M.N. (1-7)

By numizu

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Temas sensibles Libros del 1 al 5 More

Aviso
Sinopsis Libro 1: M.N: D
Glosario
Prólogo: Dr. Jeon Jicheol
1-1: Jungkook
1-2. Yoongi
1-3. Jungkook
1-4. Yoongi
1-5. Jungkook
1-6. Yoongi
1-7. Jungkook
1-8. Yoongi
1-9. Jungkook
1-10. Yoongi
1-11. Jungkook
1-12. Yoongi
1-13. Jungkook
1-14. Yoongi
1-15. Jungkook
1-16. Yoongi
1-17. Jungkook
1-18. Yoongi
1-19. Jungkook
1-20. Yoongi
1-21. Jungkook
1-22. Yoongi
1-23. Jungkook
1-24. Yoongi
1-25. Jungkook
1-26. Yoongi
Epílogo: Yoongi
Epílogo bonus: Jungkook
Extra 1
Sinopsis Libro 2: M.N: P
Glosario
Prólogo: Dr. Jeon Jicheol
2-1. Jungkook
2-2. Yoongi
2-3. Jungkook
2-4. Yoongi
2-5. Jungkook
2-6. Yoongi
2-7. Jungkook
2-8. Yoongi
2-9. Jungkook
2-10. Yoongi
2-11. Jungkook
2-12. Yoongi
2-13. Jungkook
2-14. Yoongi
2-15. Jungkook
2-16. Yoongi
2-17. Jungkook
2-18. Yoongi
2-19. Jungkook
2-20. Yoongi
2-21. Jungkook
2-22. Yoongi
2-23. Jungkook
Epílogo: Jungkook
Epílogo Bonus: Yoongi
Extra 1: Vida Familiar pt.1
Libro 3: D
Glosario
3-1. Jungkook
3-2. Yoongi
3-3. Jungkook
Prólogo: Jicheol
3-4. Yoongi
3-5. Jungkook
3-6. Yoongi
3-7. Jungkook
3-8. Yoongi
3-9. Jungkook
3-10. Yoongi
3-11. Jungkook
3-12. Yoongi
3-13. Jungkook
3-14. Yoongi
3-15. Jungkook
3-16. Jungkook
3-17. Jungkook
3-18. Yoongi
3-19. Jungkook
3-20. Yoongi
3-21. Jungkook
3-22. Yoongi
3-23. Jungkook
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Yoongi
Sinopsis, especial libro 3.5: D
Glosario
Prólogo: Jicheol
3.5-2. Yoongi
3.5-3. Jungkook
3.5-4. Yoongi
3.5-5. Jungkook
3.5-6. Yoongi
3.5-7. Jungkook
3.5-8. Yoongi
3.5-9. Jungkook
3.5-10. Yoongi
Epílogo. Jungkook
Sinopsis Libro 4: P
Glosario
Prólogo. Jicheol
4-1. Yoongi
4-2. Jungkook
4-3. Yoongi
4-4. Jungkook
4-5. Yoongi
4-6. Jungkook
4-7. Yoongi
4-8. Jungkook
4-9. Yoongi
4-10. Jungkook
4-11. Yoongi
4-12. Jungkook
4-13. Yoongi
4-14. Jungkook
4-15. Yoongi
4-16. Jungkook
4-17. Yoongi
4-18. Jungkook
4-19. Yoongi
4-20. Jungkook
4-21. Yoongi
4-22. Jungkook
4-23. Yoongi
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Jungkook
Sinopsis Libro 5: T
Glosario
Prólogo: Jicheol
5-1. Jungkook
5-2. Yoongi
5-3. Jungkook
5-4. Yoongi
5-5. Jungkook
5-6. Yoongi
5-7. Jungkook
5-8. Yoongi
5-9. Jungkook
5-10. Yoongi
5-11. Jungkook
5-12. Yoongi
5-13. Jungkook
5-14. Yoongi
5-15. Jungkook
5-16. Yoongi
5-17. Jungkook
5-18. Yoongi
5-19. Jungkook
5-20. Yoongi
5-21. Jungkook
5-22. Yoongi
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Jungkook
Pregunta
(Protagonistas del libro 3) Especial Extra 1: Yoongi conoce a Kendra
(Protagonistas Libro 1) Especial Extra 2: ¿Bridezilla? pt.1
(Protagonistas Libro 1) Especial Extra 2.1: ¿Bridezilla? pt.2
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 3: ¿Estás borracho, nene?
Especial Extra 4: Yoongi
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 5: Conferencias telefónicas pt.1
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 5.1: Conferencias telefónicas pt.2
Aviso

3.5-1. Jungkook

111 16 4
By numizu

Era descortés mirar fijamente. Era algo que su madre le había inculcado desde que Jungkook era pequeño. No mires. No te obsesiones. No permitas que la gente vea quién –No, no quién si no qué– eres realmente. A la gente normal no le gustaban esas cosas, no encontraban románticas o halagadoras sus tendencias de acecho.

La cuestión era que Jungkook nunca se había obsesionado con nadie más que con Yoongi, no había visto a nadie más que a Yoongi desde el momento en que este había arrastrado su colchoneta junto a la de Jungkook en la clase de preescolar de la Sra. Faison y le confesó que le tenía miedo a la oscuridad. Jungkook le había asegurado que él no le tenía miedo a nada, y eso lo había tranquilizado lo suficiente como para que Yoongi se quedara dormido.

Yoongi no recordaba eso y tampoco se acordaba de Jungkook. Después de que Jungkook le prendió fuego a la cama de los padres de Yoongi, su madre se había encargado de alejarlos de las miradas indiscretas... y de Yoongi. Pero Jungkook había encontrado su camino de regreso. En el momento en que obtuvo su licencia, averiguó donde estaba Yoongi, lo que estaba haciendo, y había encontrado la manera de hacer que sus caminos se cruzaran otra vez.

No es que Yoongi supiera algo de todo eso. Hasta donde él sabía, él y Jungkook eran solo amigos debido a las circunstancias. Ambos necesitaban dinero, así que ambos trabajaban en la cafetería del campus, que era donde Jungkook estaba sentado ahora mismo, tomándose un descanso de treinta minutos junto a un grupo de personas a las que llamaba amigos. Bueno, quienes lo llamaban amigo a él. A decir verdad, no le importaría mucho si un agujero se abriera y se los tragara justo en medio de Hallowen Grounds.

—Irás, ¿Verdad, Kook?

Aparecieron unos dedos perfectamente cuidados que chasquearon a una pulgada de su rostro. Jungkook arrastró su mirada del chico detrás del mostrador para observar fijamente a la muchacha de cabello rubio frente a él.

—¿Qué?

Mandy puso los ojos en blanco.

—Nunca me escuchas.

—Para ser justos, nunca dejas de hablar —dijo Jason—. Es difícil mantenerse al día.

Mandy le mostró el dedo medio y le lanzó una mirada enojada, que solo hizo que Jason se volviera más atrevido. Sin embargo, a Mandy le gustaba la atención. A ella le encantaba ser el centro de atención. Pero, Jason tenía razón en algo, ella nunca dejaba de hablar. Y nunca lo hacía sobre algo que pudiera interesar a Jungkook. Hablaba de las fiestas de fraternidad y de los partidos de fútbol y, bueno, de Jungkook en sí. Había estado tratando de acostarse con él desde el comienzo del último año, y ni siquiera su orientación sexual parecía detener los constantes intentos de engatusarlo para tener una cita.

Pero Jungkook solo tenía ojos para Yoongi. El dulce, suave y peligrosamente bonito Yoongi. Como si pudiera escuchar sus pensamientos, el muchacho alzó la vista desde el mostrador y le dedicó una tímida sonrisa. No le llegó a los ojos. Yoongi no le había dado una sonrisa genuina desde que ese pedazo de mierda de Holden había aparecido en su vida.

—No puedo. Tengo que trabajar —dijo Jungkook—. Me toca cerrar esta noche, ¿Recuerdas?

Mandy hizo un puchero, su labio inferior se asomaba en una apariencia que no era tan linda como ella pensaba.

—¿No puedes buscar a alguien que pueda cubrirte? Como ese niño que tiene acné.

El niño en cuestión era Remi, y él se habría reído si hubiese escuchado lo que Mandy había evaluado en cuanto a su apariencia. La piel de Remi no era tan ilustre, pero eso no impedía que las chicas se lanzaran a sus brazos. Era inteligente, divertido y con una familia asquerosamente rica. Y, de alguna manera, seguía siendo un buen tipo.

Pero no, Jungkook no podía pedirle a Remi que lo cubriera porque Remi ya tenía el turno del cierre junto con Yoongi. Jungkook podía marcharse en veinte minutos. Pero, no estaba dispuesto a decirle eso a Mandy. Ella era como un perro con un hueso. No iba a dejarlo pasar hasta arrastrarlo a esa fiesta o hasta que él perdiera la mierda y le ordenara que se largara. Ninguna de esas dos cosas le atraía particularmente.

—Le preguntaré —mintió Jungkook.

—Yay —dijo Mandy, rebotando sobre las puntas de los pies y aplaudiendo como si estuviera a punto de estallar en una ovación. Jason puso los ojos en blanco y volvió a mirar su computadora portátil. Había estado fingiendo estudiar desde que se habían sentado, pero la verdad es que estaba vigilando a Mandy. A Jason realmente le agradaba Mandy.

Jungkook hizo toda una producción al sacar su teléfono y escribirle un mensaje de texto a Remi, pero no el que Mandy estaba esperando.


¿Puedo tomar tu turno esta noche?<<


La respuesta fue instantánea.


>>Mierda, chico lindo. Puedes tomar todos mis turnos si eso quieres.


Jungkook hizo todo lo posible por ocultar su sonrisa.


Solo voy a necesitar este. Gracias. Ah, y si alguien pregunta, siempre estuvimos programados para trabajar en estos turnos. ¿De acuerdo?<<


Entonces apareció el emoji del globo ocular.


>>¿Alguien? ¿Esa alguien sería Barbie acosadora?


La única respuesta de Jungkook fue un pulgar hacia arriba. Con eso resuelto, volvió a deslizar su teléfono en el bolsillo de su delantal y se encogió de hombros.

—Dijo que no podía, está cumpliendo años su mamá.

Mandy arrugó la cara.

—Pensé que su mamá había muerto.

¿Lo hizo? Y ¿Qué diablos sabía él?

—Tal vez se refería a existencialmente. Todos estamos un poco muertos por dentro, ¿Verdad? Quizás en otra oportunidad.

Jason sonrió detrás de Mandy, sabiendo muy bien que Jungkook estaba haciendo malabares para deshacerse de ella.

—Dices eso todo el tiempo —dijo, con voz hosca.

Y, sin embargo, tú sigues preguntando.

—Tengo que volver al trabajo —Mandy frunció el ceño, mirando alrededor de la cafetería desierta, pero él no dio una explicación, solo una apariencia de sonrisa que se desvaneció tan pronto como se alejó. Escuchó la puerta abrirse y cerrarse, indicando que se habían ido, pero no se molestó en mirar atrás.

Entró al área trasera usando la puerta lateral en el pasillo. Yoongi estaba limpiando la válvula de vapor con un paño blanco, el movimiento hacia arriba y hacia abajo era involuntariamente sugerente. Jungkook renunciaría a casi cualquier cosa por sentir la mano de Yoongi envolverse a su alrededor de esa manera.

Yoongi dejó caer el trapo, dándole a Jungkook una sonrisa torcida.

—¿Acabas de mentir para librarte de una fiesta?

Jungkook le devolvió la sonrisa.

—No mentí. Cambié de turno con Remi.

Yoongi entrecerró los ojos.

—¿Cuándo?

Jungkook sonrió.

—Hace un momento.

La sonrisa de respuesta de Yoongi fue un puñetazo que le robó el aliento. Mandy describía a Yoongi como un chico bonito, pero es que no solo era bonito, era perfecto. Tenía la piel dorada y el cabello rubio oro que llevaba peinado hacia atrás como si fuera un actor en una película vintage. Remi decía que se parecía a James Dean. Jungkook podía notar el parecido, pero Yoongi era más dulce, más suave e inocente. Tenía este rostro perfectamente simétrico con pómulos altos que parecía que hubieran sido esculpidos por los dioses.

Y luego estaban sus labios. Llenos y siempre de un tono rojo cereza, como si se los hubiera estado masticando. Jungkook pensaba a menudo en esos labios cuando estaba solo por la noche. Normalmente se veían brillantes por el protector de labio o porque la lengua de Yoongi se deslizaba a lo largo de su labio inferior varias veces durante el día. Hoy, esos labios estaban hinchados, el inferior partido y rojo por la sangre seca. Y un hematoma de color púrpura le estropeaba el lado izquierdo de su boca.

Yoongi siempre tenía moretones. Y ponía excusas. Chocaba contra la pared, se caía por las escaleras y chocaba contra la puerta abierta del armario. Simplemente que soy torpe, estoy soñando despierto todo el día. Era una mentira. Siempre eran mentiras. Y ambos lo sabían. Pero algo en los ojos de Yoongi siempre le rogaba a Jungkook que no lo dijera, porque decirlo en voz alta lo haría todo real.

Y Jungkook se quedaba callado. La última vez que intercedió en nombre de Yoongi, había perdido dieciséis años de su compañía. Quizás era egoísta, pero no quería correr el riesgo de perderlo de nuevo. Pero planeaba. Soñaba.

Fantaseaba con el día en que se vengaría por todo lo que Yoongi había sufrido.

Y sufría. Ojos negros. Contusiones en forma de dedos en brazos y cuello. Una fractura espiral que, según él, le había pasado por resbalarse en el hielo. Jungkook sabía que ese tipo de fracturas solo sucedían por una razón: alguien le había torcido el brazo detrás de la espalda con tanta fuerza como para romperlo.

No, no alguien. Holden. El imbécil novio closetero y jugador de futbol de Yoongi. Holden tenía dinero, conexiones y claramente nunca había escuchado la palabra no. Yoongi, como muchos otros niños abusados, había pasado de padres abusivos a novios abusivos sin mucha fanfarria. Casi le rompía a Jungkook el corazón... si solo hubiera tenido uno.

Aun así, el hematoma en su rostro era nuevo. No lo había tenido anoche mientras cerraban. Gravitó más cerca hasta que estuvo directamente detrás de Yoongi, quien jadeó cuando se dio la vuelta y vio a Jungkook directamente detrás de él, atrapándolo contra el mostrador.

Jungkook extendió la mano y tomó la barbilla de Yoongi entre el pulgar y el índice, observando cómo los ojos color miel se abrían de par en par, y un pequeño grito ahogado abandonaba sus labios. Jungkook quería tragarse ese sonido, quería sentir el pulso de Yoongi palpitando bajo sus dedos, quería escucharlo jadear su nombre.

En cambio, pasó la yema del pulgar por el corte en el labio de Yoongi, su temperamento estalló en cuanto Yoongi hizo una mueca.

—¿Qué sucedió? —Jungkook murmuró—. ¿Él te hizo esto?

Antes de que Yoongi pudiera responder o darle alguna excusa poco convincente, el timbre de la puerta de la cafetería se abrió. Yoongi instantáneamente se agachó por debajo del brazo de Jungkook.

—Gracias por visitar Hallowed Grounds... —Su voz se fue apagando.

Jungkook se giró para ver a Holden allí de pie con una expresión amotinada mientras miraba de un lado a otro entre los dos.

—Necesito hablar contigo. Ahora.

Holden era cinco centímetros más bajo que el metro ochenta y cinco de Jungkook, pero era una pared de ladrillos de músculos abultados y testosterona. La idea de alguien tan grande dando vueltas alrededor de Yoongi envió una descarga de adrenalina a través de él. Algún hombre de las cavernas que formaba parte del interior de Jungkook, se imaginó golpeando la cara de Holden contra el mostrador hasta que sus dientes se partieran y la sangre brotara de su cara hundida. Nadie tocaba lo que pertenecía a Jungkook.

Pero Yoongi no le pertenecía. No realmente. No de la manera que importaba. Jungkook no quería ser otra de las cosas que le sucedieran a Yoongi, otra fuerza destructiva que arrancara los pedazos que quedaban.

Yoongi tembló visiblemente.

—Estoy trabajando.

—Sólo tomará un minuto —dijo Holden entre dientes.

Yoongi negó levemente con la cabeza.

—Anoche dije todo lo que tenía que decir.

Las fosas nasales de Holden se ensancharon y dio un paso hacia Yoongi, quien instintivamente retrocedió.

—No seas así.

Yoongi alzó la barbilla y cruzó los brazos sobre el pecho.

—¿Cómo qué? ¿Cómo alguien que tiene límites? ¿Alguien que no te permitirá seguir usándolo como un saco de boxeo porque no puedes soportar el hecho de que eres gay?

Holden gruñó, lanzándose hacia adelante y Yoongi tropezó hacia atrás, a pesar de que había un metro de caoba entre ellos.

—Cierra la maldita boca, pequeña put...

—Te animo a que termines esa declaración —dijo Jungkook, permitiendo que toda la humanidad se escapara de su voz.

La mirada de Holden se apartó de Yoongi para dirigirse hacia Jungkook, como si apenas notara que estaba allí.

—¿Este es él? Jungkook, ¿Verdad? —¿Yoongi lo había mencionado?—. ¿Esta es la razón por la que has sido tan jodidamente irracional los últimos días? ¿Por qué estas follándote a tu compañero de trabajo? —Holden espetó.

Jungkook trató de procesar las palabras de Holden. ¿Pensaba que Yoongi se estaba acostando con él? ¿Por qué? ¿Cómo? Si Jungkook hubiese logrado hacer suyo a Yoongi, Holden no habría tenido la menor oportunidad. Jungkook ya le habría arrancado las cuerdas vocales y se las habría mostrado.

—¿Irracional? ¿Cómo es que yo soy irracional? ¿Porque te dije que habíamos terminado? —Preguntó Yoongi, su voz subiendo de volumen.

Holden se burló.

—Siempre andas tan exaltado. ¿Podemos ir a algún lugar para que te calmes y podamos hablar?

La mirada de Yoongi se deslizó hacia Jungkook, quien negó con la cabeza casi sin que fuera notorio. Bajo ninguna circunstancia permitiría que Yoongi se fuera con él, y no le importaba si eso lo hacía parecer una especie de cavernícola.

Yoongi cuadró los hombros.

—Estoy trabajando. Además, dije todo lo que tenía que decir anoche por teléfono. Terminamos. Es un hecho. No sé cuan más claro puedo ser sin tener que involucrar a la policía.

En un instante, la rabia de Holden desapareció y una sonrisa calculadora apareció en su lugar.

—Mi padre es un jodido juez federal. ¿Crees que la policía me asusta? El jefe de la policía vino a la fiesta por mi décimo cumpleaños. Solo estás prolongando lo inevitable. Siempre obtengo lo que quiero.

Yoongi tragó audiblemente.

—Cuando dije que no, quise decir que no.

Holden respiró hondo y se obligó a soltarlo por la nariz.

—No puedes simplemente dejarme. Sé dónde vives. Sé dónde trabajas. Demonios, incluso sé en dónde vive tu mamá. Quizás debería ir a decirle que has dejado de tomar tus medicamentos. Me creerá y lo sabes. Ella me adora, ¿Recuerdas?

Los ojos de Yoongi se llenaron de lágrimas.

—Mantente alejado de mi mamá. Mantente alejado de mí.

La mirada de Holden se endureció. Yoongi había mostrado debilidad, y ahora, Holden tenía la ventaja.

—Van a enviarte de regreso al manicomio. Te encerrarán y tirarán la llave. Demonios, quizás tu viejo amigo Mevin todavía trabaje allí. Apuesto a que echa de menos las noches que pasaban juntos.

El rostro de Yoongi se puso pálido, el sudor le cubrió el labio superior y la frente.

—Cállate —susurró.

Holden se dobló y avanzó por encima del mostrador hasta que sus manos estuvieron apoyadas sobre la madera.

—Tu no quieres joder conmigo, pequeña perra. Voy a arruinarte la vida.

Jungkook se movió sin pensar, saltando sobre el mostrador y agarrando a Holden por el cabello para golpear su cara contra la madera y luego sosteniendo un cuchillo contra su arteria carótida.

—Una maldita palabra más y yo terminaré con la tuya. Tú decides.

La respiración de Holden aumentó y Jungkook supo que estaba tratando de decidir si las palabras eran enserio. Si realmente iban a matarlo en medio de la cafetería dentro del campus.

La respuesta era sí. Sí, lo haría. Lo mataría e iría a la cárcel y nunca miraría atrás.

Toda lucha dejó a Holden cuando pareció darse cuenta de que no había salida. Jungkook lo soltó y retrocedió unos pasos.

—La cagaste, hermano. La jodiste demasiado. Voy a enterrarlos a los dos. Ya verás. Voy destruir sus mundos.

Con eso, se fue.

Jungkook saltó el mostrador por segunda vez, ahuecando el rostro de Yoongi en sus manos y obligándolo a mirar.

—Oye. Oye, estás bien —Los ojos de Yoongi estaban apagados y nublados, como si en esos momentos estuviera encerrado en su propia mente. Jungkook dejó que los pulgares le recorrieran los pómulos—. Oye, escúchame. Estás bien. No voy a dejar que te lastime de nuevo.

Yoongi dio un paso atrás y Jungkook dejó caer ambas manos.

Yoongi caminó hacia las puertas dobles que conducían al baño de empleados antes de mirar por encima del hombro a Jungkook.

—Él hablaba enserio, ¿Sabes? Va a destruir todo mi mundo.

No, carajo, no lo haría.

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