Deja de hacer llorar a mi cor...

By HolmesStrange1013

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¿Por qué me ilusionas, pero a la vez me matas nuevamente? Me iré con este dolor y con los recuerdos que me si... More

Prólogo
Comienzo
Empezando con el secreto
Lionel Messi
Guillermo: Mentiras piadosas
Nueva vida
Hablando con la Luna
Malas noticias
Reencuentro parte 1
Reencuentro parte 2
La cita imprevista
No lloren, sólo soy un raro
¿Quién es la causa perdida? I
¿Quién es la causa perdida? II
El chisme resumido por Sergio Agüero
Inocencia interrumpida I
Inocencia Interrumpida III
Nuestros recuerdos de ayer durarán toda la vida.
Llegada a Miami
Lionel Messi: Bailando solo
No persistas, por favor
Una alma gemela que no estaba destinada a ser
Olor a menta en la persona equivocada

Inocencia interrumpida II

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By HolmesStrange1013

Parte II

So violento, so macabro

Y sabes de lo que soy capaz
Tengo un complejo muy crudo y psicópata
Te quiero para mí, sola para mí
¿Qué no ves que conmigo es puro frenesí?

Y sabes de lo que soy capaz
Tengo un complejo muy crudo y psicópata
No lo hago por mí, sino por los dos
Será macabro, pero salvará nuestro amor
Me tienes que creer, tienes que confiar
El sentimiento es profundo y también real

- PXNDX

Robert observaba a Guillermo como caminaba en el jardín con Javier y Diego desde su ventana, soltó un largo para controlar su enojo. Hasta hace algunos años su imprudencia le hizo cometer un error obligándolo a escapar de España y creyó que no volvería a caer en las redes del amor donde afirmaba de forma segura, la inexistencia de aquel sentimiento que no fue hecho para él — Me siento como Nietzsche enojado con Dios — dijo sin pesar y se alejó del ventanal al sentir la mirada de Javier sobre de él.

Regresó a su escritorio y abrió un cajón que siempre mantenía bajo llave para poder sacar aquella playera que atesoraba, se sentía mal por llegar a ese nivel tan bajo que cerró los ojos para poder sentir el aroma suave de aquel joven rizado. Menta con miel, dulzura y fuerza— susurró inquieto. Solo basto unos segundos para sentirse recargado nuevamente y la volvió a esconder al escuchar el ruido de la puerta mostrando a un Javier Hernandez con una cara de pocos amigos — ¿Qué sucede que tienes esa expresión? — preguntó mientras se levantaba de su lugar y caminar hasta el sofá.

— Nada, solo no quería venir. Lo siempre, Robert — mal respondió Javier hasta que ambos se miraron a los ojos de una forma desafiante, el omega de forma disimulada olfateo el lugar y pudo sentir el sutil aroma de su amigo provocando que entrecerrara sus ojos unos momentos — Siento el olor de Guillermo ¿Estuvo aquí? — preguntó curioso.

Robert se tensó un poco y empezó a reír un poco para disimular — No, creí que estuvo contigo como siempre. No le toca sesión hoy — fue lo único que comentó y desvió el tema de inmediato, aunque Javier no se mostraba muy colaborativo, tenía esa maldita espina desde la noche que notó las miradas que le lanzaba a Guillermo.

La puerta fue abierta abruptamente por Neymar que entró agitado — Lo siento. Se escapó un alfa del pabellón y está molestando a los chicos de aquí — dijo desesperado y Robert salió de inmediato de la oficina dejando a Javier solo donde aprovechó para saciar su curiosidad revisando todos los cajones, sin encontrar nada interesante.

— Uh, galletas... — dijo al encontrar una caja entera que no dudó en robar para entregárselo a su mejor amigo hasta que vio una bonita llave y después el último cajón de lado derecho, sostuvo la llave entre sus dedos y la introdujo en aquella cerradura donde se quedó sorprendió al notar la prenda de su mejor amigo — No era imaginación mía — dijo mientras traga su saliva y la olfateo para comprobar el aroma de su amigo, cerró todo y acomodó al escuchar unos pasos para lanzarse en el sofá fingiendo mirar la ventana.

— Lo siento, Oswaldo se escapó y molestaba a los chicos. Ya lo conoces — Dijo Robert algo agitado, tuvo que sostenerlo con fuerza para que pudiera colocarle un sedante — Continuemos — expresó como si nada y Javier, habló de diferentes cosas sin importancia para disimular el impacto de la sorpresa.

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Javier desde que descubrió ese secreto siempre se mantenía junto con Guillermo y cada vez que Robert buscaba su atención, lo jalaba hacia otra dirección con alguna excusa, aunque siempre Diego era quién terminaba hablando de mil cosas que no entendía. Guillermo por otro lado ni siquiera se percataba de esos sutiles coqueteos que el alfa le daba y solo lo miraba un poco apenado, desde una bonita flor que le obsequiaba por las noches bajo la excusa de te ayudará a dormir, aunque Javier, solo soltaba un largo suspiro.

En momentos Diego vigilaba los pasillos mientras Guillermo y Javier metían todas las manzanas verdes dentro una bolsa hasta que un enfermero se percató de sus travesuras — ¡Ya nos pillaron! — gritó Diego y los tres salieron corriendo de la cocina hasta el jardín entre risas. No dudaron escalaran el árbol más grande agradeciendo vivir en las calles que les hizo adaptarse al entorno con facilidad.

Solo escuchaba como los enfermeros les ordenaban bajar mientras comían con toda la tranquilidad del mundo aquellas manzanas para luego lanzarles directo en la cabeza lo que dejaban — 100 puntos si le das en la cabeza a Neymar — le retó Guillermo a Javier.

— Hago tus deberes si le das en la cabeza a Robert, por un mes. — Los ojos de Guillermo brillaron de emoción al imaginarse tener más tiempo libre para terminar aquel libro.

— Jalo culero — dijo entre risas y ambos bajaron sus miradas para buscar a sus puntos hasta que Guillermo señaló a Neymar y Javier le lanzó aquella manzana medio mordida fallando terriblemente — Pendejo jajaja no pudiste —

— Deja de hacerte pendejo, te toca — dijo enojado Javier y Guillermo dudaba por un momento, pero quería evitar tener que limpiar el salón principal o algún baño en estos días así que sostuvo una manzana completa para lanzársela a Robert dando justamente en el blanco provocando la risa entre los tres omegas — ¡Me la pelas Chicha! — y Robert solo soltó un suspiro mientras cruzaba los brazos resignado por ese día.

Para la mala suerte de Neymar no fueron las únicas travesuras que provocaron esos días ya que habían motivado a todos realizar carreras en sillas de ruedas así que, en todo el lugar, se podían ver algunos chicos empujando las sillas del resto y como premio principal eran las adoradas galletas de Ochoa que maldecía no haberlas escondido bien — ¡El ganador es Javier Hernandez y Diego Lainez! — expresó emocionado Julián Alvarez, un chico de 18 años que sufría de anorexia. Tenía algunos años en el centro de rehabilitación, pero jamás se había involucrado a nada por temor a ser rechazado por su ser un obeso.

— ¡Ahuevo! ¡Mis galletas se salvaron! — Gritó Ochoa emocionado provocando las risas de los demás residentes hasta que sintieron la mirada de Neymar junto con Dulce María.

— Me alegra mucho, Memo. Pero te veo con Javier en la sala de arte para que me ayuden a limpiar. Hoy Dieguito y Julián hicieron un desastre — e iban a quejarse hasta que una voz gruesa le hizo girar su mirada hacia la entrada principal.

— Ya escuchaste, cariño. Nada de mal responder ¿Quedó claro? — expresó Beckham con una sonrisa y Guillermo hizo un puchero para irse corriendo con Javier a la sala de arte mientras Robert sonreía un poco — Aprovechemos que esta ocupado para hablar ¿Sí? — comentó David y ambos caminaron hasta la oficina de Robert, que se mostraba un poco ansioso de tener presente sin previo aviso al tutor principal de su hermoso mexicano.

— Lamento llegar sin avisar, pero deseaba poder consultarle algo. — comentó David.

— No hay ningún problema, señor Beckham — expresó una sonrisa suave mientras le invitaba a tomar asiento — ¿Quiere un café o algo? —

— No. Estoy aquí realmente para poder averiguar si Guillermo, esta apto para ir al colegio, quiero que retome la universidad. Estar fuera de aquí, pero cumpliendo con venir con sus sesiones — Robert contuvo la respiración unos segundos mientras escuchaba hablar al alfa mayor, lo último que deseaba era alejarse de su Guillermo.

— Creo que es demasiado pronto, tendríamos que evaluarlo para dar un veredicto y solicitar una audiencia — explicó con calma y Beckham soltó un largo suspiro aceptando los procesos, no tuvieron nada más que hablar que salieron en busca del menor que yacía en la sala de arte jugando con Javier mientras Neymar se mostraba resignado, pero riéndose de las locuras de ambos chicos.

— Se ve mucho mejor, espero que puedan autorizarlo — dijo por último David antes de ir por su cachorro para abrazarlo con fuerza mientras Guillermo se quejaba un poco — Eres mi hijo, me da igual si te da pena que te mime frente a tus amigos —

— ¡No es eso! ¡Estoy todo sudado! — se quejó Guillermo mientras Javier reía un poco divertido mientras terminaba de trapear para brindarle un momento a solas a su amigo con su padre.

Robert miraba todo de forma seria que había tomado una decisión para retener a Ochoa junto a él, si tenía que destruir a Guillermo para tenerlo a su lado no iba a dudar en hacerlo.

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— ¿Cómo te sientes hoy, Guillermo? — preguntó Robert en el mismo tono de siempre.

— Bien, estoy feliz que haya venido a verme. De alguna forma, es agradable saber que me esperan fuera de aquí. — expresó emocionado.

— Entiendo. — fue lo único que dijo Robert mientras tomaba algunos apuntes y sin verlo lanzó la primera navaja — ¿Estás seguro de que te esperan afuera? — preguntó y Guillermo se tensó por unos minutos tratando de pensar en ello.

— Claro que sí. No dudaría de ellos, han hecho tanto por mí que... —

— Justamente como Manuel ¿Cierto? Una vez que bajaste todas tus defensas te atacó por la espalda ¿No has pensado que tal vez te hagan lo mismo? Digo, no los conoces del todo y puedes que seas tan solo un proyecto para ello... — Guillermo cerró los ojos unos momentos para meditar sus palabras, su respiración de agitaba con fuerza y sus lágrimas caían — No me sorprendería... ¿Por qué no igual protegieron a tu amigo? Notaron al débil y aquí estás.... — comentó con una suave sonrisa, al notar cómo Ocho lloraba y sus ojos se iban apagando.

¿Será que lo terminarían abandonando?

¿Será que se convertiría en un error para ellos también?

Llevó ambas manos a sus orejas para dejar de escuchar al mundo junto con las voces que los empezaban a molestar y Robert solo observaba todo en silencio — ¿Tú crees? — preguntó el omega pero el silencio de Robert solo llegaba a desesperarlo mucho más que se recostó en posición fetal sintiendo como sus brazos ardían.

— Tal vez sea la culpa por no salvar a Manuel ¿Sientes culpa? — segunda navaja que lanzaba directo al corazón de Ochoa que no respondió, se quedó en silencio el resto de la sesión y Robert ordenó vigilar a Guillermo al presentar una decaída emocional que podría llevar a algo catastrófico. Por la noche accidentalmente dejo caer una navaja pequeña cerca de la habitación de Guillermo quién se negaba a salir después de que término su sesión.

El mexicano caminaba de un lado a otro mientras mordía con fuerza sus dedos hasta hacerlos sangrar, rogando por una disculpa hacia su amigo Manuel o enojándose por breves momentos al sentirse como un muñeco para ese par de ricachones caprichosos hasta que observó esa navaja y nuevamente sus venas, ardían, deseaba tanto poder coquetear nuevamente con la sangre y la muerte que la tomó entre sus manos para irse corriendo al baño bajo la mirada de Robert.

Veía su sangre caer en el piso del baño y cada vez los cortes eran muchos más profundos que la sangre caían cada vez más rápido donde lentamente sentía mucho sueño, veía el mundo borroso hasta que Diego Lainez gritó con todas sus fuerzas atrayendo toda la atención de los enfermeros que corrieron en su dirección descubriendo a Guillermo Ochoa al borde la muerte, pálido y su respiración se iba apagando. Javier se asustó ante esos momentos donde jamás imaginó que su amigo tuviera una fuerte recaída que maldijo no haber estado con él en ese momento.

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— Lo lamento mucho, fue mi culpa... Debí... debí ser más precavido — expresó Robert angustiado a los padres de Guillermo, que tras enterarse de lo suscitado no dudaron en ir a ver a su cachorro que estaba atado en una camilla sedado. Las horas iban transcurriendo hasta que por fin Guillermo iba despertando poco a poco, confundido pero ese sentimiento se transformó en angustia al sentir que no podía mover ninguna parte de su cuerpo.

— Calma cariño, todo esta bien. — Dijo Victoria cansada, no había querido despegarse del menor hasta verlo despertar.

— ¿Qué hacen aquí? — preguntó enojado mientras desviaba la mirada de ambos adultos dejándolos confundido por su actitud — Pueden irse, no quiero ser más su proyecto de caridad — dijo entre lágrimas Guillermo y Beckham soltó un suspiro cortó, cansado de no poder dormir en toda la noche, pero sobre todo disimular el dolor que le provocaron esas palabras.

Robert solo miraba todo en silencio moviendo sus ojos de Guillermo hasta el tutor alfa que tenía, no pudo evitar sonreír un poco de forma maliciosa al notar la tensión hasta que se esfumó al escuchar la voz de David — Cariño, no digas eso. Por favor, no eres eso... eres nuestro cachorro. Todo estará bien, pediremos permiso para que vengas un día con nosotros ¿Sí? Estar con nosotros y tus hermanos —

Pero Guillermo estaba histérico que quería quitarse esas malditas ataduras sintiendo como todos sus recuerdos llegaban de golpe colapsando, podía sentir que el dolor lo estaba matando en ese preciso momento que lloraba amargamente deseando ser abrazado por esos dos adultos, pero las palabras frías de Robert llegaban a su mente confundiéndolo mucho más — Pueden ir con sus hijos de sangre, yo... yo no soy nada... solo soy un maldito parasito ¿por qué no solo me dejan morir y ya? ¡Podrían ahorrarse muchas cosas! No quiero lastima de nadie, solo quiero dormir y no despertar jamás — desvió su rostro de golpe mientras contenía el llanto.

— Será mejor que por el momento se retiren... podemos esperar a que se calme para poder dialogar — Sugirió Robert, pero David estaba en contra de ello pero ver a su esposa llorar por esas palabras, le hicieron salir dejándo solo al mexicano que lo tomó como otro abandono.

Javier solo miraba a su amigo decaído y depresivo tenía que estar siempre acompañado por algún enfermero para evitar otro posible desastre, siempre miraba la puerta en espera de que esos adultos llegaran para animar a Guillermo, pero los días se volvieron semanas y el corazón de Ochoa se fracturó al no verlos otra vez — Fui su error, no me quieren... se fueron, me abandonaron — Le susurró a su amigo entre lágrimas, esa noche durmieron juntos como dos pequeños.

— No estás solo, nos tienes a mí y al Dieguito. Estaremos contigo incluso si muero, cuidaré de ti.... — Ochoa lo miraba fijamente tratando de regular su respiración — Escúchame Paco Memo, no eres un error de nadie. Lo que pasó con Manuel no fue tu culpa, jamás lo será. Debes entender que tomó la decisión él mismo, pero puedes estar tranquilo que fue feliz a tu lado al igual que yo y Dieguito. Manuel, Dieguito y yo te queremos mucho, mucho pero por favor... no te atrevas a dejarnos, no quiero... no quiero perder a otra persona, por favor... — y ambos unieron su frente de forma cariñosa mientras sonreía, aunque el primero en caer dormido fue Guillermo que después de tanto tiempo pudo conciliar el sueño.

A mitad de la noche Javier se levantó para ir al baño, aunque notó las luces encendidas en la oficina de Robert que de forma sigilosa se fue acercando para averiguar que era lo que pasa. En esos momentos le entró el arrepentimiento al descubrir como Robert se masturbaba con la camisa de su amigo y gimiendo su nombre en voz baja, se quedó pensativo unos momentos y regresó a su propia habitación donde se recostó ¿Será que en verdad habían dejado a Guillermo a su suerte? ¿O Robert tenía algo que ver en ello? Así que se le ocurrió una idea. Al salir el sol lo primero que hizo fue despertar a su amigo para ir hasta los teléfonos — Tienes derecho a una llamada por ser un paciente tranquilo. ¿Por qué no les hablas? — preguntó y solo vio como su amigo negaba, así que importándole terminar castigado sostuvo el teléfono mientras Guillermo le iba dictando los números de la residencia hasta que una voz al fin respondió, pero ni siquiera tuvieron tiempo de responder.

— No están autorizadas las llamadas... — expresó Robert con la mirada seria en Javier que le obligó a colgar de inmediato.

El omega rebelde solo se limitó en desviar la mirada mientras jalaba del brazo a Guillermo y llevarlo lejos de él. Javier se quedaba sin ideas además que de tener a Robert como acechador no ayuda mucho que digamos así que soltó un largo suspiro mientras veía a su amigo sentarse mientras jugaba con las cicatrices de sus brazos — Salgamos esta noche. Vayamos a verlos ¿Qué dices? — susurró y Ochoa sonrió emocionado ante esa idea.

— ¿Crees que me perdonen? No quise decirles nada de ello, los extraño mucho Javi — susurró mientras abrazaba con fuerza al omega y escondía su rostro en su cuello hasta que Diego se lanzó sobre de ellos al sentir el aroma triste de su hermano mayor.

— Claro que lo harán... no confíes mucho en Robert ¿Sí? Comentó preocupado. Javier jamás imaginó formar una pequeña manada.

— Tienes que ir a sesión con Robert, Guillermo — expresó Neymar.

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— Estoy bien, Robert. — fue lo único que dijo mientras recibía las galletas, no pudo evitar sonreír un poco antes de comerlas sintiendo como el polaco se sentaba junto con él observándole, provocándole un leve escalofrío en su interior.

— Me alegro. Tus padres me dijeron que no vendrán por un tiempo, por trabajo. Que los disculparas — dijo de la nada notando los ojos vacíos del omega que había dejado de comer y se recargó en el alfa — Lo siento... — fue lo único que dijo mientras lo abrazaba con fuerza. Se quedaron en esa posición por un largo tiempo hasta que Robert le plantó un beso en la mejilla cerca de los labios provocando en el menor un sonrojo notorio.

— ¿Qué... haces...? — preguntó nervioso Ochoa.

— Mimándote, odio verte mal. — respondió cariñosamente mientras recostaba a Guillermo en el sofá y se acomodaba entre sus piernas, depositó otro beso en la mejilla bajando hasta su cuello mientras sus manos bajaban poco a poco el pantalón de tela que vestía Ochoa — Déjame amarte, Guillermo — rogó.

El menor desvió el rostro mientras mordía su labio inferior con fuerza dejándose tocar por el alfa hasta que sintió como quedó desnudo de la parte de su cuerpo, soltó un gemido suave cuando Robert, empezó a masturbarlo sin dejar de mirar las expresiones que hacía. Tanto tiempo soñó con tener a Guillermo de esta manera que lo sentía tan irreal, quería hacerlo suyo y llenarlo de su semilla, que tuviera a sus cachorros y llevara su marca libremente, pero se quedó perplejo cuando notó como Ochoa cerró sus piernas y lo empujaba un poco — No...no es correcto esto... por favor, para — pidió y Robert, contra sus instintos obedeció para no incomodar mucho más a Ochoa.

— Me gustas, me gustas mucho... Guille, por favor... — comentó mientras sonreía el rostro del rizado entre sus manos dejando varios besitos en todo el rostro hasta que la puerta sonó provocando que Guillermo se vistiera de inmediato y se alejara de Robert — Voy — fue lo único que dijo Robert antes de salir.

Y esa noche Guillermo no pudo dormir por lo ocurrido que no dejaba de fumar provocando nerviosismo en Javier que deseaba saber el motivo de ese miedo — Me tocó Javi. Me dijo que le gusto, yo... yo... — soltó un largo suspiro mientras se jalaba los cabellos con fuerza, confundido por todas esas emociones que aún no lograba controlar.

— ¿Estas tomando tus medicamentos? —

— Robert me dijo que ya no eran necesario —

— Pinche alfa pendejo, escucha Memito. Aléjate de él, no es nada bueno que estes con él. Siento que te esta manipulando para que le abras tus piernas, vamos Memito. Date cuenta ¿Sí? Todo es muy raro desde que te pida dejar de tomar esos medicamentos hasta que tus tutores hayan dejado de venir de la nada. La neta, no creo nada de lo que te dijo ese imbécil. ¿Quién vergas psicólogo te destruye por tu bien? Escapemos esta noche, vayamos con tus tutores y vamos a contarles todo... Nos llevaremos a Dieguito — Guillermo se quedó perplejo ante esas ideas hasta que Neymar entró de golpe para llevarse a Javier a su habitación por ordenes de Robert, Diego tuvo que estar con Dulce toda la noche — Maldito pendejo, de seguro me escuchó — dijo enojado. Contó hasta diez para calmarse y salir de su habitación en silencio donde camino hasta el jardín donde Robert lo esperaba mientras fumaba un cigarrillo.

— Siempre creí que era un idiota, pero te subestimé — dijo de la nada Robert.

— No fue tan difícil, conozco a los de tu tipo ¿Qué quieres con mi Memito? — preguntó enojado, pero Robert no respondió, solo dejo caer su cigarrillo mientras jalaba al omega del brazo hasta las calles mientras le cubría su boca con una de sus manos.

— Estoy elaborando todo por él, creí que te importaba su felicidad, pero solo andas metiéndole ideas estúpidas. No fue difícil mentirles a sus tutores diciéndoles que Ochoa no quiere verlos ni mucho menos a Guillermo, odio mentirle.   — Dijo entre risas, aunque la culpa lo invadió de golpe — Querían llevárselo, alejarlo de mí. No quería perderlo, es mío. — Javier se quedó en silencio y sintió un fuerte golpe en su estomago que lo hizo caer de rodillas — Todo lo tengo calculado pero tu eres mi maldita piedra en el zapato. Lo haces dudar de mí — expresó enojado mientras se iban adentrando hasta un callejón oscuro donde lanzo a Javier — Tenías planeado ir a verlos ¿Cierto? No puedo permitir que arruines todo —Javier quedó confundido hasta que sintió un fuerte golpe en el rostro que le hizo caer.

Robert había escondido un bate de beisbol en los contenedores de basura y no dudó en usarlo contra Javier Hernandez — Todos creerán que te asesinaron por vender tu cuerpo, después de todo. Omegas como tú nunca tienen un final feliz ¿Cierto, Gavira? — expresó antes de golpear con tanta fuerza la cabeza de Javier hasta dejar un gran charco de sangre, bajo a sus piernas donde las molió hasta dejarlas quebradas en su totalidad y aprovechó sacando toda su ira sin importarle quedar embarrado de sangre. Dio unos pasos hacia atrás al ver el cuerpo inerte de Javier Hernandez. Robert abandono el cuerpo en aquel sucio callejón y subió a su automóvil para ir a su departamento, bajo hasta su sótano donde dejo el bate junto con su ropa sucia y después de un largo baño fue a su comedor para apuntar lo ocurrido de esta noche donde colocó una foto de Javier mientras lloraba — No me dejaste opción, yo no quería... pero no podía permitir que me lo arrebataras... — susurró y escondió su libreta dentro de un cajón para irse a recostar.

Y esa fue la segunda mañana más dolorosa de Guillermo que tras enterarse de la muerte de Javier Hernandez, tuvo un ataque de ira donde iba destruyendo todo a su paso rompiendo todo en la sala de arte mientras lloraba y gritaba el nombre de su mejor amigo con Diego llorando en un rincón abrazando a su peluche con fuerza. Robert junto con Neymar tuvieron que sedar a Guillermo — Váyanse a la mierda todos, son unos malditos hijos de puta ¡¿Qué mierdas hacían que no se percataron que Javier se escapó?! — gritaba entre lágrimas hasta que se cayó dormido y Diego no se separaron de él en ningún momento.

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— Bienvenido. Soy Neymar, te llevaré con Robert quién es el encargado de este pabellón, sígueme — comentó cansado el brasileño — Llegaste en un momento complicado, luego te contaré. —

— No te preocupes. —

Y ambos fueron recibidos por Robert que estaba terminando una sesión con Guillermo que tenía puesto una camisa de fuerza, había tratado de autolesionarse con las puntas de las mesas y sillas, aunque se notaba totalmente cansado provocando un poco de preocupación al nuevo enfermero — Lleva a Guillermo a su habitación, por favor. Yo me quedaré con el nuevo — ordenó Robert y Neymar cargó a Guillermo que temblaba cosa que extraño al brasileño pero no dijo nada — Soy Robert Lewandowski. Eres un alfa, por lo que veo. — Dijo algo serio.

— Si. Me comentaron que algunas veces necesitaba  más de un alfa para calmar a varios omegas por ser muy dominantes. Supongo que ese chico es uno de ellos ¿Cierto? — preguntó con curiosidad.

— Si. Tuvimos un percance, su mejor amigo fue encontrado muerto en un callejón noches atrás... Pero bueno, cual es tu nombre. Necesito asignarte actividades para iniciar desde mañana — Y Robert regresó a su escritorio para terminar con el papeleo.

— Mi nombre es... Sergio Agüero — respondió con una leve sonrisa y ambos alfas se quedaron observando a los ojos aunque Robert no sabía, que todo lo que sube tiene que bajar tarde o temprano.

Continuara...

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