareciera.

—Ha sido casi todo un caballero —respondo sabiendo que Isaac puede oírme—. No es que no me alegre de verte, pero, ¿qué hacéis aquí?

—El equipo de Giovanni juega hoy. Son amigos y queríamos venir a ver qué tal les iba. Sobre todo teniendo en cuenta contra quién juegan y dónde. Sabíamos que el ambiente iba a estar algo pesado así que hemos querido pasarnos. —Aprieta mi rodilla una vez más—. Pensaba que nunca ibas a ver los partidos, me dijiste algo similar el fin de semana.

—No suelo hacerlo, pero Rory iba a venir y...

Me callo antes de mencionar que han sido un par las personas que me han preguntado si iba a venir. Que han comentado que debería hacerlo, más bien. Lo que, ahora que lo pienso, es extraño. Reece vuelve la mirada hacia el campo antes de tener tiempo de formar una idea.

—¿Está buscando a Gio? —pregunta haciendo un gesto hacia Rory.

—Sí, estamos lejos y no creo que se haya dado cuenta. No hay muchas personas con sus colores aquí y dudo que anden mirando mucho hacia las gradas. —Reece estira la mano sobre mi pierna, dándole vueltas a mis palabras—. Así que habéis venido a animar a vuestros amigos.

—Sí.

—Entonces tenéis que hacerlo bien.

Me quito la bufanda, también verde, y se la ofrezco. La ofensa que cruza sus ojos es inmediata.

—Ni loco me pongo eso —dice.

—Vamos, habéis venido a animarles.

—No, no va a volver a pasar lo de la última vez.

Me echo hacia delante.

—Isaac —llamo.

—¿Sí, preciosa?

—Reece me ha dicho que habéis venido a animar al equipo de Giovanni, pero estáis en las gradas del instituto de sus rivales. Entre gente que anima a sus rivales. ¿No crees que van a pensar que animáis a ese equipo si no lleváis nada que diga lo contrario?

—No la escuches, te intenta engañar —dice Reece con su mirada en el campo.

—Solo intento ayudar, no quiero que nadie piense lo que no es. Es decir, hacer un camino tan largo para venir aquí queda un poco raro. Me preocupa que los nuestros piensen que venir es vuestra forma de admirarles intentando que no se den cuenta de que estáis aquí. Es algo que alguien como James sé que pensaría.

Ante la mención de James Zager, los ojos de Isaac se abren todavía más. Reece me habló de su lista y ahora no tengo que mirar para darme cuenta de que se está arrepintiendo.

—Y no podemos dejar que eso pase —devuelve Isaac.

—Isaac, no le sigas el juego —se ofende Jordan.

Pero lo hace.

Me echo hacia atrás oyendo a Isaac molestar a Jordan con este tema. De fondo, veo a Rory elevarse sobre sus pies cuando para de sonar música. Llama a su hermana para ver si ella puede ayudarla a encontrar a su novio antes de que empiece el partido.

—No van a seguirte el juego —me avisa Reece en bajo—. Isaac puede vacilar mucho, pero nunca se pondría los colores de otro equipo, es demasiado orgulloso para eso. Antes de hacerlo sería capaz de...

—Eh, Capi.

Isaac está de pie frente a nosotros, con un cartel de los que ha hecho Rory en sus manos y un banderín en la otra. Los levanta frente a Reece y no me hace falta dar más que una corta mirada para encontrar a sus amigos sujetando más cosas. Jordan, a disgusto, pero su otro amigo mueve entretenido un banderín verde.

—¿Cartel o banderín? —pregunta.

—No vamos a hacer esto —dice Reece.

—Vamos, Capi, no seas aguafiestas.

—No te preocupes, Isaac, para él tengo algo que le va a gustar mucho más —digo apoyando una mano en el pecho de Reece al referirme a él. Antes de que Isaac pueda malinterpretado, añado—: Rory, ¿aún tienes el bote de purpurina verde que me has enseñado antes?

—Oh, no, ni en broma.

Reece empieza a ponerse en pie, pero Isaac le sienta de vuelta. Le da un "Todos estamos colaborando, Capi. Recuerda que dijiste que no diéramos problemas y fuéramos sociables, da ejemplo", palmea su hombro, y le mantiene en su lugar en lo que consigo el bote.

Si conozco a Reece lo más mínimo, diría que se está arrepintiendo del día en el que Isaac y yo nos conocimos, de haber venido con él, o está haciendo una nota mental de no volver a repetir su error; juntarnos. Sea como sea, se queda en su lugar cuando me pongo en pie frente a él, incluso después de que Isaac se haya alejado.

—Será solo un momento, un par de líneas en las mejillas —digo.

—No puedo creer que les hayas convencido para esto —dice en bajo.

—Lo que yo no puedo creer es que hayáis venido a animar a vuestros amigos sin nada de sus colores, Número 27. —Hundo los dedos en la purpurina pegajosa y, con cuidado, trazo las primeras líneas en su mejilla izquierda. Más bajo, añado—: Además, sabes que no ha sido solo cosa mía. Isaac parece bastante feliz con todo esto.

—Isaac es feliz con cualquier cosa que saque de quicio al menos a una persona. Tienes suerte de que estos días le guste darte la razón. Es insoportable cuando decide que estás en el otro lado de esa línea.

Rozo su mejilla derecha antes de pintarle las líneas ahí y, esta vez, cuando termino, uso los dedos que no han tocado la purpurina para dibujar unas líneas hacia su mandíbula, recorrerla, y rozar sus labios. Cuando abre los ojos al sentirlo, sus bonitos ojos mieles me bloquean por un momento antes de bajar la mano.

—Ya estás.

—También deberías darme la sudadera.

—No voy a darte la sudadera, no es mía. —Cierro el bote y se lo devuelvo a Rory a tiempo de verla encontrar a Giovanni viniendo hacia aquí. Para cuando vuelvo hacia Reece, él ya se ha puesto en pie—. Ya tienes algo verde, si quieres algo más, puedo darte otro de los carteles. Tenemos bastantes.

—No. Quiero la sudadera.

—¿Por alguna razón en concreto?

—Porque está secretamente enamorado de Hollow —interrumpe Isaac desde la barandilla. Él está mirando con curiosidad hacia nosotros, escuchando cada palabra sin darnos cuenta hasta que habla. Jordan le golpea en la cabeza con la mano abierta como respuesta—. ¿Qué? ¿No te has dado cuenta de quién era al ver los bordados? Estoy seguro de que el capi ha sido lo primero que ha notado.

—Cállate, Isaac —devuelve Reece.

—Sois un par de cotillas —añado.

—Escucharos es lo único que queda para no morir del aburrimiento mientras empieza el partido. Además, los jugadores están demasiado lejos para charlar con ellos. Una pena.

Algo me dice que ese "charlar" es todo menos amigable y me encuentro riendo mientras me quito la sudadera.

—No la pierdas, se la han dejado a Rory y no quiero que le caiga la culpa a ella si pasa algo. También quiero que me des tu abrigo a cambio. Primero, porque hace frío y, segundo —espero a que haga el cambio y tener su abrigo encima para, conforme, terminar—, porque me gusta que me dejes cosas tuyas.

—Lo he notado, tienes la manía de llevarte mis cosas.

—¿De qué cosas hablamos? —pregunta Isaac.

De nuevo en nuestra conversación.

Jordan le golpea con la mano abierta una vez más.

Les ignoro y levanto las manos al cuello de la sudadera que ahora lleva Reece para ponerlo bien. Es curioso, pero este color realmente saca a relucir el precioso color de sus ojos.

—¿Qué demonios? —gritan cerca.

—¡Giovanni! —devuelve Isaac.

Cuando miro, Giovanni tiene a Rory cerca, pero su mirada está cargada de asombro mientras lee el cartel que Isaac sostiene para él. Luego pasa a sus compañeros de equipo y, al final, termina en Reece.

—No sé si quiero saber —murmura Giovanni—. Reece, si tan en serio ibas con lo de ser de los nuestros la última vez, habernos llamado. No hacía falta que nos trajeras un nuevo equipo de animadores para ganarte nuestro favor. Te habríamos hecho un hueco si tanto te importaba.

Bajo la cabeza para esconder mi sonrisa, pero un solo "Cállate, Gio" de Reece y rompo a reír. Siento el brazo de Reece a mi alrededor, acercándome para devolverme palabras apagadas mientras los demás discuten. Me envuelve por completo entre sus brazos para compartir palabras que los demás no puedan escuchar.

—Deja de reírte, todo esto ha sido culpa tuya —murmura con suavidad.

—¿Mía? No soy yo quien ha rogado para conseguir una sudadera de ellos.

—No he rogado. Yo no ruego.

—Todos lo hemos oído, Capi.

Vuelvo a reír apoyada contra Reece al oír a Isaac meterse en nuestra conversación de nuevo y Reece me abraza con más fuerza. Puede decir lo que quiera, pero, lo que importa es que, ahora mismo, él está aquí. Vestido de verde. Igual que sus amigos. Animando a un equipo que no es el suyo y viendo un partido donde juegan las personas que más odian. Escondo mi sonrisa contra su pecho cuando Reece me dice que deje de meterle en problemas, pero, cuando deja un beso en mi cabeza, sé que está sonriendo.

Y yo me siento feliz.

Indescriptiblemente feliz en este momento.

⋅༺༻⋅

Nuevo capítulo: El sábado

⋅༺༻⋅

Podría llorar de felicidad con este capítulo, pero no voy a hacerlo porque estoy gritando en su lugar. No sabéis las ganas que tenía de escribirlo (y compartirlo) lleva meses viviendo en mi cabeza como mi favorito y estaba haciendo malabares para ponerlo en el 27 en honor al número de jugador de Reece.

Es decir.

Ignorando la parte de James ✨

Aunque, JAMES:

#Toleramos

#Aún odiamos

AHORA, HABLEMOS DE:

#REECE YENDO A UN PARTIDO DEL INSTITUTO DE DAPHNE PARA ANIMAR A GIOVANNI

+ Isaac contando que en realidad era porque quería ver a Daphne JAJAJAA

#REECE DICIENDO QUE QUERÍA LA SUDADERA VERDE POR EL COLOR

+ Isaac diciendo que era porque era de otro jugador y se iba a dar cuenta

#REECE DICIENDO QUE NO RUEGA

+ Isaac burlándose de que lo hace con ella


Conclusión: Isaac nos representa y es la fuente de confianza para Daphne JAJAJAAJAJ

#Amamos a Isaac

#Nos da miedo el chismoso


Y cómo olvidar a Daphne ALIÁNDOSE con Isaac y haciendo que TODOS ellos vistan los colores de otro equipo ¿Momento favorito? ¿Confirmamos?

A este paso Reece no les vuelve a juntar aunque le vaya la vida en ello y lo sabemos JAJAJA


pd-no quiero decir nada porque ya está isaac para delatar a reece, pero... ese cuarto amigo con rizos y cuyo nombre empieza por c a quien reece ha mandado al otro extremo del banco... no sé, alguien anda haciendo pruebas me dicen ☕

Y última cosa:

#corazones PARA LA PAREJITA PORQUE DEFINITIVAMENTE LO PARECEN

#Corazones para nuestra mirrorball siendo feliz con él

#Corazones para saber que su corazón ha apartado por completo a james

#corazones porque van demasiadas cosas buenas y sabemos que viene la caída

digo qué

Ahora sí,

Un abrazo y nos leemos pronto,

DULCES SUEÑOS, YO SIGO SONRIENDO <3

—Lana 🐾

Continue Reading

You'll Also Like

586K 68.8K 7
Han pasado tres años desde que Leigh sufrió a manos de un monstruo. Y ella se ha dedicado a sanar, finalmente, decide dejar atrás Wilson, y empezar u...
13.5K 961 40
Les ha pasado ¿qué toda su vida los han engañados?, Con suerte después de enterarse sigue viva. Alissa Gilius antes creía ser una chica adolescente...
1.6M 74.9K 66
La asesinaron un 23 de octubre, y desde entonces todos se preguntan: ¿Qué le pasó a Elizabeth Parker? Venus, la protagonista, tras el reciente asesi...
679 67 12
Los sueños suelen permanecer en lo más profundo de nuestra imaginación, pero Viviana los experimenta como realidades perturbadoras, llenas de visione...