Todo Depende de ti

By cesarvelasquez965

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Entre secretos, sentimientos y muerte… Para Anthony las cosas nunca fueron fáciles, sobre todo porque su for... More

Presagio
.....
Capítulo 1: Los Tres Días
Capítulo 2: Los Cuervos
Capítulo 4: Punto De Quiebre
Capítulo 5: Mis Demonios
Capítulo 6: La Caja
Capítulo 7: Ferviente
Capítulo 8: Las Alianzas
Capítulo 9: Comprometidos
Capítulo 10: Comienza El Juego
Capítulo 11: El Regreso
Capítulo 12: Movimientos correctos
Capítulo 13: No es Real
Capítulo 14: Viviendo en Círculos
Capítulo 15: Teoría de la Autodestrucción (Parte 1)
Capítulo 16: Teoría de la Autodestrucción (Parte 2)
Capítulo 17: En la lista de Muerte
Capítulo 18: La noche más larga
Capítulo 19: Entre Hojas de Papel
Capítulo 20: Puerta Color Sangre
Aviso:
Capítulo: 21 Dulce como la Venganza
Capítulo 22: Mi Devoción
Capítulo 23: Gritos Silenciados
Aviso

Capítulo 3: El Secuestro

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By cesarvelasquez965

El Secuestro

****Sueño o recuerdo******

"El dolor que sientes que comprime tu pecho, ese es el poder de la verdad... No trates de luchar, solo confiesa tus pecados, y esta verdad te hará libre".

Mis pasos son lentos, aun recordaba ese verso acerca de la verdad que mencionaba mi madre, ella siempre se tornó muy religiosa.

-Puedes hacerlo, Anthony.- me repito, una y otra vez desde que entre a la iglesia. Sabía que el padre Ricardo me esperaba en el interior del confesionario.

Ha pasado un año desde la muerte de mi madre, las cosas han marchado bien para mi familia, pero según la directora algo malo pasaba con migo. Fue ella quien ordeno hacer esta confesión.

Me siento en la butaca, y espero que el comience.

-Anthony, ¿Estas bien?- duda el sacerdote, y su voz penetra mis oídos.

-Perdóneme padre, porque he pecado.- repito la frase que escuche en una película.- ha pasado mucho tiempo desde mi última confesión.

-Anthony, solo quiero que me digas si todo está en orden.- arrulla y su voz me consuela.

-Pase un mal año, pero mi familia me está apoyando a seguir con mi vida.- mi pecho comienza arder.

-Anthony, solo eres un niño.- expone.- no te puedes guardar todo.- mi esternón se comprime, y suelto un quejido.- ¿Que has hecho este año?

-Quiere... quiere ver mis dibujos.- suspiro, y el dolor disminuye.

-Los dibujos, me contaran tu historia.- cuestiona. Y siento como mi frente perlaba el sudor.

-No.- me costaba respirar.- Mis dibujos solo le muestran mis caprichos.- trato de sonreír.

-¿Cómo te llevas con tu padre?

-Podría decirme cual es mi penitencia.- aulló.- ya tengo que irme.

-¿Sabes algo de Jeremy?- responde con otra pregunta, y su voz era acusadora.

-NO.- mi negativa lo tomó por sorpresa.

-Anthony...

-Estoy bien.- interrumpo.- no sé nada de ese chico, y mi relación con mi padre es como cualquiera... ¡Ahora ya me puedo ir!

-Está bien, hijo mío.- coincide.- recuerda que puedes hablar con migo cuando quieras.

-Mi penitencia.-indago.

-Tienes que rezar...

Lo dejo con la palabra en la boca, saliendo de golpe. Mi pecho quemaba, y mi garganta ardía. Ese era el dolor que hablaba mi madre...

Apretó los dientes al sentir el dolor incorporarse en mi brazo, mi padre sonríe amablemente y me observa con recelo.

-¿Le mentiste al cura?- su voz ronca me causa escalofríos.

-¿Dónde está?- Suelto frunciendo el cejo. Me coloca la jeringa en las manos, y mi sonrisa se despliega por si sola.

-¿Le mentiste al cura?- repite su pregunta.

-Acaso no era ese el plan.- respondo, él suelta mi brazo; y me abraza por encima de mis hombros. Un rugido en mis dientes se incorpora, y ahora sé cómo el dolor va a desaparecer...

Abro los ojos de golpe, y el olor a detergente entra por mis aletas olfativas. Observo mi escenario; me encontraba en una camilla con una manta color verde, la tenuente luz blanca cegaba mi vista. ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?

-¿Que hago aquí?- me atraganto con mi propia lengua.

-¿Te encuentras bien?- su voz se incorpora en mi cerebro, y Elizabeth se coloca junto a mí, su rostro de ángel parecía de caer por mi aspecto.-Estaba asustada, te desmayaste.

Su voz se corta, y acaricia mi mejilla.

-Puedes ir por la enfermera...- sollozo, el dolor en mi pecho comienza a crecer, y recuerdo la razón por la cual fingí el desmayo.

-No te muevas, ella fue por una café.- responde, y una risa interna crece en mi ser.- regresare de inmediato.- expone, y sale de golpe por la puerta principal.

Me levanto de golpe, cierro la puerta con seguro; deseando que ella tarde más de lo necesario. Comienzo mi propia búsqueda desde el botiquín de la pared, hasta las gavetas de seguridad.

No estaba seguro si encontraría la anestesia local, en lugares como este; el número de accidentes se reducía, así que probablemente no sea necesaria en la enfermería de la universidad.

Abro el primer cajón, y en un botiquín de primeros auxilios encuentro, aquel frasco con el líquido transparente, tomó una jeringa de la mesa de marquesina, inserto la aguja en el frasco y el líquido comienza a llenar lentamente la jeringa, cuando este está al punto máximo; el dolor de la perdida por Emily comenzaba a aparecer en mi cerebro, todas las imágenes saltaban a mi memoria.

-No es nada.- suelto.

Alzo la jeringa al aire, inserto la aguja en mi pecho, siento como el líquido comienza a recorrer por cada facción de mi cuerpo. Esta tenía un efecto secundario en mi cerebro, pero no me importaba, necesitaba oscurecer mi presente, y no sentir nada a mí alrededor.

Apretó los dientes, y me inyecto otra porción. Suspiro al sacar la aguja y mi yo interno jadea al sentir como la anestesia hacia su efecto...

Todo es más claro...

Todo más frio...

Me coloco el bolsón en el hombro avanzando a la salida, la enfermera y Elizabeth aparecen a mi encuentro con los ojos abiertos, y desconcertados.

-Estoy bien.- sonrío ampliamente.

-Tengo que revisarlo.- anuncia ella.

-No es necesario.- alzo las cejas. Me acerco hasta Elizabeth apoyando mi rostro para estar cerca de su oído.- Te veo en la fiesta.- le susurro, y prosigo a la salida.

Las miradas en el pasillo me siguen, y busco ese punto de distracción entre la masa de personas, Derek se encontraba apoyado en una pared. Su mirada seria llamo mi atención, parecía que le molestaba algo.

-Estas... bien...- aúlla molesto.

-De maravilla.- respondo, y él se centra en mi mirada.

-¿Te llevo a tu casa?- propone dudoso.

-Perfecto, ya estoy comenzándome a aburrir.- resoplo.

Avanza hasta el parqueo, no sabía porque su amabilidad era empalagadora, quizás se debía a que sentía lastima por el huérfano de la clase, o el simple hecho de estar comprometido al ver como fingí desmayarme. Pero sin importar la situación que lo lleva a esta amabilidad; no me molesta aprovecharme de eso.

-Anthony.- grazna Jensen, se coloca en la puerta del copiloto evitando que me introdujera al auto.

-¿Qué sucede ahora?- pregunto más por aburrimiento que por curiosidad.

-Quieren saber, que vas hacer con los cuerpos...- hace una pausa innecesaria.- Para la hora del sepelio.

-Jensen.- se centra en mi respuesta.- No me importa que hagan con los malditos cuerpos.- suelto una carcajada amarga.- Que decida...- analizo, paso mi mano en el cuero cabelludo, esperando que ellos pensaran que lo tomaba enserio.- la verdad no me importa quien decida.

Paso por encima de su cuerpo, me coloco en el asiento del copiloto; observando como Derek arrancaba el auto.

-¿Nos vamos?- pregunta de forma picara, como si disfrutaba esta situación.

-Anthony...- indaga Jensen.

-Te veré en mi fiesta.- me despido con una mano, y el motor ruge como león enjaulado.

Baja las ventanillas del auto, y siento como el aire chocaba con mi rostro.

Mi cerebro dormía, junto a mis emociones. Todo mi cuerpo parecía dormido, incluso si el auto se volcara en este momento; no sufriría dolor alguno. Observo a Derek manejando con una mano, y sonrío.

-Será una gran fiesta.- alardea.

-Por supuesto.- lo alabo, y regreso mi vista a la carretera.

Nadie explicaba porque mi cuerpo reacciona así, o como mi cerebro canalizada todo, y me mantenía despierto, y en trance a la vez. Pero cuando murió mi madre fue lo único que me mantuvo cuerdo. (Si esto es estar cuerdo).

-Sabes que cuentas conmigo, ¿cierto?- rompe el silencio.

-Eres muy extraño.- respondo monótonamente.

Se carcajea y mis oídos canalizan el sonido molesto.

-Eres el primer sujeto que hago esto.- responde.- eres especial.- indica, alzo una ceja mostrando la poca creatividad que tenía éste para mentir.

El sol avanzo su curso de manera apresurada, de un abrir y cerrar de ojos; mi casa estaba invadida de cientos de personas, muchos de ellos parecían ser compañeros de clase, el resto de los invitados podía apostar que eran amigos de Derek.

La sala de estar se había transformado en una pista de baile, los alrededores y patios principales son estacionamientos.

Estoy rodeado de desconocidos, y ninguno llama mi atención...

Busco el área de bebidas más cercana, me coloca un vaso color rojo entre las manos; ella sonríe, y me besa la mejilla.

-¡Quieres bailar cierto!- la tanteo, y ella coincide.

Avanzo hasta el centro, ella me sigue colocando sus manos en mis hombros. Comienzo a mover al ritmo de la canción, y ella como un espejo hace lo mismo, no paraba de sonreír. Podía apostar que el alcohol formaba más del cincuenta por ciento de su cuerpo.

-Tus fiestas son las mejores.- grita, se inclina y me besa.

Comparto su beso por unos segundos, hasta que veo como Annie, y Derek suben las escaleras hasta el segundo piso. ¿Acaso ellos se conocen?

Me separo de la joven, ante la intriga. Ella queda perpleja ante lo sucedido. Como si había hecho algo mal se encoge de hombros.

-Enseguida vuelvo.- le sonrío pícaramente, le guiño el ojo; ella sonríe y prosigo hacia el segundo piso.

"Gran fiesta"

Era la frase que escucho según avanzo hasta el segundo piso. Sonrío, y hago gestos amables, sin hacer conversaciones.

Los pasillos del segundo piso estaban desolados, toda la fiesta se encontraba abajo. ¿Por qué ellos vinieron hasta aquí? Me pregunto, para mi suerte la puerta de la primera habitación estaba entre abierta.

Avanzo de forma sigilosa, de la misma manera que lo hacía para salirme de mi casa, ahora lo usaba para escuchar conversaciones ajenas.

-Tengo que admitirlo, el chico me agrada más de lo necesario.- indica Derek apoyando su cuerpo sobre la pared.-Es todo lo que necesito, necesitamos...- Se corrige a sí mismo.

-¿Necesitas?- la voz de Annie es fría.

-No tienes ni idea, de las cosas que podrías hacer con alguien como Anthony de tu lado.- Habla con admiración, y siento como un nudo en la garganta se incorpora.

-Lo sé muy bien.- suelta ella.- creo que me gusta más de lo que esperaba.

La respiración me faltaba, mis manos estaban heladas. Y mi rostro reflejo una sonrisa. Ella también me comenzaba a gustar. Y la compañía de Derek me hacía bien. Las imágenes de ambos se trasladaron en mi cerebro, estaba regresando a la normalidad. El efecto de la anestesia había pasado. No me había inyectado lo necesario.

-Tenemos que hacer algo.- Expone Derek.

-No es normal que actué de esta forma después de saber lo de su hermana.- Coincide ella.

-Suerte con eso.- sonrío, y sigo hasta el baño de ese piso.

Busco las jeringas que estaban ocultas atrás del inodoro, coloco la porción al doble de la primera vez. Y con la misma fuerza de antes la introdujo en mi pecho. Jadeo de nuevo y regreso a no sentir nada.

-Listo de nuevo.- afirmo observando lentamente mi propio reflejo.

Camino para regresar a la fiesta, y la puerta de mi cuarto está abierta. Sin previo aviso entro a mi propio dormitorio, y un joven de mi misma edad está apoyado en la chimenea, con mi cuaderno de dibujos entre sus manos.

-Así que te gusta revisar lo ajeno.- lo acuso, y este abre los ojos como platos.

-¿Qué es esto?- alza mi cuaderno de dibujo al aire, y muestra un dibujo de un cuerpo ahogado en el lago.

Doy tres zancadas para serle frente, lo sujeto del cuello para apretar su manzana de Adam, este chilla y deja caer el cuaderno. Trata de luchar pero por alguna razón no puede.

-La sentencia por revisar mis cosas, es la muerte.- me carcajeo, el pánico se ve en sus ojos. Quizás mi voz salió más siniestra de lo que esperaba.

-No, No por favor...- se atragantaba.

-Anthony, suéltalo.- propone Derek a mi espalda. Se acerca a mi encuentro y me sujeta el hombro, espero sentir el apretón; pero este solo hace una línea, acariciando mi hombro de izquierda a derecha. Eso es nuevo; sobre todo en el punto que estaba. Estrangulando a este insecto.- Suéltalo, No importa.

-Creía que esta fiesta seria divertida.- anuncio y suelto al sujeto, este cae y comienza a toser.- pero estoy aburrido.

Los dejo con la palabra en la boca, y regreso a la fiesta.

La chica con la que había bailado está en una esquina, aun sentía el olor alcohol en mi nariz al estar bailando con ella. Busco una botella entre las mesas y avanzo hasta la salida, quizás en el patio la fiesta sería más interesante que en el interior de la casa.

Los carros rodeaban la casa, incluso en mi propia fiesta se habían formado grupos. <<Patéticos>> nadie podía estar sin sus amigos.

Me siento en la acera, y las calles estaban vacías.

-¿Por qué tan solo?- musita una voz cantarina. Su timbre de voz se había gravado en mi cerebro.

-Al parecer ya no.- suelto, y ella se sienta junto a mí.-La mentirosa número uno está acompañándome.

-Yo no he mentido.- se defiende sin dudarlo.

-No te gusto.- indico algo aburrido.- ni siquiera me conoces.- Suelto y sus risos dorados brillaban a la luz de la luna. Elizabeth es hermosa.

-Quiero conocerte.- expone y se encoge de hombros.

-A mí no me gustas.- la tanteo, y ella frunce el cejo.- y no quiero conocer a nadie.

-No sabes.- apretó los labios.- No sabes, si no te gusto.- hace un gesto pícaro.- nunca me has besado.

-¿Y quieres besarme?- dudo. Las palpitaciones de mi corazón se aceleran, No podían acelerarse, estaba sedado. Muerdo mi labio inferior y espero su respuesta.

-Quiero besarte desde que te bajaste del tren.- propone, y mis mejillas arden.

-Estabas allí.- dictamino, y recuerdo que ese día conocía a Annie. ¿Habrá visto a Annie?

-Así es...

-Entonces bésame.- Propongo.

Sujeta mi cara entre sus manos, y mi cuerpo comienza a sudar. Siento su aliento en mi nariz, su cara esta junto a la mía. Ella sonríe y se acerca todavía más, su dulce olor impregno mi nariz.

-Bésame.- suspiro.

El chillido de unas llantas nos aparte de golpe, ella salta y ambos quedamos de pie. Una camioneta se estaciona en nuestras narices. La puerta trasera se abre y un sujeto vestido de negro salta al mar de concreto.

Me coloco en frente de Elizabeth, alzo un brazo para protegerla y ella se queda estática en mi espalda. El sujeto se quita la capucha y deja su rostro expuesto. Su piel caucásica era tan blanca que parecía un fantasma, sus labios morados desplegaron una sonrisa.

-Hola viejo amigo.- suelta y reconozco su voz.

Apretó los dientes de la furia, y me lanzo a su encuentro. Su peso me supera y ambos caemos al suelo. Otro encapuchado sale del auto y su rostro no lo reconozco, con el cuerpo de mi adversario inmovilizando mi cuerpo; solo pienso en una cosa...

-Corre Elizabeth.- Le grito, y ella avanza al interior de la casa, ellos ya me tenían a mí, ella no tenía que pagar las consecuencias.

-Nos vamos a divertir muchísimo.- ironiza, su acompañante se acerca y todo se oscurece.

II

*************

(P.D.V. Elizabeth)

Corro hasta que mis pulmones arden, tenía que buscar a Derek, o a Annie. Uno de ellos sabría qué está pasando. Así como están las cosas ya no podía distinguir que era lo real y que no lo era. ¿Acaso ellos secuestraron a Anthony? ¿Por qué?

-Derek- chillo.

Varios invitados me observan como una loca, pero no me importaba. El solo ver como Anthony me defendió y se lanzó ante aquellos encapuchados abría un espacio en mi pecho... Me gustaba era cierto. Escuchar hablar de una persona por mucho tiempo crea un espacio que solo el mismo ser puede llenar.

No me importaba lo que mi familia quería con Anthony, o si arruinaba todos los planes, yo misma lo voy a salvar.

-¿Qué te sucede?- Pregunta Derek, observándome como un bicho raro.

-¿Por qué lo secuestraron?- chillo.

-Aquí no hermana.- sonríe Annie, tan propia como siempre. Alza las manos para indicar el segundo piso.

Observo a los alrededores, y todos los invitados seguían en la fiesta, la música estaba demasiado alta como para escuchar mi berrinche.

Por un segundo, su rostro regreso al mismo de antes. Lo sentí antes de casi besarlo. Fue el mismo muchacho del tren, lleno de vida.

-¿Qué hiciste?- me pregunto para mis adentros, y subimos las escaleras. Todo iba bien, hasta que Anthony entro a la enfermería, algo lo cambio allí. Parecía ser una persona muy diferente.

-Muy bien.- Expone Annie cerrando la puerta su espalda.

-¿Por qué secuestraron a Anthony?- pregunto una nota más molesta que antes.

-¿Como que lo secuestraron?- chilla Derek, y un presentimiento crece en mi pecho.

Mi abuela decía, jugar con fuego no es aspirar a solo quemarse, sino también a pertenecer a ese fuego y destruir todo lo que se toca.

-Se lo llevaron.- expongo.

-No lo hicimos nosotros.- expone Annie sosteniendo el teléfono en su oreja, lo cual indica que había preguntado a la fuente principal.

-Tenemos que rescatarlo.- ordena Derek, y yo sonrío.

-Vamos a buscarlo.- coincido.

-Están dementes.- nos acusa en tono voraz.-Dejen que la policía se encargue de las cosas.

-Y ella es la que tiene que estar con él.- aulló. Y Derek se carcajea.

-Simplemente, cumplo con mis órdenes.- tantea.- espero que ustedes también lo hagan.

Abre la puerta y sale dando grandes zancadas, y ella es mi dulce hermana Annie, quien no le importa nadie más que ella misma.

-Iremos a buscarlo.- propone Derek, y un rayo de esperanza crece en mi interior, quizás no todos en esta familia estábamos perdidos.....

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