Deja de hacer llorar a mi cor...

By HolmesStrange1013

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¿Por qué me ilusionas, pero a la vez me matas nuevamente? Me iré con este dolor y con los recuerdos que me si... More

Prólogo
Comienzo
Empezando con el secreto
Lionel Messi
Guillermo: Mentiras piadosas
Nueva vida
Hablando con la Luna
Malas noticias
Reencuentro parte 1
Reencuentro parte 2
La cita imprevista
No lloren, sólo soy un raro
¿Quién es la causa perdida? I
¿Quién es la causa perdida? II
El chisme resumido por Sergio Agüero
Inocencia interrumpida I
Inocencia interrumpida II
Inocencia Interrumpida III
Nuestros recuerdos de ayer durarán toda la vida.
Llegada a Miami
Lionel Messi: Bailando solo
Una alma gemela que no estaba destinada a ser
Olor a menta en la persona equivocada

No persistas, por favor

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By HolmesStrange1013

Juré, juré que sería sincera, y cielo, tú también lo hiciste,
así que, ¿por qué ibas de la mano con ella?
¿Estamos en ese punto?
¿Estabas mintiendo todo el tiempo?
¿Fue solo un juego para ti?
The Cranberries, Linger

Parte 1

Messi se levantó a mitad de la madrugada por las inmensas ganas de ir al baño y agradeció que tuviera uno privado su lindo novio. Novio no pudo evitar sonreír feliz ante esa bonita palabra hasta que se encerró en el baño, por otro lado, Guillermo empezó a removerse en la cama en busca de Lionel que al abrir los ojos y notar que la cama estaba vacía no pudo evitar sentarse abruptamente mareándose un poco. Su respiración se agitó poco a poco mientras apretaba las sabanas con fuerza — ¿Leo? — preguntó ansioso, sus ojos se movían en toda la habitación notando solamente la oscuridad infinita y no pudo evitar acelerarse un poco.

Se fue, como esa noche.

Ni siquiera dijo adiós

Su amor es como un fantasma para nosotros

No volverá

Su mente empezaba a traicionarlo de manera cruel que contenía las ganas de soltar varias lágrimas hasta que escuchó como la puerta del baño se abrió mostrando una silueta, su corazón de tranquilizo al percatarse que era su argentino favorito que sonrió con tranquilidad mientras se envolvía como un burrito como mecanismo de defensa ante el pánico que empezaba a sentir — Hola guapo — comentó nervioso.

Messi solo se sentó en la cama un poco inquieto al sentir un leve olor a miedo y apretó con cuidado la mano de su novio para sonreírle — ¿Todo bien? — preguntó preocupado y su mente divagaba, notaba en su mirada aquella ansiedad, la misma en Italia — Tienes esa misma mirada... si te arrepientes de... —

— No, no me arrepiento pulga. Solo... tuve miedo, creí que te habías ido. Perdón, aun tengo que trabajar en ello — confesó apenado el mexicano y no pudo evitar ronronear cuando Messi empezó a llenarlo de besitos suaves, en busca de calmar el corazón temeroso de su mexicano.

Ambos empezaron a reír hasta que nuevamente iniciaron una sesión de besos suaves y aprovecharon el silencio de esa madrugada para explorar nuevamente sus cuerpos que ardían ante la necesidad de ser marcados por los besos de otro. Messi estaba sentado entre las almohadas mientras Guillermo movía sus caderas de forma rápida hacia adelante y atrás al mismo tiempo que sostenía el rostro de su alfa chupando su lengua como si se trata de un caramelo que se derretía en su boca.

El cerebro de Messi ni siquiera podía conectar del todo las sensaciones que su cuerpo sentía, desde ese exquisito aroma envolviéndolo hasta esos besos húmedos; Guillermo jaló con un poco de fuerza los cabellos oscuros de su novio al sentir como lo llenaba nuevamente y el nudo lo envolvía por completo, su cuerpo temblaba ante su vientre lleno que Messi llevo una de sus manos para sentir su propio miembro abultado dentro de su omega — Que hermosa vista, Guille. Siempre te tendré lleno de mí hasta que te vea cargar a mis cachorros... — susurró excitado.

Según ambos personajes se darían una ducha rápida para poder bajar antes que todos para desayunar, pero Lionel Messi terminó nuevamente entre las piernas de Ochoa que se abría con facilidad para él y ambos gemían el nombre ajeno al unísono en aquella tina a media llenar hasta que unos golpeteos en la puerta le hicieron detenerse abruptamente — Guillermo — exclamó Beckham un tono serio pero calmado y ambos jóvenes se cubrieron la boca para evitar hacer ruido aunque era demasiado tarde — Cuando terminen de ducharse, por favor, bajen a desayunar. Te dejaré un frasco en tu mesa de noche, te lo envía tu madre — fue lo único que comentó antes de dejarlos solos nuevamente y por primera vez Lionel Messi sentía sus bolas ir hasta su cuello.

Victoria desayunaba con calma junto con su esposo, que al contrario de ella se mostraba un poco enojado ante las travesuras de su retoño. El primero en bajar fue Lionel Messi y detrás de él un Guillermo Ochoa que solo sonreía de forma inocente hasta que ambos se tensaron un poco al sentir la mirada del patriarca sobre de ellos — ¿Durmieron bien, chicos? — preguntó con sarcasmo.

— Fantástico y delicioso, diría yo — respondió sin pensar hasta que escuchó como Sergio escupía su café tras un ataque de risa al escuchar esa respuesta y sus demás hermanos tuvieron que contenerse ante el ceño fruncido de su progenitor. Victoria solo soltó un largo suspiro resignándose un poco — Lo siento, lo siento... respondía sin pensar. — dijo apenado mientras tomaba asiento junto con Messi, que presentía que se iría castrado de la casa gracias a su novio.

— Mucha información y solo estaba siendo sarcástico. Chicos por favor, retírense, tenemos que hablar con su hermano — dijo Beckham y todos salieron huyendo a sus respectivas habitaciones — ¿Tomaste las pastillas que te deje, cariño? — preguntó David y al ver la respuesta positiva solo sonrió un poco — No estoy enojado, solo que debieron ser más silenciosos. Se que es acto normal y por favor, cuídense... Deseo ser abuelo, pero aun es demasiado pronto. Debes terminar tu carrera hijo — ambos jóvenes estaban sonrojados al sentirse descubiertos, como dos pares de preadolescentes en su primera vez — Y por favor, protéjanse. Hasta que tu hijo tenga algunos años más, se que debe desear un hermano menor pero aun es pronto, al menos debe conocer primero a Guillermo y luego a nosotros ¿No crees? — Messi contuvo la respiración ante esas últimas palabras y juro por un momento que deseaba abrazar con tanta fuerza al alfa que tenía frente a él pero solo sonrió un poco tímido.

— Sí, tiene toda la razón, señor — respondió Messi.

Victoria y Guillermo se fueron a la cocina dejando a ambos alfas solo, siendo la oportunidad perfecta para Beckham — ¿Cuáles son tus intenciones con mi hijo? Nos contó su historia y debes entender mi preocupación — preguntó directamente antes de darle un sorbo a su café.

Messi le sostenía la mirada de forma segura y sin miedo al escuchar sus palabras — Mis intenciones son buenas, realmente amo a su hijo y me gustaría pedirle permiso para que seamos novios. — Beckham no respondió de inmediato y solo analizaba el lenguaje corporal del menor hasta que poco a poco se fue acercando al alfa.

Soltó un largo suspiro mientras cerraba los ojos hasta que al abrirlos mostros sus pupilas oscurecidas — Tienes mi permiso, cachorro. Pero fractura el corazón de mi hijo y no abra lugar en el mundo donde te puedas esconder de mí ¿Quedó claro, cachorro? — exclamó en un tono bajo, pero con su voz de mando alfa, provocando que Messi un ligero escalofrío detrás de su nuca — Y si me enteró que él es el villano de su historia, me encargaré personalmente de él — y todo volvió a la normalidad al escuchar las voces de ambos omegas que traían el resto del desayuno.

— ¿Todo bien? — preguntó Ochoa preocupado al notar mucho más pálido de lo normal a su novio.

— ¡Claro que sí, cariño! Solo me preguntó si podía darles mi bendición, estoy más tranquilo que decidieron formalizar un poco su relación, algo me dice que será un buen comienzo para todos ¿No crees, Messi? — dijo feliz y emocionado mientras palmeaba el hombro del argentino, quién temblaba un poco sonriente, al menos había obtenido el permiso de papá Beckham, para estar con su lindo Guillermo de forma oficial.

— Bueno chicos, será mejor que descansen un poco. Esta noche será la pequeña reunión en el colegio, los quiero frescos y bien guapos — Dijo Victoria.

Lionel, aunque no lo deseaba tuvo que retirarse para ir con su pequeño quién estaría lo más seguro enojado, por no llegar — Con estas galletas, lo tranquilizaré. — dijo antes de robarle un besito suave e irse hasta su auto.

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Guillermo se miraba en el espejo con una gran sonrisa admirándose en el espejo, por primera vez se atrevía a pecar de vanidoso. Su cabello perfectamente peinado hacia un lado podía notar su sonrisa coqueta, era la misma que hacía temblar las piernas hermosas de su lindo novio. Aquel pantalón un poco ajustado junto con el calzado color negro, había decidido usar una camisa de mangas largas formal color rosa y un poco de brillo, solo para provocar a Messi durante un momento — Y sabor fresa, pulga. ¿Qué más quieres? — expresó divertido hasta que Beckham lo llamó, ya era hora de irse a esa famosa reunión, aunque dentro de él le hizo detenerse unos cuantos metros de la puerta sintiendo un tipo de hormigueo en sus manos hasta que Sergio lo empujo para salir. Durante todo el trayecto se mostró ansioso sin saber realmente el motivo, aunque Sergio se encargaba por lapsos que olvidara esos sentimientos ante las miles de preguntas que le hacía acerca de Lionel Messi — Chismoso — le comentó ganándose un zape mientras Luka solo reía al ver como "discutían" los dos hermanos.

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Pablo Aimar esperaba a su pareja que terminara de responderle los mensajes a Sousa antes de bajar del automóvil, tenía que confesar desde que despertó el día de hoy sentía algo extraño dentro de él. Sus manos temblaban ante el sobre que Candreva les entregó para hacerla llegar a David Beckham ni siquiera les dijo de que se trataba tan solo pidió que no lo abrieran.

"No es nada sobre ustedes, solo me solicitó unos documentos."

— Bien, ya acabé. Entremos — se limitó a responder Scaloni y fue el primero en bajar para abrirle la puerta a Pablo, ninguno dijo alguna palabra durante su corta caminata hasta la entrada de la universidad, solo sostenían sus manos perdidos en sus propios pensamientos. Se encontraron a David junto con su familia en la entrada, aunque por un momento Scaloni se tensó al sentir cierto aroma tan familiar en ellos, pero ¿Era imposible, cierto? Guillermo no podría estar con ellos, era tan solo una maldita coincidencia — Por cierto, me pidió Candreva que les entregara este sobre. — comentó Aimar mientras le extendía el paquete a Beckham que sonrió emocionado de al fin tener aquellos documentos provocando curiosidad en el argentino.

Guillermo por otro lado prefirió quedarse bajo un árbol en espera de Lionel Messi que le había avisado que llegaría un poco tarde, Beckham solo le pidió no se demoré y que no perdiera en algún salón — Ya...ya entendí papá, prometo que no haré nada que pueda meterte en problemas — respondió nervioso, aunque Sergio solo carcajeaba un poco mientras Luka solo lo regañaba. Después de algunos largos minutos Messi llegó un poco agitado y juró por un momento que le daría un ataque al ver la belleza que tenía como novio que sonrió como un bobo — Al fin llegas. Vamos, mi padre nos espera — dijo mientras tomaba una de sus manos para jalarlo hasta al salón principal.

Ambos argentinos platicaban con algunos invitados hasta que Beckham decidió presentarles a los hermanos Jose y Jorge Más, que era dueños junto con él del equipo de fútbol al estarían ayudando después de su jornada en la universidad. Nuevamente el aroma a menta con miel llegó a Scaloni provocando que por un momento se distrajera y su lobo interior buscaba al dueño cosa que no pasó desapercibido para Aimar que se mostraba inquieto a cada momento sin saber el motivo hasta que el mundo de ambos pareció detenerse por completo cuando ambos se percataron de cierto mexicano que estaba en la mesa en busca de algo de beber y sin pensarlo Scaloni caminó hasta él, ignorando el miedo en sus ojos.

— Por cierto, Guillermo esta aquí. No creerás todo lo que te voy a contar — expresó Beckham con una sonrisa y contó algunos detalles del reencuentro con el menor, en como había decidido adoptarlo y ayudarlo con su proceso de superación personal siendo información valiosa para Scaloni.

"Y todo este tiempo, había estado con David Beckham" pensó emocionado Scaloni.

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Guillermo reía divertido mientras caminaban por los pasillos vacíos de la universidad hasta que se detuvieron en la entrada del salón, el omega abrazó de forma posesiva al alfa desde su cintura provocándole un poco de nervioso — Guille, soy el alfa. Se supone que soy yo quién debe ponerte nervioso, no tú a mí — dijo divertido Messi.

— Pues mamaste pulga ¿quién te manda enamorarte de un omega dominante? ¿Eh? — respondió coqueto antes de devorar sus labios en un beso profundo que fue interrumpido por su madre que había salido a buscarlos ante la tardanza y entraron en silencio caminando directamente hasta le mesa de comida, no conocían a nadie y morían de hambre tras la sesión nocturna que habían tenido — ¿Cuándo tienes que regresar a España, pulga? — preguntó curioso.

Lionel prefirió callarlo a besos suaves antes de responder su pregunta — En un par de meses, cuando inicie la temporada... — respondió con un leve puchero, no tan feliz por la idea de irse lejos de su amorcito — No quiero irme... —

— Pulga, tienes que ir. Es tu trabajo, podremos manejar nuestra relación, tu puedes venir o yo puedo ir. Será difícil pero no imposible — explicó tratando de sonar seguro de si mismo, aunque compartía la misma inquietud que su pareja hasta que Beckham se acercó con aquellos dos hombres importantes y lo presentaron, conversando un poco para conocer al retoño mexicano del británico que se mostraban un poco interesados en él al enterarse que había sido portero hace algunos años en su país natal.

— ¿Te unirás al equipo, Guillermo? — preguntó Jorge curioso al menor.

— Claro. Estoy un poco oxidado y no seré el mejor portero como el italiano Gianluigi Buffon, pero tampoco cantó mal rancheras — respondió con una sonrisa divertida provocando una risa en ambos inversionistas.

— El muchacho sabe de fútbol así que nos veremos en las prácticas en algunos días... Un placer joven Guillermo... — comentó Jorge antes de encaminarse al otro lado del salón junto con su hermano dejándolo solo con su padre que reía emocionado ante la decisión del menor hasta que se acercaron otros profesores siendo la oportunidad perfecta para escabullirse al área de bebidas para tener un momento de paz.

— Bien pulga, iré por las bebidas. — expresó ante de darle un besito fugaz y caminar hasta la mesa buscando algo que no tuviera alcohol, optó por un par de champagne hasta que se quedó estático y su respiración se agitó de repente al sentir ese aroma tan familiar cerca de él al momento de girarse pudo ver al dueño de ese aroma a unos metros y no ayudó en lo absoluto ver como se acercaba a él provocando más terror interno que sus manos apretaban con fuerzas ambas copas.

— ¿Guillermo? — preguntó con miedo Scaloni mientras extendía su mano hasta el rostro del mexicano que desvió su cara para evitar algún tipo de contacto — Todo este tiempo... yo... sigo pensando en ti — susurró en un tono cariñoso ignorante del resto del mundo e inclusive de Aimar que miraba todo con el corazón a punto de salir del pecho.

Para ambos el mundo se quedó en silencio y solo eran ellos dos, Scaloni escaneaba al omega y admiraba como había madurado con el tiempo donde ambos estuvieron alejados, como sus facciones se habían vuelto más hermosas ni hablar de esos bonitos labios con lo que soñaba volver a probar algún día pero el sonido de las copas crujiendo y ver como Victoria se había acercado a ellos preocupada por el menor le hizo regresar al mundo.

— Guillermo, Guillermo... tranquilo cariño, por favor. — le rogó la madre al menor pero no funcionaba, el cuerpo de su hijo temblaba ante el ataque de ansiedad que tenía y Scaloni soltó un gruñido al ver como su paisano Lionel Messi se había acercado para alejarlo de él.

Messi tuvo que hacer control de todas sus emociones para no irse sobre aquel imbécil y llevar a su novio al baño para limpiar sus manos — Vamos Guille, el agua te ayudará a tranquilizarte. — comentó mientras abría el grifo y remojaba las manos con sangre de Guillermo en ella tratando de calmarlo un poco.

— Leo... Leo... regresó, te juró que no estaba haciendo nada malo, no mal pienses... por favor — rogó al borde de las lágrimas — Soy un buen omega, lo juró — Messi no pudo más y abrazó con fuerza a su novio para calmarlo con su olor hasta que Victoria al escuchar a su hijo, prefirió quedarse escondida afuera escuchando esa plática en silencio mientras Ochoa era consolado por el argentino.

— Tranquilo Guille, por favor. No estoy mal pensando, es normal sentir miedo... estaremos bien, estoy contigo, pero tranquilízate que preocupas a tu madre — susurraba el alfa mientras lo envolvía con su olor en busca de su paz — Calma tu mente, calma tu respiración... tenemos que salir y debes estar tranquilo. Se que es difícil, pero actúa como si nada y apenas podamos nos vamos de aquí ¿Qué dices? —

— ¿Qué mierdas le diré a mis padres, Leo? No puedo solo decirles "Hey, tuve un amorío fugaz con Scaloni y por eso escapé hasta Alemania" Me van a odiar, les daré asco, no puedo, simplemente no puedo... me siento mal, amor. — Victoria se quedó sorprendida ante esa confesión que contuvo la respiración, dio unos pasos hacia atrás y terminó de unir todos los puntos que quedaban. Podía entender la actitud del menor cada vez que nombraban a Lionel Scaloni en la conversación o como se mostraba renuente de hablar de esa parte de su vida.

— No tienen que saberlo si no lo deseas, solo actúa con normalidad y te ayudaré, no sé cómo, pero te ayudaré... tendremos que hablar con él, no pienso dejarte solo. —

— Bien, bien. Me calmaré, por favor, no me dejes solito ¿Sí? — dijo nervioso.

Victoria regresó al convivió como si nada junto a su esposo, aunque no dejaba de observar a Scaloni que se mostraba ansioso y miraba la entrada principal por lapsos ignorando a Aimar por completo que cada vez se rendía y bebía un vaso de whisky o lo que llegará frente a él. Guillermo entró a paso lento y cuando su madre se acercó a él tuvo que fingir que todo estaba bien — Solo fue un momento de estrés, no estoy acostumbrado a estar en un evento así. Perdón, pero ya estoy mejor — respondió tranquilo.

Victoria Beckham tuvo que creerle para no hacerle sentir incomodo.

El resto de la noche Guillermo se la paso ignorando a Scaloni, aunque estaba nervioso, pero Lionel Messi se encargaba de transformar sus miedos en confianza provocándole una sonrisa el resto de la noche que inclusive se atrevieron a escaparse un rato para ir al pequeño jardín para tomar un poco de aire — Jamás conocí a una persona en la que pudiera confiar, hasta que llegaste tú mi lindo Ochoita — dijo de la nada Messi.

Scaloni miraba todo con recelo ¿Cómo es que Guillermo había terminado en brazos de ese alfa que no supo valorarlo? Buscaba la manera de alejarse un momento para ir detrás de él, pero Victoria se encargaba mantenerlo a raya alimentando la idea de que ella sabía algo de su pasado provocándole un poco de miedo hasta que la oportunidad perfecta llegó — ¿Dónde está Guillermo? — preguntó Beckham.

Victoria iba responder, pero Scaloni se le adelantó como si nada — Me pareció ver que estaba en el jardín, si requieres de él puedo ir a buscarlo. — respondió el argentino y Victoria tuvo que estar en silencio un momento al ver como su esposo accedía al favor. Así que estaba solo observándoles en silencio mientras se besaban y acariciaban que entrecerró los ojos unos minutos y con las manos en sus bolsillos siguió su camino hasta ellos ganándose la mirada de odio de su paisano — Tu padre te esta buscando, Guillermo — dijo en un tono serio y al sentir su mirada no pudo evitar sonreír un poco.

Ambos jóvenes se levantaron y al momento de que Guillermo paso junto a él lo sostuvo del brazo sin dejar de mirarlo — Hablemos, por favor — pidió Scaloni y Messi iba ir sobre de él hasta que vio como su pareja se zafaba abruptamente del mayor provocando un poco de molestia entre ellos.

— No tenemos nada de que hablar. — Fue lo único que respondió antes de darle la espalda para caminar hasta Messi que lo estaba esperando a unos cuantos metros, aunque Scaloni se mostraba renuente de dejarlo ir tan fácilmente hasta que Victoria llegó con una suave sonrisa.

— Ya escuchaste a mi hijo, Scaloni. Será mejor que lo dejes o tendré a decirle a mi esposo, puedo buscar tu reemplazo fácilmente — dijo enojada y Guillermo aprovechó para caminar rápidamente hasta su madre y regresar a la fiesta.

El resto de la noche fue una tortura para Lionel Scaloni y Guillermo Ochoa.

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